VIII Domingo después de Pentecostés

TEXTOS DE LA SANTA MISA EN ESPAÑOL

Introito. Salm. 47.10-11,2.-

Hemos recibido, ¡oh Dios!, tu misericordia en medio de tu tem­plo; como tu nombre, ¡oh Dios!, así tu gloria llega hasta los confines de la tierra; tu diestra da la salvación. Salmo.-. Grande es el Señor y dig­nísimo de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. V/. Gloria.

Colecta.- 

Te rogamos, Señor, nos concedas propicio la gracia de pensar y obrar siempre con rectitud; y, pues sin ti no podemos subsistir, lle­vemos una vida conforme a tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo…

Epístola. Rom 8.12-17.-

Hermanos: Nada debemos a la carne, para que vivamos según la carne. Si vivís según la carne, moriréis; mas si con el espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Todos cuantos se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. No habéis recibido el espíritu de servidumbre para obrar todavía con temor, habéis recibido el Espíritu de adopción de hijos, en virtud del cual clamamos: ¡Abba, Padre! El mismo Espíritu testifica,  a una con nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Hijos, luego herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo.

Gradual. Salm. 30.3; 70.1.-

Sé para mí el Dios que protege y un lugar de refugio, para que me salves.  V/. En ti, Señor, he buscado amparo; no sea jamás confundido.

Aleluya. Salm. 47.2.- Aleluya, aleluya. V/. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. Aleluya.

Evangelio. Luc. 16.1-9.-

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Érase un hombre rico, que tenía un mayordomo, y éste le fue acusado como dilapidador de sus bienes. Llamóle, pues, y le dijo ¿Qué es esto que oigo de ti?  Rinde cuentas de tu gestión; en adelante ya no podrás ser mi mayordomo. Entonces el mayordomo se dijo: ¿Qué haré, pues mi señor me quita la gerencia? Para cavar no valgo, mendigar me causa vergüenza. Mas ya sé lo que he de hacer, para que, una vez removido de mi gerencia, halle quienes me reciban en su casa. Llamó, pues, a cada uno de los deudores de su amo; y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? Y éste le respondió: Cien barriles de aceite. Díjole: Toma tu escritura; siéntate luego, y escribe cincuenta. Después dijo a otro: ¿Y tú, cuánto debes? Y él respondió: Cien cargas de trigo. Díjole: Toma tu obligación y escribe ochenta. Y alabó el amo a este mayordomo infiel por su previsión, porque los hijos de este siglo son en sus negocios más sagaces que los hijos de la luz. Así os digo yo a vosotros: Haceos amigos con el inicuo dinero para que cuando él os faltare, aquellos os reciban en las eternas moradas.  

Ofertorio. Salm. 17.28.32.-

Tú salvas al pueblo humilde, y humillas los ojos de los soberbios, porque ¿qué otro Dios hay fuera de ti, Señor?

Secreta.-  

Te rogamos, Señor, aceptes propicio los dones que recibidos de tus manos, te ofrecemos, para que, mediante la operación de tu gracia, nos santifiquen estos sacrosantos misterios en la presente vida, y nos conduzcan a los goces eternos. Por nuestro Señor.

Prefacio de la Santísima Trinidad.- 

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos tam­bién de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna  Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. Santo …

Comunión. Salm. 33.9.-

Gustad y ved cuán suave es el Señor; dichoso el varón que en él confía.

Poscomunión.- 

Sírvanos, Señor, este celestial misterio para repa­ración de alma y cuerpo; pa­ra que al celebrarlo, experimentemos sus saludables efectos. Por nuestro Señor.

TEXTOS DE LA MISA EN LATIN

Dóminica Octava Post Pentecosten

II Classis

Introitus: Ps. xlvii: 10-11

Suscépimus, Deus, misericórdiam tuam in médio templi tui: secúndum nomen tuum, Deus, ita et laus tua in fines terræ: justítia plena est déxtera tua. [Ps. ibid. 2] Magnus Dóminus, et laudábilis nimis: in civitáte Dei nostri, in monte sancto ejus. Glória Patri. Suscépimus.

Oratio

Largíre nobis, quǽsumus, Dómine, semper spíritum cogitándi qui recta sunt, propítius et agéndi: ut, qui sine te esse non póssimus, secúndum te vívere valeámus. Per Dóminum.

 ad Romanos viii: 12-17

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Romános.

Fratres: Debitóres sumus non carni, ut secúndum carnem vivámus. Si enim secúndum carnem vixéritis, moriémini: si autem Spíritu facta carnis mortificavéritis, vivétis. Qui-cúmque enim spíritu Dei agúntur, ii sunt fílii Dei. Non enim accepístis spíritum servitútis íterum in timóre, sed accepístis spíritum adoptiónis filiórum, in quo clamámus: Abba (Pater). Ipse enim Spíritus testimónium reddit spíritui nostro, quod sumus fílii Dei. Si autem fílii, et herédes: herédes quidem Dei, coherédes autem Christi.

