Oficio Divino

1. Razón de ser del Oficio Divino.

El ideal de la vida cristiana —dice el Papa Pío XII— consiste en que cada uno se una continua e íntima mente a Dios, y por eso el culto que la Iglesia rinde al Eterno está ordenado y dispuesto de modo que con el Oficio Divino se extienda a todas las horas del día, a todas las semanas y a todo el curso del año, y así alcance a todos los tiempos y a todas las condiciones de la vida humana”

Esta oración oficial en la más remota antigüedad sólo tenía lugar en determinados días y horas. Según los Hechos de los Apóstoles, los discípulos de Jesucristo oraban juntos a la hora de Tercia, cerca de la hora de Sexta y a la de Nona, y asimismo cantaban a Dios alabanzas a eso de la media noche. Luego se introdujo entre los cristianos la costumbre de dedicar a la oración en común la última hora del día, y la primera al despuntar el alba. Así, “estas distintas oraciones, por iniciativa y obra especialmente de los monjes y ascetas, se perfeccionaron cada día más, y poco a poco fueron introducidas en el uso de la Sagrada Liturgia por autoridad de la Iglesia”, formando ahora parte importante de ella.

2. Qué es el Oficio Divino.

Lo que llamamos, pues, Oficio Divino —dice Pío XII— “es la oración del Cuerpo místico de Cristo, dirigida a Dios, en nombre de todos los cristianos y en su beneficio, tanto por los sacerdotes como por los otros ministros dé la Iglesia y por los institutos religiosos delegados para ella por la Iglesia misma”. El Oficio Divino es, si se quiere, la oración oficial de la Iglesia, repartida en determinadas horas del día y de la noche y con determinados elementos, sujetos a ciertas normas litúrgicas fijas.

Como oración, es un trato y comunicación con Dios, lo cual se efectúa en el Oficio Divino por medio de alabanzas, lecturas y peticiones. Como oración de la Iglesia, no es de sólo el sacerdote, clérigo o religioso encargado de rezarla, sino de los millones de católicos desparramados por toda la redondez de la tierra; y bajo este concepto, es una oración pública y social, hecha siempre en plural y con textos expresamente compuestos para ser cantados o recitados en común. Y esta oración ha sido repartida por la Iglesia entre las principales horas del día y de la noche, para que así todo el tiempo sea a Dios dedicado, y la humanidad entera tribute a la divinidad un homenaje perenne de alabanza.

A este Oficio Divino o deber ineludible, por parte de la humanidad, de alabar a Dios, llámalo San Benito Opus Dei u “Obra de Dios” por excelencia, Agenda u “obligación que hay que cumplir”, y también Pensum servitutis, o sea “deuda” o “salario” diario que debemos pagar a Dios a título de siervos suyos.

A menudo suele también designársele con el nombre genérico de Horas canónicas, por estar distribuido en partes que deben rezarse en horas determinadas por los sagrados Cánones de los Concilios; y también con el más genérico todavía de Bezo del Breviario, por ser este libro litúrgico el que lo contiene.

3. Fines del Oficio Divino.

Por los elementos o piezas constitutivas del Oficio Divino, que son: lecturas, salmos, alocuciones y peticiones, podemos distinguir en él cuatro fines extrínsecos, a saber:

el “latréutico”, representado oficialmente por los salmos;

el “impetratorio”, por las peticiones;

el “didáctico”, por las lecturas;

y el “moral”, por las alocuciones.

Efectivamente, la Iglesia, por medio del Oficio Divino, alaba (fin latréutico), pide (fin impetratorio), enseña (fin didáctico) y exhorta (fin moral).

Con el fin “latréutico” se propone la Iglesia promover la gloria de Dios; con el “impetratorio”, el bien de la Iglesia y del mundo en general; con el “didáctico”, la instrucción de los que rezan o cantan; con el “moral”, la santificación de todos; cosas todas éstas extrínsecas al rezo del Oficio, y materia, por consiguiente, de esos cuatro fines extrínsecos.

Pero además de estos fines extrínsecos, el Oficio Divino tiene otros intrínsecos, uno de los cuales, el que podríamos llamar eucarístico, merece señalarse entre otros. El Oficio Divino, en efecto, tiene la misión sublime de preparar y continuar la Acción del Sacrificio de la Misa y de rodear este rito de pompa y majestad.

La Misa es el centro del culto católico, y toda la Liturgia gira en torno de ella. Es el sol que todo lo ilumina y vivifica alrededor del cual se mueven como satélites, todos los otros actos del culto, empezando por el Oficio Divino. El papel de éste, dentro de este admirable concierto, es preparar los corazones, con varias horas de rezos y de cantos, para el augusto Sacrificio, y prolongar luego las santas emociones nacidas alrededor del altar, mediante nuevos rezos y nuevos cantos. Y al mismo tiempo que cumple esta nobilísima misión respecto a la Misa, rodéala a ésta de pompa y majestad, precediéndola y siguiéndola a manera de lucidísima y bien ordenada corte de honor.

4. Su eficacia.

Conocidos los fines que Jesucristo y su Iglesia persiguen con el Oficio Divino, veamos la eficacia de éste para conseguirlos.

La eficacia del Oficio Divino para adorar y alabar a Dios como se merece (fin “latréutico”), si bien no es infinita, como lo es la de la Misa, es, sin embargo, incomparablemente mayor que la que pueden tener todas nuestras oraciones y homenajes privados.

Ello es así, en primer lugar, porque las alabanzas que tributamos a Dios en el Oficio Divino han sido elegidas y dictadas por el Espíritu Santo; además, porque la voz que pronuncia esas alabanzas es la voz de la Esposa de Jesucristo, la Iglesia, voz santa, voz dulcísima y entre todas la más agradable a los oídos del celestial Esposo; asimismo, porque en esa oración, contrariamente a lo que sucede en las privadas, se repiten sin cesar fórmulas de alabanza insuperables; y finalmente, porque al ser vocal y pública e ir acompañada de ceremonias y cantos, toman parte en ese homenaje el alma y el cuerpo, contribuyendo así a que sea el holocausto más perfecto.

Si el Oficio Divino es, pues, la oración más eficaz para alabar y bendecir a Dios, síguese que es, a la vez, el medio más poderoso para aplacarlo y hacerlo propicio a nuestros ruegos (fin “impetratorio” y “propiciatorio”).

Una oración es tanto más eficaz para conseguir con ella lo que se pide, cuanto mejor posee las cualidades propias de la verdadera y santa oración, cualidades que resplandecen en sumo grado en el Oficio Di-vino, como obra que es de la Iglesia, dirigida y gobernada por el Espíritu Santo. Como oración, pues, es oración perfecta; como salida de los labios de la Iglesia. Esposa santa y de soberana influencia ante Dios, es oración poderosísima, y como eco que es de miles y miles de corazones y de millones de brazos levantados al cielo en actitud suplicante, ha de repercutir en el Corazón divino de modo irresistible.

Y no es menos eficaz el Oficio Divino para enseñar a los fieles los dogmas de la religión y las verdades sobrenaturales (fin “didáctico”), y para obrar en ellos la santificación (fin “moral”).

La eficacia de esta enseñanza deriva de la autoridad y ciencia del maestro que la proporciona, que es la misma Iglesia, depositaría de los tesoros de la revelación y maestra infalible de la verdad; del método didáctico que emplea, que a la sencillez suma une la variedad y el encanto que la prestan la poesía, el canto y las ceremonias; y del tema que desarrolla, que es tan vasto que contiene copiosos y muy sólidos documentos de Teología moral y dogmática, de Ascética, de Mística, de Hagiografía, de Historia eclesiástica, y aun de Filosofía y de ciencias profanas.

Como instrumento de santificación, el Oficio Divino pone a los que rezan o siguen, en la necesidad de hacer frecuentes y positivos los actos de virtud: de humildad, de confianza, de amor, de fe, de arrepentimiento, etc.; los exhorta con las palabras y los ejemplos de Nuestro Señor y de los Santos a practicar el bien, hasta en grado heroico, y a evitar el mal; y, por fin, fomenta el ejercicio de la oración mental y de la contemplación.

De La flor de la Liturgia, de Dom Andrés Azcarate, pagina 110 y ss.

Culto a los Santos Angeles

Los Angeles

Sabemos que existen los Ángeles y también que una buena parte de ellos fueron infieles a Dios y se convirtieron en demonios, mientras los demás permaneciéronle fieles y fueron premiados con el cielo. Su número es incalculable. Para distinguirlos de alguna manera, los Santos Padres los han dividido en nueve Coros y distribuido en tres Jerarquías y a éstas en tres Órdenes, asignándoles sus oficios correspondientes.

Todos los Ángeles son amigos y bienhechores nuestros, pero hay uno que lo es de un modo especial, y es el Ángel Custodio o de la Guarda. Todos, justos y pecadores, fieles e infieles, tenemos el nuestro; como también se cree que lo tiene cada nación, cada diócesis, y aun cada ciudad y quizá cada familia numerosa, siendo su oficio, cerca de nosotros espiritual y corporal al mismo tiempo.

Los nombres de los nueve coros, son: Ángeles, Arcángeles, Virtudes, Dominaciones, Principados, Potestades, Tronos, Querubines y Serafines. Los más sublimes de todos son los Serafines.

