La Iglesia cristiana.-
La Iglesia significa convocación, congregación, reunión de los fieles; pero también se aplica, de ordinario, al sitio en que se reúnen para el culto.
Basílica se llamó desde el siglo IV a las Iglesias que se edificaban o en edificios que habían servido de basílicas, o en templos suntuosos que verdaderamente eran regios, que es lo que significa basílico.
Origen de la Iglesia.-
Siempre todas las naciones han tenido sitios destinados al culto divino y circunscrito por algún edificio.
Los primeros cristianos al principio se reunían en el templo de Jerusalén, luego en casas particulares, para celebrar el sacrificio eucarístico. Luego en sitios destinados para ello, ya en casas particulares especiales, ya en cementerios, y en Roma especialmente en las catacumbas, donde ponían algunos sitios más espaciosos y acomodados, como hoy puede verse, en los que celebraban sus reuniones y los misterios divinos y administraban los Sacramentos. Cuando Constantino dio la paz a la Iglesia, comenzaron a edificarse templos especiales, y aún a aprovecharse para ello de edificios antiguos y públicos, si bien prefirieron en general hacerlos nuevos, y poco a poco fueron adoptando cierto como tipo marcado a propósito para el culto cristiano.
La Iglesia, las De Dios y de los fieles.-
La Iglesia se considera entre los cristianos como casa de Dios; no porque se crea que sólo en ella Dios habita; antes sabemos que Dios habita en todas partes; sino porque se dedica por la autoridad eclesiástica aquel sitio expresamente al culto cristiano. Y más bien que por Dios se hace esto por los fieles, para que tengan un sitio en que reunirse independiente y tranquilamente, lejos de los negocios profanos, para darse a Dios y las cosas divinas.

División de la Iglesia.-
La Iglesia, en general, tiene en su interior esta división: delante está el presbisterio, en el fondo o parte oriental de la Iglesia. Se llama presbisterio, porque en él están los presbíteros. En él se ofrece el sacrificio de la Misa. En él está el Altar, con el crucifijo, los candeleros, etc.
Suele tener a los lados dos púlpitos o ambones para las lecturas de los Evangelios y Escrituras Santas, y para la predicación. El pueblo se coloca en todo lo del templo, que se extiende desde el presbiterio hasta el pórtico. Antiguamente solían estar separados las mujeres de los hombres, unos a un lado y otras a otro. Algunas Iglesias tenían y tienen tribunas o galerías altas, y una de ellas, la que está sobre la entrada, sirve de coro muchas veces. En el vestíbulo o pórtico solían antiguamente colocarse los fieles que estaban sujetos a alguna penitencia; algunos tenían que estar a la puerta pidiendo perdón a los fieles a quienes había escandalizado; se llaman flentes; otros podían entrar a la hora del sermón, y se llamaban audientes; otros podían entrar mientras se decían por ellos oraciones, y como permanecían de rodillas, se llamaban prostrati; otros, en fin, asistían a los oficios de pie, pero no comulgaban.
Respeto en la Iglesia.-
En la Iglesia ha de guardarse mucho respeto, como en la casa De Dios. Deben evitarse en ella todas otras acciones que las de culto y piedad. Por costumbre ya antiquísima y digna se guarda absoluto silencio de otras cosas que las oraciones y cánticos. Debe tenerse muy buena compostura y recogimiento. No que sea pecado hablar moderadamente algo sobretodo necesario o de cortesía, con tal que no perturbe a los demás. Pero debe evitarse con cuidado toda profanación.
Violación de las Iglesias.-
Las Iglesias se violan, de tal modo, que hasta que se reconcilie de nuevo no se pueden en ellas celebrar los divinos oficios, por los siguientes actos: 1., por el delito de homicidio; 2., por injusto y grave derramamiento de sangre; 3., por aplicar la Iglesia a usos impíos o indecentes; 4., por sepultura de infiel o excomulgado con sentencia declaratoria o condenatoria. Y para que sirva de nuevo es necesario reconciliarla con su rito correspondiente.
Fuente: Vilariño.
