Croisset. Primer domingo de Pasión

Siempre se ha contado el domingo de Pasión, con respecto al oficio, en el número de los más solemnes, y no cede a ninguna otra solemnidad en la Iglesia. Como no hay misterio en nuestra religión que nos toqué más de cerca y en que el amor que Jesucristo nos tiene aparezca con más viveza que el de la redención, no hay tampoco otro que más nos interese, ni que exija de nosotros un reconocimiento más vivo y un tributo más justo de compasión, de imitación, de ternura y de amor. La Iglesia comienza hoy a llamar nuestra atención a  los preparativos de la muerte de Jesucristo, por la consideración particular del misterio de su pasión, que no pierde de vista en toda la Cuaresma, pero singularmente en estos últimos quince días; de suerte que puede decirse que las cuatro primeras semanas de Cuaresma están particularmente destinadas a conducir al pecador a que haga penitencia por sus pecados, y las dos últimas a hacerle honrar el misterio de la Pasión del Salvador, por la participación, por decirlo así, de sus tormentos. Como fue este el tiempo poco más ó menos en que los sacerdotes, los doctores de la ley, llamados escribas, y los fariseos (confundidos y desconcertados por la resurrección de Lázaro, la cual había atraído un gran número de nuevos discípulos a Jesucristo, a quien no se apellidaba ya cuasi por todas partes más que por el Mesías) comenzaron a tramar su muerte, y como se cree que en este día fue cuando quedó determinada, la Iglesia, para manifestar su tristeza, se viste en él de luto; quita de sus oficios todo cántico de alegría, cubre sus altares, y en todas sus oraciones da a entender su dolor y su aflicción. Con la propia mira emplea en los oficios nocturnos la profecía de Jeremías, quien parece haber figurado á la vez los dolores de Jesucristo en su Pasión, y las desgracias ocasionadas por los pecados de aquellos que este divino Salvador había venido á rescatar con su muerte.

En algunos lugares la Iglesia toma hasta ornamentos negros, para hacer su luto todavía más sensible á la vista de los pueblos, e inspirarles, por medio de este lúgubre aparato, los sentimientos de compunción y de tristeza que convienen a los misterios que celebra en este santo tiempo. Y si la Iglesia, dicen los Padres, está sumergida en la tristeza y cubierta de luto en estos días de llanto, ¿será razón que sus hijos animen los sentimientos de una alegría profana? ¡Qué extravagancia tan escandalosa; qué impiedadseria, si se viesen los hijos presentarse en público con un brillante equipaje, divertirse con algazara, mientras que su Madre gime en la aflicción y tiene su corazón anegado en la amargura! Seguramente se hubiera mirado antiguamente como un apóstata, un cristiano que en el tiempo de Pasión se hubiera presentado en público con trajes ostentosos ó se hubiera atrevido a tomar parte en fiestas mundanas.

Llamabanse estas dos semanas de Cuaresma las dos semanas de Xerophagias, esto es, en las que no sólo estaba prohibido el uso de los lacticinios, sino también el del pescado, y sólo se alimentaban los fieles con legumbres secas. El ayuno era también más riguroso, y todo respiraba en ellas la penitencia. Hay algunos autores que llaman a este día el domingo de la Neomenia, esto es, de la Nueva Luna Pascual, porque, en efecto, no deja nunca de acaecer después de la nueva luna de Marzo, así como el domingo de Pascua después de la luna llena. Estos dos últimos domingos de Cuaresma se han distinguido siempre de los cuatro primeros: aquéllos se llaman domingo de Pasión y de Ramos, y éstos simplemente domingos de Cuaresma.

Los Santos Padres distinguen estas dos últimas semanas de las cuatro precedentes: aquéllas se llaman las semanas de Pasión, porque la Iglesia en todo este tiempo está en mayor duelo y los fieles dedicados a ejercicios de una devoción más tierna y de una penitencia más austera; éstas se llaman simplemente semanas de  Cuaresma, durante las que la penitencia y el ayuno se observaban con un poco menos rigor.

Esta distinción se ve manifiesta en los sermones de San León, de los cuales unos se intitulan para las cuatro semanas de Cuaresma, y los otros para el tiempo de Pasión: hay doce para la Cuaresma, y diez y nueve para el tiempo de la Pasión. Aquí se ve también que se predicaba más a  menudo los catorce últimos días de Cuaresma; que eran más continuos y más ordinarios los ejercicios de piedad y las buenas obras, y que se ayunaba con más austeridad. Eran más frecuentes las instrucciones que se hacían a los competentes, esto es, a  los catecúmenos que en el último examen se había juzgado suficientemente instruidos para recibir el bautismo la víspera de Pascua, y nada se omitía para disponerlos a recibir dignamente este grande sacramento.

El introito de la Misa de este día está tomado del salmo 42, en el que David, desterrado y perseguido por Saúl, suspira por s u vuelta y por la vista del tabernáculo. El pide esta gracia al Señor, y se consuela con la esperanza de obtenerla; pero al mismo tiempo ruega al Señor que haga patente su inocencia. Compuso David este salmo al tiempo que Jonatás le declaró que Saúl estaba por último resuelto a quitarle la vida. Esto es, sin duda, lo que h a obligado a la Iglesia a elegirle para el tiempo en que la muerte del Salvador quedó decidida por los escribas, los fariseos y los sacerdotes.

La Misa de este día comienza por el primer versículo del salmo. Júzgazdme, Dios mío, y por en medio de lo que una liga criminal publica para difamarme, haced que aparezca a vista de todo el mundo mi inocencia; sustraedme al odio de un perseguidor tan injusto como artificioso, puesto que vos sois todo mi apoyo y toda mi fortaleza. Se ve bien la relación que tiene este texto con el misterio del dia. Haced que brille a mis ojos vuestra fidelidad en vuestras promesas; ella me hará caminar sin temor en medio de los más evidentes peligros, y me conducirá hasta vuestra montaña santa y a vuestros tabernáculos. Los Padres entienden por la luz y la verdad a Jesucristo. San Cirilo por la luz entiende al Hijo, y por la verdad al Espíritu Santo. Los mismos rabinos explican lo uno y lo otro del Mesías; y es claro que la montaña santa, en el sentido místico, es la Iglesia de Jesucristo.

Pocos santos hay a quienes la meditación de la Pasión de Jesucristo no haya sido familiar, y que no hayan encontrado en este gran misterio un fondo inagotable de fortaleza, de confianza y aun de alegría en las adversidades. Se consuela uno fácilmente en sus aflicciones y en sus molestias cuando mira con los ojos de la fe y con un corazón cristiano a un Dios espirando por nosotros en la cruz. Si Jesucristo ha sufrido, dice el apóstol San Pedro, ha sido para darnos ejemplo; y por el ejemplo mismo que nos ha dado, nos ha suministrado un motivo poderoso para animarnos a sufrir, y nos ha merecido la gracia para ello. El Padre Eterno dice a cada uno de los cristianos, mostrándole a su Hijo sobre el Calvario, lo que había dicho en otro tiempo a Moisés: Mira este modelo que se te propone sobre esta montaña, y aplícate a imitarlo. No podrías ser predestinado, si no fueses la copia de este divino original, y si no te hicieses semejante a  Jesucristo crucificado; porque tu predestinación la h a merecido él principalmente sobre la cruz. Falta, dice San Pablo, alguna cosa a la Pasión de Jesucristo, con respecto a nosotros; es preciso que se le agregue por nosotros lo que le falta, y es la aplicación; ella no puede sernos útil, si no puede aplicársenos; es preciso, pues, estar clavado en la cruz con Jesucristo, como el apóstol; es indispensable estar unido a Jesucristo paciente. Que un Dios, como Dios, obre como señor y como soberano, dice uno de los más celebres oradores cristianos; que haya criado con una sola palabra el cielo y la tierra; que haga prodigios en el universo y que nada resista a su poder, es una cosa tan natural para él, que no debe ser cuasi motivo de admiración para nosotros.

Pero que un Dios sufra, que un Dios espire entre tormentos, que un Dios, como habla la Escritura, guste la muerte, siendo él solo quien posee la inmortalidad, esto es lo que ni los ángeles ni los hombres comprenderán jamás. Este es el misterio de la Pasión de Jesucristo, el cual obligó al profeta a  exclamar: Llenaos, cielos, de asombro, porque he aquí lo que sobrepuja todos nuestros conocimientos y lo que exige toda la sumisión y obediencia de nuestra fe; pero también en este gran misterio ha triunfado nuestra fe del mundo: ¿y cuándo triunfará de nosotros mismos? Ella ha triunfado d e nuestro entendimiento: ¿y cuándo triunfará de nuestro corazón y de nuestras pasiones? E s muy extraño que en el tiempo mismo en que todo nos predica la Pasión del Salvador, en un tiempo singularmente consagrado a honrar sus humillaciones y sus tormentos, apetezca un cristiano el fausto, alimente un fondo de orgullo y de ambición y viva entre los placeres. La Iglesia nada omite para inspirarnos el espíritu de humildad, de compunción, de mortificación y de tristeza santa en estas dos últimas semanas de Cuaresma. Sus oficios, su gran luto, sus oraciones, todo tiende a  hacernos sensibles a los tormentos y a la muerte de Jesucristo.

La Epístola de la Misa de este día está tomada del capitulo de la admirable carta de San Pablo a  los hebreos, en la que el santo apóstol demuestra, con tanto vigor como elocuencia, la superioridad y la excelencia infinita de la nueva ley sobre la antigua; y hace ver, por los mismos términos de la ley, la infinita desproporción del sacerdocio de Aarón y de las ceremonias legales con el sacerdocio eterno y el sacrificio de precio infinito de Jesucristo. Como el santo apóstol escribía a los judíos instruidos en su ley y encaprichados con sus ritos y sus ceremonias, no se sirve más que de su misma ley para demostrar que ella no era más que la sombra de la ley nueva; que todos sus sacrificios de expiación, de acciones de gracias, de propiciación, no eran más que una débil figura del sacrificio y de la muerte de Jesucristo en la cruz, el cual ha sido la única victima capaz de borrar y de quitar el pecado del mundo. Todo su razonamiento se funda en la Escritura misma; su estilo es ajustado, alegórico y todo figurado, conforme al genio y a la costumbre de los orientales.

