El Altar

Presbiterio.-

Hemos dicho que la Iglesia se divide en su interior en tres partes, de las cuales la más digna es el presbiterio, en el cual estaba el clero, y se elevaba el altar. En él se ofrecía el sacrificio y se hacían las funciones por el Obispo, el sacerdote y el clero. Para ello la parte esencial, y también la parte principalísima  de la Iglesia, era el altar, del cual, por ser lo más importante y el centro de la liturgia, hay que decir principalmente lo que conviene saber a todo cristiano.

Altar.-

Altar, como quien dice alta ara, es el sitio destinado al sacrificio ofrecido a Dios. En el templo antiguo de Jerusalén era el sitio en que quemaban y ofrecían a Dios las víctimas y sacrificios. Victimario, sacrificatorio era el nombre que le daban y le da San Pablo al altar de los holocaustos. El primer altar que se menciona en el mundo fue el de Noé, después del diluvio. Luego figuran muchos edificados por los patriarcas. Moisés, en su tabernáculo, puso dos: el de los holocaustos y el del timiama o incienso; el primero en el atrio del santuario, el segundo en el santuario mismo. Estos mismos altares más en grande perseveraron en el templo de Salomón y en el de Herodes. Y en el Nuevo Testamento, ya desde el principio los cristianos tuvieron altar para la Eucaristía, como ya lo dice San Pablo.

Forma del altar.- 

El altar puede ser de dos Clases: fijo o portátil. Altar fijo, en el sentido litúrgico, es aquel cuya mesa de piedra está unida con su base o apoyo, que también debe ser de piedra o piedras. Si el altar es completo, de manera que pueda consagrarse, debe ser de una pieza toda la mesa, y unirse al sostén por los cuatro ángulos. La base puede ser maciza, o vacía por su interior, o aún abierta por delante, para exponer reliquias, y aún sustentada con cuatro columnas. Pero este sistema de altar fijo, en todo el rigor de la palabra, no es el más ordinario, y sólo lo suelen tener las Iglesias consagradas o los altares consagrados, con la consagración solemne. Más de ordinario se suele usar el altar portátil, que consiste en una piedra también, a la que solemos llamar ara, pero sencilla y más corta de ordinario, lo suficiente por lo menos para que en ella quepan el cáliz y la patena, y algún copón, si han de consagrar formas. Esta ara se puede poner o encajar en una base o mesa de madera o de piedra, poniéndola en medio, como se ve en la mayor parte de los altares. Sería conveniente que en cada Iglesia el altar mayor fuese de piedra o macizo de ladrillo, aunque la Iglesia sólo estuviere bendecida y no consagrada.

Reliquias del altar.-

Estas aras, que como decimos, son propiamente los altares, deben ser consagradas; más para la validez de esta consagración han de tener lo que se llama el sepulcro de reliquias. Antiguamente, en las catacumbas sobre todo, celebrábanse los sacrificios eucarísticos sobre el cuerpo de algún mártir, sobre alguna piedra, altar o mesa que se ponían sobre el sepulcro de algún mártir que se llamaba confesión. Mas como no es posible tener un cuerpo santo para cada altar, está mandado, bajo pena de nulidad en la consagración, en que todo altar se ponga, al menos, lo que se llama el sepulcro de las reliquias o el martirio. Este sepulcro, si el altar es fijo, ha de estar en medio del ara, por encima, o si se quieren la base por delante o por detrás, o también en la parte superior de la base en el medio. Si el altar es portátil en un hueco de la piedra, que se cubre con otra piedrecita llamada sello, o con un sello de metal, que no sea latón ni hoja de lata. Estas reliquias deben de ser de un mártir; pero se pueden añadir otras de confesores o vírgenes, ya canonizados; deben de ser del mismo cuerpo, no ya del vestido. Y si bien absolutamente sólo se necesitan reliquias de un solo mártir, pero se ha de procurar poner de muchos mártires, a los cuales pueden añadirse las de confesores y vírgenes. De manera que todas las aras que están en los altares han sido antes consagradas por los legítimos Prelados, y contienen alguna reliquia, por lo menos, de mártires, y aún varias, en general de otros Santos.

Bajo el altar.-

Bajo el altar no pueden ponerse otros cuerpos que los de Santos canonizados; por lo mismo no se pueden erigir altares, ni aún portátiles, sobre sepulturas; esto no impide el que haya debajo criptas para enterramientos, aunque el altar caiga sobre alguna de las sepulturas de la cripta. Tampoco se permite, por lo menos en el altar fijo, poner debajo ningún armario en que se guarden los ornamentos y otras cosas, aunque sirvan para el sacrificio.

Altar mayor.- 

En todas las Iglesias hay un altar que se llama altar mayor, que suele ser más amplio y alto y adornado que los otros. Aunque puede ser portátil, pero conviene que imite al fijo y tenga algunas gradas, tres o cinco, y así nos recordará el Calvario. La parte anterior se puede adornar con un frontal de lino, lana, seda, plata, o fijamente con hermosas tallas. En este altar debe estar la imagen del Santo Titular de la Iglesia.

Altares menores.- 

Además del altar mayor hay, o puede haber en la Iglesia, otros altares dedicados a diversos Santos, o sin dedicación alguna, que suelen ser más modestos y tienen una tarima de pie. Tanto uno como otro han de tener medidas convenientes de altura, anchura y largura para celebrar la Misa convenientemente.

El Crucifijo.-

En todo altar debe haber un Crucifijo en medio. Este Crucifijo no debe ser pequeño, sino suficientemente grande para que se vea, y bien colocado para que sobresalga sobre los candelabros y sea visible a los fieles. En las instrucciones de la Visita apostólica de las Iglesias de Roma se declaran suspensas las cruces que no lleguen a 40 centímetros por 22. Y es que la Iglesia quiere que el altar, después de la Eucaristía, lo primero que se note sea la imagen de Jesús sacrificado.

Imágenes.- 

Todos los altares fijos deben dedicarse a algún santo, cuya imagen deben tener delante esculpida o pintada. Y no puede mudarse por otra sin permiso de Roma. También los portátiles suelen tener patrono e imagen. Las imágenes deben ser aprobadas por la Iglesia y, por tanto, conformes a las costumbres y modos recibidos. Y está ordenado en el canon 1.270 que no se pongan en las Iglesias, sin aprobación del Prelado, imágenes insólitas o que faltasen al dogma, o que no tengan la bebida decencia y honestidad, o puedan inducir a error a los sencillos.

Retablo.- 

Es muy frecuente poner ante los altares retablos, que sirven de adorno y devoción. En ellos se suelen colocar muchos santos, en nichos conveniente y artísticamente dispuestos. Algunos retablos son libros tallados de historia sagrada o de historia eclesiástica, o de teología simbólica. También los hay muy indignos de una Iglesia; y sería muy preferible una limpia sencillez a un abigarrado y vulgar montón de adornos. Téngase siempre presente que sobresalga la imagen de Jesucristo crucificado, que es lo más esencial de un altar.

El Tabernáculo.- 

Para guardar el Santísimo Sacramento, se ponen el altar donde ha de guardarse una capilla a propósito y exclusivamente para él, que se llama Tabernáculo. El Santísimo suele guardarse en el altar mayor, de ordinario. Sólo en las catedrales y en otras Iglesias parecidas, porque suelen celebrarse las vísperas y otras funciones en que se vuelve la espalda al altar con frecuencia, se suele poner el Santísimo en otro sitio, con toda decencia y reverencia. Debe ponerse en el Tabernáculo todo esmero. Ha de ser una capillita de ordinario de madera, o de mármoles o metales, chapados por dentro de madera para evitar mejor la humedad, dorada por fuera, cubierta por dentro de seda blanca, o de tisú de plata, o de oro, o también de láminas de oro, o dorada, bien cerrada, bien capaz de contener los vasos sagrados y el viríl. Las puertas sean tales que se pueda ver bien al Señor, aún en las exposiciones privadas. Dentro tiene al Santísimo unos corporales que deben mudarse con frecuencia. Fuera, las puertas deben ser bien ricas y adornadas con símbolos o imágenes de Nuestro Señor. Dentro no debe ponerse nada si no es el Santísimo con sus vasos. Su llave debe ser hermosa y cuando no es necesario, retírese y guárdese con cuidado. Corresponde guardar la llave al párroco o algún sacerdote.