Entre los Arcángeles conocemos por sus nombres a San Miguel, San Rafael y San Gabriel.

El culto de los Ángeles.

La devoción a los Ángeles y aun el culto privado a los mismos, son tan antiguos como la Iglesia. El temor a la superstición, empero, hizo que ese culto no llegara a ser público y oficial hasta el siglo V. Enton-ces empezaron a erigirse templos y monumentos en su honor y a establecerse fiestas litúrgicas. Unas dedicábanse a los Ángeles en general, otras al Ángel Custodio, y las más a San Miguel.

San Miguel.

Fue el primero y, hasta el siglo IX, casi el único festejado. Mejor dicho, sus fiestas eran comunes a todos los Ángeles, como todavía sucede con las hoy existentes. Todas ellas celebraban famosas apariciones del Arcángel o dedicaciones de templos en su honor. Tal es el carácter de las dos más celebradas hoy: la del 8 de mayo, que recuerda la aparición en el monte Gárgano, y la del 29 de septiembre, que festeja la dedica-ción de una iglesia en la Vía Salaria, en Roma. Esta última es la fiesta clásica del Arcángel y la que celebra la Iglesia universal, bajo el rito de primera clase.

Preséntasenos San Miguel, en estas fiestas como el Príncipe de la Milicia celestial, glorioso caballero del Altísimo y Defensor de la Iglesia universal, y como Ángel de la plegaria y de la adoración, que monta la guardia delante del altar y quema inciensos y perfumes en áureos turíbulos.

San Gabriel y San Rafael.

Empezaron a figurar en algunos calendarios a partir del siglo X. Su culto no había sido nunca uni-versal. Sus fiestas del 24 de marzo y del 24 de octubre, son, desde Benedicto XV, de carácter universal.

San Gabriel (la fuerza de Dios) es el Ángel de la Encarnación, y por eso la liturgia de su fiesta es una glosa de ese augusto misterio.

San Rafael (la medicina de Dios), tuvo la misión de acompañar al joven Tobías en su viaje al país de los Medos, de concertar sus bodas y de curar de su ceguera al anciano padre; de ahí que su oficio esté com-puesto principalmente con extractos del hermoso libro bíblico de Tobías. Es el abogado de los viajeros y el patrono de los boticarios y recién casados.

Los Ángeles Custodios.

Al principio su fiesta fue movible y limitada a ciertas iglesias o diócesis. Pío V la autorizó para toda la Iglesia, en 1608, pero dejándola facultativa todavía. Clemente X la fijó el 2 de octubre, y León XIII la elevó al rito de doble mayor, que hoy tiene.

Toda la liturgia de esta fiesta tiende a darnos a conocer y a hacernos amar al Santo Ángel, con el que tenemos deberes especiales. El himno “Custodes hóminum” es de San Belarmino. La nota típica la da San Bernardo con su hermoso y célebre sermón sobre los Ángeles de la Guarda.

No contenta la Iglesia con festejar a los Ángeles en esos sus días especiales, les hace a menudo sus honores en la liturgia, nombrándolos e invocándolos con frecuencia, ora en el Breviario, ora en el Misal, ora en el Ritual.

En el Breviario les dedica un oficio votivo, los invoca todas las noches en Completas, los pone en lugar preferente en el Itinerarium, y les hace jugar papel de importancia en las fiestas de Navidad, Ascensión, Asunción, etc.

En el Misal les dedica también una Misa votiva general, los menciona en los Prefacios, y a san Miguel especialmente, lo invoca en el “Confíteor”, en la bendición del incienso, etc.

En el Ritual se los invoca a menudo, de suerte que, ora al ir a administrar los Sacramentos, ora al ir a bendecir las casas, etc., diríase que el sacerdote los lleva como por delante, a guisa de introductores.

Azcarate, La flor de la liturgia, págs. 259 y ss.

XVI Domingo después de Pentecostés

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

INTROITO

Señor, ten misericordia de mí, pues todo el día clamo a ti; porque tú, Señor, eres suave y benigno, y de mucha misericordia con todos los que te invocan. V/. Inclina, Señor, tu oído a mis ruegos, y escúchame, porque soy desvalido y pobre. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA

Te suplicamos, Señor, que nos prevenga siempre y acompañe tu gracia, y nos haga solícitos y constantes en la práctica de las buenas obras.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA

Lectura de la carta del Apóstol de san Pablo a los Efesios.

Hermanos: Os ruego no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros; ellas son vuestra gloria. Por esto doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, del cual deriva toda paternidad en los cielos y en la tierra. Que él, según la riqueza de su gloria, os dé firmeza en la virtud, por su Espíritu, para que crezca en vosotros el hombre interior, para que Cristo more por la fe en vuestros corazones. Estad arraigados y cimentados en caridad, para que podáis comprender con todos los santos, cuál sea la anchura y largura, y la altura y profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede todo conocimiento. Así os llenaréis con la plenitud de Dios. Al que puede, por la virtud que obra en nosotros, operar infinitamente más allá de lo que pedimos o pensamos, a él sea la gloria en la Iglesia y en Jesucristo, en todas las generaciones de los siglos de los siglos. Amén.

GRADUAL

Los pueblos venerarán tu nombre ¡oh Señor!, y todos los reyes de la tierra, tu gloria. V/.  Porque el Señor reconstruirá Sión y allí será visto en su majestad.

ALELUYA

Aleluya. Aleluya. V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

En aquel tiempo: al entrar Jesús un sábado a comer en casa de uno de los principales fariseos, le estaban acechando. Y he aquí que un hombre hidrópico se puso delante de él. Y Jesús, dirigiendo su palabra a los doctores de la ley y a los fariseos, les dijo: «¿Es lícito curar en sábado?» Mas, ellos callaron. Entonces, tomando Jesús a aquel hombre de la mano, le sanó, y le despidió. Dirigiéndose después a ellos, les dijo: «¿Quién de vosotros hay, que viendo su asno o su buey caído en un pozo, no le saque luego aún en día de Sábado?» Y a esto no le podían replicar. Observando también como los convidados escogían los primeros asientos en la mesa, les propuso una parábola, diciéndoles: «Cuando fueres convidado a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que haya allí otro convidado de más distinción que tú, y venga aquél que os convidó a entrambos, y dirigiéndose a ti te diga: ‘Deja a éste el sitio’; y entonces tengas que ocupar el último lugar con vergüenza tuya. Pues cuando fueres llamado, ve y siéntate en el último puesto, para que cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba.’ Entonces serás honrado delante de los demás comensales. Porque todo el que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado

OFERTORIO

Vuelve, Señor, a mí tus ojos para socorrerme; queden confusos y avergonzados los que buscan mi vida: Señor, vuelve a mí los ojos para socorrerme.

SECRETA

Te rogamos, Señor, nos purifiques en virtud del presente sacrificio; y hagas, por tu misericordia, que merezcamos participar de él. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios.

COMUNIÓN

Me acordaré, Señor, de sola tu justicia. Tú fuiste mi maestro, ¡oh Dios!, desde mi juventud; hasta la vejez y decrepitud no me desampares, Dios mío.

POSCOMUNIÓN

Te rogamos, Señor, purifiques benigno nuestras almas y las renueves con los sacramentos celestiales, a fin de recibir para nuestros cuerpos asistencia al presente y en el futuro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica Decima Sexta Post Pentecosten

II Classis

Introitus: Ps. lxxxv: 3 et 5

Miserére mihi, Dómine, quóniam ad te clamávi tota die: quia tu, Dómine suávis ac mitis es, et copiósus in misericórdia ómnibus invocántibus te. [Ps. ibid., 1]. Inclína, Dómine, aurem tuam mihi, et exáudi me: quóniam inops, et pauper sum ego. Glória Patri. Miserére mihi.

Collect:

Tua nos, quǽsumus, Dómine, grátia semper et prævéniat et sequátur: ac bonis opéribus júgiter præstet esse inténtos. Per Dóminum.

ad Ephes. iii: 13-21

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Ephésios

.
Fratres: Obsecro vos, ne deficiátis in tribulatiónibus meis pro vobis quae est gloria vestra. Hujus rei grátia flecto genua mea ad Patrem Dómini nostri Jesu Christi, ex quo omnis patérnitas in caelis et in terra nominátur, ut det vobis secúndum divítias glóriæ suæ, virtúte corroborári per Spíritum eius in interióre hóminem, Christum habitáre per fidem in córdibus vestris: in caritáte, radicáti, et fundáti, ut possitis comprehéndere cum ómnibus sanctis, quæ sit latitúdo et longitúdo et sublímitas, et profúndum: scire étiam supereminéntem sciéntiæ caritátem Christi, ut impleámini in omnem plenitúdinem Dei. Ei autem qui potens est ómnia fácere superabundánter quam pétimus, aut intellígimus, secúndum virtútem quæ operátur in nobis: ipsi glória in Ecclésia, et in Christo Jesu, in omnes generatiónes sǽculi sæculórum. Amen

Graduale Ps. ci: 16-17

Timébunt gentes nomen tuum, Dómine, et omnes reges terræ glóriam tuum. V. Quóniam ædificávit Dóminus Sion, et vidébitur in majestáte sua.

Allelúja, allelúja. [Ps. xcvii] Cantáte Dómino cánticum novum: quia mirabília fecit Dóminus. Allelúja.

