X Domingo después de Pentecostés

El fariseo y el publicano

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

II CLASE

Introito. Salm. 54,17-23,2-3.-

Yo llamo al Señor, y él oye mi voz; me libra de los que marchan contra mí; él, que reina desde toda la eternidad, los humilla. Pon tu suerte en las manos del Señor; él te sustentará.  Salmo.- Da oídos, Señor, a mis ruegos y no te escondas ante mis plegarias; atiéndeme y escúchame. V/ Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Colecta.-

Oh Dios!, que haces brillar sobre todo tu omnipotencia por el perdón y la clemencia, multiplica sobre nosotros tu gracia; para que, corriendo tras de tus promesas, nos hagas participar de los bienes celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo.

Epístola. I Cor. 12.2-11.-


Hermanos: Bien sabéis que cuando erais paganos, marchabais sin reflexionar tras de los ídolos mudos. Ahora, pues, yo os declaro: nadie que hable inspirado de Dios maldice de Jesús y nadie puede decir que Jesús es el Señor, sino por moción del Espíritu Santo. Hay, sí, diversidad de dones espirituales, mas es el mismo Espíritu; diversidad de ministerios, pero un solo Señor; diversidad de opera­ciones, mas el mismo Dios obra todo en todos. La manifestación del Espíritu se da a cada cual con miras al bien común. Así uno recibe del Espíritu una palabra de sabiduría; otro recibe del mismo Espíritu una palabra de ciencia; a éste le da el mismo Espíritu fe; al otro, el don de curación por el mismo Espíritu; a quién, el don de hacer milagros; a quién, la profecía; a éste, discreción de espíritus; a uno, diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretación. Mas todo esto lo obra el mismo y único Espíritu, repartiéndolo a cada cual según le place.


Gradual. Salm. 16.8,2, Guárdame, Señor, como a la niña de tus ojos: al abrigo de tus alas ampárame. V/ Tu boca falle en mi favor y vean tus ojos mi rectitud.


Aleluya. Salm. 64.2.- Aleluya, aleluya. V/ A ti, ioh Dios!, se deben himnos de alabanza en Sión, y a ti se ofrecerán votos en Jerusalén. Aleluya.


Evangelio. Luc.18.9-14.-

En aquel tiempo: Dijo Jesús a ciertos hombres que presumían de justos y despreciaban a los demás esta parábola: Dos hombres subieron al templo para orar, uno fariseo y otro publicano. El fariseo, en pie, oraba en su interior de esta manera: ¡Dios!, gracias te doy porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; o como este publicano. Ayuno dos veces por semana; pago los diezmos de cuanto poseo. El publicano, puesto allá lejos, ni se atrevía a levantar los ojos al cielo; se golpeaba el pecho diciendo: ¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador! Os digo que éste volvió justificado a su casa, mas no el otro; porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.


Ofertorio. Salm. 24.1-3.-

A ti, Señor, levanto mi espíritu; en ti, Dios mío, busco mi refugio, no quede avergonzado, ni se burlen de mí mis enemigos; nadie que espere en ti será con­fundido.


Secreta.-

A ti, Señor, se debe rendir el tributo de estos sacrificios; tu eres también el que nos permites ofrecerlos en tu honor y también para nuestra propia curación, Por nuestro Señor.


Prefacio de la Santísima Trinidad.-

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Arcángeles, los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. Santo…


Comunión. Salm. 50.21.-

Aceptarás, Señor, los sacrificios santos, el holocausto y la oblación perfecta sobre tu altar.


Poscomunión.-

Te rogamos, Señor y Dios nuestro, no prives de tus auxilios a los que te dignas, be­nigno, reparar con tus divinos sacramentos. Por nuestro.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica Decima Post Pentecosten

II Classis

Introitus: Ps. liv: 17, 18, 20, et 22

Cum clamárem ad Dóminum, exaudívit vocem meam, ab his, qui appropínquant mihi: et humiliávit eos qui est ante sǽcula, et manet in ætérnum: jacta cogitátum tuum in Dómino, et ipse te enútriet. [Ps. ibid., 2] Exaudi, Deus, oratiónem meam, et ne despéxeris deprecatiónem meam: inténde mihi, et exáudi me. Glória Patri. Cum clamárem.

Oratio:

Deus, qui omnipoténtiam tuam parcéndo máxime et miserándo maniféstas: multíplica super nos misericórdiam tuam; ut ad tua promíssa curréntes, cæléstium bonórum fácias esse consórtes Per Dóminum.

1 ad Cor. xii: 2-11

Lectio Epistolæ beati Pauli Apostoli ad Corinthios.

