Sermón III Domingo de Cuaresma

HOMILIA DE SAN BEDA, VENERABLE, PRESBITERO

Libro 4, cap. 48 sobre el cap. 11 de san Lucas

Este  endemoniado, según san Mateo, no solo era mudo sino también ciego. De el se refiere que fue curado por el Señor, de tal suerte, que hablaba y veía. De consiguente, se realizaron tres milagros en un mismo hombre: el ciego ve, el mudo habla, y el que estaba poseído es librado del demonio. Lo cual en aquella ocasión se realizo de una manera visible, mas ahora tiene lugar todos los días en la conversión de los creyentes. Es arrojado de su alma en primer lugar el demonio, ven luego la luz de la fe, y se abre su boca, antes muda, para cantar las divinas alabanzas. “Algunos dijeron que echaba los demonios por virtud de Belzebú”. Esto no lo dijeron los del pueblo, sino que salio de la boca de los fariseos y escribas, como lo atestiguan los otros Evangelistas.

El pueblo que parecía menos instruido, siempre admiraba las obras del Señor. Por el contrario, los escribas y los fariseos trabajaban o para negar estas obras, o cuando no les era posible, procuraban echarlo a mala parte, como si fueran realizadas, no por Dios, sino por el espíritu inmundo. “Y otros, tentándole, le pedían una señal del cielo”. Querían que a semejanza de Elías hiciera descender fuego del cielo, o que, como en tiempo de Samuel, se viera de súbito, en un hermoso día de verano, retumbar el trueno, brillar los relámpagos y caer la lluvia a torrentes, como si estas cosas no pudiesen ser mal interpretadas, diciendo que acontecían en virtud de causas ocultas y de diversas perturbaciones atmosféricas. Mas tu que desnaturalizas lo que ves con los ojos, tocas con las manos, y que sucede para tu provecho, ¿qué dirías de los prodigios venidos del cielo? Sin duda responderías que también los magos en Egipto realizaron cosas prodigiosas en el aire.

Mas el, luego que vio sus pensamientos, les dijo: “Todo reino en si mismo dividido se arruinara, y una casa caerá sobre otra casa”. No contesta a sus palabras sino a sus pensamientos, a fin de que por lo menos así se vean obligados a creer en su poder, ya que veía lo mas secreto de su corazón. Mas, si todo reino en si dividido se arruinara, de consiguiente el reino del Padre, Hijo y Espíritu Santo no esta dividido, ya que sin contradicción permanece, ni puede oposición alguna arruinarle, puesto que ha de durar para siempre. Mas si Satanás en si mismo esta dividido, ¿cómo puede permanecer su reino, ya que decís que yo arrojo los demonios por virtud de Belzebú? Con esto quería que por su propia confesión dieran a entender que no creyendo en el, elegían el reino del diablo, el cual, a la verdad, no podía subsistir estando dividido contra si mismo.

Fuente: Oficio Divino de Alfonso Gubianas O.S.B