La Misa. Cuarta parte.

Obligación de celebrar.-

De suyo no tienen los sacerdotes obligación de celebrar sino varias veces al ano y los Obispos y Superiores deben procurar que lo hagan, al menos, los domingos y días festivos. Los pastores de almas, como Obispos, párrocos, están obligados a celebrar las Misas por sus ovejas, por sus pueblos, todos los domingos y dias de precepto, aun en las fiestas suprimidas del Código, como son: Lunes de Pascua, Invención de la Cruz, Purificación, Anunciación, Natividad de la Virgen, San Miguel, San .luna Bautista, los Santos Apóstoles, San Esteban, Santos Inocentes, San Lorenzo, San Silvestre, Santa Ana, el Patrón del Reino y el Patrón del lugar.

Estipendio. –

Estipendio es una limosna que para que tenga honesto sustento se da a un sacerdote, aunque sea rico, según el uso corriente y aprobado de la Iglesia, a condición de que celebre y aplique la Misa a intención de quien da el estipendio. Y por eso, excepto el día de Navidad, si un sacerdote conlicencia celebrase dos o mas Misas, no puede recibir estipendio sino por una. El día de las Animas puede recibir por una; la segunda hay que aplicarla por todas las Animas y la tercera por la intención del Papa. El que recibe estipendio esta obligado, en justicia, a celebrar la Misa a intención de quien lo de.

Leyes de la Iglesia sobre estipendios.—

Para que no se falte por los sacerdotes en esta cuestión de los estipendios, ha dado la Iglesia leyes muy rigurosas acerca de este punto. El estipendio mayor o menor no hace que la Misa valga mas o menos; esta vale aunque no se diese o se recibiese estipendio. La cantidad minima de cada estipendio la suelen señalar los Prelados en cada diócesis, si bien el sacerdote puede recibir estipendio mayor si se le da y también menor si el Ordinario del lugar no lo hubiere prohibido. Los fieles deben ser generosos con sus sacerdotes y considerar que en esto hacen una limosna muy bien empleada.’ Por desgracia, cada día escasean mas los fieles en este socorro a sus sacerdotes y así pierden mucho fruto de Misas y mucho de limosnas. El celebrante debe celebrar la Misa en el tiempo que le señala el que le da el estipendio y si no se lo señalan debe celebrarla pronto, dentro de ciertos  términos fijados por cánones. Cuando en un testamento se dejan muchas Misas, no es preciso celebrarlas todas en seguida; pero se deben celebrar algunas en seguida de la muerte del testador.

Modo de celebrar Misa.—-

Tiempo. Se puede decir Misa en todos los días, excepto el Viernes Santo, en que no hay ninguna, sino la que se llama Misa de Presantificados, es decir, de lo que se consagro el día antes, el Jueves Santo, en que solo hay una Misa solemne. El Jueves Santo se puede, con licencia del Prelado, decir otra antes que la solemne para los enfermos. En cambio en Navidad y en el día de las Animas se pueden decir tres.

Horas de decir Misa.—

Se puede celebrar desde una hora antes de la aurora hasta una después del mediodía y, con causa grave o permiso, mas. Duración. Debe durar de veinte minutos a media hora o poco mas. Pero no es licito decirla en menos de un cuarto de hora. Sitio. Debe celebrarse en un altar consagrado (propiamente el altar es el ara) y en una iglesia u oratorio consagrado o bendito. Para celebrarla fuera o al aire libre se necesita permiso.

Puntos de catecismo, Vilariño, S.J.

La Misa. Tercera parte.

Modo de oír la Misa.—

El mejor modo de oír la Misa es seguirla con algún devocionario. Los que no lo hacen así, de ordinario están muy distraídos. En cuanto a los devocionarios, el mejor es el mismo misal y las oraciones que dice el sacerdote todos los dias son las mejores; esas están, entre otros, en nuestro Devocionario Popular y en el Caballero Cristiano. Y será aun mejor modo de oír Misa ayudar como acólitos al sacerdote. Seria muy de desear que se generalizase el uso que hay en algunas partes de ayudar los caballeros con frecuencia a la Misa a que asisten. Y este oficio debería saberlo todo cristiano desde niño; no hay dificultad, antes es conveniente ayudar a Mina con al libro delante, Otro modo de oír Misa se pueden ver en los devocionarios.