Luc. xiv: 1-11

    +    Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam.


In illo témpore:.cum intráret Jesus in domum cujúsdam príncipis pharisæórum sábbato manducáre panem, et ipsi observábant eum. Et ecce homo quidam hydrópicus erat ante illum. Et respóndens Jesus dixit ad legisperítos et pharisæos dicens si «licet sábbato curáre?» At illi tacuérunt. Ipse vero adprehénsum sanávit eum, ac dimísit. Et respóndens ad illos, dixit: «Cujus vestrum ásinus, aut bos in púteum cadet, et non contínuo éxtrahet illum die sábbati?» Et non póterant ad hæc respondére illi. Dicébat autem et ad invitátos parábolam, inténdens quómodo primos accúbitus elígerent, dicens ad illos: «Cum invitátus fúeris ad nuptias, non discúmbas in primo loco, ne forte honorátior te sit invitátus ab illo, et veniens is, qui te, et illum vocávit, dicat tibi: ‘Da huic locum,’ et tunc incípias cum rubóre novíssimum locum tenére. Sed cum vocátus fúeris, vade, recúmbe in novíssimo loco: ut, cum vénerit qui te invitávit, dicat tibi: ‘Amice, ascénde supérius.’ Tunc erit tibi glória coram simul discumbéntibus: quia omnis qui se exáltat humiliábitur: et qui se humíliat exaltábitur.»

Offertorium: Ps. xxxix: 14 et 15.

Dómine, in auxílliam meum réspice: confundántur et revereántur, qui quærunt ánimam meam, ut áuferant eam: Dómine in auxílliam meum réspice.

Secreta:

Munda nos, quǽsumus, Dómine, sacrifícii præséntibus efféctu: et pérfice miserátus in nobis; ut ejus mereámur esse partícipes. Per Dóminum. 

Communio: Ps. lxx: 16-17 et 18

Dómine, memorábor justítiæ tuæ solíus: Deus, docuísti me a juventúte mea: et usque in senéctam et sénium, Deus, ne derelínquas me.

Postcommunio:

Purifica, quǽsumus, Dómine, mentes nostras benígnus, et rénova cæléstibus sacraméntis: ut consequéntur et córporum præsens páriter, et futúrum capiámus auxílium. Per Dóminum.

Temporas de otoño

LAS CUATRO TEMPORAS.-

Las cuatro témporas están en uso en la Iglesia romana desde el siglo IV o V, y de ella pasaron poco a poco a las iglesias de otros países, hasta imponerse definitivamente. Son cuatro semanas, pero no completas, sino al estilo antiguo, dedicadas al ayuno, a la abstinencia y a la oración, con ocasión de las cuatro estaciones del año, a saber: primavera, verano, otoño e invierno; para dar gracias a Dios por las cosechas recibidas, ofreciéndole las primicias, y para pedirle sus bendiciones sobre las venideras. Es una manera práctica de reconocer y adorar la Divina Providencia, de la que todas las criaturas estamos pendientes para recibir el alimento en los tiempos convenientes. Bien comprendidas y bien celebradas, bastarían ellas para curar al mundo del afán de lucro y de la excesiva ansiedad por la comida, por la bebida y por el vestido que devora y saca de quicio a los mortales.

Primitivamente sólo eran tres las témporas: las del cuarto mes (verano), las del séptimo (otoño) y las del décimo (invierno), pues las del primero (primavera), las suplía el ayuno cuaresmal.

Hay autores que demuestran con bastantes argumentos294 que las cuatro témporas son la transformación de las fiestas, o mejor, de las ferias paganas (ferias de la sementera, de la cosecha y de la vendimia), celebradas en sus respectivas estaciones para granjearse el favor de los dioses.

Los días consagrados por las cuatro témporas son: el miércoles, el viernes y el sábado, los únicos días, con el domingo, de la semana litúrgica primitiva. Los tres cuentan con Misa propia, adecuada a las circunstancias. La del miércoles tiene una profecía, además de la epístola habitual, y la del sábado, cinco. El sábado está ahora destinado a las ordenaciones mayores y menores, si bien antiguamente las del diácono y sacerdote se reservaban para las de diciembre. Por su carácter de penitencia, por su liturgia especial y por los fines por los cuales han sido instituidas y se celebran, las cuatro témporas son como triduos de retiro espiritual al alcance de todos los cristianos. ¿Por qué el pueblo cristiano no las ha de aprovechar para renovar su fervor?

Para recordar las fechas de las cuatro témporas, reténgase esta frase mnemotécnica:

Post Cen., Post Pen., Post Cru., Post Lu.,

que quiere decir que caen: después de Ceniza, después de Pentecostés, después de la Santa Cruz (que es el 14 de septiembre) y después de Santa Lucía (el 13 de diciembre).

La flor de la liturgia, Dom André Azcarate OSB

LA SANTIFICACIÓN DE LAS ESTACIONES.

Por cuarta vez en el año pide la Santa Madre Iglesia a sus hijos el tributo de penitencia ordenado a santificar las estaciones. Las noticias históricas relativas a la institución de las Cuatro Témporas se encontrarán los miércoles de la tercera semana de Adviento y primera de Cuaresma; esos mismos días recordábamos las intenciones con que deben cumplir los cristianos todos los años esta obra del servicio que deben a Dios.

El invierno, la primavera y el verano, señalados en su comienzo por la abstinencia y el ayuno, nos han hecho sentir sucesivamente en los meses de que constan, las bendiciones del cielo; el otoño recoge los frutos que la misericordia divina, aplacada por las satisfacciones de los hombres pecadores, ha hecho germinar en el seno de la tierra maldita1. La semilla preciosa, que confiada a la tierra en el tiempo de las escarchas, se abrió camino en el suelo al llegar los días primaverales, después de anunciada la Pascua, dió a los campos el ornato florido que les convenía para asociarse al triunfo del Señor; luego, figura exacta de lo que entonces debían ser nuestras almas influenciadas por los ardores del Espíritu Santo, creció su tallo al influjo de un sol de fuego y se convirtió en dorada espiga que prometía el ciento por uno al labrador, y éste la segó con alegría; y ahora, amontonadas ya las gavillas en los graneros del padre de familia, invitan al hombre a levantar su pensamiento hacia Dios, de quien derivan todos estos bienes. Nadie diga como el rico del Evangelio después de una cosecha abundante: «¡Alma mía, ahi tienes gran cantidad de bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, regálate!» Pues Dios, añade el Evangelio, le dijo: «¡Necio!, esta misma noche te pedirán el alma, y lo que has amontonado, ¿para quién será?». En cuanto a nosotros, si queremos ser verdaderamente ricos según Dios y merecer su ayuda en la conservación y no menos en la producción de los frutos de la tierra, empleemos al comienzo de esta nueva estación los mismos medios de penitencia que tan útiles nos fueron ya por tres veces. Además, es un mandamiento formal de la Iglesia que obliga con pena de pecado grave a todo el que no está dispensado legítimamente de la abstinencia y del ayuno en estos tres días.

APRECIO DE LA PENITENCIA DE LA IGLESIA. —

Ya probamos antes como el cristiano que desea avanzar por los caminos de la perfección, se debe imponer voluntariamente algunas penitencias a que, hablando con todo rigor, no estaría obligado. Pero en esta materia, como en otra cualquiera, la obra privada no alcanza nunca el mérito ni la eficacia de la acción pública, ya que la Iglesia reviste las obras de penitencia cumplidas en su nombre en la unidad del cuerpo social, de la misma dignidad y del valor propiciatorio que, por ser la Esposa, tienen todos sus actos. A San León le gustaba insistir sobre esta noción fundamental del ascetismo cristiano, en los discursos que dirigía al pueblo de Roma con ocasión del ayuno del séptimo mes. «Bien que pueda cada cual, dice, castigar su cuerpo con penas voluntarias y frenar unas veces con suavidad y otras más duramente sus apetitos carnales, que batallan contra el espíritu, con todo eso es necesario que en ciertos días celebremos todos un ayuno general. La devoción es más eficaz y más santa cuando en las obras de piedad se une toda la Iglesia con un solo espíritu y una sola alma. Todo lo que tiene naturaleza de cosa pública es, en efecto, preferible a lo privado, por lo cual fácilmente se comprende que se trata de un interés mayor cuando se solicita el celo de todos.

«La observancia particular del cristiano no afloje en nada su fervor; cada cual, implorando la ayuda de la protección divina, se revista, aunque sea en privado, de la celeste armadura contra las asechanzas de los espíritus malignos. Pero el soldado de la Iglesia, aunque pueda portarse valientemente en los combates particulares, luchará con más seguridad y más éxito ocupando su puesto oficial en la milicia de la salvación; sostenga, pues, la guerra universal en compañía de sus hermanos, y debajo de las órdenes del Rey invencible».

