Cosas liturgicas. Parte tercera

Cenizas.—

Las cenizas se han usado desde muy antiguo en ritos, sobre todo de duelo y de penitencia. Unas veces ponían cenizas sobre su cabeza o su cuerpo, otras metían la cabeza por el polvo y las cenizas, y aun se revolvían todo el cuerpo sobre ellas, o se sentaban sobre cenizas, y aun se acostaban en ellas. También las esparcían por el aire. De todo esto hay demostraciones en la Escritura. Jesucristo decia, hablando de las ciudades ingratas: “Ay de ti, Betsaida; ay de ti, Corozaim… Si Tiro y Sidón hubiesen visto como tu los milagros, hubieran hecho penitencia en cilicio y ceniza” (Mt., 11, 21). Los cristianos adoptaron este símbolo para indicar duelo y penitencia. Y frecuentemente aparecen en las historias antiguas los penitentes cubiertos de cenizas.

Miércoles de Ceniza.-

También desde muy antiguo se ve introducida en la Iglesia, en la liturgia, la costumbre de imponer a los fieles la ceniza en el miércoles que esta al principio de los ayunos fcria quarta in capite jejunii. Esta costumbre se fue generalizando desde el principio, hasta que ya en 1091 se prescribió este uso a toda la cristiandad. Hoy se guarda aun en las cristiandades orientales. Se bendice la ceniza con antífonas, responsos y cinco oraciones muy propias, que pueden verse en las ultimas ediciones de nuestros devocionarios.

Otros usos de la ceniza.—

En algunos sitios esta ceremonia de la imposición de cenizas se usaba en varios tiempos del año, como en rogativas. Asimismo se imponían a los catecúmenos, a los moribundos, después de la unción. También se usan cenizas en la consagración de las iglesias.

Significación de la ceremonia de las cenizas.—

En esta ceremonia los fieles se acercan al altar y reciben del sacerdote un poco de ceniza. Y ei sacerdote con ella Ies hace una cruz en la frente y les dice al mismo tiempo: “Acuérdate, hombre, que eres polvo y te convertirás en polvo.” Con lo cual nos recuerda nuestra miseria y nuestra muerte, y la verdad de esta sentencia expresada en términos vagos nos hace meditar para que seamos humildes y devotos.

Ramos.—

También usa la Iglesia de los ramos en uno de los días mas insignes del ano eclesiástico, el primer día de la gran Semana Santa, en que la Iglesia reproduce lo mejor que puede la triunfal entrada de Jesucristo en Jerusalén el domingo anterior a su pasión. Ya desde muy antiguo se celebraba así esta ceremonia. Hacia la tarde se leía el Evangelio de San Mateo, que refiere la entrada de Jesucristo en Jerusalén. Entonces salía el Obispo de la Iglesia con el pueblo, que cantaba himnos con la antífona o estribillo de “Bendito el que viene en nombre del Señor”. En el monte Olivete montaba el Obispo sobre un pollino, y en el era conducido hasta la iglesia de la Resurrección, rodeado de todo el pueblo, que llevaba ramos en las manos. Las madres se complacían en llevar a sus niñitos, y en sus manos ponían ramos de olivo. Aquella ceremonia es la que se ha transformado en la ceremonia de nuestros días, que es bien hermosa y llena de preciosas lecturas y oraciones. Primero se bendicen los ramos. Luego se sale en procesión. Al volver, entran algunos cantores en la iglesia y cierran la puerta, y la procesión restante queda fuera. Y desde dentro y desde fuera se entabla una especie de torneo de alabanzas a Jesucristo, hasta que, concluidas estas, el subdiácono golpea con el astil de la cruz la puerta de la iglesia, que se abre, y entra la procesión redoblando los himnos a Jesucristo. Luego sigue la Misa. Pero siempre durante ella tiene la gente sus ramos, y los ministros también, mientras se canta la Pasión y el Evangelio.

