Sagrada Hostia

Cosas liturgicas.—

Además de los ornamentos hay otras muchas cosas que pertenecen a la liturgia, de muchas maneras. Y primeramente las materias de los Sacramentos y después otras muchas cosas que se bendicen o usan en el culto. Así podemos señalar, por ejemplo: la hostia, el vino, el agua, el aceite, el crisma, la cera, el fuego, el incienso, la luz, la ceniza, los ramos, las campanas. Hablemos primeramente de la hostia y del vino de la consagración.

Hostias.—

Hostia dignifica víctima. Y no hay duda de que el pan consagrado es victima divina propiciatoria por nuestros pecados, puesta en el altar. Pero se llama hostia no solo al pan consagrado, sino aun al mismo pan destinado a la consagración antes de ser consagrado. Conviene, pues, saber como se han de hacer estas hostias. Su materia y su forma.

Materia de las hostias.—

La materia necesaria para la validez de la consagración es todo pan de trigo, todo lo que en el uso común se suele llamar pan. Esta mandado y para no pecar es necesario que sea pan reciente, lo bastantemente reciente para que no haya peligro ninguno de corrupción. Debe ser ácimo o sin levadura para los latinos y para los griegos fermentado y de solo trigo. Pero para que valga la consagración sirve todo pan, aunque este, por ejemplo, algo mezclado con alguna otra materia, pero tan poca que no deje de ser pan de trigo. Así que no vale el pan de cebada, ni de maíz, arroz, avena, habas, etc. Ni tampoco valen masa de trigo crudas o fritas o de otro modo adobadas. Sobre si vale el pan de centeno, de flor de harina, de salvado, etc., debe atenderse a lo que dice el uso común de la gente, y si según este uso es pan verdadero, se puede creer que es valida la consagración. Pero debe procurarse que el pan sea de trigo puro y verdadero y sin mezcla ninguna de centeno ni otra sustancia. Hay algunos granos que son parecidos al trigo y de los cuales dudan si son verdadero trigo o no. Esos granos a lo menos hacen dudoso el Sacramento y, por lo tanto, esta prohibido servirse de ellos.

Por que se usa pan ácimo.—

La razón de usarse pan ácimo es porque los judíos en Pascua ijo usaban sino panes ácimos. Y como Jesús consagro en Pascua, se cree que consagro en pan ácimo. Y para imitación suya esto esta mandado. Pero no se crea que sea eso necesario para la validez y, en efecto, los orientales, muchos al menos, consagran en pan fermentado. Cuando los israelitas salieron de Egipto, como no tuvieron tiempo de preparar panes fermentados o con levadura, los prepararon arrebatadamente sin ella y ácimos, que esto significa esta palabra, y en memoria de aquel hecho, cuando celebraban la Pascua, así como comían de pie el cordero y asado, y con los báculos ya en la mano, así también comían panes sin levadura.

Como han de ser las hostias.—

Manda la Iglesia que sean redondas y aplastadas y conviene que se hagan con mucha delicadeza y finura y cuidado. Al principio de la Iglesia se debieron de usar panes como lor, que se daban a comer en otros sitios en las mesas comunes. Pero pronto, por reverencia al Santísimo Sacramento, los fieles comenzaron a preparar aparte los panes destinados a la consagración. Paladio antiguo refiere haber visto de sus propios ojos a Candida, esposa de Trajano, general en jefe de Valerio, trabajar toda la noche en moler y amasar con sus propias manos el pan de la oblación. San Pacomio mandaba a sus monjes guardar silencio y meditar cuando preparaban las hostias. Fortunato refiere de la reina Radegunda que ella con sus manos confeccionaba las hostias para la iglesia de su monasterio y para otras iglesias. Teodulfo, obispo de Orleans, en el siglo IX ordeno a sus sacerdotes confeccionar dios sus hostias o hacerlas confeccionar a jóvenes clérigos en su presencia. Y son muchos los ejemplos parecidos que pudiéramos citar. Y con mucha frecuencia en los monasterios se guardaban muchas prescripciones por los monjes destinados a confeccionar las hostias. Ora se mandaba estar en ayunas, ora recitar salmos, ora revestirse de albas, ora otras prescripciones igualmente reverentes. Hasta que paso el cargo de confeccionarlas a los seglares. Hoy mismo, sin embargo, son muchas las Comunidades que se dedican a esta labor delicada con mucha devoción y esmero sirviendo estas hostias a diversas iglesias y parroquias.