Graduale Ps. xxx: 2

Esto mihi in Deum protectórem, et in locum refúgii, ut salvum me fácias. [Ps.lxx: 1] Deus, in te sperávi: Dómine, non confúndar in ætérnum. Allelúja, allelúja [Ps. xlvii: 2] Magnus Dóminus, et laudábilis valde, in civitáte Dei nostri, in monte sancto ejus. Allelúja

Luc. xvi: 1-9

+    Sequentia sancti Evangelii secundum Lucam.

In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis parábolam hanc: «Homo quidam erat dives, qui habébat víllicum: et hic diffamátus est apud illum, quasi dissipásset bona ipsíus. Et vocávit illum, et ait illi: “Quid hoc áudio de te? redde ratiónem vilicatiónis tuæ: jam enim non póteris villicáre.” Ait autem víllicus intra se: “Quid fáciam, quia dóminus meus aufert a me villicatiónem? fódere non váleo, mendicáre erubésco. Scio quid fáciam, ut, cum amotus fúero a villicatióne, recípiant me in domos suas.” Convocátis ítaque síngulis debitóribus dómini sui, dicébat primo: “Quantum debes dómino meo?” At ille dixit: “Centum cados ólei.” Dixítque illi: “Accipe cautiónem tuam et: sede cito, scribe quinquagínta.” Deínde álii dixit: “Tu vero quantum debes?” Qui ait centum choros trítici.” Ait illi: “Accipe lítteras tuas, et scribe octogínta.” Et laudávit dóminus víllicum iniquitátis, quia prudénter fecísset: quia fílii hujus sæculi prudentióres fíliis lucis in generatióne sua sunt. Et ego vobis dico: fácite vobis amícos de mammóna iniquitátis: ut cum defecéritis, recípiant vos in ætérna tabernácula.»

Offertorium: Ps. xvii: 28 et 32

Pópulum húmilem salvum fácies, Dómine, et óculos superbórum humiliábis: quóniam quis Deus præter te, Dómine?

Secreta:

Suscipe, quǽsumus, Dómine, múnera, quæ tibi de tua largitáte deférimus: ut hac sacrosáncta mystéria, grátiæ tuæ operánte virtúte, et præséntis vitæ nos conversatióne sanctíficent, et ad gáudia sempitérna perdúcant. Per Dóminum.

Præfátio de Sanctíssima Trinitáte

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

Communio: Ps. xxxiii: 9.

Gustáte et vidéte, quóniam suávis est Dóminus: beátus vir, qui sperat in eo.

Postcommunio:

Sit nobis, Dómine, reparátio mentis et córporis cæléste mystérium: ut, cujus exséquimur cultum, sentiámus efféctum. Per Dóminum.

VIII Domingo después de Pentecostés

HOMILIA

Homilía de San Jerónimo, Presbítero.

Epistola 151

Si vemos al administrador de las riquezas de iniquidad alabado por su señor, por haber sabido agenciarse una justa recompensa mediante un proceder ilícito; y si el mismo amo perjudicado alaba la previsión de tal administrador, por cuanto, aunque procedió fraudulentamente con el, fue prudente para consigo mismo, ¿cuánto mas el divino Salvador, que no puede experimentar perdida alguna y se inclina siempre a la clemencia, alabara a sus discípulos, cuando los vea tratar con misericordia a los que van a creer en él?

Después de la parábola, saco esta consecuencia: “Así os digo yo a vosotros: Granjeaos amigos con las riquezas de iniquidad”. En lengua siriaca, no en hebreo, se llama “mammona” a las riquezas, debido a los medios injustos que se emplean para atesorarlas. Si pues, el fruto de iniquidad bien administrado puede redundar en provecho de la justicia, cuanto mas la palabra de Dios, en la cual nada hay inicuo, y que fue confiada a los Apóstoles, llevara al cielo a sus fieles dispensadores?

Por lo cual, leemos a continuación: “Quien es fiel en lo poco” , es decir, en las cosas materiales, “ también lo es en lo mucho”, o sea, en las espirituales, El que es inicuo en lo poco, no haciendo participantes a sus hermanos de lo que Dios creo para todos, no lo será menos en el reparto del caudal espiritual, y en la distribución de la doctrina del Señor atenderá mas bien a sus preferencias personales que a la necesidad. Por eso dice aquí el Señor: Si no sabéis administrar prudentemente los bienes materiales y perecederos, .quien os confiara las verdaderas, las eternas riquezas de la doctrina de Dios?