Complementos del altar: El lavabo

Hecho el primer servicio de las vinajeras, el Celebrante, habiendo ofrecido el Cáliz, se lava las manos. Para ello hay que disponer de un receptor de agua, de un jarrito que lo contenga  y de un manutergio para que el sacerdote pueda secarse los dedos.

Conviene que recordemos, respecto al servicio de las viajeras, aquello que dice el Celebrante cuando, la primera vez, a una regular cantidad de vino mezcla unas gotas de agua que en seguida  pueden transformarse en vino, o sea: pedir que, así como las gotas de agua se cambian en vino, también nuestra pobre naturaleza quede divinizada.

Y en cuanto al lavabo en la Misa, puesto que no es menester lavar las manos enteras, sino tan sólo una punta de los dedos que han de tocar la Hostia consagrada, espiritualmente te indica que,  para asistir dignamente a la Santa Misa, y sobre todo para comulgar en ella, nos conviene estar limpios no solamente de pecado mortal, sino también de habernos purificado el alma de pecados veniales, y bueno sería si lo hiciésemos asimismo de todas las imperfecciones que nos reconozcamos.