Los ramos en las casas.—

Estos ramos después se llevan a las propias casas, y con ellos va la bendición y la paz, que el ministro del Señor ha pedido al Señor que vaya a todos los sitios en que estas palmas o ramos benditos se introdujeren. Y es costumbre de las familias cristianas ponerlos o en los balcones, o en algún sitio distinguido de casa, como pararrayos de todas las desgracias que amenacen.

Campanas.—

Mucha importancia tienen en la liturgia las campanas. Y la Iglesia las considera cosa sagrada y de su propiedad, y, por lo mismo, es dueña de su uso, de tal modo, que puede prohibir sus toques. Debe de suyo evitar todo uso profano y, en una palabra, considerarlas siempre como objeto sagrado.

Antigüedad de las campanas.—

!Vaya usted a saber el origen de las campanillas! En casi todos los pueblos, desde los mas antiguos, se usaron las campanillas. El Sumo Sacerdote de los israelitas llevaba al ruedo de su tunica muchas campanillas, 360, según Clemente Alejandrino; 72, según San Jerónimo. Es muy curioso el texto del Éxodo que lo ordena: “A los bordes de la tunica pondrás unas como granadas de jacinto y púrpura y grana dos veces tenida, mezclando en medio campanillas, de tal modo, que alterne una campanilla de oro y otra granada, y otra campanilla de oro y otra granada. Y Aaron se vestirá con ella en el oficio de su ministerio, para que se oiga el sonido cuando entre y salga del santuario en la presencia del Señor, y no muera” (Ex., 28, 33). También en los escritores profanos se habla muchas veces de campanillas antiguas asirias, egipcias, griegas, romanas, etc. Y no se

puede negar que ya en los pueblos antiguos se usaban en fiestas religiosas las campanas, aunque no de las dimensiones grandes de ahora.

Como se hacían las señales.—

Antiguamente se daban las señales o a viva voz o por trompetas, como en los jubileos israelitas, o por los avisadores, cursores, correos, los cuales o avisaban, o a los monjes daban golpes en la puerta con un bastón o con un martillo, o cantando el Aleluia, o también a son de corneta. Mas desde el siglo IV se comienza a usar de la campana para convocar o dar avisos.

Las campanas.—

Cuando pasadas ya las persecuciones no era imprudente la manifestación de la religión cristiana, comenzaron a darse las señales con campanas que se llamaron signum, porque daban la señal; cloca, dicen que del alto alemán klochon, que significa golpear; campana por fabricarse especialmente en Campania, notable por sus bronces; ñola no se sabe bien por que, tal vez por ser Ñola de Campania; algunos sin fundamento decían que por haberlas inventado San Paulino de Nola. Squilla, que es el nombre de la cebolla albarrana, y otros varios. Sin embargo, en Oriente todavia mucho tiempo siguió usándose otro modo, que era golpear una tabla grande o pequeña con un martillo; a esta tabla se la llamaba simandro, del griego semanteron, señaladero.

Campanarios.—

Para tales dimensiones es necesario construir campanarios, torres adjuntas o sobrepuestas a las iglesias, en las que se pusiesen estas enormes campanas en sitio alto y acomodado para hacerse oir de todas partes. Al principio fueron estos campanarios sencillas espadañas que sostenían las campanas; mas luego los arquitectos se dieron habilidad para construir esas preciosas torres que tanto visten y engalanan a los templos cristianos, y tantos raudales de poesía han derramado.

Bendición de las campanas.—

Hoy se aprecian tanto en la Iglesia las campanas que se colocan en las torres o se fijan en otras partes, que se las bendice con rito expreso de la Iglesia. Y esto no de consejo, sino de mandato.

Bendición antigua.—

La bendición antigua es muy solemne y se la puede equiparar en cierta manera a la consagración de las iglesias. Solamente pueden darla los Obispos, y las dan con oraciones, salmos, unciones, bendiciones con agua expresamente bendita para el caso, y turificaciones. Esta bendición es muy solemne.