Respeto al Tabernáculo.- 

Ante el Tabernáculo no debe ponerse nada, ni flores, ni imágenes, ni aún el crucifijo de ordinario. Sobre el Tabernáculo se puede poner la cruz, pero no otras imágenes, ni flores, ni reliquias. El Tabernáculo debe estar cubierto de un conopeo o guardapolvo, como de un pabellón que lo guarde y cubra todo, al menos el frente y los lados del Tabernáculo; puede ser de seda o de algodón, lana, lino, y blanco o del color del oficio, excepto el negro. Dentro puede tener una cortinilla, pero no es obligatoria.

Lámpara.-

Debe, en el altar en que está el Santísimo, arder una lámpara que señale a todos la presencia de la verdadera luz del mundo, Jesucristo. Y por cierto, este precepto es grave bajo pecado si se descuidase voluntariamente mucho tiempo. Debe la lámpara ser de aceite de olivas, símbolo de luz, alimento y medicina, o también de cera. Pero con justa causa los Prelados pueden permitir el uso de otros aceites vegetales.

El Trono.- 

Sobre el altar y arriba del Tabernáculo se pone un trono donde en la custodia se expone al Santísimo al pueblo en los días solemnes con la debida autorización. Suele ser un templete de variada forma, según el gusto, y más o menos rico, según los recursos. Y siempre que se expone solemnemente el Santísimo, se debe colocar en él la custodia, a no ser cuando se trata de una exposición breve, en cuyo caso se puede colocar en el altar mismo.  Puede muy bien constar de un dosel sobre cuatro columnas, con una cortinilla delante, que se puede bajar y alzar, para ocultarlo si es necesario, y con facilidad de subir.

Ornato del altar.- 

Sobre el altar deben ponerse tres toallas o manteles benditos, limpios, los dos primeros que cubran el altar o cuando minosla piedra o el ara, y pueden ser uno en dos dobles; el superior debe ser más largo y de tal que por los dos lados caiga hasta el suelo. Deben ser de lino, o de algodón, si no se puede de lino. El mantel superior suele tener muchas veces por la parte anterior algunos encajes que sirven de ornato, y a veces aun tienen alguna tela de seda de color como fondo para mayor ornato. También son ornato propísimo y aun necesario del altar, los candelabros, que en el mayor deben de ser seis o tres brazos; aunque éstos pueden, si se quiere, usarse, en las exposiciones, además de los seis de la liturgia. Cuando hay reliquias se las colocas en el altar en estuches preciosos, cubiertos en general, y expuestos cuando ha de venerárselos, con luces encendidas.

Limpieza.-

Débese conservar el altar limpísimo, pues es el sitio más digno y santo de la iglesia. Nada en él sea sucio, nada roto, nada destrozado. Para mejor conservarlo se puede cubrir durante el día con un tapete decente y adornado, que se quite durante la misa; pero no con esos hules o badanas que se estilan en algunos sitios y que dan al altar, con pretexto de limpieza, un verdadero aspecto de suciedad. Los fieles deben de ayudar todo cuanto puedan al párroco o capellán para que pueda tener este sitio como conviene, preciándose de que el altar sea lo más digno que se pueda.

                                                                           Fuente: Vilariño.

La Iglesia

 La Iglesia cristiana.-  

La Iglesia significa convocación, congregación, reunión de los fieles; pero también se aplica, de ordinario, al sitio en que se reúnen para el culto.

Basílica se llamó desde el siglo IV a las Iglesias que se edificaban o en edificios que habían servido de basílicas, o en templos suntuosos que verdaderamente eran regios, que es lo que significa basílico.

Origen de la Iglesia.-  

Siempre todas las naciones han tenido sitios destinados al culto divino y circunscrito por algún edificio.

Los primeros cristianos al principio se reunían  en el templo de Jerusalén, luego en casas particulares, para celebrar el sacrificio eucarístico. Luego en sitios destinados para ello, ya en casas particulares especiales, ya en cementerios, y en Roma especialmente en las catacumbas, donde ponían algunos sitios más espaciosos y acomodados, como hoy puede verse, en los que celebraban sus reuniones y los misterios divinos y administraban los Sacramentos. Cuando Constantino dio la paz a la Iglesia, comenzaron a edificarse templos especiales, y aún a aprovecharse para ello de edificios antiguos y públicos, si bien prefirieron en general hacerlos nuevos, y poco a poco fueron adoptando cierto como tipo marcado a propósito para el culto cristiano.

La Iglesia, las De Dios y de los fieles.-

La Iglesia se considera entre los cristianos como casa de Dios; no porque se crea que sólo en ella Dios habita; antes sabemos que Dios habita en todas partes; sino porque se dedica por la autoridad eclesiástica aquel sitio expresamente al culto cristiano. Y más bien que por Dios se hace esto por los fieles, para que tengan un sitio en que reunirse independiente y tranquilamente, lejos de los negocios profanos, para darse a Dios y las cosas divinas.

División de la Iglesia.- 

La Iglesia, en general, tiene en su interior esta división: delante está el presbisterio, en el fondo o parte oriental de la Iglesia. Se llama presbisterio, porque en él están los presbíteros. En él se ofrece el sacrificio de la Misa. En él está el Altar, con el crucifijo, los candeleros, etc.

Suele tener a los lados dos  púlpitos o ambones para las lecturas de los Evangelios  y Escrituras Santas, y para la predicación. El pueblo se coloca en todo lo del templo, que se extiende desde el presbiterio hasta el pórtico. Antiguamente solían estar separados las mujeres de los hombres, unos a un lado y otras a otro. Algunas Iglesias tenían y tienen tribunas o galerías altas, y una de ellas, la que está sobre la entrada, sirve de coro muchas veces. En el vestíbulo o pórtico solían antiguamente colocarse los fieles que estaban sujetos a alguna penitencia; algunos tenían que estar a la puerta pidiendo perdón a los fieles a quienes había escandalizado; se llaman flentes; otros podían entrar a la hora del sermón, y se llamaban audientes; otros podían entrar mientras se decían por ellos oraciones, y como permanecían de rodillas, se llamaban prostrati; otros, en fin, asistían a los oficios de pie, pero no comulgaban.

Respeto en la Iglesia.-

En la Iglesia ha de guardarse mucho respeto, como en la casa De Dios. Deben evitarse en ella todas otras acciones que las de culto y piedad. Por costumbre ya antiquísima y digna se guarda absoluto silencio de otras cosas que las oraciones y cánticos. Debe tenerse muy buena compostura y recogimiento. No que sea pecado hablar moderadamente algo sobretodo necesario o de cortesía, con tal que no perturbe a los demás. Pero debe evitarse con cuidado toda profanación.

Violación de las Iglesias.- 

Las Iglesias se violan, de tal modo, que hasta que se reconcilie de nuevo no se pueden en ellas celebrar los divinos oficios, por los siguientes actos: 1., por el delito de homicidio; 2., por injusto y grave derramamiento de sangre; 3., por aplicar la Iglesia a usos impíos o indecentes; 4., por sepultura de infiel o excomulgado con sentencia declaratoria o condenatoria. Y para que sirva de nuevo es necesario reconciliarla con su rito correspondiente.

                                                                           Fuente: Vilariño.