Obligación de oir Misa.

Aconsejamos a todos que oigan Misa diariamente y les diremos que esta es la mejor devoción que pueden tener en toda su vida. Y mucho mas si la oyen comulgando en ella.  La comunión no es parte esencial, pero si integral de la Misa. Y así, antiguamente a la Misa se la llamaba fracción del pan, porque en ella se daba la Comunión y por eso mismo en las oraciones se supone que los oyentes van a comulgar o han comulgado y, en fin, a eso se debe también la ceremonia en que se parte la hostia, recuerdo de cuando en la Misa se partía el pan para repartirlo, si bien ahora por mayor expedición y comodidad se consagran aparte hostias pequeñas.

Misa.-

El sacrificio de la Eucaristía recibe muchos nombres en la historia litúrgica: Fracción del pan, cena del Señor, comunión, liturgia, misterio, oblación, sacrificio, dominical, colecta, solemnidad, servicio, suplica y otros. El mas común es el de Misa. Pero no sabemos lo que este significa. Lo mas verosímil es lo siguiente: Antiguamente los catecúmenos asistían solo al comienzo o introducción del sacrificio. En seguida del sermón, cuando empezaba propiamente el sacrificio, se les despedía y quedaban solo los fieles y para despedirlos se usaba la formula usual: ite missa est; «id, ya es la despedida”. Y desde entonces comenzó a llamarse Misa la parte siguiente. Y mas tarde se comenzó también a llamar Misa a la parte anterior y, en fin, se empezó a llamar a la parte primera Misa de los catecúmenos y a la segunda Misa de los fieles. Decia San Agustin: “Después del sermón, terminaba la Misa de los catecúmenos, se da la despedirla (missa) a los catecúmenos y permanecen los fieles.” Y se llamaba también missas al conjunto de una y otra. El nombre de Misa no se halla en los autores de los tres primeros siglos, sino otros nombres. Diremos acerca de la Misa algunas cosas, que, aunque son propias de los sacerdotes, pero conviene que las conozcan también los fieles.

Materia de la Eucaristía.—

Y primero hay que saber con que se puede consagrar. La materia de la Eucaristía es pan de trigo y vino de uvas. Todo lo que sea verdadero pan y verdadero vino de uvas vale. Pero, además, esta mandado que se utilice pan ácimo o sin levadura entre los latinos; pan fermentado entre los griegos, aunque valer, vale cualquiera de los dos, y al vino esta mandado que se le echen unas cuantas gotas de agua.

No vale el pan de cebada, de maíz, de arroz, de avena, de habas, etc., ni el pan de leche, aceite, etc-, ni la masa de trigo cruda o frita. Sobre si vale EI centeno, la flor de harina, el salvado etc„ téngase en cuenta que todo lo que se tenga como pan de trigo en el uso común de la gente te dice que es valido. Pero debe procurara que sea lo mejor que buenamente se pueda y de trigo enteramente. No vale el arrope, ni el vino de agraces, ni la cerveza, sidra, vino de pera o de otras frutas, vino químico, ni vinagre.

Vale, pero esta prohibido celebrar, con pan de trigo mezclado con otros granos en pequeña cantidad, el pan mohoso que empieza a corromperse, ni, en general, el pan viejo, a no ser por necesidad. Vale, pero esta prohibido celebrar, con mosto de uvas maduras, o con vino que empieza a agriarse o corromperse, a no ser por necesidad. Si fuese ya vinagre, ni es lícito ni vale.

Forma de la Consagración.- Este pan se consagra diciendo las palabras: “Este es mi cuerpo”, que son las esenciales. V el vino se consagra diciendo: “este es el cáliz de mi sangre”, que son las palabras esenciales, a las cuales se añaden estas otras: “Nuevo y Antiguo Testamento, Misterio de la Fe, que por vosotros y por muchos será derramada para remisión de los pecados.”

Ministro de la Eucaristía.

