Grados de la perfección cristiana

De los diversos grados de la perfección.

La perfección tiene sus grados y sus límites aquí en la tierra. De esto nacen dos cuestiones: ¿Cuáles son los principales grados de la perfección? ¿Cuáles sus límites aquí en la tierra?

I. De los diversos grados de la perfección.

Muchos son los grados por los que se sube a la perfección. No intentamos enumerarlos todos, sino solamente señalar los principales tramos. Según la sentencia común, expuesta por Santo Tomas, tres son los principales tramos que se distinguen, o tres vias , como generalmente se las llama: la de los principiantes, la de los proficientes, y la de los perfectos, según el fin que cada cual pretenda.

a) En la primera vía, los que comienzan han de poner todo su cuidado en no perder jamásla caridad que poseen : han de hacer cuanto puedanpara evitar el pecado, sobre todo el mortal, y paravencer las malas inclinaciones, las pasiones y cuantopudiera ser causa de que perdieran el amor de Dios.

Llamase purgativa  esta vía, porque el fin suyo es purificar al alma de sus pecados.

b) En la segunda vía, los que por ella andan, quieren adelantar en el ejercicio positivo de las virtudes, y fortalecer su voluntad. Purificado el corazón, ábrese a la luz y amor divinos; desease seguir a Jesús e imitarle en sus virtudes, y, porque, siguiéndole, caminamos hacia la luz, llamase iluminativa esta vía. Pone todo su empeño el proficiente en evitar no solamente el pecado mortal, sino también el venial.

c) En la tercera, no tienen otro afán los perfectos sino el de unirse con Dios y poner en él todo su contento. Porque buscan de continuo la unión con Dios, dícese de ellos que están en la vía unitiva .

Causales horror el pecado, porque temen mucho desagradar a Dios y el ofenderle; robanles el corazón las virtudes, en especial las teologales, por ser medios para unirse con Dios. Tienen el mundo por un destierro, y, como San Pablo, ansían morir para unirse con Cristo.

II. De los límites de la perfección en la tierra.

Cuando leemos las vidas de los Santos, especialmente las de los grandes contemplativos, quedamos sorprendidos al ver las sublimes alturas a que puede levantarse un alma generosa que no sabe negar a Dios cosa alguna. Mas, con todo, tiene ciertos limites nuestra perfección en la tierra, los cuales nadie podrá traspasar, si no quiere venir mas abajo y aun caer en el pecado.

1º Es muy cierto que jamás podremos amar a Dios cuanto él puede ser amado: es en verdad infinitamente digno de ser amado, y, porque nuestro corazón no es infinito, jamás podrá amarle, ni aun en el cielo, con un amor sin limites. Por esta razón debemos trabajar siempre por amarle cada vez mas, y, como dice San Bernardo, la medida del amor de Dios es amarle sin medida. Mas no perdamos de vista que el verdadero amor no esta en el amoroso sentir cuanto en los actos de la voluntad, y que, la mejor manera de amar a Dios, será conformar nuestra voluntad con la suya, como mas adelante diremos, al tratar de la conformidad con la voluntad divina.

Mientras vivamos sobre la tierra, no podremos amar a Dios sin interrupción y sin descanso. Cierto que podemos, por una gracia especial, que jamás se niega a las almas de buena voluntad, evitar todos los pecados veniales deliberados, pero no todos los de fragilidad; jamás llegaremos a ser enteramente impecables, según ha declarado la Iglesia en muchas ocasiones.

Del libro de Tanqueray, Perfección de la vida cristiana.