Otro año, y en estos mismos días, el santo Papa y Doctor insistía más enérgica y más extensamente sobre estas consideraciones, que nunca se recordarán bastante dada la propensión individualista de la piedad moderna. No pudiendo extractar sino unos cuantos pensamientos, remitimos al lector a la colección de sus admirables discursos. «La observancia ordenada de arriba, dice, está siempre por encima de las prácticas que hace uno por impulso personal, cuales quiera que ellas sean; la ley pública hace más sagrada la acción que podría hacerla un reglamento particular. El ejercicio de mortificación que cada cual hace a su arbitrio, no mira, en efecto, más que a una parte y a un miembro; por el contrario, el ayuno que emprende toda la Iglesia, a nadie excluye de la purificación general; entonces el pueblo de Dios llega a ser omnipotente, cuando se juntan los corazones de todos los fieles en la unidad de la santa obediencia y son por doquier semejantes las disposiciones en el campo del ejército cristiano, y la defensa en todas partes la misma.

He aquí pues, carísimos míos, que hoy el ayuno solemne del séptimo mes nos invita a cobijarnos al amparo de esta invencible unidad. Levantemos a Dios nuestros corazones; quitemos algo a la vida presente para acrecentar nuestros bienes eternos.

Dom Gueranguer. El año Litúrgico, témporas de otoño.

IX Domingo después de Pentecostés

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

Introito. Salm 53.6-7.3 .-

Dios viene en mi ayuda, y el Señor es el sostén de mi vida; haz recaer los males sobre mis enemigos; en tu fidelidad, extermínalos, ¡oh Señor y protector mío!  Salmo. Sálvame, ¡oh Diosl, por tu nombre, y hazme justicia con tu poder. V/. Gloria.

Colecta.- 

Ábranse, Señor, los oídos de tu misericordia a las súplicas de los que te imploran; y, para que les concedas lo que desean, haz que pidan lo que te es grato conceder. Por nuestro Señor.

Epístola. 1 Cor. 10.6-13. –

Hermanos: No deseemos cosas malas, como desearon los hebreos en el desierto. Ni adoréis los ídolos como algunos de ellos, según está escrito: «Sentóse el pueblo a comer y a beber, y luego se levantaron a retozar”. Ni forniquemos como algunos de ellos fornicaron, y murieron veintitrés mil en un  día. Ni tentemos al Señor, como hicieron algunos de ellos, y perecieron mordidos de las serpientes. Ni murmuréis como algunos de ellos murmuraron, Y fueron muertos por el ángel exterminador. Todas  estas cosas que les acontecían eran figuras de lo venidero, y están escritas para escarmiento de nosotros, que hemos venido al fin de los siglos. Y así, el que piensa estar firme, cuide no caiga. No os vengan sino tentaciones humanas superables; pero fiel es Dios, que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas, antes con la tentación os dará los medios que os permitan no sucumbir.

Gradual. Salm. 8.2.- Señor, Señor nuestro, ¡Cuán admirable es tu nombre en toda la tierra! V/. Tu magnificencia rebasa la altura de los cielos.

Aleluya. Salm. 58.2.- Aleluya, aleluya. V/. Líbrame, Dios mío, de enemigos; líbrame de los que se levantan contra mi. Aleluya.

Evangelio. Luc. 19.41-47.-

En aquel tiempo: Al llegar Jesús cerca de Jerusalén mirando a la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: ¡Ah, sí conocieses también tú, en este día, el mensaje de la paz! Mas ahora está oculto a tus ojos. Sí, vendrán días sobre ti, en que te circunvalaran tus enemigos y te rodearán y te estrecharán por todas partes, y te arrasarán con tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por no haber conocido el tiempo en que Dios te ha visitado. Y habiendo entrado en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en él, diciéndoles: Escrito está: ¡Mi casa es casa de oración; Y vosotros la tenéis convertida en cueva de ladrones! y enseñaba todos los días en el templo.

Ofertorio. Salm. 18.9-12.-

Los preceptos del Señor son rectos y alegran el corazón; son más dulces que la miel, que la miel de panales. Y tu siervo los guarda.

Secreta.- 

Señor, te pedimos nos concedas el que frecuentemos dignamente estos misterios; pues cuantas veces se celebra este sacrificio, otras tantas se renueva la obra de nuestra redención. Por nuestro Señor.

Prefacio de la Santísima Trinidad.-

En  verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios; un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino, en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. Santo…

Comunión. Juan. 6.57.-

El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mi y yo en  él , dice el Señor.

Poscomunión.-

Te suplicamos, Señor que la recepción de tu sacramento nos limpie de nuestros pecados y nos de la unidad. Por nuestro Señor.

TEXTOS DE LA MISA EN LATIN

Dominica Nona Post Pentecosten

II Classis

Introitus: Ps. liii: 6-7

Ecce Deus ádjuvat me, et Dóminus suscéptor est anima meæ: avérte mala inimícis meis, et in veritáte tua dispérde illos, protéctor meus, Dómine. [Ps. ibid., 3] Deus in nómine tuo salvum me fac: et in virtúte tua líbera me. Glória Patri. Ecce Deus.

Collect:

Pateant aures misericórdiæ tuæ, Dómine, précibus supplicántium: et, ut peténtibus desidérata concédas; fac eos, quæ tibi sunt plácita, postuláre. Per Dóminum.

1 ad Cor. x: 6-13

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Corínthios.

 
Fratres:non simus concupiscéntes malórum, sicut et illi concupiérunt. Neque idolólatræ efficiámini, sicut quidam ex ipsis: quemádmodum scriptum est: Sedit pópulus manducáre et bíbere, et surrexérunt lúdere. Neque fornicémur, sicut quidam ex ipsis fornicáti sunt, et cecidérunt una die vigínti tria míllia. Neque tentémus Christum, sicut quidam eórum tentavérunt et a serpéntibus periérunt. Neque murmuravéritis, sicut quidam eórum murmuravérunt, et periérunt ab exterminatóre. Hæc autem ómnia in figúra contingébant illis: scripta sunt autem ad correptiónem nostram, in quos fines sæculórum devenérunt. Itaque qui se exístimat stare, vídeat ne cadat. Tentátio vos non apprehéndat, nisi humána: fidélis autem Deus est, qui non patiétur vos tentári super id quod potéstis, sed faciet étiam cum tentatióne provéntum, ut possítis sustinére.

Graduale Ps. viii: 2

Dómine, Dóminus noster, quam admirábile est nomen tuum in univérsa terra! V. Quóniam eleváta est magnificéntia tua super cælos.


Allelúja, allelúja. [Ps. lviii: 2] Eripe me de inimícis meis, Deus meus; et ab insurgéntibus in me libera me. Allelúja.

Luc. xix: 41-47


+Sequentia sancti Evangelii secundum Lucam.

In illo témpore: Cum appropinquáret Jesus Jerúsalem, videns civitátem, flevit super illam dicens: «Quia si cognovísses et tu, et quidem in hac die tua, quæ ad pacem tibi, nunc autem abscóndita sunt ab óculis tuis. Quia vénient dies in te: et circúmdabunt te inimíci tui vallo, et circúmdabunt te: et coangustábunt te úndique: et ad terram prostérnent te, et fílios tuos, qui in te sunt, et non relínquent in te lápidem super lápidem: eo quod non cognóveris tempus visitatiónis tuæ.» Et ingréssus in templum cœpit ejícere vendéntes in illo, et eméntes, dicens illis: «Scriptum est: Quia domus mea domus oratiónis est. Vos autem fecístis illam spelúncam latrónum.» Et erat docens cotídie in templo.

Offertorium: Ps. xviii: 9, 10, 11, et 12.

Justítiæ Dómini rectæ, lætificántes corda, et judícia ejus dulcióra super mel et favum: nam et servus tuus custódit ea.

Secreta:

Concéde nobis, quǽsumus, Dómine, hæc digne frequentáre mystéria: quia, quóties hujus hóstiæ commemorátio celebrátur, opus nostræ redemptiónis exercétur. Per Dóminum.

Præfátio de Sanctíssima Trinitáte

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:  Sanctus,…

Communio: Joann. vi: 57

Qui mandúcat meam carnem, et bibit meum sánguinem, in me manet, et ego in eo, dicit Dóminus.

Postcommunio:

Tui nobis, quǽsumus, Dómine, commúnio sacraménti, et purificatiónem cónferat, et tríbuat unitátem. Per Dóminum.

Domingo de Pentecostés

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

INTROITO Sabiduría 1,7 Salmo 67, 2

El Espíritu del Señor llenó toda la tierra, aleluya, y él, que todo lo abarca, sabe cuánto se dice, aleluya, aleluya, aleluya. V/.  Que se levante Dios  y se dispersen sus enemigos, huyan de su presencia los que le odian. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA

Oh Dios, que hoy has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo. Haznos dóciles a tu Espíritu, para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA Hechos 2,1-11.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles.

Llegó el día de Pentecostés y estaban todos los discípulos reunidos en un mismo sitio; de pronto vino del cielo un ruido, como de un viento recio, que llenó toda la casa donde estaban. Y vieron aparecer unas lenguas como de fuego que se repartían posándose encima de cada uno. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les concedía expresarse. Residían entonces en Jerusalén judíos devotos, oriundos de toda nación  que hay bajo el cielo; al correrse la voz, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno oía hablar en su propio idioma. Fuera de sí por la sorpresa decían: Pero ¿no son galileos todos esos que están hablando? Entonces ¿cómo es que cada uno les oímos hablar nuestra propia lengua nativa? Partos,  medos, elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, zona de Libia fronteriza de Cirene, romanos residentes, judíos y prosélitos, cretenses y árabes les estamos oyendo hablar en nuestras lenguas de las maravillas de Dios.