Introducción a Laudes

Lo primero que tenemos que saber es que, en líneas generales, la estructura de Laudes y Visperas es similar. Todos los Laudes y Visperas de nuestro Diurnal van a ser semejantes a esta estructura salvo casos muy especiales (Semana Santa).

Pongo la estructura en español para aquellos que no estén familiarizados con el latín:

  1. Dios mío, ven en mi auxilio.
  2. Señor, date prisa en socorrerme.
  3. Gloria al Padre. Como era.
  4. Aleluya (tiempo de Navidad, Epifanía, post Epifania, Pascual, Pentecostés y después de Pentecostés) o Te alabamos Señor Rey de eterna gloria (Adviento, Cuaresma y tiempo de Pasión).
  5. Antífona. (Antes y después de cada Salmo o cántico se dice la antífona correspondiente y al terminarlo, se repite. Se elige la correspondiente al tiempo litúrgico).
  6. Cuatro Salmos y un cántico, (el número 4)).
  7. Capítulo.
  8. Demos  gracias a Dios.
  9. Himno.
  10. Verso con Responsorio.
  11. Antífona del Benedictus.
  12. Benedictus con Gloria al Padre. Como era.
  13. Se repite la antífona del Benedictus.
  14. Preces, si han de decirse (fundamentalmente en miércoles, viernes, sábado de Adviento, Cuaresma, tiempo de Pasión).
  15. El Señor esté con vosotros y con tu Espíritu (si es Sacerdote quien lo reza), o Señor escucha nuestra oración y llegue a ti nuestro clamor (si es un monje no sacerdote o un seglar).
  16. Oremos. Oración.
  17. Conmemoraciones de los Santos, si la hubiere.
  18. El Señor esté con vosotros y con tu Espíritu (si es Sacerdote quien lo reza), o Señor escucha nuestra oración y llegue a ti nuestro clamor (si es un monje no sacerdote o un seglar).
  19. Bendigamos al Señor. Demos gracias a Dios.
  20. Las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.

Tengamos presente que en el Diurnal existen dos esquemas de Laudes para cada día de la semana: Laudes I y Laudes II.

Laudes I: Se utiliza fundamentalmente en los tiempos festivos, tiempo post Epifanía, tiempo pascual, tiempo después de Pentecostés.

Laudes II: Se reza en tiempo de Adviento, Cuaresma, Pasión y en los días de las 4 Témporas de todo el año.

Tanto en el esquema de Laudes I como en Laudes II, después de los salmos vienen varias colecciones de capítulos, himnos y versículos. Lógicamente solo hay que rezar la que corresponda al tiempo litúrgico en que nos encontremos. Se omiten las otras.

Estas colecciones de capítulos, himnos y versículos son las siguientes:

Laudes I: Per annum (tiempo después de Epifanía y después de Pentecostés), y tiempo pascual. No tiene preces.

Laudes II: Tiempo de Adviento, de Septuagésima, de Cuaresma, de Pasión. Incluye las preces que se rezan los miércoles, viernes y sábados en Laudes.

Con lo dicho hasta el momento, ya sabemos lo básico para rezar pero nos queda saber distinguir la prelación entre las fiestas.

Por un lado, hay que saber combinar los tiempos litúrgicos (Adviento, Navidad, Epifanía, post Epifanía, Septuagésima, Cuaresma, Pasión, Semana Santa, Pascua, Pentecostés,  post Pentecostés) con las fiestas del Señor, la Virgen y los Santos.

Pero esta explicación queda para la siguiente entrega.

Sermón III Domingo de Cuaresma

HOMILIA DE SAN BEDA, VENERABLE, PRESBITERO

Libro 4, cap. 48 sobre el cap. 11 de san Lucas

Este  endemoniado, según san Mateo, no solo era mudo sino también ciego. De el se refiere que fue curado por el Señor, de tal suerte, que hablaba y veía. De consiguente, se realizaron tres milagros en un mismo hombre: el ciego ve, el mudo habla, y el que estaba poseído es librado del demonio. Lo cual en aquella ocasión se realizo de una manera visible, mas ahora tiene lugar todos los días en la conversión de los creyentes. Es arrojado de su alma en primer lugar el demonio, ven luego la luz de la fe, y se abre su boca, antes muda, para cantar las divinas alabanzas. “Algunos dijeron que echaba los demonios por virtud de Belzebú”. Esto no lo dijeron los del pueblo, sino que salio de la boca de los fariseos y escribas, como lo atestiguan los otros Evangelistas.

El pueblo que parecía menos instruido, siempre admiraba las obras del Señor. Por el contrario, los escribas y los fariseos trabajaban o para negar estas obras, o cuando no les era posible, procuraban echarlo a mala parte, como si fueran realizadas, no por Dios, sino por el espíritu inmundo. “Y otros, tentándole, le pedían una señal del cielo”. Querían que a semejanza de Elías hiciera descender fuego del cielo, o que, como en tiempo de Samuel, se viera de súbito, en un hermoso día de verano, retumbar el trueno, brillar los relámpagos y caer la lluvia a torrentes, como si estas cosas no pudiesen ser mal interpretadas, diciendo que acontecían en virtud de causas ocultas y de diversas perturbaciones atmosféricas. Mas tu que desnaturalizas lo que ves con los ojos, tocas con las manos, y que sucede para tu provecho, ¿qué dirías de los prodigios venidos del cielo? Sin duda responderías que también los magos en Egipto realizaron cosas prodigiosas en el aire.

Mas el, luego que vio sus pensamientos, les dijo: “Todo reino en si mismo dividido se arruinara, y una casa caerá sobre otra casa”. No contesta a sus palabras sino a sus pensamientos, a fin de que por lo menos así se vean obligados a creer en su poder, ya que veía lo mas secreto de su corazón. Mas, si todo reino en si dividido se arruinara, de consiguiente el reino del Padre, Hijo y Espíritu Santo no esta dividido, ya que sin contradicción permanece, ni puede oposición alguna arruinarle, puesto que ha de durar para siempre. Mas si Satanás en si mismo esta dividido, ¿cómo puede permanecer su reino, ya que decís que yo arrojo los demonios por virtud de Belzebú? Con esto quería que por su propia confesión dieran a entender que no creyendo en el, elegían el reino del diablo, el cual, a la verdad, no podía subsistir estando dividido contra si mismo.

Fuente: Oficio Divino de Alfonso Gubianas O.S.B

III Domingo de Cuaresma

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

MISA DE PRIMERA CLASE

Introito. Salm. 24.15-16,1-2.-

Tus ojos miran siempre al Señor, porque él librará del lazo mis pies; mírame, ¡oh Dios!, y apiádate de mí, porque me veo solo y desgraciado. Sal. A ti Señor levanto mi alma. Dios mío, en ti confío, no quede yo avergonzado. Gloria al Padre.


Colecta.-

Te rogamos, ¡oh Dios omnipotente!, mires los deseos de los humildes, y extiendas la diestra de tu majestad para defendernos. Por nues­tro Señor Jesucristo.


Epístola. Ef. 5.1-9.-

Hermanos: Sed imitadores de Dios, como hijos muy amados. Vivid en el amor, como Cristo nos amó, y se ofreció a sí mismo a Dios por nosotros en oblación y hostia de olor suavísimo. Por tanto, la fornicación y toda clase de impureza, o avaricia, ni se nombre entre vosotros, cual conviene a los santos; ni palabras torpes y necias, ni truhanerías, ni bufonadas, lo cual desdice; sino, antes bien, acciones de gracias. Porque habéis de saber y entender que ningún fornicario, o impúdico, o ava­ro, lo cual viene a ser una idolatría, será heredero del reino de Cristo y Dios. Nadie os engañe con palabras va­nas; pues por tales cosas vino la ira de Dios sobre los incré­dulos. No queráis, por tanto, tener parte con ellos. Porque en otro tiempo erais tinie­blas; mas ahora sois luz en el Señor. Andad como hijos de la luz, pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad.