Ministro de la Eucaristía se puede entender o Ministro de la celebración, para decir Misa y hacer el Sacramento o Ministro de la Comunión para distribuirlo a los fieles. Celebrar y hacer el Sacramento solo puede el sacerdote.

Administrar o distribuir la Eucaristía, de ordinario solo debe hacerlo el sacerdote, pero en casos extraordinarios, con licencia del párroco o del Ordinario o en caso de necesidad, con licencia presunta, puede administrar la Eucaristía el diacono. Además, los legos podrían, en cano de necesidad, si no hay algún clérigo mayor y evitando el escándalo, darse a si o a otros el Viático y aun tornarse las formas consagradas para evitar irreverencias y ello aun no estando en ayunas; por ejemplo, en una revolución.

Puntos de catecismo, Vilariño, S. J.

El valor de la Santa Misa

Para que vale la Misa.—

Vale para lo que valen todos los sacrificios, según indicamos. Porque es sacrificio latréutico, eucarístico, impetratorio y propiciatorio: lº.- Como latréutico. Es el acto verdaderamente digno de Dios y puede decirse con toda exactitud que en la tierra no hay ningún otro acto de oración que sea completamente digno de Dios. Todos los demás actos no llegan a la dignidad divina, ni le dan tanta adoración cuanta Dios se merece. Pero la Misa es una adoración con la que Dios se contenta y se llena. 2.° Como eucarístico, es el mejor acto para dar gracias a Dios; tanto, que por la Misa se pueden dar gracias a Dios por todos los beneficios que El nos ha hecho y gracias cumplidas y bastantes. 3.° Como impetratorio, de suyo es la oración e impetración mas eficaz que hay en la Iglesia y superior a todas las oraciones, rogativas, oblaciones de todo genero. 4.° Como propiciatorio, este sacrificio de suyo es apto para obtener el perdón de todos los pecados, para dar la satisfacción de todos los agravios, y para pagar por todas las penas debidas por los pecados en esta vida y en la otra. Y así, puede decirse con toda propiedad, que la Misa es el acto mas grande e insigne de toda la religión.

Valor infinito de la Misa.—

De aquí se deduce que el valor de la Misa en si mismo es infinito y que una sola Misa de suyo puede ser bastante para adorar a Dios y darle gracias por todos los beneficios y para obtener el perdón y satisfacción de todas las culpas. Pero no se aplica todo el valor a los fieles, sino solamente parte, según la disposición de Dios, como intentaremos explicarlo ahora.

Limitación de la gracia aplicada.—

Las gracias que se reciben por las Misas, no pueden ser infinitas ni intensiva ni extensivamente. Y sobre todo en cuanto al valor propiciatorio. Porque ni somos capaces nosotros de recibir este valor infinito, ni lo necesitamos. Y creemos que la providencia de Dios en su Iglesia ha establecido para cada Misa una limitación en el valor que se aplica, y una medida que nosotros ignoramos cual sea, pero, que será, sin duda ninguna, muy abundante; porque si bien nosotros no la merecemos, pero la merece el Hijo de Dios, sacerdote y victima en este sacrificio, que, seguramente, no se pondrá en el altar para poca cosa, sino para muchas gracias. Algo de esto pasa también en los Sacramentos. Y aunque no faltan quienes opinen que el fruto de la Misa extensivamente es infinito o indefinido, sin embargo, comúnmente creen los teólogos que no es así; sino que cuantos mas sean aquellos por quienes se aplica la Misa, tanto disminuyen las gracias recibidas por cada uno. Sin embargo, del fruto impetratorio, en cierto sentido, puede decirse ser infinito, o indefinido, en cuanto que dependiendo de la liberalidad de Dios la concesión de las gracias que se le piden, no parece podamos poner limite a esta liberalidad; si bien parece natural o connatural que ceteris paribus reciba mas dones aquel por quien se ofrece la Misa en primer lugar y con primera intención, que aquel por quien se ofrece la Misa en segundo lugar y con segunda intención, después de la primera.

