Sermón Primer Domingo de Adviento

SERMON DE ADVIENTO

Sermón de San León, Papa.

Sermón 8 del ayuno del 10º mes y de las limosnas.

Cuando el Salvador instruía a sus discípulos, y a toda la Iglesia en sus Apóstoles, acerca del advenimiento del reino de Dios, y del fin del mundo y de los tiempos, les dijo: “Guardaos de no agravar vuestros corazones con la crápula y la embriaguez y los cuidados del siglo”. Cuyo precepto especialmente se refiere a nosotros, ya que el día anunciado, si bien nos es desconocido, no dudamos de que esté cercano.

Para cuyo advenimiento deben prepararse todos los hombres, no sea que halle a alguno dedicado al cuidado de su carne o a los negocios del siglo. La experiencia nos enseña que los excesos en la bebida ofuscan la mente, y la saciedad de manjares disminuye el vigor del corazón. Los deleites de la comida son contrarios a la salud si no se moderan por la templanza y no se sustrae al placer lo que podría convertirse en perjudicial.

Es propio del alma privar de algunas cosas al cuerpo que le está sujeto, y apartarle de las cosas exteriores que le son nocivas, para que, libre habitualmente de las carnales concupiscencias, pueda ella dedicarse en su interior a la meditación de la divina sabiduría, y, acallado el tumulto de los cuidados externos, gozarse en la contemplación de las cosas santas y en la posesión de aquellos bienes que han de durar eternamente.

SERMON DEL EVANGELIO

Homilía de San Gregorio, Papa.

Homilía 1 sobre los Evangelios.

Deseando nuestro Señor y Redentor hallarnos preparados, nos anuncia los males que acompañarán al mundo en su vejez, para que de esta suerte no nos apartemos de su amor. Nos muestra las calamidades a fin de que, si no queremos temer a Dios mientras gozamos de tranquilidad, por lo menos nos espanten sus castigos y nos atemorice su juicio cercano.

Un poco antes de este Evangelio, había dicho el Señor: “Se levantará un pueblo contra otro pueblo, y un reino contra otro reino, y acontecerán grandes terremotos por los lugares, peste y hambres”. Y, tras algunas palabras, añade: “Se verán fenómenos prodigiosos en el sol, la luna y las estrellas; y en la tierra estarán consternadas y atónitas las gentes por el estruendo del mar y de las olas”. De estas cosas, algunas vemos que se han ya cumplido, y otras tememos que presto sucederán.

Levantarse unos pueblos contra otros, y demás calamidades, vemos en nuestros tiempos mucho más de lo que leemos en los libros. Ya sabéis cuántas ciudades han destruido los terremotos. En cuanto a las pestes, las sufrimos sin cesar. Las señales en el sol, la luna y las estrellas, aún no las vemos tan manifiestas, mas según las mudanzas que del aire experimentamos, creer podemos que no están muy lejanas.

Breviario Romano