Gradual. Salm. 9.20,4.-

Levántate, Señor, no prevalezca el hombre; juzga­das sean las naciones en tu presencia, V. Mis enemigos retroceden; tropiezan y pe­recen en tu presencia.


Tracto. Salm.122,1-3.-

A ti levanto mis ojos, que habitas en los cielo. Como los ojos de los siervos están fijos en las manos de sus señores. Y como los ojos de la esclava en las manos de su señora; así lo están nuestros ojos en el Señor y Dios nuestro, hasta que se apiade de nosotros. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.


Evangelio. Luc.11,14-28.-

En aquel tiempo: Estaba Jesús lanzando un demonio, el cual era mudo. Y, así que hubo lanzado al demonio, habló el mudo y se maravillaron las turbas. Mas algunos dijeron; Por arte de Belcebú, príncipe de los demonio, expulsa los demonios. Y otros, para tentarle, le pedían algún prodigio del cielo. Jesús, que veía sus pensamientos les dijo: Todo reino dividido en bandos quedará destruido, y caerá casa sobre casa. Si Satanás está también dividido contra sí mismo, ¿cómo sub­sistirá su reino? Pues decís que lanzo los demonios en virtud de Belcebú. Y si yo lanzo los demonios por vir­tud de Belcebú, vuestros hijos, ¿por virtud de quién los lanzan? Por tanto, ellos mismos serán vuestros jueces. Mas si con el dedo de Dios lanzo los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado ya a vosotros. Cuando un valiente armado guarda la puerta de su casa, está seguro todo cuanto po­see. Mas si, asaltándole otro más fuerte que él, le venciere, le quitará todas sus armas, en que confiaba, y repartirá sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el es­píritu inmundo ha salido de un hombre, anda por lugares áridos buscando reposo; y, no hallándolo, se dice: Volveré a mi casa, de donde salí. Y, tornando a ella, la encuentra barrida y adornada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y, entrando en ella, moran allí; y así, el estado de este hombre viene a ser peor que el primero. Así hablaba, cuando una mujer de en medio del pueblo levantó la voz y exclamó: ¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron! Y él dijo: Dichosos más bien lo que oyen la palabra de Dios y la practican.


Ofertorio. Salm. 18,9-12.-

Los mandatos del Señor son justos, y alegran el corazón; sus juicios, más dul­ces que la miel de los pana­les. Y tu siervo los observa


Secreta.-

Te rogamos, Señor, que esta hostia limpie nuestros de­litos, y santifique los cuerpos y las almas de tus súbditos, para celebrar el sacrificio. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo.


Prefacio de Cuaresma.-

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que, por el ayuno corporal, domas nuestras pasiones, ele­vas la mente, nos das la virtud y el premio, por Jesucristo nuestro Señor, por quien alaban los Ángeles a tu ma­jestad, la adoran las Domina­ciones, la temen las Potes­tades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Virtudes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos que con sus voces admitas también las de los que te decimos, con humilde confesión. Santo…


Comunión. Salm.83.4-5.-

El pájaro halla casa para sí, y la tórtola nido en donde poner sus polluelos; yo, cabe tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. ¡Dichosos los que moran en tu casa! Ellos te ala­ban eternamente.


Poscomunión.-

Te rogamos, Señor, libres propicio de todas las culpas y peligros a los que nos haces participantes de tan gran misterio. Por nuestro Señor Jesucristo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATIN

Dominica Tertia in Quadragesima 


I Classis

Introitus: Ps. xxiv 15-16

Óculi mei semper ad Dóminum, quia ipse evéllet de láqueo pedes meos: réspice in me, et miserére mei, quóniam únicus et pauper sum ego. [Ps. ibid. 1-2] Ad te, Dómine, levávi ánimam meam: Deus meus, in te confído; non erubéscam. Glória Patri.  Óculi mei.

 Oratio:

Quǽsumus omnípotens Deus: vota humílium réspice; atque ad defensiónem nostram, déxteram tuæ majestátis exténde. Per Dóminum.

ad Ephésios v: 1-9

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Ephésios.


Fratres: Estóte imitatóres Dei, sicut fílii caríssimi: et ambuláte in dilectióne, sicut et Christus diléxit nos, et trádidit semetípsum pro nobis oblatiónem et hóstiam Deo in odórem suavitátis. Fornicátio autem, et omnis immundítia, aut avarítia, nec nominétur in vobis, sicut decet sanctos; aut turpitúdo, aut stultilóquium, aut scurrílitas, quæ ad rem non pértinet: sed magis gratiárum áctio. Hoc enim scitóte intelligéntes, quod omnis fornicátor, aut immúndus aut avárus, quod est idolórum sérvitus, non habet hæreditátem in regno Christi, et Dei. Nemo vos sedúcat inánibus verbis: propter hæc enim venit ira Dei in fílios diffidéntiæ. Nolíte ergo éffici partícipes eórum. Erátis enim aliquándo ténebræ, nunc autem lux in Dómino. Ut fílii lucis ambuláte: fructus enim lucis est in omni bonitáte, et justítia, et veritáte.

Graduale: Ps. ix: 20 et 4

Exsúrge, Dómine, non præváleat homo: judicéntur gentes in conspéctu tuo. In converténdo inimícum meum retrórsum, infirmabúntur, et períbunt a fácie tua.

 Tractus: Ps. cxxii: 1-3

Ad te levávi óculos meos, qui hábitas in cælis. v. Ecce sicut óculi servórum in mánibus dominórum suórum.  v. Et sicut óculi ancíllæ in mánibus dóminæ suæ: ita óculi nostri ad Dóminum Deum nostrum, donec misereátur nostri.  v. Miserére nobis Dómine, miserére nobis.

 Secúndum Lucam xi: 14-28


+Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam.

In illo témpore: Erat Jesus ejíciens dæmónium, et illud erat mutum. Et cum ejecísset dæmónium, locútus est mutus, et admirátæ sunt turbæ. Quidam autem ex eis dixérunt: «In Beélzebub príncipe dæmoniórum éjicit dæmónia.»  Et álii tentántes, signum de cælo quærébant ab eo. Ipse autem ut vidit cogitatiónes eórum, dixit eis: «Omne regnum in seípsum divísum desolábitur, et domus supra domum cadet. Si autem et sátanas in seípsum divísus est, quómodo stabit regnum ejus? quia dícitis in Beélzebub me ejícere dæmónia. Si autem ego in Beélzebub ejício dæmónia: fílii vestri in quo ejíciunt? Ideo ipsi júdices vestri erunt. Porro si in dígito Dei ejício dæmónia: profécto pervénit in vos regnum Dei. Cum fortis armátus custódit átrium suum, in pace sunt ea, quæ póssidet. Si autem fórtior eo supervéniens vícerit eum, univérsa arma ejus áuferet, in quibus confidébat, et spólia ejus distríbuet. Qui non est mecum, contra me est: et qui non cólligit mecum, dispérgit. Cum immúndus spíritus exíerit de hómine, ámbulat per loca inaquósa, quærens réquiem: et non invéniens dicit: Revértar in domum meam, unde exívi. Et cum vénerit, ínvenit eam scopis mundátam, et ornátam. Tunc vadit, et assúmit septem álios spíritus secum, nequióres se, et ingréssi hábitant ibi. Et fiunt novíssima hóminis illíus pejóra prióribus.»  Factum est autem, cum hæc díceret: extóllens vocem quædam múlier de turba, dixit illi: «Beátus venter, qui te portávit, et úbera, quæ suxísti.» At ille dixit: «Quinímmo beáti, qui áudiunt verbum Dei, et custódiunt illud.»