Fratres: Scitis quóniam cum gentes essétis, ad simulácra muta prout ducebámini eúntes. Ideo notum vobis fácio, quod nemo in Spíritu Dei loquens, dicit anathema Iesu. Et nemo potest dicere, Dóminus Iesus, nisi in Spíritu Sancto. Divisiónes vero gratiárum sunt, idem autem Spíritus. Et divisiónes ministratiónum sunt, idem autem Dóminus. Et divisiónes operatiónum sunt, idem vero Deus, qui operátur ómnia in ómnibus. Unicuíque autem datur manifestátio Spíritus ad utilitátem. Alii quidem per Spíritum datur sermo sapiéntiæ: álii autem sermo sciéntiæ secúndum eúndem Spíritum: álteri fides in eódem Spíritu: álii grátia sanitátum in uno Spíritu: álii operátio virtútum, álii prophetía, álii discrétio spírituum, álii génera linguárum, álii interpretátio sermónum. Hæc autem ómnia operátur unus atque idem Spíritus, dívidens síngulis prout vult.

Graduale Ps. xvi: 8 et 2

Custódi me, Dómine, ut pupíllam óculi: sub umbra alárum tuárum prótege me. V. De vultu tuo judícium meum pródeat: óculi tui vídeant æquitátem.

Allelúja, allelúja. [Ps. lxiv: 2] Te decet hymnus, Deus, in Sion: et tibi reddétur votum in Jerúsalem. Allelúja.

Luc. xviii: 9-14

+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam. 

In illo tempore: Dixit Jesus ad quosdam, qui in se confidébant tamquam iusti, et aspernabántur céteros parábolam istam: Duo hómines ascendérunt in templum ut orárent: unus Pharisǽus et alter publicánus. Pharisǽus stans, hæc apud se orábat: «Deus, grátias ago tibi, quia non sum sicut céteri hóminum: raptóres, injústi, adúlteri, velut étiam hic publicánus. Jejúno bis in sábbato, décimas do ómnium quæ possídeo.» Et publicánus a longe stans nolébat nec óculos ad cælum leváre, sed percutiébat pectus suum, dicens: «Deus propítius esto mihi peccatóri.» Dico vobis: descéndit hic iustificátus in domum suam ab illo: quia omnis qui se exáltat, humiliábitur: et qui se humíliat exaltábitur.

Offertorium: Ps. xxiv: 1-3.

Ad te, Dómine, levávi ánimam meam: Deus meus, in te confído, non erubéscam: neque irrídeant me inimíci mei: étenim univérsi, qui te exspéctant, non confundéntur.

Secreta:

Tibi, Dómine, sacrifícia dicáta reddántur: quæ sic ad honórem nóminis tui deferénda tribuísti, ut éadem remédia fieri nostra præstáres. Per Dóminum.

Præfátio de Sanctíssima Trinitáte

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus:

Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

Communio: Ps. l: 21

Acceptábis sacrifícium justítiæ, oblatiónes, et holocáusta, super altáre tuum, Dómine.

Postcommunio:

Quǽsumus, Dómine Deus noster: ut quos divínis reparáre non désinis sacraméntis, tuis non destítuas benígnus auxíllis. Per Dóminum.

Homilía de San Agustín Obispo

Sermón 36 sobre las Palabras del Señor

¿Podía el fariseo haberse contentado con decir “Yo no soy como muchos hombres». Mas con estas palabras: “Como los demás hombres”, .no se refiere a todos, excepto a si mismo? Pero he ahí un publicano; ¡buena ocasión, semejante vecindad, para engreirse  todavía mas y mas! Y efectivamente, el fariseo añade: “No soy tampoco como este publicano”. Como si dijera: Yo soy un hombre aparte; este es un hombre como los demás. Yo me distingo de este hombre en virtud de mis propios meritos, gracias a lo cuales no soy un malvado.

Ayuno dos veces a la semana: pago los diezmos de cuanto poseo”. En estas palabras buscaríamos en vano lo que pide a Dios. Habiendo subido al templo a orar, en vez de pedir algo a Dios hace su propia apología. Y como si no fuera bastante alabarse a si mismo en vez de regar a Dios, insulta además al que esta rogando. “El publicano, por el contrario, se mantenía apartado”, y, no obstante, estaba cerca de Dios. El conocimiento de su conciencia le repelía, mas su piedad le aproximaba. Manteníase apartado, pero el Señor le contemplaba de cerca.

Porque siendo el Señor altísimo, pone los ojos en las criaturas humildes”. En cuanto a los que se elevan, como lo hacia aquel fariseo, conócelos de lejos. Dios mira de lejos a los soberbios, mas no los perdona. Considera de nuevo la humildad del publicano; no le basta permanecer apartado; sino que ni siquiera sus ojos osaba levantar al cielo; para atraerse las miradas del Señor, no se atrevía a mirarle; su conciencia lo amilanaba, pero la esperanza lo alentaba. Escucha todavía: “ Se daba golpes en el pecho” ; el mismo se castigaba; por eso el Señor perdono a aquel hombre que confesaba su miseria. “Golpeaba su pecho, diciendo: Dios mío, ten misericordia de mi que !soy un pecador” . He ahí un hombre que ora. .Por que asombrarte de que Dios le perdone, cuando el mismo se confiesa pecador?