Santisima Trinidad

Importancia de este Misterio.-

La importancia del misterio de la Santísima Trinidad es tan grande, que no puede ser mayor la de ningún misterio en la religión cristiana. Como dice Tertuliano “este es el mas grave de los misterios de nuestra religión, la obra del Evangelio, y la sustancia o fundamento del Testamento Nuevo. En el se revelan las profundidades insondables de Dios, que jamás mortal ni ángel ninguno vio, ni pensó, ni pudo conjeturar por su solo entendimiento: Nuestro Senor Jesucristo nos las vino a ensenar”. He manifestado a los hombres tu nombre, así decía Jesucristo (Juan, 17, 6). Y, en efecto, los hombres no conocían antes el nombre de Padre, que Jesús le daba. Este misterio es la contraseña con que se distinguen los fieles cristianos de los infieles y judíos. Este dogma es un dogma del que dependen la mayor parte de los dogmas. Por eso su profesión es necesaria absolutamente, con la necesidad que llaman los teólogos de medio, es decir, de tal manera que, sin tener fe en la Santísima Trinidad, ningún adulto podría entrar en la gloria, ni mas ni menos que sin el Bautismo. Todo el culto se apoya en esta doctrina. Las oraciones de la Iglesia, en su mayor parte, son al Padre por el Hijo y en unidad del Espíritu Santo con el Padre.

El Bautismo se hace en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Las bendiciones se dan en el mismo nombre. En los más de los misterios entra la Santísima Trinidad, comenzando desde la Anunciación y Encarnación. La conclusión de los salmos y de muchos actos litúrgicos se hace con la doxología, que es la glorificación de la Santísima Trinidad: “Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo”, etcetera, las cuales doxologías son la oración tal vez mas antigua de la Iglesia después del Pater noster. En fin, desde los primeros tiempos del Cristianismo fue este misterio atacado por los herejes y defendido por la Iglesia.

Explicación del misterio.—

Como dice el Catecismo, la Santísima Trinidad es el mismo Dios, que tiene una sola naturaleza, y, por tanto, es un solo Dios verdadero; pero al mismo tiempo tiene tres personas, que son: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Uno en esencia, trino en personas. Naturaleza es la misma sustancia o esencia de cada cosa, y el primer principio de todo lo que hace es lo que forma su ser, y por lo que se distingue de otras naturalezas distintas. En Dios no hay mas que una naturaleza, y aunque, como diremos en seguida, en Dios hay tres personas, pero no tienen estas mas que una naturaleza. En Jesucristo hay dos naturalezas, como luego veremos, una divina y otra humana, que se distinguen perfectamente una de otra, aunque están unidas en una persona, que es la persona del Hijo de Dios, la segunda de la Santísima Trinidad. No es, pues, lo mismo naturaleza que persona.

Persona es un ser inteligente que forma el solo un todo completo, individuo e incomunicable Así, un ángeles una persona, un hombre es una persona. En todo individuo podemos considerar dos cosas: una, la misma naturaleza y ser de ese individuo, su esencia especifica; eso llamamos naturaleza; otra, el mismo individuo que tiene esa naturaleza, y esa es la persona. Y así, en Cristo hay un individuo, una persona que tiene dos naturalezas unidas entre si hipostáticamente, y separadas de todas las demás naturalezas. Y al contrario, en la Santísima Trinidad tenemos tres personas, que tienen todas ellas cada una la misma naturaleza. Y este es el misterio de la Santísima Trinidad; que no tiene ni puede tener igual en la naturaleza creada. De suyo cada individuo es una naturaleza y una persona, o sea, cada persona no tiene mas que un naturaleza completa y cada naturaleza es un solo individuo y no se comunica con otro. Mas por milagro en Jesucristo, como veremos luego, hay dos naturalezas completas, aunque no hay mas que una persona y, al contrario, por su infinita perfección, en una sola y simplicísima naturaleza, Dios tiene tres personas, la naturaleza divina se comunica a tres personas.

En resumen: la Santísima Trinidad es Dios, que es uno en esencia y trino en personas. Las personas se llaman Padre, Hijo, Espíritu Santo.

Divinidad de las tres personas.—

Las tres personas son Dios. No dioses, sino Dios. El Padre es manifiestamente Dios. Y en esto nadie pone dificultad,

Divinidad del Hijo.—

El Hijo es Dios. Hubo un hereje insigne que se distinguió tanto en negar la divinidad del Hijo, que esta a la cabeza de todos los que la niegan. Fue Arrio, presbítero de Alejandría, que decía que el Hijo o el Verbo era, si, persona distinta del Padre, pero no engendrado por el Padre, ni consustancial con el Padre, ni coeterno con El, sino creado, hecho por el Padre; mucho antes, si, que todas las cosas; pero, en fin, como una de ellas, la primera de ellas, para ser como instrumento con que creara las demás. Toda la Iglesia se levanto contra el y lo anatematizo y el Concilio de Nicea expuso clarísimamente  la fe antigua de la Iglesia en aquellas palabras del Credo de la Misa: “Creo en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, y nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho; consustancial con el Padre, por quien fueron hechas todas las cosas”. El Hijo, pues, nació del Padre y nació antes de todo tiempo, porque es eterno, es Dios que nace de Dios y luz que nace de la luz infinita; no Dios por semejanza o metáfora, sino Dios verdadero en todo el rigor de la palabra; nacido de Dios verdadero, que es su Padre, igual a El; engendrado, pero de ningún modo creado o hecho; de la misma sustancia, esencia y naturaleza que el Padre, por el cual con el Padre y el Espíritu Santo han sido hechas todas las cosas que han sido hechas. Esta verdad de fe esta expresada en todas las Escrituras y en la tradición. Y aunque algunos dicen que solo después del Concilio de Nicea se afirmo esto, están muy equivocados, porque antes del Concilio Niceno todos los Padres, unánimes, afirmaron la generación eterna del Hijo. De suyo no es lo mismo esta herejía que la que afirma que Jesucristo no es Hijo de Dios. Porque los que esto dicen, lo que niegan es que Jesucristo hombre sea Dios ni Hijo de Dios; es decir, que el Verbo, encarnado o no encarnado, fuese Hijo de Dios para crear todas las cosas. El mejor texto para explicar la divinidad de Jesucristo y del Verbo es el Evangelio de San Juan en su primer capitulo, que se lee en la Misa al fin de ella: In principio erat Verbum, etc.

Divinidad del Espíritu Santo.—

También contra la divinidad del Espíritu Santo ha habido muchos, errores. Pero no se puede negar que es Dios, porque esta expresamente en la Sagrada Escritura en muchos sitios y así lo cree y ha creído siempre la Iglesia, que ha puesto al Espíritu Santo al lado del Padre y del Hijo y le ha adorado y mandado adorar lo mismo que al Padre y al Hijo. Los racionalistas y otros herejes antiguos, los socinianos, decían que el Espíritu Santo no era una persona, sino simplemente la misma virtud y operación del Padre, indistinta de El no solo en naturaleza, sino en personalidad. Pero esto no se puede afirmar conforme a la fe. Así, pues, podemos decir como el Catecismo: “El Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios”.

Puntos de Catecismo, Vilariño, S.J.