 Offertorium: Ps. xviii: 9, 10, 11 et 12

Justítiæ Dómini rectæ, lætificántes corda, et judícia ejus dulcióra super mel et favum: nam et servus tuus custódit ea.

 Secreta:

Hæc hóstia, Dómine, quǽsumus, emúndet nostra delícta, et ad sacrifícium celebrándum, subditórum tibi córpora mentésque sanctíficet. Per Dóminum.

Præfátio de Quadragesima

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui corporáli jejúnio vítia cómprimis, mentem élevas, virtútem largíris, et præmia: per Christum Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cæli cælorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admítti júbeas deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:  Sanctus,

Communio: Ps. lxxxiii 4-5

Passer invénit sibi domum, et turtur nidum, ubi repónat pullos suos: altária tua, Dómine virtútum, Rex meus, et Deus meus: beáti qui hábitant in domo tua, in sǽculum sǽculi laudábunt te.

 Postcommunio:

A cunctis nos, quǽsumus, Dómine, reátibus et perículis propitiátus absólve: quos tanti mystérii tríbuis esse partícipes. Per Dóminum.

Curso se Breviario Tradicional I

FAMILIARIZANDONOS CON EL BREVIARIO

Con estas sencillas clases voy a intentar explicar de una forma práctica cómo rezar el Breviario Tradicional. No se trata aquí de exponer su desarrollo histórico y su evolución a lo largo de los siglos. Se trata de aprender a rezarlo con unas indicaciones prácticas, explicando las principales reglas para rezarlo.

Con el  Breviario Tradicional podemos rezar todas las horas litúrgicas. El objetivo del rezo del Breviario es alabar a Dios a lo largo del día y por la noche.

Hay Breviarios que en dos tomos incluyen todas las horas litúrgicas hasta la mitad de año y en el segundo tomo encontraríamos desde el mes de julio en adelante. Hay otros Breviarios en el que se separan las horas de la siguiente forma:

Horas diurnas: Este tomo se llamaría Diurnal. Incluye las siguientes horas: Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.

Hora nocturna: Este tomo incluye solamente los Maitines. Que se dedique un solo tomo a los Maitines tiene su razón de ser en su gran extensión. Es la hora que más se tarda en rezar y tiene una riqueza de textos maravillosa.

Vamos a intentar explicar a qué hora se reza cada hora del Diurnal. Dejaremos a parte la hora nocturna de Maitines que se explicará en exclusiva por su complejidad:

1.- Laudes: Esta hora se reza a la seis de la mañana aproximadamente. Es el oficio de la aurora, cuando está iniciándose el día. Empezamos la jornada alabando al Señor.

2.- Prima: Sobre las siete de la mañana se reza está hora. El Diurnal Novus Ordo suprimió esta hora, lo cual es un lamentable error. En Prima se lee (cuando se reza en el Coro) el Martirologio Romano. Nos encomendamos a los Santos desde el inicio de nuestra jornada.

3.- Tercia: Esta hora se reza sobre las diez de la mañana. Es la hora en que el Espíritu Santo el día de Pentecostés se derramó sobre los Apóstoles.

4.- Sexta: A las doce del medio día se reza esta hora. En esta hora, Nuestro Señor Jesucristo, fue levantado en la Cruz para la Salvación de las almas. Se inicia los momentos más duros de la Pasión del Señor.

5.- Nona: Se recita sobre las tres de la tarde. Jesús muere en la Cruz por nuestro amor y para abrirnos las puertas del Paraíso.

6.- Vísperas: Puede ser recitada a partir de las cinco horas de la tarde. En los monasterios se recitaba habitualmente con el declinar del sol y la finalización de la jornada de trabajo.

7.- Completas: Esta hora se reza justo antes de acostarnos. Hacemos nuestro examen de conciencia y ponemos bajo el patrocinio de Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María nuestro sueño nocturno.

Como hemos podido comprobar todo nuestro día se dedica al Señor: El trabajo, el descanso y el sueño.

Vamos a ver como suele estar estructurado un Diurnal.

Si ojeamos un Diurnal veremos, que salvo excepciones, suelen contener las siguientes partes:

1.- Una introducción en la que se explica el significado de cada hora, un calendario litúrgico, las concurrencias y ocurrencias, que estudiaremos más adelante.

2.- El Propio del Tiempo: En esta sección se contiene todas los oficios propios de los tiempos litúrgicos: Adviento, Navidad, Epifania, tiempo posterior a Epifanía, Tiempo de Septuagésima, Cuaresma, Pascua, Pentecostés, Tiempo después de Pentecostés.

3.- El Ordinario: En esta parte se explica el esquema general de cada hora.

4.- Salterio: En el Salterio tradicional se rezan los 150 salmos en una semana. Pensemos que en la versión Novus Ordo se rezan los 150 salmos en cuatro semanas. Además hay que tener en cuenta que en la versión Novus Ordo, muchos salmos están mutilados y se han omitido varios.

El Salterio tiene la siguiente estructura:

Dominica – Domingo

Laudes I del Domingo (Esquema ordinario)

Laudes II del Domingo (Esquema para Adviento y Cuaresma)

Prima del Domingo

Tercia del Domingo

Sexta del Domingo

Nona del Domingo

Vísperas del Domingo

Completas del Domingo

Feria II – Lunes

Laudes I del Lunes (Esquema ordinario)

Laudes II del Lunes (Esquema para Adviento y Cuaresma)

Prima del Lunes

Tercia del Lunes

Sexta del Lunes

Nona del Lunes

Vísperas del Lunes

Completas del Lunes

Feria III – Martes

Laudes I del Martes (Esquema ordinario)

Laudes II del Martes (Esquema para Adviento y Cuaresma)

Prima del Martes

Tercia del Martes

Sexta del Martes

Nona del Martes

Vísperas del Martes

Completas del Martes

Feria IV – Miércoles

Laudes I del Miércoles (Esquema ordinario)

Laudes II del Miércoles (Esquema para Adviento y Cuaresma)

Prima del Miércoles

Tercia del Miércoles

Sexta del Miércoles

Nona del Miércoles

Vísperas del Miércoles

Completas del Miércoles

Feria V – Jueves

Laudes I del Jueves (Esquema ordinario)

Laudes II del Jueves (Esquema para Adviento y Cuaresma)

Prima del Jueves

Tercia del Jueves

Sexta del Jueves

Nona del Jueves

Vísperas del Jueves

Completas del Jueves

Feria VI – Viernes

Laudes I del Viernes (Esquema ordinario)

Laudes II del Viernes (Esquema para Adviento y Cuaresma)

Prima del Viernes

Tercia del Viernes

Sexta del Viernes

Nona del Viernes

Vísperas del Viernes

Completas del Viernes

Sabbato – Sabado

Laudes I del Sábado (Esquema ordinario)

Laudes II del Sábado (Esquema para Adviento y Cuaresma)

Prima del Sábado

Tercia del Sábado

Sexta del Sábado

Nona del Sábado

Vísperas del Sábado

Completas del Sábado

5.-  Propio de los Santos: Aquí se recogen todos las antífonas, los capítulos, himnos y oraciones propias de cada Santo. Van distribuidas mes a mes.

6.- Común de Santos: Encontraremos todos las antífonas, salmos, capítulos, himnos, responsorios breves y oraciones comunes a todos los Santos.

7.- Algunos Diurnales incluyen el Oficio Parvo de la Virgen, una bella devoción muy antigua y cuyo oficio está indulgenciado. También le dedicaremos una explicación completa.

En la próxima entrega veremos la estructura de Laudes y Visperas.

II Domingo de Cuaresma

DE PRIMERA CLASE

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

Introito. Salm. 24,6,3,22,1-2.-

Acuérdate, Señor, de tus bondades, y de tus eternas misericordias. Nunca nos dominen nuestros enemigos. Dios de Israel, líbranos de todas nuestras angustias. Salmo.- A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti busco refugio, no me sienta avergonzado. V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Colecta.- 

Oh Dios!, que nos ves privados de toda virtud, guárdanos interior y exteriormente, para que seamos fortalecidos contra toda ad­versidad en el cuerpo, y limpios de malos pensamientos en el alma. Por nuestro Señor.

