Pecados contra la fe

Diversas clases de incredulidad.—

Con respecto a la fe, unos son infieles, otros incrédulos, otros herejes, otros apostatas, otros indiferentes. Hay diversos grados de negar la fe o de estar apartados de ella; y conviene saberlos, para apreciar su culpabilidad y su estado respecto de la salvación.

Quienes son infieles.

Infieles son los que nunca han tenido fe, ni están bautizados y por consiguiente jamás han sido miembros de la Iglesia. Estos, si están de buena fe y guardan lo que su conciencia les dicta, lograran de Dios que por medios ordinarios, o si es preciso milagrosos, les manifieste la fe verdadera, por lo menos lo necesario de ella, y que de alguna manera puedan recibir el bautismo, siquiera de deseo como ya lo explicaremos mas en su lugar. Porque Dios, a quien de su parte hace lo que puede, no le niega nunca la gracia.

Quienes son incrédulos.

Incrédulos son los que conociendo la fe la rechazan. Incrédulo fue Santo Tomas (J., 20). La incredulidad proviene, las mas de las veces, o de ignorancia, pereza, falta de instrucción, o de soberbia o de mala vida. De ignorancia: como las personas rudas se ríen de las ciencias, del pararrayos, de los rayos X, de los abonos químicos, etc., así algunos incrédulos se ríen de los misterios; quisieran palpar, oler, oír y casi comer lo que han de creer. !Yo no creo sino lo que veo!, suelen decir. Y a lo mejor estos son los mas crédulos para paparruchas, consejas y filfas; y, de ordinario, nunca estudian la religión. De soberbia: esto es muy frecuente; la soberbia interior y secreta con apariencias de tolerancia, de buen tono, de respeto, de desden sabio…, suele ser la raíz de muchísimas incredulidades. Y estos suelen ser los mas difíciles de convertir, sobre todo si a esa soberbia secreta unen una vida correcta por lo demás. De mala vida:el que vive mal, encuentra estorbo en creer, y remordimiento en reflexionar en la fe Y de ordinario se halla muy inclinado a reírse de la verdad, aun de la verdad natural, y por lo menos a no pensar ni instruirse en doctrinas que le inquietan y atormentan.

Quienes son herejes.—

Herejes son los que rechazan algunas verdades de fe que enseña la Iglesia ser reveladas. Herejía, viene de la palabra griega airesis, que significa secta, separación; es una fe incompleta; cree poco o mucho, pero niega algo revelado. Por ejemplo, uno niega la divinidad de Jesucristo, otro la existencia del Espíritu Santo, o que Jesucristo fue hombre, o que la Virgen fue Virgen, o que fue Inmaculada, aun cuando cree todo lo demás; Heresiarca es el que se hace cabeza de alguna herejía, y la funda o la propaga. Tales fueron Arrio, Nestorio, Macedonio, Eutiquio, Huss. Lutero, Calvino, Enrique VIII, y otros como estos. La mayor parte de las herejías han nacido de la soberbia, o de la corrupción, o de las dos cosas juntas.

Quienes son heterodoxos.—

Heterodoxos (de diversa doctrina) se llaman aquellos que en algunos puntos de doctrina disienten de la Iglesia, y participan algo de la herejía, aunque no sean herejes, por no negar ningún dogma de fe. Tales son muchos católicos que profesan muchos errores modernos, condenados por la Iglesia.

Quienes son cismáticos.—

Cismáticos, o separados (cisma, es lo mismo en griego que cortadura o rasgón), es aquel que no reconoce la autoridad del Jefe de la Iglesia. Propiamente no es hereje; si bien de ordinario los cismáticos caen también en herejías; pero de suyo solo faltan a la obediencia debida al Jefe de la Iglesia, al Papa.

                                                        Puntos de Catecismo, Vilariño, S.J.