Introducción a la Liturgia Tradicional

Advertencia preliminar.–  Antes de tratar la liturgia, queremos advertir que de ella no se suele tratar expresamente en los catecismos. Pero es una materia muy importante; está íntimamente unida a la partes del Catecismo que tratan de la oración y a los Sacramentos. Además, cada día se da más importancia a su estudio, y son muchos, y con razón, los que creen que se la bebe enseñar al pueblo al tratar de la oración  y culto. Por eso más bien que como apéndice, como integridad de la oración, explicaremos aquí en breves puntos lo esencial de esta materia, que es muy edificante y sirve mucho para la vida cristiana.

Qué es liturgia.- Liturgia en griego significa “oficio o ministerio público”; y a los oficiales o funcionarios públicos se les llama liturgos. Pero si bien este término se aplicaba a todos los ministerios, ya sagrados, ya profanos, luego se restringió a solo los sagrados y religiosos, y, por fin, ya solo se entiende de los actos oficiales del culto divino. Así, pues, liturgia es el conjunto de formas ordenadas por la Iglesia para la celebración del culto oficial. Es decir, que la Iglesia prescribe que cuando se celebran oficialmente algunos cultos, se celebren en la forma que ella ha prescrito; y la reunión de esas fórmulas y prescripciones se llama liturgia.

Ceremonias, ritos, rúbricas.- Estas formas prescritas por la Iglesia se llaman ceremonias, ritos, rúbricas. Todas estas palabras son sinónimos de modos o formas. Rúbrica significa roja, y se llaman así los ritos o ceremonias, porque las prescripciones, fuera de las oraciones, suelen  ir en los libros en letra roja, al paso que las oraciones suelen ir en letra negra. Algunas son esenciales, como las fórmulas instituídas por Jesucristo, que tratan de la materia y forma de los Sacramentos, y éstas son absolutamente necesarias para la validez de los actos sagrados; otras son accidentales, prescritas por la Iglesia para guardar la dignidad y conveniencia debidas en la administración  de los Sacramentos y en el culto. Y de estas mismas algunas son preceptivas, cuando la Iglesia manda propiamente; otras son facultativas, cuando la Iglesia aconseja o dice que se  puede hacer alguna cosa.

Funciones litúrgicas.- No toda función o culto público es litúrgico, aunque lo ejerza un ministro de la Iglesia y en la iglesia y en público. Litúrgicas son aquellas funciones que los ministros legítimos de la Iglesia celebran en nombre y bajo la dirección de la misma Iglesia. Las demás, aunque las ejerza un ministro de la Iglesia, no son sino extralitúrgicas. Algunas veces se mezclan las funciones litúrgicas con las extralitúrgicas, por ejemplo, en las funciones ordinarias de las novenas, etc., en las cuales se suele muchas veces exponer al Santísimo, rezar el Rosario, cantar vísperas, entonar algunos cánticos populares, predicar, reservar. Aquí la exposición  y la reserva, y las vísperas son litúrgicas; el Rosario, las preces, los cánticos populares, fuera de la exposición y reserva son extralitúrgicos. La función digámoslo así, es mixta. Se pueden llamar funciones litúrgicas propiamente la Misa, las horas canónicas ( vísperas, completas, maitines, etc.), la administración de sacramentos, las exposiciones y bendiciones con el Santísimo, las procesiones de la Candelaria, Ramos, Corpus, Rogativas, etcétera; las bendiciones del Misal y del Ritual.

Libros Litúrgicos.- Los libros en que se contiene la liturgia son: el Misal, el Breviario, el Ritual y el Pontifical. En el Misal está el orden y la liturgia de la Misa; en el Breviario está el orden del Oficio divino, o sea de las oraciones que tienen que decir los sacerdotes o en particular o en el coro; en el Ritual se contienen las formas con que se administran los Sacramentos, y se dan las bendiciones y se ejercitan otros actos de culto; en el Pontifical están las ceremonias propias de los Obispos en el culto. Se pueden además componer otros libros que contengan, o en parte o en todo, las ceremonias de éstos.

Diversas liturgias.- Aún cuando en lo sustancial, la liturgia de toda la Iglesia es la misma, pero difiere en muchas otras cosas. En primer lugar, suele ser muy diferente la liturgia occidental y la oriental. Aun dentro de cada una de éstas hay muchas diferencias, y así en la oriental se suelen señalar las liturgias griegas, armenia, siríaca, copta; y en la occidental, si bien la romana lo lleva casi todo, y es la general, todavía se conservan la mozárabe  en una capilla de Toledo y en otra de Salamanca, la galicana en algunos puntos, de que va desapareciendo, y la ambrosiana, que se sigue en bastantes parroquias de Milán, Bérgamo, Novara y Ticino.