Como se hacen.—

Se hacen formando una masa bastante liquida con harina buena y agua y luego, entre dos planchas de hierro calientes, se encierra la masa conveniente, para que con el calor quede ya hecho el pan. Suelen tener estos hierros algunas, figuras artísticas, en las cuales se pone Ja figura de Jesús crucificado, o la cruz, o algún agnus Dei o las letras alfa y omega. Lo mejor es guardar la costumbre de poner una cruz o un crucificado. Hoy hay buenos hierros para hacer las hostias, aun sin fuego, con electricidad. Toda limpieza es poca cuando se trata de preparar las hostias que han de convertirse en el cuerpo de Cristo. Y los fieles que a ello se dedican, ya que no lo hagan con tanto fervor y piedad como los monjes, deben hacerlo con religiosidad, con cuidado y, sobre todo, con fidelidad a las prescripciones de la Iglesia. Y los sacerdotes deben velar porque se cumpla bien todo lo mandado.

Dimensiones de las hostias.—

Desde los tiempos antiguos han debido de ser redondos los panes que se consagraban. Pero eran de diversos tamaños y gorduras. Y tardo bastante tiempo en introducirse la igualdad de dimensiones. En los comienzos parece se usaba un pan que se rompía para todos, de donde el nombre de fradio panis, o “fracción del pan,” para la Misa. Pero ya desde el siglo VI en algunas partes se debieron de usar hostias como las de hoy, en varios sitios. Y aun hostias pequeñas separadas de las mayores para la comunión de los fieles. Todavía en el siglo XVI algún misal prescribe al celebrante que rompa la hostia en tres partes: la primera para echarla en el cáliz, la segunda para el sacerdote y los ministros y la tercera para el viático. Y los cartujos reservan una hostia grande para romper de ella un fragmento para la comunión de los moribundos. Hoy en Roma dan a las hostias grandes nueve centímetros de diámetro y a las pequeñas cuatro. No hay nada prescrito, pero no conviene que estas ultimas sean demasiados pequeñas, como lo son en muchas partes, ni demasiado delgadas.

Figuras en las hostias.—

Antiguamente parece que ponían en todos los panes comunes una X, que si no significaba nada para los mundanos, los cristianos aceptaron con gusto en las hostias, porque, por una parte, era el comienzo del nombre de “Christus”, Xristos, y porque servia, además, para partir la hostia en cuatro partes. De estos panes crucíferos hay varias pinturas en las catacumbas. Luego se puso también el alfa y omega. Mas tarde prevaleció la cruz. De ella fue natural el transito al crucificado, después del siglo XV. Y esto es lo que conviene observar, aun cuando no estén prohibidas otras impresiones, como anagramas del nombre de Jesús.

Hostias recientes.—

Es uso general de la Iglesia renovar las especies cada semana o a lo mas cada quince días. Y debe antes procurarse que las hostias sean frescas para evitar todo peligro de corrupción. Dicen que el pan ácimo esta muy expuesto a corrupción. Depende mucho de los sitios en que este. Nosotros hemos retenido sin consagrar algunas hostias mucho tiempo sin corromperse. Pero no debe fiarse de ello. Pues a veces se corromperán mucho más pronto. Y de todos modos esto esta mandado y con mucha razón.

Puntos de catecismo, Vilariño, S. J.