ALELUYA PASCUAL Salmo 103, 30

Aleluya.  Envía tu Espíritu, y créalos, y repuebla la faz de la tierra. Aleluya.

Se hace genuflexión al decir las palabras siguientes.

V/. Ven, Espíritu Santo, llena el corazón de tus fieles,  enciende en ellos la llama  de tu  amor.

SECUENCIA

Venid, Espíritu Santo,  y enviad desde el cielo un rayo de vuestra luz.

Venid, Padre de los pobres; venid, dador de todo don; venid, luz de los corazones.

Vos sois el mejor Consolador, el dulce huésped de nuestra alma y su dulce refrigerio.

Sois descanso en el trabajo, alivio en la aflicción y consuelo en el llanto.

¡Oh felicísima luz, llenad lo más íntimo del alma de vuestros fieles.

Sin vuestra inspiración no hay nada en el hombre; nada que sea bueno y recto.

Lavad lo que está manchado, regad lo que está árido, curad lo que está enfermo.

Doblegad lo que es rígido, enfervorizad lo que está frío, dirigid lo que está descarriado. 

Dad a vuestros fieles, que en vos confían, vuestros siete dones.

Dadles el mérito de la virtud, dadles el buen éxito de la salvación, dadles el gozo eterno. Amén. Aleluya.

EVANGELIO Juan 14, 23-31

Lectura del Santo Evangelio según san Juan

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: El que me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos morada en Él. El que no me ama, no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora, que estoy a vuestro lado.; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando  todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy, y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre; porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.

OFERTORIO Salmo 67, 29-30

Confirma, ¡oh Dios!, lo que has hecho en nosotros. A tu templo, de Jerusalén traerán su tributo, aleluya.

SECRETA

Santifica, Señor, nuestras ofrendas, y, por la luz del Espíritu Santo, purifica nuestros corazones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,

PREFACIO DEL ESPÍRITU SANTO

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor: Que después de subir al Cielo, donde está sentado a tu derecha, ha derramado (en este día) sobre tus hijos adoptivos el Espíritu Santo que había prometido. Por eso con esta infusión de gozo el mundo entero desborda de alegría, y también los coros celestiales, los Ángeles y los Arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:

OMMUNICÁNTES PROPIO

Unidos en comunión y celebrando el día sacratísimo, en el que el Espíritu Santo se apareció a los Apóstoles en forma de muchas lenguas de fuego; y venerando también primeramente, la memoria de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, Señor y Dios nuestro, y la de tus bienaventurados Apóstoles y Mártires: Pedro y Pablo, Andrés, Santiago, Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo, Lino, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián, y de todos tus Santos; te pedimos, por sus méritos e intercesión, nos concedas ser fortalecidos en todo con el auxilio de tu protección. Por el mismo Jesucristo N. S. Amén.

HANC IGITUR PROPIO

POR lo mismo, Señor, te rogamos te dignes admitir favorablemente esta ofrenda en testimonio de nuestra dependencia y de toda tu familia: -que te ofrecemos también por los que te has dignado regenerar con el agua y el Espíritu Santo, dándoles el perdón de los pecados-,: y hacer que pasemos, en paz contigo, los días de nuestra vida, que nos veamos libres de la condenación eterna y seamos por Ti incluidos en el número de tus elegidos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

COMUNIÓN Hechos 2, 2. 4

De pronto vino del cielo un ruido, como de viento recio, que llenó toda la casa donde estaban, aleluya; todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a proclamar las maravillas de Dios, aleluya, aleluya.

POSCOMUNIÓN

Tu Espíritu Santo, Señor, descienda sobre nosotros, purifique nuestros corazones y, con el suave rocío de su venida, los vuelva fecundos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

TEXTOS DE LA MISA EN LATIN

Introitus: Sap. 1: 7

Spíritus Dómini replévit orbem terrárum allelúja: et hoc quod continet ómnia, sciéntiam habet vocis, allelúja, allelúja, allelúja. [Ps. lxvii: 2]. Exsúrgat Deus, et dissipéntur inimíci ejus: et fúgiant, qui odérunt eum, a fácie ejus. Glória Patri. Spíritus Dómini replévit.

 Oratio:

Deus, qui hodiérna die corda fidélium Sancti Spíritus illustratióne docuísti: da nobis in eódem Spíritu recta sápere; et de ejus semper consolatióne gaudére. Per Dóminum … in unitáte ejúsdem.

Act. ii: 1-11

Léctio Actuum Apostolórum.


Cum conpleréntur dies Pentecóstes, erant omnes discípuli pariter in eódem loco: et factus est repénte de cælo sonus, tamquam adveniéntis spíritus veheméntis: et replévit totam domum ubi erant sedéntes. Et apparuérunt illis dispertítæ linguæ tamquam ignis, sedítque supra síngulos eórum: et repléti sunt omnes Spíritu Sancto, et cœperunt loqui váriis linguis, prout Spíritus Sanctus dabat éloqui illis. Erant autem in Jerúsalem habitántes Judǽi, viri religiósi ex omni natióne quæ sub cælo est. Facta autem hac voce, convénit multitúdo, et mente confúsa est quóniam audiébat unusquísque lingua sua illos loquéntes. Stupébant autem omnes et mirabántur, dicéntes: «Nonne ecce omnes isti, qui loquúntur, Galilǽi sunt? Et quómodo nos audívimus unusquísque linguam nostram, in qua nati sumus? Parthi, et Medi et Ælamítae, et qui hábitant Mesopotámiam, Judǽam, et Cappadóciam, Pontum, et Asiam, Phrýgiam, et Pamphýliam, Ægýptum, et partes Líbiæ, quæ est circa Cyrénen, et ádvenæ Románi, Judǽi quoque, et Prosélyti, Cretes et Arabes: audívimus loquéntes nostris linguis magnália Dei.»

Allelúja, allelúja. [Ps. ciii: 30] Emítte Spíritum tuum, et creabúntur: et renovábis fáciem terræ. Allelúja. [Hic genuflectitur] V. Veni Sancti Spíritus, reple tuórum corda fidélium: et tui amóris in eis ignem accénde.

Sequentia

Veni, Sancte Spíritus, et emítte cǽlitus lucis tuæ rádium.

Veni, pater páuperum, veni dator múnerum, veni lumen córdium.

Consolátor óptime, dulcis hospes ánimæ, dulce refrigérium.

In labóre réquies, in æstu tempéries, in fletu solátium.

O lux beatíssima, reple cordis íntima tuórum fidélium.

Sine tuo númine, nihil est in hómine, nihil est inóxium.

Lava quod est sórdidum, riga quod est áridum, sana quod est sáucium.

Flecte quod est rígidum, fove quod est frígidum, rege quod est dévium.

Da tuis fidélibus, in te confidéntibus, sacrum septenárium.

Da virtutis méritum, da salutis éxitum, da perenne gáudium.

Amen. Allelúja.

 Joann. xiv: 23-31

+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.

In illo témpore: dixit Jesus discípulis suis: «Si quis díligit me sermónem meum servábit, et Pater meus díliget eum, et ad eum veniémus, et mansiónem apud eum faciémus: qui non díligit me, sermones meos non servat. Et sermónem quem audístis, non est meus, sed ejus qui misit me, Patris. Hæc locútus sum vobis, apud vos manens. Paráclitus autem Spíritus Sanctus, quem mittet Pater in nómine meo, ille vos docébit ómnia, et súggeret vobis ómnia quæcúmque dixero vobis. Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis: non quómodo mundus dat, ego do vobis. Non turbétur cor vestrum neque formídet. Audístis quia ego dixi vobis: Vado et vénio ad vos. Si diligerétis me gauderétis útique, quia vado ad Patrem: quia Pater major me est. Et nunc dixi vobis priúsquam fiat: ut cum factum fúerit, credátis. Jam non multa loquar vobíscum. Venit enim princeps mundi hujus, et in me non habet quidquam. Sed ut cognóscat mundus, quia díligo Patrem, et sicut mandátum dedit mihi Pater, sic facio.»

Offertorium: Ps. lxvii: 29-30.

Confírma hoc, Deus, quod operátus es in nobis: a templo tuo, quod est in Jerúsalem, tibi ófferent reges múnera, allelúja.

 Secreta:

Múnera, quǽsumus, Dómine, obláta sanctífica: et corda nostra Sancti Spíritus illustratióne emúnda. Per Dóminum … in unitáte ejúsdem.

Prefátio de Spíritu Sancto

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: per Christum Dóminum nostrum. Qui ascéndens super omnes cælos, sedénsque ad déxteram tuam, promíssum Spíritum Sanctum [hodiérna die] in fílios adoptiónis effúdit. Quaprópter profúsis gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnæ Virtútes, atque angélicæ Potestátes, hymnum glóriæ tuæ cóncinunt, sine fine dicéntes:  Sanctus

Communio: Act. ii: 2 et 4.

Factus est repénte de cælo sonus, tamquam adveniéntis spíritus veheméntis, ubi erant sedéntes, allelúja: Et repléti sunt omnes Spíritu Sancto, loquéntes magnália Dei, allelúja, allelúja.