Después de haber demostrado San Pablo, por medio de un razonamiento sin réplica, la indigencia, la impotencia, el vacío de todo lo más respetable, más religioso y más sagrado que teñía la antigua ley; después de haber manifestado que todo en ella no era santo, más que con una santidad puramente legal, puesto que nada era capaz de santificar al alma, borrar el pecado, ni abrir le cielo, cerrado a todo el género humano desde el pecado del primer hombre, hace ver cuán inferior era el sacerdocio levítico al de Jesucristo. Toda la virtud de aquél se reducía a algunas purificaciones legales, a procurar algunos bienes temporales; el gran sacerdote no entraba más que una vez al año en el Santo de los santos, que era la parte más sagrada de un tabernáculo material hecho por mano de los hombres, y la entrada de este tabernáculo estaba cerrada a todos. He aquí el compendio de la virtud y de las prerrogativas del antiguo sacerdocio. Jesucristo, dice el Apóstol, habiéndose presentado como el pontífice de los bienes futuros, esto es, de los bienes eternos, de los bienes espirituales y celestes, de los bienes sobrenaturales, ha entrado una vez en el santuario, es decir, en el cielo, y por la triunfante ascensión de su humanidad nos ha abierto a todos la entrada. También se vio que el velo que cerraba la entrada del santuario en el templo se desgarró en la muerte del Salvador. El tabernáculo por el cual, ó con el cual, según el Apóstol, ha entrado Jesucristo en el celeste santuario, es la naturaleza humana de que se h a revestido, y con la que ha subido al cielo, para prepararnos allí un lugar y para tomar posesión de él, dice San Juan Crisóstomo, en nombre de todos. Por un tabernáculo, mucho más excelente, más perfecto y más santo, dice el Apóstol. En efecto, la carne, la humanidad del Salvador es el verdadero tabernáculo del Verbo encarnado: este hombre es en quien reside corporalmente toda la plenitud de la divinidad, el que no ha nacido ni sido concebido de la manera que los demás; no hecho con la mano del hombre. El Espíritu Santo le ha formado de un modo sobrenatural en el seno de la Santísima Virgen; no de esta creación: no es el hombre el que le ha formado sino la operación del Espíritu Santo. El gran sacerdote no entraba en el Santo de los santos sino en el día de la expiación, llevando allí la sangre de las victimas, esto es, de los machos cabrios y de los novillos que había inmolado, por sus pecados y por los del pueblo. Jesucristo, único Pontífice eterno, no ha entrado en la estancia de los bienaventurados con la sangre de los animales inmolados, sino con su propia sangre derramada voluntariamente, no por él, que era la inocencia misma, sino generalmente por la remisión de los pecados de todos los hombres; y por este divino sacrificio, por esta sangre adorable derramada sobre el altar de la cruz, sangre de la nueva alianza, ha entrado, no una vez cada año como el gran sacerdote de los judíos, sino una vez para siempre. El efecto de este sacrificio no es, como los sacrificios de la antigua ley, el purificarnos de algunas manchas legales y pasajeras; la expiación que nos aplica, habiéndonos abierto el cielo para siempre, produce su efecto en la misma eternidad; nos purifica de todas nuestras manchas interiores, nos da la gracia, la justicia, la inocencia, nos libra de la muerte eterna y nos hace hijos de Dios. Se llamaba el santuario del tabernáculo el Santo de los santos, esto es, el lugar santo, la estancia santa de los santos, lo cual no conviene propiamente más que al cielo, asiento de los bienaventurados, sólo verdadero lugar santo de los santos, cuya entrada nos ha abierto a todos Jesucristo habiendo entrado en él, y del que el santuario del tabernáculo y del templo de Jerusalén era sólo la figura. Y si la sangre de los machos cabrios y de los toros, si la aspersión hecha con la ceniza de una novilla santifica a los que están manchados, purificándolos según la carne; ¿cuánto más la sangre de Jesucristo, la cual por el mismo que no tenía mancha se ha ofrecido a Dios por el Espíritu Santo, limpiará nuestra conciencia de la impureza de las obras muertas?

Leemos en el libro de los Números que una de las ceremonias legales era inmolar solemnemente una novilla roja. Después de haberla degollado en presencia del pueblo, se la quemaba; tomaba el sacerdote las cenizas, las cuales distribuía al pueblo, para que con ellas hiciese una agua de aspersión, esto es, que esta ceniza puesta en el agua servia para purificar de las manchas contraídas  en los funerales y por el contacto de un cuerpo muerto. Todo esto era misterioso. Los israelitas, nacidos y criados en medio de las supersticiones paganas de los egipcios, tenían necesidad de esta especie de ceremonias materiales y sensibles, capaces de borrar en ellos las ideas de las supersticiones a que estaban acostumbrados

Una de las más religiosas entre los egipcios era el no matar jamás vacas; este animal era sagrado entre ellos, en consideración de Isis, a quien adoraban en este vil animal. Para inspirar, sin duda, a los israelitas horror a las ceremonias y supersticiones egipcias, les ordenó el Señor que ofreciesen en sacrificio esta novilla, diosa de los egipcios, cuyas cenizas, mezcladas con el agua, debían servir para la expiación de las manchas legales. Ahora bien, dice San Pablo: si la aspersión de los toros y de los machos cabrios; si la aspersión hecha con la ceniza de una novilla santifica a  los que están manchados, purificándoles según la carne, esto es, los hace capaces de acercarse a  las cosas santas y

participar del culto del Señor, ¿cuánto más la sangre de Jesucristo, Dios y hombre, derramada por un efecto de su elección, de su amor, de su voluntad de redimirnos, nos limpiará de nuestras manchas interiores y de nuestros pecados, que el Apóstol llama aquí obras muertas? L a razón de esta consecuencia es que los animales no se ofrecían a  si mismos: el Espíritu Santo no era el motor interior de esta oblación, y no servían más que para un culto figurado, al paso que Jesucristo se ofrece a  si mismo, por el movimiento del Espíritu Santo, como una victima sin mancha, y nos hace dar al Dios vivo un verdadero culto. E s decir, que la oblación de Jesucristo era voluntaria, santa, espiritual y de un precio infinito: cualidades que faltaban a los sacrificios de los animales y a  todas las ceremonias legales; y por esto él es el mediador del nuevo Testamento. Moisés ha sido como el mediador y el ministro de la antigua alianza entre el Señor v los israelitas, la cual fue confirmada con la sangre de las victimas inmoladas al pié del monte Sinai: Jesucristo es el mediador de la nueva, sellada con su propia sangre, que él ha derramado para expiar nuestros pecados, para reconciliarnos con su Padre y merecernos la cualidad de hijos suyos. Después de la lectura de todos los preceptos de la ley y de las promesas hechas a  los que los observasen, empapó Moisés en ]a sangre de las víctimas inmoladas una rama de hisopo, y roció con ella el libro, el pueblo, el tabernáculo y todos los vasos que servían para el culto de Dios, pronunciando estas palabras: He aquí la sangre del Testamento y de la alianza que Dios ha hecho hoy con vosotros. La verdad debe responder á la figura; era necesario, pues, que el pueblo cristiano figurado por el pueblo judío fuese rociado interiormente con la sangre de Jesucristo, de la cual era figura la de los animales, y por consiguiente, que Jesucristo derramase su sangre. Ningún heredero entra en posesión de la herencia sino después de la muerte del testador: era preciso, pues, que Jesucristo muriese, a fin de que pudiésemos entrar en la herencia que nos había prometido.

El Evangelio de la Misa de este día no tiene menos relación que la Epístola con el gran misterio de la Pasión, cuya solemnidad, que continúa hasta la Pascua, comienza este domingo. Hallándose el Salvador en el templo, cinco ó seis meses antes de su muerte, hizo un largo y admirable discurso a  una multitud de gentes que le escuchaban, en el cual les explicó su unión con el Padre; el carácter y la potestad que había recibido de él; la autoridad y autenticidad de su divina misión; la deplorable ceguedad de los que rehusaban reconocerle y recibirle; la excelencia, en fin, y la verdad de su doctrina. Había estrechado mucho a los judíos con vivas amonestaciones, y les había hecho conocer el agravio que le hacían en no creer en él, y un razonamiento tan justo y tan concluyente les hacia inexcusables. Porque, al fin, les decía, no puede haber más que dos pretextos para justificar vuestra obstinada incredulidad; ó los defectos que advertís en mi conducta, ó los errores que descubrís en mi doctrina. Ahora bien, yo os desafío si podéis reprenderme en alguna cosa, sea en mi doctrina, sea en mi vida, no obstante que hace ya tanto tiempo que me observáis con tanta malignidad: porque, ¿quién de vosotros podrá convencerme de la menor culpa? Si, pues, no podéis acusarme de nada; si mis obras y  mis leyes son igualmente irreprensibles; si no os predico más que la pura verdad; si autorizo aun todo lo que digo por la pureza de mis costumbres y con el esplendor de los mayores milagros; ¿por qué no creéis lo que os digo? Considerad aquí, hermanos míos, exclama San Gregorio, la extrema dulzura de un Dios que se abate hasta mostrar que no es un pecador, aquel que por su poder divino puede justificar a todos los pecadores. No os diré yo aquí, continúa el Salvador, cuál es la causa de vuestra incredulidad: sólo os diré que todo aquel que está animado del espíritu de Dios oye de buena gana su palabra: la razón por que vosotros no oís de buena gana la palabra de Dios es porque no sois hijos de Dios. Esta reprensión tan bien fundada y tan caritativa ofendió a los judíos, y no le respondieron más que con injurias y blasfemias, tratando al Salvador de blasfemo y endemoniado. Tal es aún todos los días el reconocimiento de los libertinos: advertirles sus extravíos, ellos no responden más que con injurias. Miraban los judíos con un odio y un desprecio extremo a los samaritanos, a los que consideraban como enemigos de su religión y de la ley de Moisés. Dan, pues, el nombre de samaritano al Salvador, porque no se extrañaba como los judíos de aquel pueblo. Había permanecido algunos días en Sichem, les había predicado la palabra de Dios, no les excluía de la salvación, teniendo tanto interés por su conversión como por la de los demás. Tampoco responde el Salvador a la primera injuria, y se contenta con decirles con su ordinaria dulzura que no estaba poseído del demonio; que si les decía verdades con más fuerza que lo que ellos quisieran, no debían tomar por furor lo que no era otra cosa que un celo caritativo; que nada le movía más que la gloria de su Padre, y su salvación; que bien podían cargarle de injurias, pero que no por eso despertarían en él el resentimiento; que en cuanto a hombre no buscaba su propia gloria; que dejaba todo el cuidado de esto a  aquel sobre quien recaían los ultrajes que a él se le hacían, y que siendo el soberano Juez no dejaría de vengarle de sus calumniadores. Queriendo templar, por decirlo así, el Salvador esta terrible amenaza por una promesa agradable: Yo os aseguro, les añade, que cualquiera que observare mis preceptos, no morirá jamás.

