XIV domingo después de Pentecostés

TEXTOS DE LA SANTA MISA EN ESPAÑOL

Introito.

Oh Dios! escudo nuestro, levanta los ojos y mira el rostro de tu Ungido; porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.  Salmo.- ¡Cuán amables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma suspira y desfallece por los atrios del Señor. V/ Gloria.

Colecta.-

Te rogamos, Señor, guardes siempre misericordiosa­mente a tu Iglesia; y pues sin ti no puede sostenerse la humana naturaleza mortal, haz que tus auxilios la preserven siempre de lo nocivo y la dirijan a lo salu­dable. Por nuestro Señor.

Epístola. Gal. 5.16-24.

Hermanos: Vivid según el espíritu y no satisfaréis los apetitos de la carne. Porque la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu, contrarios a los de la carne; son entre sí opuestos, por lo cual no hacéis lo que queréis. Mas si os conduce el Espíritu, no estáis bajo la Ley. Manifiestas son las obras de la carne: fornicación, deshonestidad, lujuria, idolatría, magia, enemistades, pleitos, enojos, celos, riñas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, embriagueces, orgías, y cosas parecidas. Os prevengo, como ya tengo dicho, que los que tales cosas hacen no alcanzarán el reino de Dios. Al contrario, los frutos del Espíritu son: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimi­dad, mansedumbre, fe, modestia, continencia, castidad. Contra tales cosas no hay Ley. Pero los que son de Cristo, han crucificado su carne con sus pasiones y concupiscencias.

Gradual. Salm.117.8-9.-

Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre. V/ Mejor es esperar en el Señor que esperar en los príncipes.

Aleluya. Salm. 94.1.- Aleluya, aleluya. V/. Venid, cantemos alegres al Señor; aclamemos a Dios nuestro Salvador. Aleluya.

Evangelio. Mat. 6.24-33.-

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Nadie puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o al uno sufrirá y al otro despreciará. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os inquietéis por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No es más el alma que la comida, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo cómo no siembran, ni siegan, ni tienen graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. Pues ¿no valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Quién de vosotros, a fuerza de discurrir, puede añadir un codo a su estatura? y ¿por qué inquietaros por el vestido? Obser­vad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan. Y, sin embargo, yo os digo que ni Salomón en toda su gloria llegó a vestirse como uno de estos lirios. Pues si al heno del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así viste, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? No os preocupéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos cubriremos? Por estas cosas se afanan los paganos. Mas sabe vuestro .Padre celestial que las necesitáis. Buscad, pues, primero el reino de Dios y su justicia; y todo lo demás se os dará por añadidura.

Ofertorio. Salm. 33.8-9.- 

Acampará el ángel del Señor alrededor de los que le temen, y los librará; gustad y ved cuán bueno es el Señor.

Secreta.- 

Te rogamos, Señor, nos concedas que esta hostia saludable nos purifique de nuestros pecados y atraiga sobre nosotros el favor de tu potestad. Por nuestro.

Prefacio de la Santísima Trinidad.- 

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino .en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. .Santo…

Comunión.- 

Buscad primero el reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura; -dice el Señor-.

Poscomunión.- 

Oh Dios!, que tus sacramentos nos purifiquen y defiendan siempre; y produzcan en nosotros como efecto  la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica Decima Quarta Post Pentecosten

II Classis

Introitus: Ps. lxxxiii: 10-11

Protéctor noster, áspice, Deus, et réspice in faciem Christi tui: quia mélior est dies una in átriis tuis super míllia. [Ps  ibid., 2-3]. Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum! Concupíscit, et déficit ánima mea in átria Dómini. Gloria Patri. Protéctor noster.

Collect:

Custódi, Dómine, quǽsumus, Ecclésiam tuam propitiatióne perpétua: et quia sine te lábitur humána mortálitas; tuis semper auxíllis et abstrahátur a nóxiis, et ad salutária dirigátur. Per Dominum.

ad Gal. v: 16-24

Lectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Galatas.

Fratres: Spíritu ambuláte, et desidéria carnis non perficiétis. Caro enim concupíscit advérsus spíritum, spíritus autem advérsus carnem: hæc enim sibi ínvicem adversántur, ut non quæcúmque vultis, illa faciátis. Quod si spíritu ducímini, non estis sub lege. Manifésta autem sunt ópera carnis, quæ sunt fornicátio, inmundítia, luxúria, idolórum sérvitus, venefícia, inimicítiæ, contentiónes, æmulatiónes, iræ, rixæ, dissensiónes, sectæ, invídiæ, homicídia, ebrietátes, comesatiónes, et his simília: quæ prǽdico vobis, sicut prædíxi: quóniam, qui tália agunt, regnum Dei non consequéntur. Fructus autem Spíritus est: cáritas, gáudium, pax, patiéntia, benignitas, bonitas, longanímitas, mansuetúdo, fides, modéstia, continéntia, cástitas. Advérsus huiúsmodi non est lex.
Qui autem sunt Christi, carnem crucifixérunt cum vitiis et concupiscéntiis.