Diversa participación del fruto de la Misa.—

Ponen los teólogos una razón de graduar la concesión por Dios a los fieles de las gracias de la Misa: y es la mayor unión que tenga con el sacrificio: 1.° Naturalmente, quien mas que nadie participa del fruto de la Misa es el celebrante; a el corresponde el fruto que llaman especialísimo y es superior al de los otros. Es fruto personal y muy digno, dada la excelencia del ministro y la necesidad que tiene de gracias para cumplir sus deberes altísimos. 2.° Viene después el fruto que casi podríamos llamar también especialísimo, que es el de los que oyen Misa, los cuales, en cierto modo unidos de una manera particular con el celebrante, aunque no son, ni mucho menos, celebrantes, forman con el sacerdote una comunidad y por el y con el ofrecen el sacrificio. Y por eso el celebrante habla muchas veces en plural: Te ofrecemos, etc. 3.° Entre estos asistentes reciben mayor fruto los acólitos, que, adelantándose a todo el pueblo, se unen con el sacerdote y le responden y ayudan en la Misa; por lo cual este oficio es muy recomendable, muy digno y muy retribuido. 4.° Llaman fruto especial, y lo es, el que corresponde a la persona o personas por quien o por quienes el sacerdote dice la Misa, sea que este le haya dado estipendio, sea que no le haya dado. Este fruto también es notable. 5.° Queda el fruto general que redunda en toda la Iglesia y se reparte por todos y cada uno de los fieles, de la parroquia, del pueblo, de la nación y aun de toda la Iglesia, en la medida que Dios sabe, en virtud de la comunión de los santos. Los excomulgados no participan de estos bienes, sino en cuanto se puede impetrar su conversión. Pero los demás, si; y !cuantos bienes y gracias descenderán de lo alto y cuantas iras del Señor se apagaran en el cielo por virtud de la sangre preciosa de Jesucristo sacrificado en las Misas cada día y a todas las horas!

Puntos de catecismo, Vilariño S.J.

La jerarquía eclesíastica

El Papa y la Jerarquia.—

Llamase Jerarquía a la serie y orden de los príncipes eclesiásticos. Jerarquía es lo mismo que sagrado principado. Consta de tres grados principales: Obispos, presbíteros y ministros o diáconos. Todos estos cargos habían sido instituidos por Jesucristo desde el principio de la Iglesia. El Papa, Obispo de Roma, es la cabeza de toda la Jerarquía, y gobierna por medio de ella.

Obispo.—

Episcopus, de donde viene obispo, es lo mismo que inspector o Vigilante. Son los sucesores de los Apóstoles, aunque con algunas diferencias, como dijimos, pues no heredaron todos los privilegios de los Apóstoles, que fueron enviados especiales, y poseyeron dones extraordinarios, como la infalibilidad, el don de los milagros, el de lenguas, el de estar confirmados en gracia, y otros. Los Obispos, junto con el Papa, gobiernan la Iglesia, aunque en jurisdicción limitada, en su diócesis (administración).

Ni se debe creer que son meros auxiliares del Papa, sino que son por derecho propio pastores de su diócesis y grey con poder ordinario de regir su iglesia o diócesis, y por eso se les llama Ordinarios, pero están subordinados al Papa, a quien deben obedecer. Hay algunos Obispos que tienen primacía sobre otros, y se llaman Arzobispos, como quien dice Obispos principales. Primado es el de mas dignidad de cada nación, como el de Toledo en España, el de Grau en Hungría, el de Salzburgo en Alemania, etc. Patriarcas son los que tenían autoridad sobre otros Obispos, como el de Antioquia, el de Alejandría, el de Jerusalén. Cada Obispo tiene su diócesis; mas cuando no para gobernar una diócesis, sino por alguna otra razón se nombra algún Obispo, como, por ejemplo, los auxiliares, o coadjutores nombrados para el ejercicio de la orden episcopal, se le suele consagrar con el titulo de alguna diócesis antigua en países infieles, y se le llama Obispo in partibus infidelium,  si bien desde León XIII ha sido cambiada esta denominación  en la de Obispos titulares. Las insignias episcopales mitra, báculo, ínfulas, anillo y cruz pectoral. Visita a los sepulcros de los Apóstoles es la que tienen que hacer a Roma de tiempo en tiempo, a dar cuenta al Papa de su gobierno.