Los judíos, que despreciaban igualmente sus promesas que sus amenazas, le respondieron con indignación: Nunca mejor que ahora conocemos que es el demonio el que te hace hablar. Abraham ha muerto, los profetas han muerto también, y ¡te atreves á decir que los que guardaren tus preceptos no morirán! ¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham? ¿Eres mejor que todos los profetas a quienes no ha perdonado la muerte? ¿Quién piensas tú que eres? Todo este razonamiento rueda sobre un falso principio; ellos suponen que Jesucristo habla de una vida temporal, y de lo que habla el Salvador es de la vida del alma, de la vida eterna. Vosotros pensáis, continúa, que lo que yo digo es una vanagloria qué me atribuyo. No tengo yo que glorificarme, bastante me glorifica mi Padre delante de vosotros por tan repetidos prodigios; él es el que hace brillar en mi su poder por las maravillas que obro a vuestra vista, y por la verdad que os anuncio. Y no digáis que este Padre os es desconocido, y que yo os hablo enigmáticamente: este Padre es el Dios que vosotros adoráis y cuyo testimonio os negáis a  recibir; puede aún decirse que para vosotros es un Dios desconocido, puesto que no reconocéis las obras que ejecuta por mi. Si le conociéseis, descubriríais en mi persona todos los caracteres del Mesías, y me reconoceríais por hijo suyo: para mi, yo le conozco perfectamente, y haría traición a la verdad si fuese capaz de decir lo contrario. Pueblo ingrato, vosotros no conocéis a vuestro Dios, ni a aquel que él os h a enviado para dárosle a conocer: yo si, yo conozco a  Dios mi Padre, y si dijese que no le conocía, seria tan mentiroso como vosotros diciendo que le conocéis. Si le conociéseis, guardaríais fielmente sus preceptos: yodos guardo con extrema fidelidad porque le conozco claramente. Se ve que Jesucristo habla aquí como hombre. ¡De qué honor no blasonáis, añade, porque tenéis a Abraham por padre! Sabed, pues, que este gran patriarca, ilustrado con luz divina, conoció el día feliz en que yo debía venir al mundo; le vio como lo había deseado ardientemente, y dio saltos de alegría. Los judíos, que no habían comprendido el pensamiento del Salvador, le dijeron con un tono despreciativo: No tienes todavía cincuenta años, y quieres hacernos creer que eres del tiempo de Abraham. Tomando entonces el Hijo de Dios un tono de maestro, y queriendo darles a entender sin alegoría y sin figura que él era en toda la eternidad como Dios. En  verdad os digo, les respondió, si, yo os lo digo, y es verdad, yo soy antes que Abraham estuviese en el mundo. Los judíos comprendieron muy bien que el Salvador decía que era tan eterno como su Padre; juzgaron esto como una blasfemia, y tomaron piedras para apedrearle como blasfemo; pero Jesús, que quería morir en la cruz y no apedreado, desapareció de sus ojos haciéndose invisible, y salió del templo, reservando el sacrificio de su vida para el tiempo que su Padre le había señalado.

Año Cristiano, Dominicas, Juan Croisset.

Misa de la Vigilia de Navidad

MISA EN ESPAÑOL

INTROITO Exodo 16, 6-7. Salmo  23,1

HOY SABRÉIS que viene el Señor a salvarnos; mañana veréis su gloria. V/. Del Señor es la tierra y cuanto la llena; el mundo y todos sus habitantes. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén. 

COLECTA

OH DIOS que nos alegras con la expectación anual de nuestra redención; haz que así como recibimos gozosos a tu Unigénito como Redentor, así también lo veamos seguros venir como Juez a nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo: El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA Romanos 1, 1-6 

Lección de la carta del Apóstol san Pablo a los Corintios.

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para el Evangelio de Dios, que fue prometido por sus profetas en las Escrituras Santas y se refiere a su Hijo, nacido de la estirpe de David según la carne, constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos: Jesucristo nuestro Señor. Por él hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre todos los gentiles, para gloria de su nombre. Entre ellos os encontráis también vosotros, llamados de Jesucristo.

GRADUAL Éxodo 16, 6-7. Salmo 79, 2-3.

HOY SABRÉIS que viene el Señor a salvarnos; y mañana veréis su gloria. V/. Tú, que gobiernas a Israel, atiende; tú, que guías a José como a una ovejuela; tú que estás sentado sobre Querubines, manifestate a Efraím, Bejamín y Manasés. 

Se dice aleluya, si cae en domingo:

ALELUYA Esdras 4, 16. 53

ALELUYA. Aleluya. Mañana será borrada la iniquidad de la tierra, y reinará sobre nosotros el Salvador del mundo. Aleluya.

EVANGELIO Mateo 1, 18-21

Continuación del Santo Evangelio según San Mateo

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

Si cae en domingo, se dice Credo

OFERTORIO Salmo 23. 7

ALZAD, príncipes, vuestras puertas; levantaos, puertas antiguas,  que va a entrar el Rey de la gloria.

SECRETA

CONCÉDENOS, te rogamos, oh Dios Omnipotente, que así como anticipamos el adorable nacimiento de tu Hijo, así también gozosos recibamos sus eternos dones. El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,

COMUNIÓN Isaías 40,5

SE REVELARÁ la gloria del Señor, y verá toda carne la salvación de nuestro Dios.

POSCOMUNIÓN

CONCÉDENOS, Señor, te rogamos, que nos reanimemos con el recuerdo de la natividad de tu unigénito hijo, cuyo misterio celestial es nuestro alimento y nuestra bebida. Por el mismo Señor  nuestro Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

MISA EN LATIN

INTROITO Exodo 16, 6-7. Salmo  23,1

HÓDIE SCIÉTIS, quia véniet Dóminus, et salvábit nos: et mane vidébitis glóriam ejus. V/. Dómini est terra, et plenitúdo ejus; orbis terrárum, et univérsi qui hábitant in eo. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén 

COLECTA

DEUS, qui nos redemptiónis nostræ ánnua exspectatióne lætíficas: præsta; ut Unigénitum tuum, quem Redemptórem læti suscípimus, veniéntem quoque Júdicem secúri videámus, Dóminum nostrum Jesum Christum Fílium tuum: – Qui tecum vivit et regnat in unitate Spritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum. Amén.

EPÍSTOLA Romanos 1, 1-6 

LÉCTIO EPÍSTOLÆ BEÁTI PAULI APÓSTOLI AD ROMÁNOS

Paulus, servus Jesu Christi, vocátus Apóstolus, segregátus in Evangélium Dei, quod ante promíserat per Prophétas suos in Scriptúris sanctis de Fílio suo, qui factus est ei ex sémine David secúndum carnem, qui prædestinátus est Fílius Dei in virtúte secúndum spíritum sanctificatiónis ex resurrectióne mortuórum Jesu Christi Dómini nostri: per quem accépimus grátiam, et apostolátum ad obediéndum fídei in ómnibus géntibus pro nómine ejus, in quibus estis et vos vocáti Jesu Christi Dómini nostri.

GRADUAL Éxodo 16, 6-7. Salmo 79, 2-3.

HÓDIE SCIÉTIS, quia véniet Dóminus, et salvábit nos: et mane vidébitis glóriam ejus. V/. Qui regis Israël, inténde: qui dedúcis velut ovem Joseph: qui sedes super Chérubim, appáre coram Ephraim, Bénjamin et Manásse.

Se dice aleluya, si cae en domingo:

ALELUYA Esdras 4, 16. 53

ALLELÚJA. Allelúja. Crástina die delébitur iníquitas terræ: et regnábit super nos Salvátor mundi. Allelúja.

EVANGELIO Mateo 1, 18-21

SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM MATTHǼUM.

Cum esset desponsáta mater Jesu María Joseph, ántequam convenírent, invénta est in útero habens de Spíritu Sancto. Joseph autem vir ejus, cum esset justus, et nollet eam tradúcere, vóluit occúlte dimíttere eam. Hæc autem eo cogitánte, ecce Angelus Dómini appáruit in somnis ei, dicens: «Joseph, fili David, noli timére accípere Maríam cónjugem tuam: quod enim in ea natum est, de Spíritu Sancto est. Páriet autem fílium: et vocábis nomen ejus Jesum: ipse enim salvum fáciet pópulum suum a peccátis eórum.

Si cae en domingo, se dice Credo

OFERTORIO Salmo 23. 7

TÓLLITE portas, príncipes, vestras et elevámini portæ æternáles: et introíbit Rex glóriæ.

SECRETA

DA NOBIS quǽsumus omnípotens Deus: ut, sicut adoránda Fílii tui natalítia prævenímus; sic ejus múnera capiámus sempitérna gaudéntes. Qui tecum vivit et regnat in unitate Spritus Sancti Deus,

COMUNIÓN Isaías 40.5

REVELÁBITUR glória Dómini; et vidébit omnis caro salutáre Dei nostri.

POSCOMUNIÓN

DA NOBIS quǽsumus, Dómine unigéniti Fílii tui recensíta nativitáte respiráre: cujus cœlésti mystério páscimur, et potámur. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

Mística del tiempo de Navidad

Todo es misterioso en los días que nos ocupan. El Verbo divino, cuya generación es anterior a la, aurora, nace en el tiempo; un Niño es Dios; una Virgen es Madre quedando Virgen; se entremezcla lo divino con lo humano y la sublime e inefable antítesis expresada por el discípulo amado en aquella frase de su Evangelio: EL VERBO SE HIZO CARNE, se repite en todas las formas y tonos en las oraciones de la Iglesia; resumiendo admirablemente el gran prodigio que acaba de verificarse en la unión de la naturaleza divina con la humana. Misterio desconcertador para la inteligencia, pero dulce al corazón de los fieles; es la consumación de los designios divinos en el tiempo, motivo de admiración y pasmo para los Angeles y Santos en la eternidad, y al mismo tiempo principio y motivo de su felicidad. Veamos cómo se lo propone la Iglesia a sus hijos en la Liturgia.

EL DÍA DE NAVIDAD. —

Hénos ya llegados, como a un. término deseado, al día veinticinco de diciembre, después de cuatro semanas de preparación, símbolo de los miles de años del antiguo mundo; lo primero que sentimos es un movimiento natural de extrañeza al ver que este día es el único que posee la inmutable prerrogativa de celebrar el Nacimiento del Salvador; todo el ciclo litúrgico parece fatigarse en cambio, todos los años al tratar de dar a luz ese otro día variable, al que está ligada la memoria del misterio de la Resurrección.

Ya en el siglo cuarto, San Agustín se creyó obligado a explicar esta diferencia en su famosa epístola ad Ianuarium; en ella dice que, únicamente celebramos el dia del Nacimiento del Salvador para conmemorar el Nacimiento efectuado por nuestra salvación, sin que el día mismo en que ocurrió tenga en si significado misterioso alguno; en tanto que el dia de la semana en que se realizó la Resurrección, fue escogido en los decretos eternos, para expresar un misterio del que se debía hacer expresa conmemoración hasta el fin de los siglos. San Isidoro de Sevilla y el antiguo comentador de los ritos sagrados que durante mucho tiempo se creyó sería Alcuino, se adhieren en esta materia al parecer del Obispo de Hipona; Durando, en su Rationale, no hace más que explicar sus palabras,

Estos autores hacen notar que, conforme a la tradición eclesiástica, habiendo ocurrida, la creación del .hombre en viernes y muerto el Salvador en ese mismo día para expiar el pecado de los hombres; y habiéndose por otra parte, realizado la Resurrección de Jesucristo al tercer día, es decir el Domingo, día en que señala el Génesis la creación de la luz, «las solemnidades de la Pasión y Resurrección, como dice San Agustín, no tienen por objeto solamente el conmemorar los hechos, sino que además tienen un sentido sagrado y misterioso»

Pero no creamos que, por no estar ligada a ningún día de la semana en particular la celebración de la fiesta de Navidad el 25 de diciembre, haya quedado completamente exenta de un significado místico. En primer lugar, podríamos afirmar con los antiguos liturgistas, que la fiesta de Navidad recorre sucesivamente todos los días de la semana, para santificarlos y absolverlos de la maldición que el pecado de Adán había hecho recaer sobre cada uno de ellos. Pero existe otro mucho más sublime misterio que declarar en la elección de este día; misterio que, si no se refiere a la división del tiempo que Dios mismo trazó y que llamamos Semana, se relaciona del modo más significativo con el curso del gran astro por cuyo medio renacen y se conservan sobre la tierra el calor y la luz, es decir, la vida.