El centro de la liturgia.- El centro de la liturgia católica es, sin duda, la sagrada Eucaristía, y la liturgia por excelencia es la Misa; como que ella sola por antonomasia se llama con este nombre de liturgia. Pero alrededor de este centro se extiende toda la liturgia, como un árbol admirable de piedad y religión.

Lo que pertenece a la liturgia.- Al tratar de la liturgia y para comprender bien el espíritu del Culto católico, hemos de tratar brevemente: 1.- de las personas litúrgicas, o de los ministros del culto; 2.- de los sitios litúrgicos, como templos, oratorios etc,; 3.- de las cosas litúrgicas, como son: pan, vino, agua, aceite, sal, incienso, vestidos, etc,; 4.- de los tiempos litúrgicos: Adviento, Cuaresma, Pascua, etc,; 5.- de las acciones sagradas, Misa, administración de Sacramentos, bendiciones, etc,; gestos, movimientos, signos, etcétera; 6.- de las palabras, como son: oraciones, lecturas, cantos, etc.

La Sagrada Congregación de Ritos.- Es tal la importancia de la liturgia, que la Iglesia ha instituído toda una Sagrada Congregación, que se llama de Ritos, la cual está encargada de vigilar y regular todo lo concerniente al culto divino en la iglesia latina. Ella también entiende en todo lo concerniente a la beatificación y canonización de los Santos y en todo lo que se refiere al culto de las reliquias.

Personas litúrgicas.- Los liturgos de la Iglesia, es decir, los ministros  o funcionarios destinados oficialmente a prestar el culto oficial en la Iglesia, son los clérigos. Para ello, como se dice al tratar del sacramento del Orden, la Iglesia ordena con diversos oficios ministros especiales, por sus grados. Porque primero forma clérigos en general, a los cuales da la tonsura. Luego da las Ordenes menores, haciéndolos ostiarios o porteros, lectores, exorcistas, acólitos. Después, para que se acerquen más al servicio del altar, ordenas los diáconos y subdiáconos, y, en fin, los presbíteros o sacerdotes. Muy hermosa es la liturgia con que confiere todas estas Ordenes, y en ella se explica muy bien las cualidades del personal litúrgico. El que quiera entenderla tanto cuando se va a ordenar, como cuando se ordena a alguno de sus parientes, o desea recordar lo que recibió al ordenarse, lo puede  ver en el Enchiridion Ordinandorum, o “ Manual de Ordenandos”, que, en latín y castellano, contiene estas ceremonias. De suyo todo personal en las misas debería ser de clérigos. Y en las solemnes no puede servir ni de diácono, ni de subdiácono, ningún laico. Sólo de subdiácono, en caso de necesidad, podrá hacer uno que por lo menos está tonsurado. De acólitos se permite servir a laicos, niños o adultos, los cuales deben tener este favor de la Iglesia a mucha honra, y cuando puedan, procurar servir en este oficio tan santo. Pueden así ayudar a misa, ser turiferarios, que llevan el incensario; ceroferarios, que llevan los ciriales, etc.

El clérigo como ministro de la Iglesia.- Es muy de advertir por los fieles que el sacerdote y todos los ministros de la Iglesia, cuando funcionan como tales ministros, obran en nombre y representación de la Iglesia, y, por tanto, aunque ellos sean personas de poca importancia y aunque, lo que Dios no quiera, fuesen malos en su vida personal, la oración, la administración de los Sacramentos, las bendiciones y, en general, todas sus obras ministeriales son válidas y excelentes, y de más valor que las que pueda hacer otra persona, aunque más santa, pero sin representación oficial. Porque en el primer caso la oración, el culto, no es de Fulano de Tal, sino del ministro de la Iglesia Santa, o, lo que es lo mismo, de la Iglesia. Así como cuando un oficial gobernador, o ministro del Rey, manda en nombre del Rey, sus actos son de más validez, y mucha más importancia, que si mandase otro que no tuviese representación oficial, aun cuando fuese mucho más amigo del Rey. En cambio, cuando ese mismo ministro obra como particular, aun cuando ore, por ejemplo, en la Iglesia con todos los fieles, o en su casa, etc., sus oraciones y actos no tienen la representación de la Iglesia, ni su valor oficial. Siempre, sin embargo, aun en estos casos, un ministro del Señor será de suyo más aceptable a Dios que un simple particular en iguales circunstancias por su carácter sagrado.

Sitios litúrgicos.- Llámanse sitios santos o sagrados aquellos que permanentemente están destinados para ejercer el culto o las funciones litúrgicas. Tales son las Iglesias (y capillas y oratorios) y también los bautisterios cuando se edificaban aparte, y los cementerios, que hoy están separados.