Presbíteros.—

Presbítero significa anciano, si bien no es preciso para ser presbítero ser anciano. Lo mismo significa senador. Porque el privilegio de dar consejo es propio de los ancianos. Son los presbíteros los auxiliares de los Obispos. Antiguamente era lo mas común ser las dos cosas a un tiempo. Los presbíteros están sujetos a los Obispos, y de ellos reciben licencias y jurisdicción para decir misa, confesar, predicar, etc. Cuando tienen de modo permanente alguna parte de la diócesis, para ejercer en ella el oficio de pastores espirituales, se llaman párrocos o curas, es decir, gobernadores de las parroquias o barrios, que como tales se consideran las parroquias respecto de la ciudad episcopal o diócesis. Cuando algunos párrocos ejercen alguna autoridad sobre otros, estos se llaman arciprestes, es decir, prestes o presbíteros principales. Y cuando no se señala párroco definitivo, sino se pone alguno hasta que se provea en definitiva, este párroco provisional se llama ecónomo o administrador.

Concilios.—

Concilios son las reuniones de los Obispos para tratar asuntos de la Iglesia. Son ecuménicos cuando son universales de todo el orbe; oicúmene es la habitada, la tierra, y por tanto ecuménico, lo del orbe, como si dijéramos mundial. Para que sea ecuménico no es preciso que vengan absolutamente todos los Obispos del orbe. Solo se necesita que vengan tantos que moralmente pueda decirse que esta representado todo el magisterio eclesiástico. Solo puede convocarlo el Sumo Pontífice de suyo. Y solo el Sumo Pontífice puede presidirlo, por si o por sus legados. Este Concilio, así presidido por el Papa, es infalible; aun cuando disientan algunos Obispos, como ha sucedido siempre, antes, y muchas veces aun después. Hay además Concilios plenarios y provinciales. Estos no tienen infalibilidad, pero si gran autoridad.

Cardenales y Congregaciones romanas.—

El Papa tiene para consejeros y auxiliadores a los Cardenales, cuyo numero no suele pasar de setenta y pertenecen a las mas distintas regiones. Llámanse cardenales, por ser como quicios en que estriba la prudencia del Papa (cardo es quicio). De ellos suelen constar las Congregaciones romanas que hay en Roma encargadas de ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia, y dispuestas ya para dirimir controversias por via administrativa, ya para examinar opiniones de los teólogos y fieles y dirigirlas conforme a la doctrina católica, previniendo errores y fomentando la unión de la fe. Mucha es su autoridad, pero no son infalibles, a no ser que el Papa defina sus resoluciones. Sus decisiones obligan a la Iglesia, su potestad es ordinaria y vicaria del Sumo Pontífice, que se la comunica para regir facílmente la Iglesia; a ellas se puede recurrir en contra de las decisiones de los Obispos; mas de ellas solo al Papa. Estas Congregaciones en rigor se componen solo de Cardenales, pues solo ellos pueden dar el voto decisivo, aunque para consultar y estudiar y dar parecer y funcionar tienen otros muchos oficiales mayores y menores. Las Congregaciones son: la del Santo Oficio, para la defensa de la fe y costumbres; la Consistorial, la de Sacramentos, la del Concilio, sobre disciplina del clero y del pueblo, la de Religiosos, la de Propaganda Fide, la Oriental, la de Ritos; la Ceremonial, la de Negocios extraordinarios, la de Estudios. Estas Congregaciones, como hemos dicho, no son infalibles, porque el Papa no puede comunicar a nadie su infalibilidad; pero sus decisiones son prudentísimas, y puede afirmarse que el Espíritu Santo las asiste de un modo singular, y tan notable, que apenas una que otra vez han errado en sus declaraciones y juicios. Aun aquellos mismos juicios que las Congregaciones dicen dar en nombre del Papa, y por su autoridad, y sabiéndolo y aprobándolo, no por eso son infalibles; a no ser que el Papa los haga propios y los de como definiciones suyas, en cuyo caso la Congregación solo hace de consultora.

Puntos de catecismo, Vilariño, S.J.