Jesucristo, nuestro Salvador, la luz del mundo nació en el momento en que la noche de la Idolatría y del pecado tenía sumergido al mundo en las más espesas tinieblas. Y he aquí que el día de ese nacimiento, el 25 de diciembre, es precisamente cuando este sol material, en lucha con las tinieblas y ya próximo a extinguirse, se reanima de repente y se dispone al triunfo.

En el Adviento, hemos advertido ya con los Santos Padres, la disminución de la luz física como un triste símbolo de estos días de universal espera; con la Iglesia hemos suspirado por el divino Oriente, por el Sol de Justicia el único que nos podrá librar de los horrores de la muerte del cuerpo y del alma. Dios nos ha oído, y en el mismo día del solsticio de invierno, célebre en el mundo antiguo por sus terrores y regocijos, nos concede juntamente la luz material y la antorcha de las inteligencias.

San Gregorio Niseno, San Ambrosio, San Máximo de Turín, San León, San Bernardo y los más celebrados liturgistas se complacen én señalar el profundo misterio impreso en su obra, a la vez natural y sobrenatural, por el Creador del universo; veremos que también hacen alusión a él las oraciones de la Iglesia en el Tiempo de Navidad, como lo hicieron en el Adviento.

«En este día que hizo el Señor, dice San Gregorio de Nisa en su Homilía sobre Navidad, las tinieblas comienzan a disminuir y crece la luz, siendo arrojada la noche más allá de sus fronteras. En verdad, hermanos míos, esto no sucede al azar, ni al capricho de una extraña voluntad, el día en que resplandece El que es la vida divina de los hombres. Es la naturaleza quien bajo este símbolo revela un secreto a los que tienen la mirada penetrante, y son capaces de comprender esta circunstancia de la venida del Señor. Paréceme oír decir: ¡Oh hombre! piensa que, bajo las cosas que contemplas, te son revelados escondidos misterios. La noche, ya lo sabes, había llegado a su más larga duración y de repente se detiene. Considera la funesta noche del pecado, que había llegado a su colmo reuniendo en sí toda clase de culpables artificios; en el día de hoy ha sido detenida su carrera. Desde hoy será más pequeña y pronto quedará reducida a la nada. Contempla ahora los rayos del sol más vivos, el astro mismo más elevado en el cielo, y al mismo tiempo considera la verdadera luz del Evangelio que aparece ante todo el mundo.»

Alegrémonos, hermanos míos, exclama a su vez San Agustín, porque este día es sagrado, no por razón del sol visible, sino por el nacimiento del invisible Creador del sol. El Hijo de Dios eligió este día para nacer, como eligió también una Madre, El, creador al mismo tiempo del día y de la Madre. Este día, efectivamente, en el que la luz comienza a crecer, era a propósito para simbolizar la obra de Cristo, quien, por medio de su gracia, renueva continuamente nuestro hombre interior. Habiendo resuelto el Creador eterno nacer en el tiempo, convenía que el día de su nacimiento estuviese de acuerdo con la creación temporal.

En otro Sermón sobre la misma fiesta, el obispo de Hipona nos da la clave de una misteriosa frase de San Juan Bautista, que confirma maravillosamente el pensamiento tradicional de la Iglesia. Este admirable Precursor había dicho hablando de Cristo: Es necesario que El crezca, y que yo disminuya. Profética frase, que, en su sentido literal, significaba que la misión de San Juan Bautista iba a concluir, mientras que la del Salvador estaba comenzando; pero, podemos ver también en ella, con San Agustín, un segundo misterio: «Juan vino al mundo cuando los días empiezan a disminuir, Cristo nació en el momento en que comienzan a crecer.» De este modo, todo es misterioso: la salida del Astro Precursor en el solsticio del verano, y la aparición del Sol celestial en el tiempo de las tinieblas.

La ciencia miope y ya anticuada de los Dupuis y de los Volney creía haber derrumbado los fundamentos de la superstición religiosa, por haber descubierto, entre los pueblos antiguos, la existencia de una fiesta del sol en el solsticio de invierno; les parecía que una religión no podía considerarse como divina, desde el momento en que su culto ofrecía analogías con fenómenos de un mundo, que si hemos de creer a la Revelación, no fue creado por Dios sino en vista de Cristo y de su Iglesia. Nosotros, en cambio, los católicos, hallamos la confirmación de nuestra fe donde estos hombres creyeron momentáneamente hallar su ruina.

Ya hemos, pues, explicado el misterio fundamental de esta festiva cuarentena, al descorrer el velo que ocultaba en la predestinación eterna, el misterio de ese día veinticinco de diciembre, que iba a ser el día del Nacimiento de Dios sobre la tierra. Tratemos de descubrir ahora con todo respeto un segundo misterio, el del lugar donde se realizó el Nacimiento.

Dom Prosper Gueranger, el año litúrgico.

XX Domingo después de Pentecostés

MISA EN ESPAÑOL

INTROITO Daniel 3, 31.29. 35. Salmo 118, 1

Todo cuanto habéis hecho, oh Señor, lo hicisteis con verdad y justicia, porque hemos pecado no obedeciendo a vuestros mandatos, pero glorificad vuestro Nombre y obrad con nosotros según vuestra gran misericordia. V/. Dichosos los limpios de corazón, los que andan por el camino de la Ley de Dios.  V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén. 

COLECTA

Conceded, Señor, os suplicamos, a vuestros fieles el perdón y la paz, para que juntamente se purifiquen de todo pecado y os sirvan con seguridad y confianza.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. 

EPÍSTOLA Efesios 5, 15-21

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios

Hermanos: Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Sed sumisos unos a otros en el temor de Cristo. 

GRADUAL Salmo 144, 15-16

Todos los ojos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo. V/. Tu mano se abre y sacia de favores a todos los vivientes. 

ALELUYA Salmo 107, 2

Aleluya, aleluya. V/. Dios mío, mi corazón está firme, para ti cantaré y tocaré, gloria mía. Aleluya. 

EVANGELIO Juan 4, 46-36

Continuación del Santo Evangelio según San Juan

En aquel tiempo: Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: «Si no veis signos y prodigios, no creéis». El funcionario insiste: «Señor, baja antes de que se muera mi niño». Jesús le contesta: «Anda, tu hijo vive». El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: «Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre». El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y creyó él con toda su familia.

Se dice Credo

 OFERTORIO Salmo 136, 1

En las márgenes de los ríos de Babilonia nos sentamos y lloramos al acordarnos de ti, oh Sión. 

SECRETA

Os rogamos, Señor, nos sirvan estos misterios de celestial medicina y purifiquen de vicios nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios.  

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. 

COMUNIÓN Salmo 118, 49-50

Acordaos, Señor, de la promesa hecha a vuestro siervo, que tanta esperanza me ha infundido; y es consuelo en mi dolor. 

POSCOMUNIÓN

A fin de hacernos dignos de vuestros sagrados misterios, haced, Señor, que sigamos siempre vuestra ley. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

MISA EN LATIN

INTROITO Daniel 3, 31.29. 35. Salmo 118, 1

Omnia, quæ fecísti nobis, Dómine, in vero judício fecísti, quia pecávimus tibi, et mandátis tuis non obedívimus: sed da glóriam nómini tuo, et fac nobíscum secúndum multitúdinem misericórdiæ tuæ. V/. Beáti immaculáti in via: qui ambulant in lege Dómini. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén 

COLECTA

Largíre, quǽsumus, Dómine fidélibus tuis indulgéntiam placátus et pacem: ut páriter ab ómnibus mundéntur offénsis, et secúra tibi mente desérviant.  Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. 

EPÍSTOLA Efesios 5, 15-21

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Ephesios.

Fratres: Vidéte quómodo caute ambulétis: non quasi insipiéntes, sed ut sapiéntes, rediméntes tempus, quóniam dies mali sunt. Proptérea nolíte fíeri inprudéntes, sed intellegéntes, quæ sit volúntas Dei. Et nolíte inebriári vino, in quo est luxúria sed implémini Spíritu Sancto, loquéntes vobismetípsis in psalmis, et hymnis, et cánticis spirituálibus, cantántes, et psalléntes in córdibus vestris Dómino: grátias agéntes semper pro ómnibus in nómine Dómini nostri Jesu Christi, Deo et Patri. Subjécti ínvicem in timóre Christi. 

GRADUAL Salmo 144, 15-16

Oculi ómnium in te sperant, Dómine: et tu das illis escam in témpore opportúno. V/. Aperis tu manum tuam: et imples omne ánimal benedictióne. 

ALELUYA Salmo 107, 2

Allelúja, allelúja. V/. Parátum cor meum, Deus, parátum cor meum: cantábo, et psallam tibi, glória mea. Allelúja.

EVANGELIO Juan 4, 46-36

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.

In illo témpore:. Erat quidam régulus cujus fílius infirmabátur Caphárnaum. Hic cum audísset quia Jesus adveníret a Judǽa in Galilǽam, ábiit ad eum, et rogábat eum ut descénderet et sanáret fílium ejus: incipiébat enim mori. Dixit ergo Iesus ad eum: «Nisi signa et prodígia vidéritis, non créditis.» Dicit ad eum régulus: «Dómine, descénde priúsquam moriátur fílius meus.» Dicit ei Jesus: «Vade fílius tuus vivit.» Crédidit homo sermóni, quem dixit ei Jesus, et ibat. Jam autem eo descendénte, servi occurrérunt ei, et nuntiavérunt dicéntes, quia fílius eius víveret. Interrogábat ergo horam ab eis, in qua mélius habúerit. Et dixérunt ei: «Quia heri hora séptima relíquit eum febris. Cognóvit ergo pater, quia illa hora erat, in qua dixit ei Jesus, «Fílius tuus vivit,» et credidit ipse, et domus ejus tota.

Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 136, 1

Super flúmina Babylónis illic sédimus, et flévimus: dum recordarémur tui, Sion. 

SECRETA

Cæléstem nobis prǽbeant hæc mystéria, quǽsumus, Dómine, medicínam: et vita nostri cordis expúrgent. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,  

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes: 

COMUNIÓN Salmo 118, 49-50

Meménto verbi tui servo tuo, Dómine, in quo mihi spem dedísti: hæc me consoláta est in humilitáte mea. 

