La jerarquía eclesíastica

El Papa y la Jerarquia.—

Llamase Jerarquía a la serie y orden de los príncipes eclesiásticos. Jerarquía es lo mismo que sagrado principado. Consta de tres grados principales: Obispos, presbíteros y ministros o diáconos. Todos estos cargos habían sido instituidos por Jesucristo desde el principio de la Iglesia. El Papa, Obispo de Roma, es la cabeza de toda la Jerarquía, y gobierna por medio de ella.

Obispo.—

Episcopus, de donde viene obispo, es lo mismo que inspector o Vigilante. Son los sucesores de los Apóstoles, aunque con algunas diferencias, como dijimos, pues no heredaron todos los privilegios de los Apóstoles, que fueron enviados especiales, y poseyeron dones extraordinarios, como la infalibilidad, el don de los milagros, el de lenguas, el de estar confirmados en gracia, y otros. Los Obispos, junto con el Papa, gobiernan la Iglesia, aunque en jurisdicción limitada, en su diócesis (administración).

Ni se debe creer que son meros auxiliares del Papa, sino que son por derecho propio pastores de su diócesis y grey con poder ordinario de regir su iglesia o diócesis, y por eso se les llama Ordinarios, pero están subordinados al Papa, a quien deben obedecer. Hay algunos Obispos que tienen primacía sobre otros, y se llaman Arzobispos, como quien dice Obispos principales. Primado es el de mas dignidad de cada nación, como el de Toledo en España, el de Grau en Hungría, el de Salzburgo en Alemania, etc. Patriarcas son los que tenían autoridad sobre otros Obispos, como el de Antioquia, el de Alejandría, el de Jerusalén. Cada Obispo tiene su diócesis; mas cuando no para gobernar una diócesis, sino por alguna otra razón se nombra algún Obispo, como, por ejemplo, los auxiliares, o coadjutores nombrados para el ejercicio de la orden episcopal, se le suele consagrar con el titulo de alguna diócesis antigua en países infieles, y se le llama Obispo in partibus infidelium,  si bien desde León XIII ha sido cambiada esta denominación  en la de Obispos titulares. Las insignias episcopales mitra, báculo, ínfulas, anillo y cruz pectoral. Visita a los sepulcros de los Apóstoles es la que tienen que hacer a Roma de tiempo en tiempo, a dar cuenta al Papa de su gobierno.

Presbíteros.—

Presbítero significa anciano, si bien no es preciso para ser presbítero ser anciano. Lo mismo significa senador. Porque el privilegio de dar consejo es propio de los ancianos. Son los presbíteros los auxiliares de los Obispos. Antiguamente era lo mas común ser las dos cosas a un tiempo. Los presbíteros están sujetos a los Obispos, y de ellos reciben licencias y jurisdicción para decir misa, confesar, predicar, etc. Cuando tienen de modo permanente alguna parte de la diócesis, para ejercer en ella el oficio de pastores espirituales, se llaman párrocos o curas, es decir, gobernadores de las parroquias o barrios, que como tales se consideran las parroquias respecto de la ciudad episcopal o diócesis. Cuando algunos párrocos ejercen alguna autoridad sobre otros, estos se llaman arciprestes, es decir, prestes o presbíteros principales. Y cuando no se señala párroco definitivo, sino se pone alguno hasta que se provea en definitiva, este párroco provisional se llama ecónomo o administrador.

Concilios.—

Concilios son las reuniones de los Obispos para tratar asuntos de la Iglesia. Son ecuménicos cuando son universales de todo el orbe; oicúmene es la habitada, la tierra, y por tanto ecuménico, lo del orbe, como si dijéramos mundial. Para que sea ecuménico no es preciso que vengan absolutamente todos los Obispos del orbe. Solo se necesita que vengan tantos que moralmente pueda decirse que esta representado todo el magisterio eclesiástico. Solo puede convocarlo el Sumo Pontífice de suyo. Y solo el Sumo Pontífice puede presidirlo, por si o por sus legados. Este Concilio, así presidido por el Papa, es infalible; aun cuando disientan algunos Obispos, como ha sucedido siempre, antes, y muchas veces aun después. Hay además Concilios plenarios y provinciales. Estos no tienen infalibilidad, pero si gran autoridad.

Cardenales y Congregaciones romanas.—

El Papa tiene para consejeros y auxiliadores a los Cardenales, cuyo numero no suele pasar de setenta y pertenecen a las mas distintas regiones. Llámanse cardenales, por ser como quicios en que estriba la prudencia del Papa (cardo es quicio). De ellos suelen constar las Congregaciones romanas que hay en Roma encargadas de ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia, y dispuestas ya para dirimir controversias por via administrativa, ya para examinar opiniones de los teólogos y fieles y dirigirlas conforme a la doctrina católica, previniendo errores y fomentando la unión de la fe. Mucha es su autoridad, pero no son infalibles, a no ser que el Papa defina sus resoluciones. Sus decisiones obligan a la Iglesia, su potestad es ordinaria y vicaria del Sumo Pontífice, que se la comunica para regir facílmente la Iglesia; a ellas se puede recurrir en contra de las decisiones de los Obispos; mas de ellas solo al Papa. Estas Congregaciones en rigor se componen solo de Cardenales, pues solo ellos pueden dar el voto decisivo, aunque para consultar y estudiar y dar parecer y funcionar tienen otros muchos oficiales mayores y menores. Las Congregaciones son: la del Santo Oficio, para la defensa de la fe y costumbres; la Consistorial, la de Sacramentos, la del Concilio, sobre disciplina del clero y del pueblo, la de Religiosos, la de Propaganda Fide, la Oriental, la de Ritos; la Ceremonial, la de Negocios extraordinarios, la de Estudios. Estas Congregaciones, como hemos dicho, no son infalibles, porque el Papa no puede comunicar a nadie su infalibilidad; pero sus decisiones son prudentísimas, y puede afirmarse que el Espíritu Santo las asiste de un modo singular, y tan notable, que apenas una que otra vez han errado en sus declaraciones y juicios. Aun aquellos mismos juicios que las Congregaciones dicen dar en nombre del Papa, y por su autoridad, y sabiéndolo y aprobándolo, no por eso son infalibles; a no ser que el Papa los haga propios y los de como definiciones suyas, en cuyo caso la Congregación solo hace de consultora.

Puntos de catecismo, Vilariño, S.J.