Parece que antes, en las frecuentes procesiones que se hacían por los alrededores de los pueblos, los clérigos llevaban previsoramente para guardarse de posibles lluvias esta capa que, además de cubrirles el cuerpo, tenía entre los hombros una capucha para poder cubrirse la cabeza si empezaba a llover, por esto, pues hoy en día, por tal recuerdo a esta capa se la llama pluvial, o sea para la lluvia.

Conviene saber que es obligatoria cuando se tiene, para ciertas ceremonias o bendiciones más solemnes, por ejemplo, la bendición anual de las candelas; de las cenizas; de los ramos de olivos y del fuego nuevo; también debe llevarse en la bendición con la custodia durante la exposición del Santísimo así como en la procesión eucarística.
No es de uso exclusivo de los sacerdotes; pero no pueden usarla los seglares.