Bendición nueva.—

Es mucho mas sencilla, y la puede dar cualquier sacerdote; ni requiere unciones, turificaciones, agua bendita especial, ni otras cosas que requiere la otra. Esta bendición puede compararse a la bendición de las iglesias. Mira si es interesante la campana en la Iglesia, cuando tanto la aprecia y la bendice.

Toques especiales.—

Hay algunos toques especiales, según las diversas costumbres, muy dignos de atención. Se toca para anunciar las Misas rezadas, y a veces tres veces con intervalos de algunos minutos. Asimismo en las vísperas de fiestas, y en las mismas fiestas en tiempos señalados. En las catedrales para las horas. En Jueves Santo y Sábado Santo al Gloria. Al llevar el Santo Viático, y en las agonías y en las muertes y en los funerales. Al Angelus y al De profundis, por la noche, y en otras ocasiones, según costumbre.

El toque del alzar.—

El ceremonial de los Obispos manda tocar al alzar en las Misas mayores. Es costumbre antigua y en muchas partes es sublime el silencio y quietud que se observa aun en los mercados cuando suena esta campana: todo se suspende hasta que suena la ultima. !Ojala se introdujese en todos los pueblos este rezo tan edificante y sagrado!

El toque del Viático.—

Desde muy antiguo se usa tocar la campanilla al Viático, y en muchos sitios se tocan las campanas grandes, por lo menos al principio, como lo ordena el Ritual, para convocar a los fieles. También conviene dar ese toque cuando va a darse la Unción. Preciosa era la costumbre, que aun se guarda en algunos sitios, de anunciar al mismo tiempo con pregón, desde sitio elevado de la iglesia, la persona a quien iba a llevarse el Viático. Cuando el cristiano esta a punto de expirar ordena el Ritual que se den algunas campanadas; y lo mismo cuando acaba de morir. Y la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares alababa que se diesen algunas campanadas en la noche del día en que expiro y en la mañana del día en que ha de decirse el oficio.

El toque de Angelus.—

El ceremonial de los Obispos ordena que se de el toque de Angelus al amanecer, al mediodía y al anochecer. Para que entonces el pueblo rece las oraciones. Parece que el toque al anochecer es el primero que se introdujo antes del siglo XI, y fue mandado por varios Papas. Muchos creen que al mismo tiempo comenzó el toque del amanecer. El toque de mediodía se introdujo mas tarde. Al principio solo se daba los viernes, en honra de la crucifixión de Nuestro Señor. Pero ya en el siglo XVI se ven los tres toques generalizados. Dulce es, sobremanera, -esta devoción. No nació, como algunos necios aseguran, porque Calixto III temiendo al cometa Halley dispusiese que se rezase el Angelus para ahuyentar al cometa. No son tan ignorantes como todo eso los Papas. Todo esto se lo tragaron los sabios en otras cosas: Laplace, Arago, Robinet, Grant, Flammarion y algunos otros… !Que les aproveche!…

Toque de animas.—

Es también bastante antiguo, por lo menos anterior al siglo XVI. Dase ya anochecido, una hora después  de anochecer, para avisar a los fieles que nieguen por los difuntos. Hay concedidos tres anos de indulgencia por rezar un De profundís, o un Padrenuestro o Avemaría y Requiem aeternam.

Toque de campanillas durante la Misa.—

Es antiguo el uso de las campanillas durante las Misas rezadas. Por lo menos parece remontarse al siglo XIII. El cáliz de San Malaquías, que se conserva en Claraval, tiene en su borde algunas campanillas que, con su ruido, advertían a los fieles que adorasen al Señor. Ahora deben tocarse al Sanctus y al alzar. En varios sitios hay costumbre de tocar al Domine non sum dignus, y un poco antes del alzar para llamar la atención, y en la elevación de la hostia con el cáliz, poco antes del Paternóster. Estos toques se dan para advertir al pueblo, sobre todo si hay mucha gente, de que llega la Consagración.

Puntos de Catecismo, Vilariño, S.J.