Postcommunio:

Sancti Spíritus, Dómine, corda nostra mundet infúsio: et sui roris íntima aspersíone fœcúndet. Per Dóminum … in unitáte ejúsdem.

Domingo después de Ascensión

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

INTROITO Salmo 26, 7-9. 1

Escúchame, Señor, que te llamo, aleluya, en mi corazón yo te dije: busco tu rostro, tu rostro busca­ré, Señor; no me escondas tu rostro, aleluya, aleluya V/.   El Señor es mi luz y mi salvación. ¿a quién temeré?  V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA

Dios todopoderoso y eterno te pedimos entregarnos a Ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA Pedro 4, 7-11

Lectura de la carta del Apóstol San Pedro.

Queridos hermanos: Sed moderados y sobrios, para poder orar. Ante todo, mantened en tensión el amor mutuo, porque el amor cubre la multitud de los pecados. Ofreceos mutuamente hospitalidad, sin refunfuñar. Que cada uno con el don que ha recibido, se ponga al ser­vicio de los demás, como buenos administradores de la múltiple gracia de Dios. El que toma la palabra, que hable Palabra de Dios. El que se dedica al servicio, que lo haga en virtud del encargo recibido de Dios. Así, Dios será glorificado en todo, por me­dio de Jesucristo, Señor Nuestro. 

ALELUYA PASCUAL. Salmo 46, 9: Jn. 14, 18.

En Pascua, omitido el gradual, se dice:

Aleluya, aleluya. V/. El Señor es Rey de todas las naciones. Dios se sienta sobre su trono sagrado. Aleluya. V/. No os dejo huérfanos: me voy, pero volveré y os llenaréis de gozo. Aleluya.

EVANGELIO Juan 15, 26-27. 16, 1-4

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí: y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no se tambalee vuestra fe. Os excomulgarán de la Sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte, pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que cuando llegue a hora, os acordéis de que yo os lo había dicho.

OFERTORIO Salmo  46, 6

Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas, aleluya.

SECRETA

Este sacrificio santo nos purifique, Señor, y derrame en nuestras almas la fuerza divina de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios.

PREFACIO DE LA ASCENSIÓN

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor: Que después de su resurrección se apareció visiblemente a todos sus discípulos y, ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos compartir su divinidad. Por eso con los Ángeles y Arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

COMUNIÓN Juan 17, 12. 13. 15.

Padre, mientras estaba con ellos, yo guardaba a los que Tú me diste, aleluya, pero ahora que voy a Ti, no pido que los saques del mundo, sino que los guardes de todo mal, aleluya, aleluya.

POSCOMUNIÓN

Alimentados, Señor, con tus sacramentos, danos vivir en continua acción de gracias. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica infra Octava Ascensionis

II Classis

Introitus: Ps. xxvi: 7, 8, et 9

Exáudi, Dómine, vocem meam, qua clamávi ad te, allelúja: tibi dixit cor meum, quæsívi vultum tuum: vultum tuum, Dómine requíram: ne avértas fáciem tuam a me, allelúja, allelúja. [Ps. ibid., 1] Dóminus illuminátio mea et salus mea: quem timébo? Glória Patri. Exáudi, Dómine.

Oratio:

Omnípotens sempitérne Deus, fac nos tibi semper et devótam génere voluntátem; et majestáti tuæ sincéro corde servíre. Per Dóminum.

1 Petr. iv: 7-11

Léctio Epístolæ beáti Petri Apóstoli.


Caríssimi: Estóte prudéntes, et vigiláte in oratiónibus. Ante ómnia autem mútuam in vosmetípsis caritátem continuam habéntes: quia cáritas óperit multitúdinem peccatórum. Hospitáles ínvicem sine murmuratióne: unusquísque, sicut accépit grátiam in altérutrum illam administrántes sicut boni dispensatóres multifórmis gratiæ Dei. Si quis lóquitur, quasi sermónes Dei: si quis minístrat, tamquam ex virtúte, quam adminístrat Deus: ut in ómnibus honorificétur Deus per Jesum Christum Dóminum nostrum.

Allelúja, allelúja. [Ps. xlvi: 9] Regnávit Dóminus super omnes gentes: Deus sedet super sedes sanctam suam. Allelúja. [Joann. xiv: 18] Non vos relínquam órphanos: vado, et vénio ad vos, et gaudébit cor vestrum. Allelúja.

+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.


Joann. xv: 26-27; xvi: 1-4

In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: «Cum venerit Parácletus, quem ego mittam vobis a Patre, Spíritum veritátis, qui a Patre procédit, ille testimónium perhibébit de me: et vos testimónium perhibétis quia ab inítio mecum estis. Hæc locútus sum vobis, ut non scandalizémini. Absque synagógis fácient vos: sed venit hora, ut omnis, qui intérficit vos arbitrátur obséquium se præstáre Deo. Et hæc fácient vobis, quia non novérunt Patrem, neque me. Sed hæc locútus sum vobis: ut cum vénerit hora eórum reminiscámini, quia ego dixi vobis.»

Offertorium: Ps. xlvi: 6.

Ascéndit Dóminus in jubilatióne, et Dóminus in voce tubæ, allelúja..

Secreta:

Sacrifícia nos, Dómine, immaculáta puríficent: et méntibus nostris supérnæ grátiæ dent vigórem. Per Dóminum.

Præfátio de Ascensióne Dómini

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: per Christum, Dóminum nostrum. Qui post resurrectiónem suam ómnibus discípulis suis maniféstus appáruit, et, ipsis cernéntibus, est elevátus in cælum, ut nos divinitátis suæ tribúeret esse partícipes. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes:  Sanctus,…

Communio: Ps. l: 21

Pater, cum essem cum eis, ego servábam eos, quos dedísti mihi, allelúja: nunc autem ad te vénio: non rogo ut tollas eos de mundo, sed ut serves eos ex malo, allelúja, allelúja.

Postcommunio:

Repléti, Dómine, munéribus sacris: da, quǽsumus, ut in gratiárum semper actióne maneámus. Per Dominum.

Ascensión del Señor

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

Introito. Act. 1, 11. 

Hombres de Galilea, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?  Aleluya, aleluya. Como lo habéis visto marchar al cielo, así vendrá, aleluya, aleluya, aleluya. Salmo. Sal. 46. 2. – Pueblos todos, batid palmas,  aclamad a Dios con gritos de júbilo. V/. Gloria al Padre.

Oración.

Dios todopoderoso, concede a quienes creemos que tu Hijo y Salvador nuestro ha subido hoy a los cielos, vivir en ascensión continúa hasta alcanzar la eterna morada.

Epístola. Hech. 1, 1-11. – 

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que, dando instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los Apóstoles que había escogido, ascendió a los cielos. A esos hombres se les presentó vivo después de su Pasión, dándoles numerosas pruebas de ello, apareciéndoseles a lo largo de cuarenta días y hablándoles del Reino de Dios. Mientras estaba comiendo con ellos les recomendó: No os alejéis de Jerusalén. Aguardad la Promesa de mi Padre, de la que me habéis oído hablar. Juan bautizó con agua, vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo, dentro de pocos días. Ellos, rodeándole, le preguntaban: Señor. ¿es ahora cuando vas a restituirle a Israel la soberanía? Él les respondió: A vosotros no os toca conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha puesto bajo su propio dominio. Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros: y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda la Judea, en Samaria y hasta los confines de la tierra. Dicho esto, a la vista de ellos, se elevó, y una nube se lo quitó de los ojos. Y miraban fijos al cielo viéndolo irse; y se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué hacéis ahí plantados, mirando al cielo? Este Jesús, que ha ascendido de aquí al cielo, vendrá, así, como lo habéis visto marcharse al cielo.

Aleluya, aleluya. Sal. 46. 6; Sal. 67,18-19. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor  a son de trompeta. Aleluya. Dios marcha del Sinaí al santuario, sube a la cumbre llevando cautivos. Aleluya.

Evangelio. Marc, l6.14-20. – 

En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: Salid al mundo entero, y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, será salvado: el que se resista a creer, será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: Echarán en mi nombre demonios, hablarán en lenguas extrañas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos. El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos salieron y lo proclamaron por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los acompañaban.

Ofertorio. Sal. 46, 6. –

Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trom­petas, aleluya.

Secreta.- 

Recibe. Señor, las ofrendas que te presentamos, para celebrar la Ascensión de tu Hijo a la gloria: líbranos de los actuales peligros y concédenos la vida eterna.

Prefacio de la Ascensión.- 

Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor: Que después de su resurrección se apareció visiblemente a todos sus discípulos y, ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos compartir su divinidad. Por eso con los Ángeles y Arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Comunión. Sal. 67,33-34. 

Cantad al Señor, que sube a lo más alto de los cielos. hacia el Oriente, aleluya.

Poscomunión

Dios de poder y misericordia, concédenos sentir los frutos invisibles de este sacramento visible que hemos recibido.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

In Ascensione Dómini

I Classis 

Introitus: Act. i: 11

Viri Galilǽi, quid admirámini aspiciéntes in cælum? allelúja: quemádmodum vidístis eum ascendéntem in cælum, ita véniet, allelúja, allelúja allelúja. [Ps. xlvi, 2]. Omnes gentes, pláudite manibus, jubiláte Deo in voce exsultatiónis. Glória Patri. Viri Galilǽi.