Epístola. 1 Tes. 4.1-7.- 

Hermanos: Os rogamos y exhortamos en nuestro Señor Jesucristo, que, así como habéis aprendido de nosotros de qué manera debéis portaros y agradar a Dios, así también sigáis adelantando. Ya sabéis qué preceptos os he dado en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación: que os abstengáis de la fornicación, y que sepa cada uno de vosotros poseer su propio cuerpo en santificación y honor, sin dejarse llevar por la pasión de la concupiscencia, como los gentiles, que no conocen a Dios. Que nadie, en este punto, engañe o perjudique a su hermano; porque el Señor castiga todo ello, como ya os lo hemos dicho y protestado. Porque no nos llamó Dios a la inmundicia, sino a la santidad, en Jesucristo Señor nuestro.

Gradual. Salm.24.17-18.- 

Alíviame las angustias de mi corazón; líbrame, Señor, de mis calamidades. Mira mi miseria y mi dolor y perdona todos mis pecados.

Tracto. Salm.105,1-4.-

Alabad Señor, porque es bueno y eterna su misericordia. ¿Quién   pregonará   las maravillas del, Señor y hará oír todas sus alabanzas? Bienaventu­rados los que observan la Ley y practican la justicia en todo tiempo. Acuérdate de nosotros, Señor, por el amor que tienes a tu pueblo; ven en nuestro auxilio.

Evangelio. Mat.17.1-9.-.

En aquel tiempo: Tomó Jesús consigo a Pedro y a Santiago y a Juan, su hermano, y los llevó aparte a un monte alto. Y se transfiguró en su presencia; su rostro resplandecía como el sol, sus vestidos se hicieron blancos como la nieve. Y en esto se aparecieron Moisés y Elías y hablaban con él. Tomó entonces Pedro la palabra y dijo a Jesús: Señor, bueno es estarnos aquí; si quieres, hagamos aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Estaba Pedro aún hablando cuando vino una nube resplandeciente y los cubrió y una voz dijo desde la nube: Éste es mi Hijo muy amado, en quien me agradé; escuchadle. Y al oír esta voz cayeron los discípulos en tierra sobre su rostro, y tuvieron gran miedo. Mas Jesús se acercó y los tocó, y les dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos sus ojos, no vieron a nadie, sino sólo a Jesús. Y al bajar del monte, les mandó Jesús diciendo: No digáis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.

Ofertorio. Salm. 118,47-48.- 

Yo pongo mis delicias en tus mandatos, que mucho amo. Alzo mis manos hacia ellos; los amo.

Secreta.-  

Te rogamos. Señor, atiendas propicio al sacrificio presente, a fin de que nos aproveche para nuestra devoción y salvación. Por nuestro Señor.

Prefacio de Cuaresma.- 

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que, por el ayuno corporal, domas nuestras pasiones, elevas la mente, nos das la virtud y el premio, por Jesucristo nuestro Señor, por quien alaban los Ángeles a tu majestad, la adoran las Dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Virtudes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos que con sus voces admitas también las de los que te decimos, con humilde confesión. Santo….

Comunión. Salm. 5.2-4.- 

Escucha mi clamor, presta oídos a la voz de mi oración, Rey mío y Dios mío, porque a ti, Señor, te invoco.

Poscomunión.-

Te rogamos humildemente, Dios, que, nos alimentas con tus sacramentos, nos concedas servirte dignamente con una vida de tu agrado, Por nuestro Señor.

TEXTOS DE LA MISA EN LATIN

Dominica Secunda in Quadragesima

I Classis

Introitus: Ps. xxiv: 6, 3, 22

Reminíscere miseratiónum tuárum, Dómine, et misericórdiæ tuæ, quæ a sæculo sunt: ne umquam dominéntur nobis inimíci nostri: líbera nos, Deus Israël, ex ómnibus angústiis nostris. [Ps. ibid. 1-2] Ad te, Dómine levávi ánimam meam: Deus meus, in te confído, non erubéscam. Glória Patri.  Reminíscere.

 Oratio:

Deus, qui cónspicis omni nos virtúte destítui: intérius exteriúsque custódi; ut ab ómnibus adversitátibus muniámur in córpore, et a pravis cogitatiónibus mundémur in mente. Per Dóminum.

1 Thess. iv: 1-7

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Thessalonicénses.


Fratres: Rogámus vos et obsecrámus in Dómino Jesu, ut quemádmodum accepístis a nobis, quómodo opórteat vos ambuláre et placére Deo, sic et ambulétis, ut abundétis magis.  Scitis enim quæ præcépta déderim vobis per Dóminum Jesum.  Hæc est enim volúntas Dei, sanctificátio vestra, ut abstineátis vos a fornicatióne, ut sciat unusquísque vestrum vas suum possidére in sanctificatióne et honóre: non in passióne desidérii, sicut et Gentes, quæ ignórant Deum: et ne quis supergrediátur, neque circumvéniat in negótio fratrem suum: quóniam vindex est Dóminus de his ómnibus, sicut prædíximus vobis et testificáti sumus.  Non enim vocávit nos Deus in immundítiam, sed in sanctificatiónem: in Christo Jesu Dómino nostro.

Graduale: Ps. xxiv: 17-18

Tribulatiónes cordis mei dilatátæ sunt: de necessitátibus meis éripe me, Dómine. v. Vide humilitátem meam et labórem meum: et dimítte ómnia peccáta mea.

 Tractus: Ps. cv: 1-4

Confitémini Dómino, quóniam bonus: quóniam in sæculum misericórdia ejus. v. Quis loquétur poténtias Dómini: audítas fáciet omnes laudes ejus? v. Beáti qui custódiunt judícium, et fáciunt justítiam in omni témpore. v. Meménto nostri Dómine in beneplácito pópuli tui: vísita nos in salutári tuo.

 Matth. xvii 1-9 

+Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthæum.

In illo témpore: Assúmpsit Jesus Petrum, et Jacóbum, et Joánnem fratrem ejus, et duxit illos in montem excélsum seórsum: et transfigurátus est ante eos.  Et resplénduit fácies ejus sicut sol: vestiménta autem ejus facta sunt alba sicut nix.  Et ecce apparuérunt illis Móyses, et Elías cum eo loquéntes.  Respóndens autem Petrus, dixit ad Jesum: «Dómine, bonum est nos hic esse: si vis, faciámus hic tria tabernácula, tibi unum, Móysi unum, et Elíæ unum. Adhuc eo loquénte, ecce nubes lúcida obumbrávit eos.»  Et ecce vox de nube, dicens: «Hic est Fílius meus diléctus, in quo mihi bene complácui: ipsum audíte.»  Et audiéntes discípuli, cecidérunt in fáciem suam, et timuérunt valde.  Et accéssit Jesus, et tétigit eos: dixítque eis: «Súrgite, et nolíte timére.»  Levántes autem óculos suos, néminem vidérunt, nisi solum Jesum. Et descendéntibus illis de monte, præcépit eis Jesus, dicens: «Némini dixéritis visiónem, donec Fílius hóminis a mórtuis resúrgat.»

 Offertorium: Ps. cxviii: 47, 48

Meditábor in mandátis tuis, quæ diléxi valde: et levábo manus meas ad mandáta tua, quæ diléxi.

 Secreta:

Sacrifíciis præséntibus, Dómine, quæsumus, inténde placátus: ut et devotióni nostræ profíciant et salúti. Per Dóminum.