POSCOMUNIÓN

Ut sacris, Dómine, reddámur digni munéribus: fac nos, quǽsumus, tuis semper obedíre mandátis. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

Comentario al domingo de Sexagesima

La Iglesia pone a nuestra consideración, la historia de Noé y el diluvio universal. A pesar de la severidad de sus avisos, no logró recabar Dios la fidelidad y sumisión del linaje humano. Se ve forzado a echar mano de un castigo terrible contra este nuevo enemigo. Ha encontrado, sin embargo, un hombre justo, y trabará nuevamente en su persona alianza con nosotros. Antes, empero, quiere que nos persuadamos que es dueño soberano, y en el instante por El escogido, se anegará el hombre, tan ufano de su ser prestado, bajo las ruinas de su morada terrenal.

Daremos aquí, por de pronto, como base de las enseñanzas de esta semana, algunas líneas del Génesis, sacadas del oficio de maitines del día.

Viendo Yavé cuánto había crecido la maldad del hombre sobre la tierra y cómo todos sus pensamientos y deseos sólo y siempre tendían al mal, se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra, doliéndose grandemente en su corazón y dijo: «Voy a exterminar al hombre que hice de sobre la haz de la tierra; al hombre, a los animales, a los reptiles y hasta las aves del cielo, pues me pesa de haberlos hecho». Pero Noé halló gracia a los ojos de Yavé.

Estas son las generaciones de Noé: Noé era varón justo y perfecto entre sus contemporáneos, y siempre anduvo con Dios. Engendró tres hijos, Sem, Cam y Jafet. La tierra estaba corrompida ante Dios, y llena de toda iniquidad. Viendo, pues, Dios que todo en la tierra era corrupción, pues toda carne había corrompido su camino sobre la tierra, dijo a Noé: «Veo venir el fin de todos, pues la tierra está llena de sus iniquidades y voy a exterminarlos a ellos con la tierra.»

La catástrofe que entonces se abatió sobre el linaje humano fue también fruto del pecado; pero hallose al menos un hombre justo, y él fue quien salvó el mundo de la ruina total, por él y su familia. Después de dignarse renovar su alianza, permitió Dios ser repoblada la tierra y los tres hijos de Noé fueron padres de las tres grandes razas que la pueblan. Este es el misterio del oficio durante esta semana. El de la Misa, que está figurado por el precedente, es aún más importante. En el sentido moral, ¿no está sumergida la tierra en un diluvio de vicios y de errores? Menester es ser pueblo de hombres temerosos de Dios como Noé.

La palabra de Dios, simiente de vida hace que nazca esta nueva generación. Y esa palabra de Dios produce estos hijos de que habla el discípulo amado, «que no son nacidos de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad de Dios, sino de Dios mismo’«. Esforcémonos a entrar en esta familia, y, si por ventura somos ya miembros de ella, guardemos mimosamente nuestra dicha. Se trata estos días de esquivar las olas del diluvio, de buscar asilo en el arca de salvación; se trata de llegar a ser esa buena tierra en que la semilla da el ciento por uno. Procuremos huir de la cólera futura para no perecer con pecadores, y mostrémonos ávidos de la palabra de Dios -que ilumina y convierte las almas ‘.

MISA

Celébrase en Roma la estación en la basílica de S. Pablo Extramuros. En derredor de la tumba del Doctor de las naciones, del propagador de la semilla divina, del padre de tantos pueblos por su predicación, reúne a sus fieles hoy la Iglesia romana; quiere recordarles que el Señor libró a la tierra con la condición de que se pueble de verdaderos creyentes y adoradores de su nombre.

El introito, sacado del libro de los Salmos, implora el socorro del Señor. La raza humana se ve reducida a los últimos extremos, se va a acabar; pide a su autor que de nuevo la fecundé.

La santa Madre Iglesia se asocia a este angustioso grito pidiendo al divino Salvador multiplique hoy los hijos de la palabra celestial como en los tiempos primitivos.

INTROITO

Levántate: ¿por qué duermes, Señor? Levántate, y no te alejes para siempre. ¿Por qué apartas tu cara, y te olvidas de nuestra tribulación? Nuestro vientre se ha pegado a la tierra: levántate, Señor, ayúdanos, y líbranos. — Salmo: Oh Dios, lo oímos con nuestros oídos: nuestros padres nos lo anunciaron. Gloria al Padre.

En la Colecta expresa la Iglesia su confianza en la intercesión de S. Pablo, poderoso ministro de la divina semilla, que trabajó más que todos los otros en esparcirla entre los gentiles.

COLECTA

Oh Dios, que ves que no confiamos en ninguna acción nuestra: concédenos propicio la gracia de ser protegidos, con el patrocinio del Doctor de las gentes, contra toda adversidad. Por el Señor.

La Epístola es un paso de la carta del gran Apóstol, en que, forzado por el honor y eficacia de su ministerio a echar mano de la propia apología contra sus enemigos, nos muestra con cuántos trabajos han sembrado la palabra divina los varones apostólicos en los eriales de la gentilidad, y operado la regeneración cristiana.

EPISTOLA

Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Corintios.

Hermanos: Sufrís con gusto a los necios, siendo vosotros sabios. Porque lo toleráis, si alguien os reduce a servidumbre, si alguien os devora, si alguien os roba, si alguien se engríe, si alguien os hiere en la cara. Lo digo con vergüenza, como si nosotros hubiésemos sido flacos en este punto. Pero en lo que otro tuviere osadía (lo digo con locura), también la tendré yo. ¿¡Son Hebreos? También yo. ¿Son Israelitas? También yo. ¿Son raza de Abraham? También yo. ¿Son ministros de Cristo? (hablo como menos sabio): más lo soy yo: he sufrido más trabajos, más cárceles, azotes sin medida, frecuentes peligros de muerte. He recibido de los Judíos cinco veces cuarenta azotes menos uno. He sido azotado tres veces con varas, he sido apedreado una vez, he estado una noche y un día en lo profundo del mar, he sufrido tres naufragios, he vivido en continuos viajes y en peligros sin cuento: peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre los falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchas vigilias, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y desnudez. Además de estos males, que son exteriores, hay lo que me preocupa cada día: el cuidado de todas las iglesias. ¿Quién enferma, y no enfermo yo? ¿Quién se escandaliza, y yo no me quemo? Si es necesario gloriarse, yo me gloriaré de lo que es de mi flaqueza. El Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que es bendito por los siglos, sabe que no miento. En Damasco, el prefecto de la gente del rey Aretas custodiaba la ciudad de los Damascenos, para prenderme: y fui descolgado en una cesta por una ventana del muro, y así escapé de sus manos. Si es preciso gloriarse (aunque ello no conviene), hablaré también de las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años fué arrebatado (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo. Dios lo sabe) hasta el tercer cielo. Y sé que dicho hombre fué arrebatado (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo, Dios lo sabe) al paraíso, donde oyó palabras secretas, que al hombre no le es lícito decir. De este tal me gloriaré; de mí, en cambio, no me gloriaré nada, si no es de mis enfermedades. Aunque, si quisiera gloriarme, no sería insensato, pues diría la verdad. Pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve u oye de mí. Y, para que la magnitud de las revelaciones no me ensoberbezca, me ha sido dado el aguijón de mi carne, ángel de Satanás, para que me azote. Por lo cual he rogado tres veces a Dios que lo alejara de mí: y El me dijo: Bástate mi gracia: porque la virtud se perfecciona en la enfermedad. Por eso, me gloriaré gozoso de mis enfermedades, para que habite en mí la virtud de Cristo.

Implora la Iglesia en el Gradual la ayuda del Señor contra los que se enfrentan a la misión que ha recibido de suscitar por doquier adoradores del verdadero Dios, esto es: un nuevo pueblo.

GRADUAL

Sepan las gentes que tu nombre es Dios: tú sólo el Altísimo sobre toda la tierra. R. Dios mío, ponlos, como una rueda o como una viruta, ante el soplo del viento.

En medio de las conmociones de la tierra, de esas violentas revoluciones, que, a veces, reproducen las espantosas escenas del diluvio en las naciones en que se desarrollan, pide la Iglesia sean exentos de tan grandes catástrofes sus queridos hijos, y que no perezca en ellos la esperanza del mundo. Este es el fin del Tracto que precede al Evangelio.

TRACTO

Agitaste, Señor, la tierra, y la conturbaste. Sana sus quebraduras, porque se ha movido. R. Para que huyan a la vista del arco: para que sean librados tus elegidos.

EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según S. Lucas.

En aquel tiempo, como se hubiera reunido una gran muchedumbre, y acudieran de las ciudades a Jesús, dijo por comparación: Salió, el que siembra, a sembrar su semilla: y, mientras sembraba, una (semilla) cayó junto al camino, y fué pisoteada, y los pájaros del cielo la comieron. Y otra cayó sobre piedra: y, nacida, se secó, porque no tenía jugo. Y otra cayó entre espinas, y nacieron con ella las espinas, que la sofocaron. Y otra cayó en buen terreno: y, nacida, dio el ciento por uno de fruto. Esto diciendo, clamaba: El que tenga oídos, que escuche. Y le preguntaron sus discípulos qué significaba esta parábola. A los cuales dijo El: A vosotros os ha sido dado conocer el misterio del reino de Dios, pero a los demás en parábolas: para que, viendo, no vean y, oyendo, no entiendan. Esta es, pues la parábola: La semilla es la palabra de Dios. La que (cayó) junto al camino, son aquellos que la oyen: después viene el diablo, y arranca la palabra de su corazón, para que no se salven creyendo. Pues la que (cayó) sobre la piedra, son los que, al escuchar, reciben con gozo la palabra: y éstos no tienen raíces: creen algún tiempo, pero en el momento de la tentación retroceden. Mas, la que cayó entre espinas, son los que escucharon y, yéndose, son ahogados por las preocupaciones, y riquezas, y placeres de la vida, y no dan fruto. Pero, la que (cayó) en buen terreno, son aquellos que, escuchando la palabra con bueno y óptimo corazón, la retienen, y dan fruto con paciencia.

VIGILANCIA Y FIDELIDAD. —

Observa acertadamente S. Gregorio Magno que la parábola que acaba de leerse no ha menester explicación, puesto que la sabiduría eterna se encargó darnos por sí misma la clave de ella. Nos toca a nosotros aprovechar tan preciada enseñanza, y recibir en buena tierra la semilla celestial que nos cae encima. ¿Cuántas veces la hemos dejado hasta hoy pisotear por los viandantes o arrebatar por los pájaros del cielo? ¿Cuántas otras se ha secado encima de la losa de nuestro corazón o se ha sofocado en los matorrales de funestas espinas? Escuchábamos la palabra divina; tenía sus encantos para nosotros y eso nos tranquilizaba. A menudo la oíamos con gozo y solícito entusiasmo; pero si, por acaso, germinaba en nosotros, pronto se paralizaba su desarrollo.

En adelante es menester produzcamos y fructifiquemos y la fuerza germinativa de la simiente, que se nos confía, es tal que el divino sembrador espera el ciento por uno. Si la tierra de nuestro corazón es buena, si nos preocupamos de prepararla poniendo a contribución las ayudas que nos brinda la Santa Madre Iglesia, abundante será la cosecha el día en que el Señor, saliendo vencedor de su sepulcro, venga a asociar a sus fieles creyentes a los esplendores de su Resurrección.

