Vida de Ceferino Namuncurá Parte I

Vida de Niños con alto grado de santidad….

¡Qué difícil se nos hace escribir sobre el corto período de este jovencito ante un alma tan intensa….! y ahí nos damos cuenta de que muchas veces, ese grado tan alto de santidad, o se manifiesta en el ser personal sin intervención de terceros o en otros  casos,  seres que van como “acompañando” hacia ese camino del cielo…..

En el ejemplo de nuestro querido Ceferino, la influencia  e insistentes solicitudes que ha tenido San Juan Bosco  ante el Papa León XIII para enviar a los salesianos a la Patagonia y realizar una  obra en la Argentina, que fue  Impresionante!!… ( estamos en el año 1.883- y lo hemos visto con el ejemplo de las Hermanas de María Auxiliadora con Laurita Vicuña…). Por ello, consideramos que la figura y presencia no solo de Monseñor Juan Cagliero, discípulo directo de Don Bosco- sino de los Padre Salesianos que acompañaron todo el periplo, desde que conocieron a Ceferino Namuncurá hasta su muerte, no pueden desligarse de esa vida pura y santa que fueron encauzando a este jovencito.

Ceferino Namuncurá, nació en Chimpay, (Provincia de Río Negro, al sur de la Argentina) hijo del cacique araucano,  Manuel Namuncurá y de Rosario Burgos, (de origen chileno) el 26 de agosto de 1.886.                

Su corta vida, fue relatada mediante hagiografías y biografías desde el año 1.930 en adelante! A través de las mismas, se ha construido  su figura en clave de “aboriginalidad “, transformándolo en un alumno virtuoso salesiano; el “santito criollo” o el “mapuche santo” entre otras caracterizaciones.

Tres circunstancias  derivadas en tres viajes; tres destinos, marcaron el derrotero de la santidad de Ceferino.

Ceferino viendo la miserable condición en que se encontraba su comunidad-la indígena- pide a su padre de  llevarlo a estudiar a Buenos Aires y “..yo podría estudiar y ser un día útil a mi raza” (palabras que han quedado gravadas en toda la biografía  de nuestro santo, expresadas por él mismo y testimoniadas también por uno de los principales postuladores de su causa, el Padre Francesco Tomasetti).

Su padre acepta y al ser hijo de un cacique, coronel de la Nación, su primer destino fue la Escuela de la Armanda, donde no logra adaptarse y tras la intervención  del propio ex presidente de la Nación, Luis Saenz Peña, lo envía al Colegio Salesiano Pío IX de Buenos Aires,  como alumno interno, ingresando el 20 de setiembre de 1.897.

Ceferino se adapta al ambiente y aprende el idioma castellano y el catecismo. Recibe su primera comunión el 8 de setiembre de 1.898 y el 5 de noviembre de 1.899 el sacramento de la confirmación de manos de Monseñor Gregorio Romero,  propio en el lugar de la actual Basílica de María Auxiliadora, en el  Barrio de Almagro.

A principios del año 1.902 su salud se deteriora  habiendo contraído tuberculosis. Es entonces cuando Monseñor Cagliero, decide trasladarlo a Viedma, (Capital de la provincia de Río Negro) con la esperanza de que los aires del campo, pudieran ayudar a restablecer su recuperación.

Y es ahí, en el Colegio San Francisco de Sales, donde comienza sus estudios secundarios como aspirante a las órdenes de la congregación salesiana, siendo el año 1.903. Ceferino quería ser sacerdote salesiano.

El Doctor Evasio Garrone, médico y sacerdote junto con el enfermero Artémides Zatti (hoy considerado Beato), cuidaron de la salud de Ceferino.

En el año 1.904 (19 de julio), a los  17 años, viaja –con el permiso de su padre Manuel- con Monseñor Cagliero, llevándolo a Turín (Italia), con la esperanza de recuperar su salud,  con mejor atención médica y poder continuar sus estudios al sacerdocio.

 (Ceferino cerraba con este traslado, aquellos tres viajes que marcaron el rumbo hacia la santidad) –Chimpay- Buenos Aires; Buenos Aires – Viedma; Viedma- Italia.)

Llegado en Italia, Ceferino Namuncurá inicia sus estudios en Valdoco, (Turín) donde permanece por cuatro meses, luego irá  al Colegio Salesiano de “Villa Sora”, en Frascati, ciudad de la Región del Lazio, a 20 km. de Roma. El Beato Miguel Rúa –primer sucesor de San Juan Bosco- conversaba varias veces por semana con Ceferino en Turín.

Continúa en parte II