Oratio:

Concéde, quǽsumus, omnípotens Deus: ut, qui hodiérna die Unigénitum tuum Redemptórem nostrum as cælos ascendísse crédimus; ipsi quoque mente in cæléstibus habitémus. Per Dóminum.

Act i: 1-11

Léctio Actuum Apostolórum.


Primum quidem sermónem feci de ómnibus, o Theóphile, quæ cœpit Jesus fácere et docére, usque in diem qua præcípiens Apóstolis per Spíritum Sanctum, quos elégit, assumptus est; quibus et prǽbuit seípsum vivum post passiónem suam in multis arguméntis, per dies quadragínta appárens eis, et loquens de regno Dei. Et convéscens, præcépit eis ab Jerosólymis ne discéderent, sed expectárent promissiónem Patris, quam audístis (inquit) per os meum; quia Joánnes quidem baptizávit aqua, vos autem baptizabímini Spíritu Sancto non post multos hos dies. Igitur qui convenérant interrogábant eum dicéntes: «Dómine si in témpore hoc restítues regnum Israël?» Dixit autem eis: «Non est vestrum nosse témpora vel moménta quæ Pater pósuit in sua potestáte: sed accipiétis virtútem superveniéntis Spíritus Sancti in vos, et éritis mihi testes in Jerúsalem et in omni Iudǽa, et Samaría, et usque ad últimum terræ.» Et cum hæc dixísset, vidéntibus illis, elevátus est, et nubes suscépit eum ab óculis eórum. Cumque intueréntur in cælum eúnte illum, ecce duo viri adstitérunt juxta illos in véstibus albis, qui et dixérunt: «Viri Galilǽi, quid statis aspiciéntes in cælum? Hic Jesus, qui assúmptus est a vobis in cælum, sic véniet, quemádmodum vidístis eum eúntem in cælum.»

Allelúja, allelúja. [Ps. xlvi] Ascéndit Deus in jubilatióne, et Dóminus in voce tubæ. Allelúja. [Ps. lxvii] Dóminus in Sina in sancto, ascéndens in altum, captívam duxit captivitátem. Allelúja

Marc. xvi: 14-20


+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Marcum.

In illo témpore: Recumbéntibus illis úndecim appáruit illis Jesus: et exprobrávit incredulitátem eórum et durítiam cordis: quia his qui víderant eum resurrexísse non credidérant. Et dixit eis: «Eúntes in mundum univérsum, prædicáte Evangélium omni creatúræ. Qui credíderit et baptizátus fúerit, salvus erit; qui vero non credíderit condemnábitur. Signa autem eos, qui credíderint, hæc sequéntur: In nómine meo dæmónia ejícient; linguis loquéntur novis; serpéntes tollent; et si mortíferum quid bíberint, non eis nocébit: super ægros manus impónent, et bene habébunt.» Et Dóminus quidem Jesus, postquam locútus est eis, assúmptus est in cælum, et sedit a dextris Dei. Illi autem profécti prædicavérunt ubique, Dómino cooperánte et sermónem confirmánte, sequéntibus signis.

 Offertorium: Ps. xlvi: 6.

Ascéndit Deus in jubilatióne, et Dóminus in voce tubæ, allelúja.

Secreta:

Súscipe, Dómine, múnera, quæ pro Fílii tui gloriósa Ascensióne deférimus: et concéde propítius; ut a præséntibus periculis liberemur, et ad vitam perveniámus ætérnam. Per Dóminum.

Præfátio de Ascensióne Dómini

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: per Christum, Dóminum nostrum. Qui post resurrectiónem suam ómnibus discípulis suis maniféstus appáruit, et, ipsis cernéntibus, est elevátus in cælum, ut nos divinitátis suæ tribúeret esse partícipes. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes:  Sanctus, ….

Communio: Ps. lx: 33-34

Psálite Dómino, qui ascéndit super cælos cælorum ad Oriéntem, allelúja.

Postcommunio:

Presta, nobis, quǽsumus, omnípotens et miséricors Deus: ut, quæ visibílibus mystériis suménda percépimus, invisíbili consequámur efféctu. Per Dominum.

V Domingo de Pascua

INTROITO Isaías 48,20. Salmo 65, 1-2

Con voz de júbilo anunciadlo, y que se oiga, aleluya, que llegue hasta el fin de la tierra: el Señor ha redimido a su pueblo, aleluya, aleluya. Sal. V/. Aclama al Señor, tierra entera, tocad en honor de su nombre, cantad himnos a su gloria. V/.Gloria al Padre. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA

Oh Dios, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras súplicas: concédenos, inspirados por Ti, pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA Santiago 1, 22-27

Lectura de la carta del Apóstol Santiago.

Queridos hermanos: Llevad a la práctica la Palabra. Y no os limitéis a escucharla. Engañándoos a vosotros mismos. Pues el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a aquel que se miraba la cara en el espejo; y apenas se miraba, daba media vuelta, y se olvidaba de cómo era. Pero el que se concentra en el estudio de la Ley perfecta (la ­que hace libres) y es constante, no como oyente olvidadizo: sino para ponerla por obra, éste encontrará la felicidad en practicarla. Hay quien se cree hombre religioso y no frena su lengua: pero se engaña a sí mismo; su religión no es auténtica. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.

ALELUYA PASCUAL. Juan 16, 28

En Pascua, omitido el gradual, se dice:

Aleluya, aleluya. V/. Cristo ha resucitado, Él nos ilumina, a nosotros, los redimidos con su sangre. Aleluya. V/. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre. Aleluya.

EVANGELIO Juan 16, 23-30

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Yo os aseguro: Si pedís algo al Padre, en mi nombre os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre: Pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones: viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre clara­mente. Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por voso­tros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre. Dicen sus discípulos: Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios.

OFERTORIO  Salmo 65, 8-9. 20.

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, haced resonar sus alabanzas: porque Él nos ha devuelto la vida, y no dejó que tropezaran nuestros pies. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su favor, aleluya.

SECRETA

Con estas ofrendas, Señor, re­cibe las súplicas de tus hijos: para que esta liturgia, celebrada con amor, nos lleve a la gloria del cielo.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios

PREFACIO PASCUAL

Verdaderamente es digno y justo, debido y saludable, que en todo tiempo, Señor, te alabemos; pero principalmente con mayor magnificencia en éste tiempo, en que Jesucristo inmolado es, nuestra Pascua. Porque Él es el verdadero Cordero que quita los pecados del mundo. El cual muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, reparó nuestra vida. Por esto, con los Ángeles y Arcángeles, con los Tronos y Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, can tamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:

COMUNIÓN Salmo 95, 2

Cantad al Señor, aleluya; cantadle, bendecid su nombre; proclamad día tras día su victoria,  aleluya, aleluya.

POSCOMUNIÓN

A quienes has saciado en tu mesa santa, concédenos, Señor, desear lo que es recto y conseguir lo que así hemos deseado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica Quinta post Pascha


II Classis

 Introitus: Isai: xlviii: 2

Vocem jucunditátis annuntiáte, et audiátur allelúja: annuntiáte usque ad extrémum terræ: liberávit Dóminus pópulum suum, allelúja, allelúja. [Ps. lxv., 1-2]. Jubiláte Deo, omnis terra, psalmum dicite nómini ejus: date glóriam laudi ejus. Glória Patri. Vocem jucunditátis.

Oratio:

Deus, a quo bona cuncta procédunt , largíre supplícibus tuis: ut cogitémus, te inspiránte, quæ recta sunt; et, te gubernánte, éadem faciámus. Per Dóminum.

Jac. i: 22-27

Léctio Epístolæ beáti Jacóbi Apóstoli.


Fratres: Estóte factóres verbi, et non auditóres tantum: falléntes vosmetipsos. Quia si quis audítor est verbi, et non factor: hic conparábitur viro consideránti vultum nativitátis suæ in spéculo: considerávit enim se, et ábiit, et statim oblítus est qualis fuérit. Qui autem perspéxerit in legem perféctam libertátis et permánserit in ea, non audítor obliviósus factus, sed factor óperis: hic beátus in facto suo erit. Si quis autem putat se religiósum esse, non refrǽnans linguam suam, sed sedúcens cor suum, hujus vana est relígio. Relígio munda et inmaculáta apud Deum et Patrem, hæc est: Visitáre pupíllos et víduas in tribulatióne eórum, et immaculátum se custodíre ab hoc sǽculo.

Allelúja, allelúja. [V] Surréxit Christus, et illúxit nobis, quos redémit sánguine suo. [V] Exívi a Patre, et veni in mundum, íterum relínquo mundum, et vado ad Patrem Allelúja. Allelúja.

+ Joann. xvi: 23-30

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.

In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: «Amen, amen, dico vobis: si quid petiéritis Patrem in nómine meo, dabit vobis. Usque modo non petístis quidquam in nómine meo. Pétite et accipiétis. ut gáudium vestrum sit plenum. Hæc in provérbiis locútus sum vobis. Venit hora cum jam non in provérbiis loquar vobis. sed palam de Patre adnuntiábo vobis. In illo die, in nómine meo petétis: et non dico vobis quia ego rogabo Patrem de vobis: ipse enim Pater amat vos, quia vos me amástis, et credidístis quia ego a Deo exívi. Exívi a Patre, et veni in mundum: íterum relínquo mundum, et vado ad Patrem.» Dicunt ei discípuli eius: «Ecce nunc palam loquéris et provérbium nullum dicis. Nunc scimus quia scis ómnia et non opus est tibi ut quis interroget: in hoc crédimus quia a Deo exísti.

