1 de agosto: San Pedro ad Vincula

Bajo el reinado de Teodosio, el Joven, su mujer Eudoxia vino para cumplir un voto a Jerusalén donde recibió muchos presentes, entre ellos, una cadena de hierro ornamentada con oro y pedrerías, la cual, según se decía, era la que sirvió para encadenar a Pedro, por orden de Herodes. La emperatriz, después de venerar piadosamente la reliquia, la mandó a Roma para su hija Eudoxia, que la entregó al Pontífice. Este, a su vez, mostró a Eudoxia otra cadena con la que había sido atado el mismo apóstol en tiempo del emperador Nerón.

Al comparar el Pontífice la cadena romana con la que había sido traída de Jerusalén, se juntaron ambas tan perfectamente, que no parecieron sino una sola cadena fabricada por el mismo operario. Y tal veneración granjeó este milagro a aquellos hierros sagrados que, con el nombre de San Pedro en las cadenas, fue dedicada la iglesia que Eudoxia había levantado en el Esquilino. En memoria de esta dedicación, fue instituida una fiesta en las calendas de agosto.

La fiesta que en este día celebraban los gentiles en honor de sus celebridades profanas, se celebró en adelante en honor de las cadenas de Pedro, a cuyo contacto los enfermos sanaban y los demonios eran expulsados; es lo que sucedió en el año de gracia 969 de Jesucristo a un conde familiar del emperador Otón, que estaba poseído por el espíritu inmundo, y desgarraba sus carnes con los dientes. El Emperador mandó conducir al poseso ante el Papa Juan, y cuando la cadena tocó el cuello del conde, salió el mal espíritu y le dejó libre. Por este prodigio la devoción a las sagradas cadenas se propagó mucho en Roma.

Del Breviario Romano