Alentados por esta esperanza y henchidos de confianza en Aquel que se digna sembrar de nuevo una tierra tantos años rebelde a sus cuidados, cantemos el Ofertorio en que a favor nuestro pide la Iglesia firmeza y perseverancia.

OFERTORIO

Dirige mis pasos por tus caminos, para que no vacilen mis pies: inclina tu oído, y escucha mis palabras: glorifica tus misericordias, tú que salvas a los que esperan en ti, Señor.

SECRETA

Haz, Señor, que este Sacrificio, a ti ofrecido, nos vivifique siempre, y nos defienda.

La visita del Señor en el Sacramento del amor es el gran medio que fertilizará nuestra alma y la hará fecunda. Por eso mismo la Iglesia nos invita en la antífona de la Comunión a acercarnos al altar de Dios; nuestro corazón recuperará su vigor nativo y florida juventud.

COMUNION

Entraré al altar de Dios, al Dios que alegra mi juventud.

POSCOMUNION

Rogárnoste humildemente, oh Dios omnipotente, hagas que, los que tú alimentas con tus Sacramentos, te sirvan alegremente con sus buenas costumbres. Por el Señor.

Dom Prosper Gueranger, Año cristiano.

Misa del 1 de enero

PROPIO EN ESPAÑOL

INTROITO Isaías 9,6; Salm. 91, 1.

Un Niño nos ha nacido, y se nos ha dado un Hijo, que tiene sobre su hombro la soberanía: y que se llamará el Ángel del gran Consejo. V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén. 

COLECTA

Oh Dios, que por la fecunda virginidad de la bienaventurada María, disteis al mundo el premio de la salud eterna: concedednos, os rogamos, que experimentemos a favor nuestro la intercesión de Aquella por quien merecimos recibir al Autor de la vida, Jesucristo nuestro Señor: El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. 

EPÍSTOLA Tito 2, 11-15

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a Tito

Querido hermano: Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras. De esto es de lo que has de hablar *y exhortar: en Cristo Jesús, Señor nuestro

GRADUAL   Salmo 97, 3-4. 2.

Los confines del orbe han contemplado al Salvador que Dios envía: canta a Dios, toda la tierra. V/. El Señor ha manifestado a su Salvador; ha revelado su justicia a las naciones.

ALELUYA Hebreos 1,1-2

Aleluya, aleluya. V/. En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas; ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo. Aleluya.

EVANGELIO Lucas 2, 21

Continuación del Santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo: Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Se dice Credo 

OFERTORIO Salmo 88,12 y 15.

Vuestros son los cielos y vuestra es la tierra: Vos fundasteis el mundo y cuanto él contiene. La justicia y la equidad son las bases de vuestro trono. 

SECRETA

Os suplicamos, Señor pornuestras ofrendas y preces, nos purifiquéis con los celestiales misterios y nos oigas  benignamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios.  

PREFACIO

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que conociendo a Dios visiblemente, Él nos lleve al amor de lo invisible, por eso, con los Ángeles y Arcángeles y con todos los coros celestiales cantamos sin cesar el himno de tu gloria. 

COMUNICANTES PROPIO DE NAVIDAD

Te ofrecemos este sacrificio unidos en comunión a tus santos, celebrando el día sacratísimo en que la bienaventurada Virgen María, conservando su virginidad, dio al mundo el Salvador y venerando la memoria, en primer lugar, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre del mismo Dios y Señor nuestro Jesucristo:   

COMUNIÓN Salmo 97,3.

Los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. 

POSCOMUNIÓN

Que esta comunión, Señor, nos purifique de nuestros pecados, y nos haga participantes, por la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de Dios, del remedio celestial. Por el mismo nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

PROPIO EN LATIN

INTROITO Isaías 9,6; Salm. 91, 1.

Puer natus est nobis, et fílius datus est nobis: cujus impérium super húmerum ejus: et vocábitur nomen ejus, magni consílii Angelus. V/. Cantáte Dómino cánticum novum: quia mirabília fecit. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén 

COLECTA

Deus, qui salútis ætérne, beátæ Maríæ virginitáte fœcúnda, humáno géneri prǽmia præstitísti: tribue, quǽsumus; ut ipsam pro nobis intercédere sentiámus, per quam merúimus auctórem vitæ suscípere, Dóminum nostrum Jesum Christum Fílium tuum: Qui tecum vivit et regnat in unitate Spritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum. Amén. 

EPÍSTOLA Tito 2, 11-15

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Titum.

Caríssime: Appáruit grátia Dei Salvatóris nostri ómnibus homínibus, erúdiens nos, ut abnegántes impietátem, et sæculária desidéria, sóbrie, et juste, et pie vivámus in hoc sǽculo, expectántes beátam spem, et advéntum glóriae magni Dei et Salvatóris nostri Jesu Christi: qui dedit semetipsum pro nobis: ut nos rediméret ab omni iniquitáte, et mundáret sibi pópulum acceptábilem, sectatórem bonórum óperum. Hæc lóquere, et exhortáre: in Christo Jesu Dómino nostro. 

GRADUAL   Salmo 97, 3-4. 2.

Vidérunt omnes fines terræ salutáre Dei nostri: jubiláte Deo omnis terra. V/. Notum fecit Dóminus salutáre suum: ante conspéctum géntium revelávit justítiam suam. 

ALELUYA Hebreos 1,1-2

Allelúja, allelúja. V/. Multifárie olim Deus loquens pátribus in prophétis, novíssime diébus istis, locútus est nobis in Fílio. Allelúja. 

EVANGELIO Lucas 2, 21

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam.

In illo témpore: Postquam consummáti sunt dies octo, ut circumciderétur puer: vocátum est nomen eius Jesus, quod vocátum est ab Angelo priúsquam in útero conciperétur.

Se dice Credo

 OFERTORIO Salmo 88,12 y 15.

Tui sunt cæli, et tua est terra: orbem terrárum, et plenitúdinem eius tu fundásti: justítia et judícium præparátio sedis tuæ. 

SECRETA

Munéribus nostris, quǽsumus, Dómine, precibúsque suscéptis, et cæléstibus nos munda mystériis, et cleménter exáudi. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus.  

PREFACIO

VERE DIGNUM et justum est, aequum et salutare nos tibi semper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, aeterne Deus. Quia per incarnati Verbi mysterium, nova mentis nostrae oculis lux tuae claritatis infulsit: ut dum visibiliter Deum cognoscimus, per hunc in invisibilium amorem raplamur, et ideo cum Angelis et Archagelis, cum Thronis et Dominationbus, cumque omne militia coelistis exercitus, hymnum gloriae tuae canimus, sine fine dicentes: 

COMUNICANTES PROPIO DE NAVIDAD

Communicántes, et diem sacratíssimum celebrántes, qua beátæ Maríæ intemeráta virgínitas huic mundo édidit Salvatórem: sed et memóriam venerántes, in primis ejúsdem gloriósæ semper Vírginis Maríæ, Genetrícis ejúsdem Dei et Dómini nostri Iesu Christi: 

COMUNIÓN Salmo 97,3.

Vidérunt omnes fines terræ salutáre Dei nostri. 

POSCOMUNIÓN

Hæc nos commúnio, Dómine, purget a crímine: et intercedénte beáta Vírgine Dei Genitríce Maria, cæléstis remédii fáciat esse consórtes. Per éumdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

Misa del día de Navidad

MISA EN ESPAÑOL 

INTROITO Isaías 9,6. Salmo 97,1

Un Niño nos ha nacido, y un Hijo se nos ha dado, que lleva sobre sus hombros el imperio; y será su nombre: Ángel del gran Consejo. V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén. 

COLECTA

Concede, te rogamos, oh Dios omnipotente, que la nueva Natividad, según la carne, de tu Unigénito, nos libre a los que la antigua servidumbre nos tiene bajo el yugo del pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. 

EPÍSTOLA Hebreos 1,1-12

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues ¿a qué ángel dijo jamás: Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy; y en otro lugar: Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo? Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios. De los ángeles dice: Hace de los espíritus sus ángeles; de las llamas de fuego, sus ministros. En cambio, del Hijo: Tu trono, oh Dios, permanece para siempre; y cetro de rectitud es tu cetro real. Amaste la justicia y odiaste la iniquidad; por eso Dios, tu Dios, te ha distinguido entre tus compañeros, ungiéndote con aceite de júbilo. También: Tú, Señor, en los comienzos cimentaste la tierra; los cielos son obra de tus manos; ellos perecerán, tú permaneces; se gastarán como la ropa, los envolverás como un manto. Serán como vestido que se muda. Pero tú eres siempre el mismo tus años no se acabarán. 

GRADUAL Salmo 97, 3-4. 2.

Vieron todos los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios; canta a Dios, ¡oh tierra toda! V/. El Señor ha manifestado su salvación; ante las naciones ha descubierto su justicia. 

ALELUYA

Aleluya, aleluya. V/. Un día santo nos ha amanecido; venid, gentes, y adorad al Señor, porque hoy ha bajado una gran luz a la tierra. Aleluya.

EVANGELIO Juan 1, 1-14

Continuación del Santo Evangelio según San Juan

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. [Genuflexión] Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad

Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 88, 12.15

Tuyos son los cielos y tuya es la tierra; el mundo y cuanto contiene tú lo cimentaste; la justicia y la equidad son el apoyo de tu trono. 

SECRETA

Santifica, Señor, los dones ofrecidos por la nueva na­tividad de tu Unigénito, y límpianos de las manchas de ­nuestros pecados. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios 

PREFACIO DE NAVIDAD

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, pues por el misterio del Verbo ha brillado a los ojos de nuestra alma un nuevo resplandor de tu gloria, para que, conociendo a Dios bajo una forma visible, seamos atraídos  por él al amor de las cosas invisibles. Y por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial cantamos el himno de tu gloria, diciendo sin cesar 

COMUNIÓN Salmo 97, 3

Vieron todos los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios

POSCOMUNIÓN

Concede, te rogamos, oh Dios omnipotente, que, nacido hoy el Salvador del, mundo, así como es para nosotros el autor de la generación divina, sea él también el dador de la inmortalidad. El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

No se dice el último Evangelio.

MISA EN LATIN

INTROITO Isaías 9,6. Salmo 97,1

Puer natus est nobis, et filius datus est nobis: cujus impérium super húmerum ejus: et vocábitur nomen ejus, magni consílii Angelus. V/. Cantáte Dómino cánticum novum, quia mirabília fecit. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén

COLECTA

Concéde, quaésumus, omnípotens Deus: ut nos Unigéniti tui nova per carnem Natívitas líberet: quos sub peccáti jugo vetústa sérvitus tenet. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. 

EPÍSTOLA Hebreos 1,1-12

Léctio Epistolæ beáti Pauli Apóstoli ad Hebraéos.