Præfátio de Quadragesima

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui corporáli jejúnio vítia cómprimis, mentem élevas, virtútem largíris, et præmia: per Christum Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cæli cælorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admítti júbeas deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:  Sanctus,…

Communio: Ps. v: 2-4

Intéllige clamórem meum: inténde voci oratiónis meæ, Rex meus, et Deus meus: quóniam ad te orábo, Dómine.

 Postcommunio:

Súpplices te rogámus, omnípotens Deus: ut, quos tuis réficis sacraméntis, tibi étiam plácitis móribus dignánter deservíre concédas. Per Dóminum.

Introducción a la Liturgia Tradicional

Advertencia preliminar.–  Antes de tratar la liturgia, queremos advertir que de ella no se suele tratar expresamente en los catecismos. Pero es una materia muy importante; está íntimamente unida a la partes del Catecismo que tratan de la oración y a los Sacramentos. Además, cada día se da más importancia a su estudio, y son muchos, y con razón, los que creen que se la bebe enseñar al pueblo al tratar de la oración  y culto. Por eso más bien que como apéndice, como integridad de la oración, explicaremos aquí en breves puntos lo esencial de esta materia, que es muy edificante y sirve mucho para la vida cristiana.

Qué es liturgia.- Liturgia en griego significa “oficio o ministerio público”; y a los oficiales o funcionarios públicos se les llama liturgos. Pero si bien este término se aplicaba a todos los ministerios, ya sagrados, ya profanos, luego se restringió a solo los sagrados y religiosos, y, por fin, ya solo se entiende de los actos oficiales del culto divino. Así, pues, liturgia es el conjunto de formas ordenadas por la Iglesia para la celebración del culto oficial. Es decir, que la Iglesia prescribe que cuando se celebran oficialmente algunos cultos, se celebren en la forma que ella ha prescrito; y la reunión de esas fórmulas y prescripciones se llama liturgia.

Ceremonias, ritos, rúbricas.- Estas formas prescritas por la Iglesia se llaman ceremonias, ritos, rúbricas. Todas estas palabras son sinónimos de modos o formas. Rúbrica significa roja, y se llaman así los ritos o ceremonias, porque las prescripciones, fuera de las oraciones, suelen  ir en los libros en letra roja, al paso que las oraciones suelen ir en letra negra. Algunas son esenciales, como las fórmulas instituídas por Jesucristo, que tratan de la materia y forma de los Sacramentos, y éstas son absolutamente necesarias para la validez de los actos sagrados; otras son accidentales, prescritas por la Iglesia para guardar la dignidad y conveniencia debidas en la administración  de los Sacramentos y en el culto. Y de estas mismas algunas son preceptivas, cuando la Iglesia manda propiamente; otras son facultativas, cuando la Iglesia aconseja o dice que se  puede hacer alguna cosa.

Funciones litúrgicas.- No toda función o culto público es litúrgico, aunque lo ejerza un ministro de la Iglesia y en la iglesia y en público. Litúrgicas son aquellas funciones que los ministros legítimos de la Iglesia celebran en nombre y bajo la dirección de la misma Iglesia. Las demás, aunque las ejerza un ministro de la Iglesia, no son sino extralitúrgicas. Algunas veces se mezclan las funciones litúrgicas con las extralitúrgicas, por ejemplo, en las funciones ordinarias de las novenas, etc., en las cuales se suele muchas veces exponer al Santísimo, rezar el Rosario, cantar vísperas, entonar algunos cánticos populares, predicar, reservar. Aquí la exposición  y la reserva, y las vísperas son litúrgicas; el Rosario, las preces, los cánticos populares, fuera de la exposición y reserva son extralitúrgicos. La función digámoslo así, es mixta. Se pueden llamar funciones litúrgicas propiamente la Misa, las horas canónicas ( vísperas, completas, maitines, etc.), la administración de sacramentos, las exposiciones y bendiciones con el Santísimo, las procesiones de la Candelaria, Ramos, Corpus, Rogativas, etcétera; las bendiciones del Misal y del Ritual.

Libros Litúrgicos.- Los libros en que se contiene la liturgia son: el Misal, el Breviario, el Ritual y el Pontifical. En el Misal está el orden y la liturgia de la Misa; en el Breviario está el orden del Oficio divino, o sea de las oraciones que tienen que decir los sacerdotes o en particular o en el coro; en el Ritual se contienen las formas con que se administran los Sacramentos, y se dan las bendiciones y se ejercitan otros actos de culto; en el Pontifical están las ceremonias propias de los Obispos en el culto. Se pueden además componer otros libros que contengan, o en parte o en todo, las ceremonias de éstos.

Diversas liturgias.- Aún cuando en lo sustancial, la liturgia de toda la Iglesia es la misma, pero difiere en muchas otras cosas. En primer lugar, suele ser muy diferente la liturgia occidental y la oriental. Aun dentro de cada una de éstas hay muchas diferencias, y así en la oriental se suelen señalar las liturgias griegas, armenia, siríaca, copta; y en la occidental, si bien la romana lo lleva casi todo, y es la general, todavía se conservan la mozárabe  en una capilla de Toledo y en otra de Salamanca, la galicana en algunos puntos, de que va desapareciendo, y la ambrosiana, que se sigue en bastantes parroquias de Milán, Bérgamo, Novara y Ticino.

El centro de la liturgia.- El centro de la liturgia católica es, sin duda, la sagrada Eucaristía, y la liturgia por excelencia es la Misa; como que ella sola por antonomasia se llama con este nombre de liturgia. Pero alrededor de este centro se extiende toda la liturgia, como un árbol admirable de piedad y religión.

Lo que pertenece a la liturgia.- Al tratar de la liturgia y para comprender bien el espíritu del Culto católico, hemos de tratar brevemente: 1.- de las personas litúrgicas, o de los ministros del culto; 2.- de los sitios litúrgicos, como templos, oratorios etc,; 3.- de las cosas litúrgicas, como son: pan, vino, agua, aceite, sal, incienso, vestidos, etc,; 4.- de los tiempos litúrgicos: Adviento, Cuaresma, Pascua, etc,; 5.- de las acciones sagradas, Misa, administración de Sacramentos, bendiciones, etc,; gestos, movimientos, signos, etcétera; 6.- de las palabras, como son: oraciones, lecturas, cantos, etc.

La Sagrada Congregación de Ritos.- Es tal la importancia de la liturgia, que la Iglesia ha instituído toda una Sagrada Congregación, que se llama de Ritos, la cual está encargada de vigilar y regular todo lo concerniente al culto divino en la iglesia latina. Ella también entiende en todo lo concerniente a la beatificación y canonización de los Santos y en todo lo que se refiere al culto de las reliquias.

Personas litúrgicas.- Los liturgos de la Iglesia, es decir, los ministros  o funcionarios destinados oficialmente a prestar el culto oficial en la Iglesia, son los clérigos. Para ello, como se dice al tratar del sacramento del Orden, la Iglesia ordena con diversos oficios ministros especiales, por sus grados. Porque primero forma clérigos en general, a los cuales da la tonsura. Luego da las Ordenes menores, haciéndolos ostiarios o porteros, lectores, exorcistas, acólitos. Después, para que se acerquen más al servicio del altar, ordenas los diáconos y subdiáconos, y, en fin, los presbíteros o sacerdotes. Muy hermosa es la liturgia con que confiere todas estas Ordenes, y en ella se explica muy bien las cualidades del personal litúrgico. El que quiera entenderla tanto cuando se va a ordenar, como cuando se ordena a alguno de sus parientes, o desea recordar lo que recibió al ordenarse, lo puede  ver en el Enchiridion Ordinandorum, o “ Manual de Ordenandos”, que, en latín y castellano, contiene estas ceremonias. De suyo todo personal en las misas debería ser de clérigos. Y en las solemnes no puede servir ni de diácono, ni de subdiácono, ningún laico. Sólo de subdiácono, en caso de necesidad, podrá hacer uno que por lo menos está tonsurado. De acólitos se permite servir a laicos, niños o adultos, los cuales deben tener este favor de la Iglesia a mucha honra, y cuando puedan, procurar servir en este oficio tan santo. Pueden así ayudar a misa, ser turiferarios, que llevan el incensario; ceroferarios, que llevan los ciriales, etc.

