Mes de mayo. Disposiciones interiores

RESOLUCIONES A TOMAR EN EL MES DE MAYO

Hoy comienza el bello mes de mayo, consagrado íntegramente la devoción de la Santísima Virgen. ¡Oh! ¡Cuántas gracias esta tierna Madre dispensa a los que la honran de una manera especial a lo largo de este mes!

“Si por un mínimo homenaje, dice el Padre Muzzarelli de la Compañía de Jesús, si por un ayuno, una limosna, un rosario rezado en su honor, esta Madre de Misericordia ha derramado gracias extraordinarias a los más grandes pecadores. ¡Qué bendiciones no pedirá Ella a su Divino Hijo por los que, durante este mes, se consagran a su servicio!”.

Con la finalidad de comprometer a todos los fieles a practicar una devoción tan agradable a la Santísima Virgen y, dada la utilidad para las almas, el Soberano Pontífice Pío VII ha concedido: “1º.- Trescientos días de indulgencia, para cada día del mes, a todos aquellos que durante la jornada, hagan cualquier practica de devoción en honor de María; 2º.- Indulgencia plenaria, a la terminación del mes u otro día del mes, al que confesándose y comulgando, lo haga bajo las condiciones acostumbradas. Estas indulgencias son aplicables a los fieles difuntos.

Me propongo, entonces, para honrar al Inmaculado Corazón  de María, emplear este mes a Ella consagrado, lo más piadosamente que pueda, las siguientes prácticas y actos:

1.- Escucharé devotamente la Santa Misa, si mis ocupaciones lo permiten, para recordar los privilegios insignes con los que la Santísima Trinidad ha colmado a la Virgen Santa.

2.- Me privaré de alguna cosa de mi agrado, de un gusto aunque sea lícito, como mirar un objeto hermoso, oler una flor, oír un poco de música, etc.

3.- Cuando oiga tocar las horas del reloj, saludaré a mi buena Madre recitando el Ave María; lo haré al entrar y salir de casa.

4.- Haré alguna limosna a los pobres, para honrar a María.

5.- Pediré a mi Jesús que saque a las almas del Purgatorio, sobre todo a aquellas que hayan tenido más devoción a la Virgen.

6.- Encomendaré insistentemente al Santísimo e Inmaculado Corazón de María, todos aquellos que se encuentren en estado de pecado mortal.

7.- Haré algún acto exterior de humildad para complacer a la Virgen Santa.

8.- Velaré cuidadosamente la guarda de mis sentidos, especialmente los ojos.

9.- Más que nunca, evitaré los pecados veniales con propósito deliberado.

10.- Cada día ofreceré a María, todos los actos de amor y las devociones que todos sus servidores practiquen a lo largo de todo el mundo, especialmente durante este mes, y los presentaré como un homenaje a su Corazón Santísimo e Inmaculado.

11.- Para suplir la imperfección de mi amor, uniré mi corazón al de todos los Santos, sobre todo a San José, y de los que, durante su vida, fueron los más devotos de María.

12.- Ofreceré sobre todo a María el Corazón de su Divino Hijo con todo el afecto que pueda en este mundo y del que pueda tener en el cielo, ya que este homenaje es muy agradable a la Santísima Virgen, tal y como le fue revelado a Santa Gertrudis.

Tal son las doce prácticas que me propongo hacer durante este mes en honor de los doce privilegios concedidos a la Santísima Virgen.

P. Fulconis, El alma santa, 1 de mayo, página 217 y siguientes.