Multifárium multísque modis olim Deus loquens pátribus in prophétis: novíssime diébus istis locútus est nobis in Fílio, quem constítuit herédem universórum, per quem fecit et saécula: qui cum sit splendor glóriæ, et figúra substántiæ ejus, portánsque ómnia verbo virtútis suæ, purgatiónem peccatórum fáciens, sedet ad déxteram majestátis in excélsis: tanto mélior Angelis efféctus, quanto differéntius præ illis nomen hereditávit. Cum enim dixit aliquándo Angelórum: Filius meus es tu, ego hódie genui te? Et rursum: Ego ero illi in patrem, et ipse erit mihi in filium? Et cum iterum indrodúcit primogénitum in orbem terræ, dicit: Et adórent eum omnes Angeli Dei. Et ad Angelos quidem dicit: Qui facit Angelos suos spiritus, et ministros suos flammam ignis. Ad Fílium autem: Thronus tuus, Deus in saéculum saéculi: virga æquitatátis, virga regni tui. Delixisti justitiam, et odisti iniquitátem: proptérea unxit te Deua, Deus tuus, óleo exultatiónis præ particípibus tuis. Et: Tu in princípio Dómine, terram fundásti: et ópera mánuum tuárum sunt cæli. Ipse períbunt, tu autem permanébis; et omnes ut vestiméntum veteráscent: et velut amíctum mutábis eos, et mutabúntur: tu autem idem ipse es, et anni tui non deficient. 

GRADUAL Salmo 97, 3-4. 2.    

Viderunt omnes fines terræ salutáre Dei nostri: jubiláte Deo, omnis terra. V/. Notum fecit Dóminus salutáre suum: ante conspéctum géntium revelávit justítiam suam. 

ALELUYA

Alleluia, Allelúia. V/. Dies sanctificátus illúxit nobis: veníte, gentes, et adoráte Dóminum: quia hódie descéndit lux magna super terram. Allelúia

EVANGELIO Juan 1, 1-14

Inítium sancti Evangélii secúndum Joánnem.

In princípio erat Verbum, et Verbum erat apud Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat in princípio apud Deum. Omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso factum est nihil, quod factum est: in ipso vita erat, et vita erat lux hóminum: et lux in ténebris lucet, et ténebræ eum non comprehendérunt. Fuit homo missus a Deo, cui nomen erat Joánnes. Hic venit in testimónium, ut testimónium perhibéret de lúmine, ut omnes créderent per illum. Non erat ille lux, sed ut testimónium perhibéret de lúmine. Erat lux vera, quæ illúminat omnem hóminem veniéntem in hunc mundum. In mundo erat, et mundus per ipsum factus est, et mundus eum non cognóvit. In própria venit, et sui eum non recepérunt. Quotquot autem recepérunt eum, dedit eis potestátem fílios Dei fíeri, his, qui credunt in nómine ejus: qui non ex sanguínibus, neque ex voluntáte carnis, neque ex voluntáte viri, sed ex Deo nati sunt. [Hic genuflectitur] Et Verbum caro factum est, et habitávit in nobis: et vidimus glóriam ejus, glóriam quasi Unigéniti a Patre, plenum grátiæ et veritátis.

Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 88, 12.15

Tui sunt cæli, et tua est terra: orbem terrárum, et plenitúdenem ejus tu fundásti: justítia et judícium præparátio sedis tuæ 

SECRETA

Obláta, Dómine, múnera, nova Unigéniti tui Nativitáte sanctífica: nosque a peccatórum nostrórum máculis emúnda. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, 

PREFACIO DE NAVIDAD

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Quia per incarnáti Verbi mystérium, nova mentis nostræ óculis lux tuæ claritátis infúlsit: ut dum visibíliter Deum cognóscimus, per hunc in invisibílium amórem rapiámur. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes: 

COMUNIÓN Salmo 97, 3

Vidérunt omnes fines terræ salutáre Dei nostri 

POSCOMUNIÓN

Praesta, quaésumus, omnípotens Deus: ut natus hódie Salvátor mundi, sicut divínæ nobis generatiónis est auctor; ita et immortalitátis sit ipse largítor. Qui tecum vivit et regnat in unitate Spritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum. Amén.

Misa del XIX Domingo después de Pentecostés

TEXTOS DE LA MISA

INTROITO Salmo 36, 39-40, 28. 77,1.

YO SOY LA SALVACIÓN del pueblo, dice el Señor; Yo les oiré cuando clamen a mí en sus tribulaciones; y seré su Dios eternamente. V/.  Pueblo mío, guarda mi ley; inclinad vuestra oído a las palabras de mi boca. V/. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén. 

COLECTA

DIOS omnipotente y misericordioso, aparta benignamente de nosotros todo lo que sea nocivo; para que, estando libres en el alma y en el cuerpo, cumplamos fácilmente tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. 

EPÍSTOLA Efesios 4, 23-28

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios

Hermanos: renovaos en la mente y en el espíritu y revestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas. Por lo tanto, dejaos de mentiras, hable cada uno con verdad a su prójimo, que somos miembros unos de otros. Si os indignáis, no lleguéis a pecar; que el sol no se ponga sobre vuestra ira. No deis ocasión al diablo. El ladrón, que no robe más; sino que se fatigue trabajando honradamente con sus propias manos para poder repartir con el que lo necesita. 

GRADUAL Salmo 140, 2

SUBA mi oración, Señor, como incienso, en tu presencia. V/. El alzar de mis manos, como ofrenda de la tarde. 

ALELUYA Salmo 104, 1

ALELUYA, ALELUYA. V/. Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Aleluya. 

EVANGELIO Mateo 22, 1-14

Continuación del Santo Evangelio según San Mateo.

En aquel tiempo: Volvió a hablarles Jesús en parábolas, a los príncipes de los sacerdotes y fariseos, diciendo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”. Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”. El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los servidores: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”. Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».

Se dice Credo.

OFERTORIO Salmo 137, 7

SI ME HALLASE, Señor, en medio de muchas tribulaciones, tú me darás vida; y extenderás tu mano sobre mis enemigos y tu poder me salvará. 

SECRETA

HAZ, SEÑOR, que estos dones que te hemos ofrecido ante la mirada de tu presencia, nos alcancen la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios. 

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

EN VERDAD es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la Trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz: 

COMUNIÓN Salmo 118, 4-5

TÚ ORDENAS, Señor, que guardemos cuidadosamente tus mandatos. ¡Ojalá enderece yo mis caminos guardando tus  preceptos! 

POSCOMUNIÓN

TU ACCIÓN medicinal, Señor, nos libre benignamente de nuestras maldades y haga que siempre estemos adheridos a tus mandatos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. 

MISA EN LATIN

TEXTOS DE LA MISA

INTROITO Salmo 36, 39-40, 28. 77,1.

SALUS PÓPULI ego sum, dicit Dóminus: de quacúmque tribulatióne clamáverint ad me, exáudiam eos: et ero illórum Dóminus in perpétuum. V/. Atténdite, pópule meus, legem meam: inclináte aurem vestram in verba oris mei. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén 

COLECTA

OMNÍPOTENS et miséricors Deus, univérsa nobis adversántia propitiátus exclúde: ut mente et córpore páriter expedíti, quæ tua sunt, líberis méntibus exsequámur. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. 

EPÍSTOLA Efesios 4, 23-28

LÉCTIO EPÍSTOLÆ BEÁTI PAULI APÓSTOLI AD EPHESIOS.

Fratres: Renovámini spíritu mentis vestræ, et indúite novum hóminem, qui secúndum Deum creátus est in justítia et sanctitáte veritátis. Propter quod deponéntes mendácium, loquímini veritátem unusquísque cum proximo suo: quóniam sumus ínvicem membra. Irascímini et nolíte peccáre: sol non óccidat super iracúndiam vestram. Nolíte locum dare diábolo: qui furabátur, iam non furétur; magis autem labóret, operándo mánibus suis, quod bonum est, ut hábeat unde tríbuat necessitátem patiénti.

GRADUAL Salmo 140, 2

DIRIGÁTUR orátio mea, sicut incénsum in conspéctu tuo, Dómine. V/. Elevátio mánuum meárum sacrifícium vespertínum. 

ALELUYA Salmo 104, 1

ALLELÚIA, ALLELÚIA. V/. Confitémini Dómino, et invocáte nomen ejus: annuntiát inter gentes ópera ejus. Allelúia. 

EVANGELIO Mateo 22, 1-14

SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM MATTHǼUM.

In illo témpore: Loquebátur Jesus princípibus sacerdótum et pharisǽis in parábolis, dicens: «Simile factum est regnum cælórum hómini regi qui fecit núptias filio suo. Et misit servos suos vocáre invitátos ad núptias et nolébant veníre. Iterum misit álios servos dicens: ‘Dicite invitátis: Ecce prándium meum parávi, tauri mei et altília occisa sunt, et ómnia paráta: veníte ad núptias.’ Illi autem negléxerunt: et abiérunt álius in villam suam, álius vero ad negotiatiónem suam: réliqui vero tenuérunt servos eius et contuméliia afféctos occidérunt. Rex autem cum audísset, irátus est et missis exercítibus suis pérdidit homicídas illos, et civitátem illórum succéndit. Tunc ait servis suis: Núptiæ quidem parátæ sunt, sed qui invitáti erant non fuerunt digni. Ite ergo ad éxitus viárum et quoscúmque invenéritis vocáte ad núptias.’ Et egréssi servi eius in vias, congregavérunt omnes, quos invenérunt, malos et bonos: et implétæ sunt núptiæ discumbéntium. Intrávit autem rex, ut vidéret discumbéntes, et vidit ibi hóminem non vestítum veste nuptiáli. Et ait illi: ‘Amíce, quómodo huc intrásti non habens vestem nuptiálem?’ At ille obmútuit. Tunc dixit rex minístris: «Ligátis mánibus et pedibus eius, et míttite eum in ténebras exterióres: ibi erit fletus et stridor déntium. Multi enim sunt vocáti, pauci vero elécti.'».

Se dice Credo.

OFERTORIO Salmo 137, 7

SI AMBULÁVERO in médio tribulatiónis, vivificábis me, Dómine: et super iram inimicórum meórum exténdes manum tuam, et salvum me fáciet déxtera tua. 

SECRETA

HÆC MÚNERA, quǽsumus, Dómine, quæ óculis tuæ majestátis offérimus, salutária nobis esse concéde. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus.

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

VERE DIGNUM et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes: 

COMUNIÓN Salmo 118, 4-5

TU MANDÁSTI mandáta tua custodíri nimis: útinam dirigántur viæ meæ, ad custodiéndas justificatiónes tuas. 

POSCOMUNIÓN

TUA NOS, Dómine, medicinális operátio, et a nostris perversitátibus cleménter expédiat, et tuis semper fáciat inhærére mandátis. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

V Domingo después de Epifanía

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

Introito. Salm. 96.7-8.1-

Adorad a Dios sus ángeles todos; oyólo y alborozóse Sión, y regocijáronse las hijas de Judá.  V/.- Reina el Señor, rego­cíjese la tierra; alégrense todas las islas. Gloria al Padre,

Colecta.-

Te rogamos, Señor, guardes a tu familia con una con­tinua piedad, para que sea siempre por ti defendida, pues se apoya en la sola esperanza de la gracia celestial. Por nuestro Señor.