Graduale

Bonum est confídere in Dómine, quam confídere in hómine. V. Bonum est speráre in Dómino, quam speráre in princípibus.

Allelúia, allelúia. [Ps. xciv: 1] Veníte exsultémus Dómino, jubilémus Deo salutári nostro. Allelúia.

Matth. vi: 24-33

+    Sequentia sancti Evangelii secundum Matthǽum.

In illo tempore: Dixit Jesus discípulis suis: «Nemo potest duóbus dóminis servíre: aut enim unum ódio habébit, et álterum diliget: aut unum sustinébit, et alterum contémnet. Non potéstis Deo servíre et mamónæ. Ideo dico vobis, ne sollíciti sitis ánimae vestræ quid manducétis, neque córpori vestro quid induámini. Nonne ánima plus est quam esca: et corpus plus est quam vestiméntum? Respícite volatília cæli, quóniam non serunt, neque metunt, neque cóngregant in hórrea: et Pater vester cæléstis pascit illa. Nonne vos magis pluris estis illis? Quis autem vestrum cógitans potest adjícere ad statúram suam cúbitum unum? Et de vestiménto quid sollíciti estis? Consideráte lilia agri, quómodo crescunt: non labórant, necque nent. Dico autem vobis, quóniam nec Sálomon in omni glória sua coopértus est sicut unum ex istis. Si autem fœnum agri, quod hódie est, et cras in clíbanum míttitur, Deus sic vestit: quanto magis vos módicæ fidei? Nolite ergo sollíciti esse, dicentes: ‘Quid manducábimus,’ aut ‘quid bibemus,’ aut ‘quo operiemur’? Hæc enim ómnia gentes inquírunt. Scit enim Pater vester, quia his ómnibus indigétis. Quǽrite ergo primum regnum Dei, et justítiam eius: et hæc ómnia adjiciéntur vobis.»

Offertorium: Ps. xxxiii: 8 et 9.

Immíttet Angelus Dómini in circúitu timéntium eum, et erípet eos: gustáte, et vidéte, quóniam suávis est Dóminus.

Secreta:

Concéde nobis, Dómine, quǽsumus, ut hæc hóstia salutáris, et nostrórum fiat purgátio delictórum, et tuæ propitátio potestátes. Per Dominum.

Præfátio de Sanctíssima Trinitáte

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

Communio: Matth. vi: 33

Primum quǽrite regnum Dei, et ómnia adjiciéntur vobis, dicit Dóminus.

Postcommunio:

Purificent semper et múniant tua sacraménta nos, Deus: et ad perpétuæ ducant salvatiónis efféctum. Per Dominum.

Santa Misa

Homilía de San Agustín, Obispo.

Del Sermón de la Montaña, lib. 2

“Nadie puede servir a dos señores”. A esta misma idea se refiere lo que nuestro Señor expone a continuación: “Porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o si se sujeta al primero, mirara con desden al segundo” . Hay que examinar atentamente este pasaje.

Nuestro Señor mismo indica quienes son estos dos señores cuando añade: “No podéis servir a Dios y a Mammon”. Los hebreos dan, según dicen, a las riquezas el nombre de Mammón. En lengua púnica, este nombre tiene el mismo sentido, porque mammon significa ganancia.

Pero servir a Mammon, es también ser esclavo de aquel cuya perversidad le ha puesto a la cabeza de las cosas terrenales, y al cual llama el Señor: “príncipe de este mundo”. Por consiguiente, “o el hombre le odiara y amara a otro” , esto es, a Dios, “ o se sujetara a aquel y mirara con desden a este”. En efecto, el que se hace esclavo de las riquezas, se sujeta a un dueño duro y a un señor cruel; pues encadenado por su codicia, soporta la tiranía del demonio, y ciertamente, no le ama, porque .quien puede amar al demonio? Ello no obstante, lo soporta.

Con razón de esto, os digo: no os acongojéis por el cuidado de hallar que comer para sustentar vuestra vida, o de donde sacareis vestidos para cubrir vuestro cuerpo”. No sea que, después de renunciar a las cosas superfluas, se divida el corazón al buscar las cosas necesarias, y para adquirirlas se tuerza nuestra intención en las mismas obras que creemos realizar por un motivo de misericordia. Es decir, que, cuando al parecer nos desvivimos por los intereses del prójimo, no procuremos procuremos mas nuestro provecho que su utilidad, y con todo nos consideremos exentos de faltas al pretender solo lo necesario, y no lo superfluo.