Offertorium: Ps. lxv: 8,9, 20.

Benedícite, gentes, Dóminum Deum nostrum, et obaudíte vocem laudis ejus: qui pósuit ánimam meam ad vitam, et non dedit commovéri pedes meos: benedíctus Dóminus, qui non amóvit deprecatiónem meam, et misericórdiam suam a me. allelúja.

Secreta:

Súcipe, Dómine, fidélium preces cum oblatiónibus hostiárum: ut per hæc piæ devotiónis offícia, ad cæléstem glóriam transeámus. Per Dóminum.

Præfátio Paschalis

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni tempore, sed in hac potíssimum die gloriósius prædicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus. Ipse enim verus est Agnus, qui ábstulit peccáta mundi. Qui mortem nostram moriéndo destrúxit, et vitam resurgéndo reparávit. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes:  Sanctus,

Communio: Ps. vc: 2

Cantáte Dómino, allelúja: cantáte Dómino, et benedícite nomen ejus: bene nuntiáte de die in diem salutáre ejus, allelúja, allelúja.

 Postcommunio:

Tríbue nobis, Dómine cæléstis mensæ virtúte satiátis: et desideráre quæ recta sunt, et desideráta percípere. Per Dominum.

IV Domingo de Pascua

TEXTOS DE LA SANTA MISA EN ESPAÑOL

Introito.  Salm. 97.1,2,1.  

Cantad al   Señor   un cántico nuevo, aleluya; porque ha hecho mara­villas el Señor, aleluya; ha manifestado su justicia ante las naciones, aleluya, aleluya, aleluya. Salmo. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. V/. Gloria al Padre, y al Hijo.

Colecta.- 

¡Oh Dios!, que das a las almas de los fieles un solo querer,  concede a tus pueblos amar tus mandatos y ansiar tus promesas, para que entre los halagos del mundo tengamos fijos nues­tros corazones allí donde están los verdaderos goces.

Epístola. Sant.1.17-21.- 

Carísimos: Toda dádiva preciosa y todo don per­fecto de arriba viene, del Pa­dre de las luces, en quien no cabe mudanza ni sombra de variación. Porque de su volun­tad nos ha engendrado con la palabra de la verdad, a fin de que seamos como las primi­cias de su creación. Bien lo sabéis, hermanos míos muy queridos. Y así sea todo hom­bre pronto para escuchar, pe­ro comedido en el hablar y re­frenado en la ira. Porque la ira del hombre no obra la jus­ticia de Dios. Por lo cual, dan­do de mano a toda inmundicia y exceso vicioso, recibid con docilidad la divina palabra, que ha sido como ingerida en  vosotros,  y  que  puede salvar vuestras almas.

Aleluya.- Aleluya, aleluya V/. La diestra del Señor ha hecho prodigios; la diestra del Señor me ha salvado. Aleluya, V/. Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tendrá ya dominio sobre él. Aleluya

Evangelio. Juan 16.5-14.-

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: voy a aquél que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Mas porque os he dicho estas cosas, se ha llenado de tristeza vuestro corazón. Pero os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; que si no me voy, no vendrá a vosotros  el  Consolador; pero si me voy, os le enviaré. Y cuando venga él, convencerá al mundo en orden al pecado, en orden a la justicia y en orden al juicio. En orden al pecado por cuan­to no han creído en mí; res­pecto a la justicia, porque me voy al Padre, y ya no me veréis; y tocante al juicio, porque ya ha sido juzgado el príncipe de este mundo. Aún tengo otras muchas co­sas  que  deciros;  mas por ahora no  podéis compren­derme. Mas cuando venga el Espíritu de verdad, él os enseñará  todas las verdades; pues no hablará por sí, sino que dirá las cosas que habrá oído, y os anunciará las venideras. Él me glorificará a mí, porque recibirá de lo mío, y os lo anunciará.

Ofertorio. Salm.65.1-2,16.- 

Cante a Dios toda la tierra; cantad la gloria de su nombre. Venid y oíd vosotros, todos los que teméis a Dios, y os contaré cuán grandes cosas ha hecho el Señor a mi alma, aleluya.

Secreta.-

¡Oh Dios! Que por la sagrada recepción de este sacrificio nos has hecho partícipes de tu soberana divinidad, concede, te suplicamos, que después de haber conocido tu verdad, podamos conseguirla con dignas costumbres. Por N.S.

Prefacio de Pascua.-

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que en todo tiempo, Señor, te alabemos; pero con más gloria que nunca en este día (en este tiempo), en que se ha inmolado Cristo, nuestra Pascual. El cual es el verdadero Cordero que quitó los pecados del mundo y que, muriendo, destruyó nuestra muerte, y, resucitando, reparó nuestra vida. Por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejercito celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar: Santo…

Comunión. Juan 16.8.- 

Cuando venga el Espíritu Consolador convencerá al mundo  en orden al pecado, a la justicia y al juicio,  aleluya, aleluya.

Poscomunión.-

Asístenos, Señor Dios nuestro, para que los misterios que con fe hemos recibido, nos purifiquen de nuestras culpas y nos libren de todos los peligros.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica Quarta post Pascha

II Classis

Introitus: Ps. xcvii: 1 et 2

Cantáte Dómino cánticum novum, allelúja: quia mirabília fecit Dóminus, allelúja: ante conspéctum géntium revelávit justítiam suam, allelúja, allelúja, allelúja. [Ps. ibid., 1]. Salvávit sibi déxtera ejus: et bráchium sanctum ejus. Glória Patri. Cantáte.

Oratio:

Deus, qui fidélium mentes uníus éfficis voluntátis: da pópulis tuis id amáre quod prǽcipis, id desideráre quod promíttis; ut inter mundánas varietátes ibi nostra fixa sint corda, ubi vera sunt gáudia. Per Dóminum.

Jacobi i: 17-21

Léctio Epístolæ beáti Jacóbi Apóstoli.


Caríssimi: Omne datum óptimum, et omne donum perféctum desúrsum est descéndens a Patre lúminum, apud quem non est transmutátio, nec vicissitúdinis obumbrátio. Voluntárie enim genuit nos verbo veritátis, ut simus initium áliquod creatúræ eius. Scitis, fratres mei dilectíssimi. Sit autem omnis homo velox ad audiéndum: tardus autem ad loquéndum, et tardus ad iram. Ira enim viri iustítiam Dei non operátur. Propter quod abjicientes omnem inmundítiam, et abundántiam malítiæ, in mansuetúdine suscípite ínsitum verbum quod potest salváre ánimas vestras.

Allelúja, allelúja. [Ps. cxvii: 16] Déxtera Dómini fecit virtútem: déxtera Dómini exaltávit me. Allelúja. [Rom. vi: 9] Christus resúrgens ex mórtuis, jam non móritur: mors illi ultra non dominábitur. Allelúja.

9 Joann. xvi: 5-14

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.


In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: “Vado ad eum qui misit me: et nemo ex vobis intérrogat me: Quo vadis? Sed quia hæc locútus sum vobis tristítia implévit cor vestrum. Sed ego veritátem dico vobis: éxpedit vobis ut ego vadam: si enim non abíero Paráclitus non véniet ad vos: si autem abíero, mittam eum ad vos. Et, cum vénerit ille árguet mundum de peccáto, et de justítia, et de judício. De peccáto quidem, quia non creddidérunt in me: de justítia vero, quia ad Patrem vado, et iam non vidébitis me: de judício autem, quia princeps hujus mundi jam judicátus est. Adhuc multa hábeo vobis dícere: sed non potéstis portáre modo. Cum autem vénerit ille Spíritus veritátis docébit vos omnem veritátem. Non enim loquétur a semetípso: sed quæcúmque áudiet loquétur, et quæ ventúra sunt, annuntiábit vobis. Ille me clarificábit: quia de meo accípiet: et annuntiábit vobis.

Offertorium: Ps. lxv: 1-2 et 16.

Jubiláte Deo, univérsa terra, psalmum dícite nómini ejus: veníte et audíte, et narrábo vobis, omnes qui timétes Deum, quanta fecit Dóminus ánima meæ, allelúja.

Secreta:

Deus, qui nos per hujus sacrifícii veneránda commércia, unius summæ divinitátis partícipes effecísti: presta quǽsumus; ut sicut tuam cognóscimus veritátem sic eum dignis móribus assequámur. Per Dóminum.

Præfátio Paschalis

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni tempore, sed in hac potíssimum die gloriósius prædicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus. Ipse enim verus est Agnus, qui ábstulit peccáta mundi. Qui mortem nostram moriéndo destrúxit, et vitam resurgéndo reparávit. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes:  Sanctus,

Communio: Joann. xvi: 8

Cum vénerit Paráclitus Spíritus veritátis, ille árguet mundum de peccáto, et de justítia, et de judício, allelúja, allelúja.

Postcommunio:

Adesto nobis, Dómine Deus noster; ut per hæc, quæ fidéliter súmpsimus, et purgémur a vítiis, et a perículis ómnibus eruámur. Per Dominum.