Epístola. Col. 3.12-17.- 

Hermanos: Como escogidos que sois de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas de misericordia, de benignidad, humildad, modestia, paciencia: sufríos unos a otros y perdonaos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor os ha perdonado, así también hacedlo vosotros. Mas, sobre todo esto, tened caridad, que es el vínculo de perfec­ta perfección. Y triunfe vuestros corazones la paz de Cristo, a la que fuisteis llamados para formar un solo cuerpo. Sed agradecidos. La palabra de Cristo, more en vosotros abundantemente con toda sabiduría; enseñaos y amonestaos unos a otros, con salmos, himnos y cánticos espirituales, y cantad de corazón a Dios dándole gracias. Cualquier cosa que hagáis, sea de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, dando gracias a Dios Padre por medio de Jesucristo Señor nuestro.

Gradual. Salm. 101.16-17.-

Los pueblos venerarán tu nombre, Señor, y todos los reyes de la tierra tu gloria. Porque el Señor reedificará Sión y en ella será visto en su majestad. 

Aleluya.

Salm 96.1.- Aleluya, aleluya, V/. Reina el Señor; regocíjese la tierra, alégrense todas las islas. Aleluya.

Evangelio. Mat. 13.24-30.- 

En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas esta parábola: Es semejante el reino de los cielos a un hombre que sembró buena simiente en su campo. Y mientras dormían los hombres, vino cierto enemigo suyo y sembró cizaña en medio del trigo Y llegándose los criados del padre, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? Pues ¿Cómo tiene cizaña? Contestóles: Algún enemigo mío ha hecho esto. Replicaron los criados. Replicaron los criados: ¿Quieres que vayamos a recogerla? No, les respondió, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo, Dejad crecer uno y otra hasta la siega; que al tiempo de siega diré a los segadores: Coged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla; mas el trigo guardadlo en mi granero.

Ofertorio. Salm. 117.16-17.- 

La diestra  del  Señor  ha obrado proezas, la diestra del Señor me ha ensalzado; no moriré, sino viviré, y pregonaré las obras del Señor.

Secreta.-

Te ofrecemos, Señor, hostias de propiciación, para que perdones misericordioso nuestras culpas, y dirijas tú mismo   nuestros   vacilantes corazones. Por nuestro Señor.

Prefacio de la Santísima Trinidad.-

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Señor, no en ­la individualidad de una persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos tam­bién de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distin­ción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la pro­piedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a  una voz. Santo…

Comunión. Luc.4.22.- 

Maravillávanse todos de las palabras que salían de la  boca  de Dios.

Poscomunión.-

Te rogamos, ¡oh Dios omni­potente!, nos concedas la gracia de conseguir el efecto de aquel don saludable, cuya prenda hemos recibido por estos misterios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATIN

Dóminica V Post Epiphaniam

II Classis

Introitus: Ps. xcvi: 7-8

Adoráte Deum omnes Angeli ejus: audívit, et lætáta est Sion: et exsultavérunt fíliæ Judæ. [Ps. ibid., 1]. Dóminus regnávit, exsúltet terra: læténtur ínsulæ multæ. Glória Patri. Adoráte Deum.

Oratio:

Famíliam tuam, quǽsumus, Dómine, contínua pietáte custódi: ut quæ in sola spe grátiæ cæléstis innítitur, tua semper protectióne muniátur. Per Dóminum.

Ad Colossenses iii: 12-17

    Léctio Epistolæ beáti Pauli Apóstoli ad Colossenses:


Fratres: Indúite vos ergo sicut elécti Dei sancti et dilécti víscera misericórdiæ, benignitátem, humilitátem, modéstiam, patiéntiam: subportántes ínvicem, et donántes vobismetípsis si quis advérsus áliquem habet queréllam: sicut et Dóminus donávit vobis, ita et vos. Super ómnia autem hæc, caritátem habéte, quod est vínculum perfectiónis: et pax Christi exúltet in córdibus vestris, in qua et vocati estis in uno córpore: et grati estóte. Verbum Christi hábitet in vobis abundánter, in omni sapiéntia, docéntes, et commonéntes vosmetípsos psalmis, hymnis, et cánticis spiritálibus, in grátia cantántes in córdibus vestris Deo. Omne quodcúmque fácitis in verbo aut in ópere, ómnia in nómine Dómini Jesu Christi, grátias agéntes Deo et Patri per Jesum Christum Dóminum nostrum.

Graduale Ps. ci: 16-17

Timébunt gentes nomen tuum, Dómine, et omnes reges terræ glóriam tuam. V. Quóniam ædificávit Dóminus Sion, et vidébitur in majestáte sua.
Allelúja, allelúja. [Ps. xcvi: 1] Dóminus regnávit, exsúltet terra: læténtur ínsulæ multæ. Allelúja.

Matthew xiii: 24-30 

    †     Sequéntia sancti Evangélii secúundum Matthæum.


In illo tempore: Dixit Jesus turbis parábolam hanc: Símile factum est regnum cælórum hómini, qui seminávit bonum semen in agro suo. Cum autem dormírent hómines, venit inimícus eius, et superseminávit zizánia in médio trítici, et ábiit. Cum autem crevísset herba, et fructum fecísset, tunc apparuérunt et zizánia. Accedéntes autem servi patris familias, dixérunt ei: » Dómine nonne bonum semen seminásti in agro tuo? Unde ergo habet zizánia?» Et ait illis: » Inimícus homo hoc fecit.» Servi autem dixérunt ei: «Vis, imus, et collígimus ea?» Et ait «Non: ne forte colligéntes zizánia, eradicétis simul cum eis et tríticum. Sínite útraque créscere usque ad messem, et in témpore messis dicam messóribus: ‘Collígite primum zizánia, et alligáte ea fascículos ad comburéndum, tríticum autem congregáte in hórreum meum.'»

Offertorium: Ps. cxvii: 16 et 17.

Déxtera Dómini fecit virtútem, déxtera Dómini exaltávit me: non móriar, se vivam, et narrábo ópera Dómini.

Secreta:

Hóstias tibi, Dómine, placatiónis offérimus: ut et delicta nostra miserátus absólvas, et nutántia corda tu dírigas. Per Dóminum.

Communio: Luc. iv: 22

Mirabántur omnes de his, quæ procedébant de ore Dei.

Postommunio: 

Quǽsumus, omnípotens Deus: ut illius salutáris capiámus efféctum, cujus per hæc mystéria pignus accépimus. Per Dóminum.

Misa IV Domingo después de Epifanía

MISA EN ESPAÑOL

INTROITO Salmo  96, 7-8. 1

Adorad a Dios, todos sus Ángeles: lo oyó y se alborozó Sión, y se regocijaron las hijas de Judá. V/.  El Señor reina, exulte la tierra: llénense de júbilo todas las islas. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA

Oh Dios, que conoces nuestra fragilidad y sabes que no podemos resistir entre tantos peligros como nos cercan; concédenos la salud de alma y cuerpo, para que venzamos, con tu asistencia, los males que padecemos por nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA Romanos 13, 8-10

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos

Hermanos: A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley. De hecho, el no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás, y cualquiera de los otros mandamientos, se resume en esto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor.

GRADUAL Salmo 101, 16-17

Temerán las naciones tu nombre, oh Señor y todos los reyes de la tierra tu gloria. V/.  Porque el Señor edificó Sión, y allí será visto en su majestad.

ALELUYA Salmo 96, 1

Aleluya, aleluya. V/.  El Señor reina, se regocija la tierra: llénense de júbilo todas las islas. Aleluya.

EVANGELIO Mateo 8, 23-27

Continuación del Santo Evangelio según San Mateo

En aquel tiempo: Subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Él les dice: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?». Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».

Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 117, 16-17

La diestra del Señor ha hecho maravillas: la diestra del Señor me ha ensalzado; ya no moriré, sino que viviré y publicaré las obras del Señor.

SECRETA

Oh Dios omnipotente, te rogamos nos concedas que el don de este sacrificio que te presentamos, nos purifique siempre de toda mancha y proteja nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios. 

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. 

COMUNIÓN Lucas 4, 22

Se maravillaban todos de las palabras que salían de la boca de Dios.

POSCOMUNIÓN

Tus dones, Señor, nos despeguen de los placeres terrenos, y nos refuercen siempre con el manjar divino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

TEXTOS DE LA MISA EN LATIN

Dóminica IV Post Epiphaniam

II Classis

Introitus: Ps. xcvi: 7-8

Adoráte Deum omnes Angeli ejus: audívit, et lætáta est Sion: et exsultavérunt fíliæ Judæ. [Ps. ibid., 1]. Dóminus regnávit, exsúltet terra: læténtur ínsulæ multæ. Glória Patri. Adoráte Deum.

Oratio:

Deus, qui in tantis perículis constitútos, pro humána scis fragilitáte non posse subsístere: da nobis salútem mentis et córporis; ut ea, quæ pro peccátis nostris pátimur, te adjuvánte vincámus. Per Dóminum.

ad Romanos xiii: 8-10

Léctio Epistolæ beáti Pauli Apóstoli ad Romanos:


Fratres: Némini quidquam debeátis, nisi ut invicem diligátis: qui enim díligit próximum, legem implévit. Nam: non adulterábis: Non occídes: Non furáberis: Non falsum testimónium dices: Non concupísces: et si quod est aliud mandátum in hoc verbo instaurátur: Díliges próximum tuum sicut teípsum. Diléctio próximum malum non operátur. Plenitúdo ergo legis est diléctio

Graduale Ps. ci: 16-17

Timébunt gentes nomen tuum, Dómine, et omnes reges terræ glóriam tuam. V. Quóniam ædificávit Dóminus Sion, et vidébitur in majestáte sua.
Allelúja, allelúja. [Ps. xcvi: 1] Dóminus regnávit, exsúltet terra: læténtur ínsulæ multæ. Allelúja.

Matthew viii: 23-27

† Sequéntia sancti Evangélii secúundum Matthæum.


In illo tempore: Ascendénte Jesu in navículam, secúti sunt eum discípuli ejus: et ecce motus magnus factus est in mari, ita ut navícula operirétur flúctibus, ipse vero dormiébat. Et accessérunt ad eum discípuli ejus, et suscitavérunt eum, dicéntes: «Dómine, salva nos, perímus!» Et dicit eis Jesus: «Quid tímidi estis, módicæ fidei?» Tunc surgens, imperávit ventis et mari, et facta est tranquíllitas magna. Porro hómines miráti sunt, dicéntes: «Qualis est hic, quia venti et mare obédiunt ei?»

Credo.

Offertorium: Ps. cxvii: 16 et 17.

Déxtera Dómini fecit virtútem, déxtera Dómini exaltávit me: non móriar, se vivam, et narrábo ópera Dómini.

Secreta:

Concede, quǽsumus, omnípotens Deus: ut hujus sacrifícii munus oblátum, fragilitátem nostram ab omni malo purget semper, et múniat. Per Dóminum.

Communio: Luc. iv: 22

Mirabántur omnes de his, quæ procedébant de ore Dei.

Postcommunio:

Munera tua nos, Deus, a delectatiónibus terrénis expédiant: et cæléstibus semper instáurent aliméntis. Per Dóminum.