El clérigo como ministro de la Iglesia.- Es muy de advertir por los fieles que el sacerdote y todos los ministros de la Iglesia, cuando funcionan como tales ministros, obran en nombre y representación de la Iglesia, y, por tanto, aunque ellos sean personas de poca importancia y aunque, lo que Dios no quiera, fuesen malos en su vida personal, la oración, la administración de los Sacramentos, las bendiciones y, en general, todas sus obras ministeriales son válidas y excelentes, y de más valor que las que pueda hacer otra persona, aunque más santa, pero sin representación oficial. Porque en el primer caso la oración, el culto, no es de Fulano de Tal, sino del ministro de la Iglesia Santa, o, lo que es lo mismo, de la Iglesia. Así como cuando un oficial gobernador, o ministro del Rey, manda en nombre del Rey, sus actos son de más validez, y mucha más importancia, que si mandase otro que no tuviese representación oficial, aun cuando fuese mucho más amigo del Rey. En cambio, cuando ese mismo ministro obra como particular, aun cuando ore, por ejemplo, en la Iglesia con todos los fieles, o en su casa, etc., sus oraciones y actos no tienen la representación de la Iglesia, ni su valor oficial. Siempre, sin embargo, aun en estos casos, un ministro del Señor será de suyo más aceptable a Dios que un simple particular en iguales circunstancias por su carácter sagrado.

Sitios litúrgicos.- Llámanse sitios santos o sagrados aquellos que permanentemente están destinados para ejercer el culto o las funciones litúrgicas. Tales son las Iglesias (y capillas y oratorios) y también los bautisterios cuando se edificaban aparte, y los cementerios, que hoy están separados.

Sermón del II Domingo después de Epifanía

Santisima Virgen

SE NOS MANIFESTÓ POR MEDIO DE MILAGROS.

De un Sermón de San Carlos Borromeo

El milagro.

Si la aurora de Cristo, cuando reflejó sus primeras luces, dejó estupefactos a las doctores en el templo, ¿Cuál no sería la gloria de su manifestación en el momento en que se dedicó a llevar a cabo la obra para la que bajó desde el cielo? Mas ¿qué medios escogería para demostrarse?

De muchas maneras fue anunciado Cristo. Manifestáronle los ángeles cantando el Gloria in excelsis; manifestáronle las estrellas que atrajeron a los Magos; lo mostró Juan, presentándole al pueblo y el mismo Padre en el día del bautismo habló de Él. Pero ¿cómo se nos presenta y manifiesta por sí mismo? Por medio de los milagros, que nos dio como prueba.

Vamos a presentar el primero. Roguémosle antes que nos manifieste en él bien clara su gloria, para que creamos firmemente.

La aldea de Caná: la humildad.

Escogió para su primer milagro una aldehuela oscura, bien lejos del esplendor de la capital. “¡Oh felices los pobres, y como os amó Cristo Rey, compañero y amigo vuestro! Apenas si ha nacido y ya se anuncia a unos pastores, entre otros motivos porque ha venido para evangelizar a los pobres. ¡Oh feliz pobreza, y que grata eres a Dios! ¡Oh altísima y riquísima pobreza, heredera del gran reino de os cielos! Dios no excluye a nadie de su gracia, pero se liga con un vínculo especial, como de parentesco, con los pobres, a quienes por eso prefirió siempre a los ricos y demostró como aprecia lo que nosotros despreciamos”.

Las bodas y en matrimonio cristiano.

¿Quién se imagina que Dios había de inaugurar su vida pública asistiendo a unas bodas? La Sabiduría infinita conocía muy bien como habían los hombres de corromper el matrimonio y quiso demostrar su santidad.

II Domingo después de Epifanía

Bodas de Caná

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

Introito.Salm. 65.4,1-2- 

Toda la tierra te adore, ¡oh Dios!, y cante tus loores; diga un salmo a tu nombre, ¡oh Altísimo! Ps. Cantad a Dios, ¡oh tierra toda!, cantad salmos a su nombre; dadle gloria y alabanzas. Gloria al Padre.


Colecta.-

Omnipotente y sempiterno Dios, que gobiernas a la par cielos y tierra, escucha clemente las súplicas de tu pueblo y concede la paz a nuestros días. Por nuestro Señor Jesucristo.

Epístola. Rom. 12.6-16.-

Hermanos: Tenemos dones diferentes según la gracia que se nos ha dado; unos la profecía, según la medida de la fe; otros, el ministerio para servir; otros, la enseñanza para enseñar; quién, el de exhortación, para exhortar; quién, el de dar con sencillez; el que preside, hágalo con solicitud; el que hace obras de misericordia, hágalas con alegría. Vuestra caridad sea sincera, aborreced lo malo, aplicaos a lo bueno, amaos mutuamente con fraternal amor, anticipándoos en honraros unos a otros. Sed diligentes sin flojedad, fervorosos de espíritu, pues servís al Señor; gozaos con la esperanza; en la tribulación sed sufridos; en la oración, perseverantes; socorred las necesidades de los fieles; ejerced la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran; vivid en armonía; no ansiéis grandezas, sino acomodaos a lo que sea más humilde.

Gradual. Salm. 106. 20-21.-

Envió el Señor su palabra y los sanó; y los arrancó de la muerte. V/ Alaben al Señor por sus misericor­dias y sus maravillas en favor de los hijos de los hombres.

Aleluya. Salm. 148.2.-

Aleluya, aleluya. Alabad al Señor, todos sus ángeles; alabadle, todos sus ejércitos. Aleluya

Evangelio. Juan 2.1-11.-

A los tres días, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice: «No tienen vino». Jesús le dice: «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora». Su madre dice a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dice: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dice: «Sacad ahora y llevadlo al mayordomo». Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora». Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. Credo.

Ofertorio. Salm. 65.1-2,16.-

Canta a Dios, ¡oh tierra toda!, canta un himno a su nombre; venid y oíd todos los que teméis a Dios, y os contaré todo lo que ha hecho el Señor a mi alma, aleluya.

Secreta.-

Santifica, Señor, los dones ofrecidos, y límpianos las manchas de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo que contigo vive.

Prefacio de la Santísima Trinidad.-

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. Santo…

Comunión. Juan 2.7-11.-

Dice el Señor: Llenad de agua los cántaros, y llevad al maestresala. Habiendo gustado el maestresala el agua hecha vino, dijo al esposo: Tú has reservado el buen vino hasta ahora. Éste fue el primer milagro de Jesús en presencia de sus discípulos.

Poscomunión.-

Te rogamos, Señor, que aumente en nosotros la operación de tu poder; para que, alimentados con los sacramentos divinos, nos preparemos con tu gracia a conseguir tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dóminica II Post Epiphaniam

II Classis

Introitus: Ps.cxv: 4

Omnis terra adóret te, Deus, et psallat tibi: psalmum dicat nómini tuo, Altíssime. [Ps. ibid., 1-2]. Jubiláte Deo, omnis terra, psalmum dícite nómini ejus: date glóriam laude ejus. Glória Patri. Omnis terra.

Oratio:

Omnípotens sempitérne Deus, qui cæléstia simul et térrena moderáris: supplicatiónes pópuli tui cleménter exáudi; et pacem tuam nostris concéde tempóribus. Per Dóminum.

Romans xii: 6-16

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Romanos.


Fratres: Habéntes autem donatiónes secúndum grátiam quæ data est nobis, differéntes: sive prophetíam secúndum ratiónem fídei, sive ministérium in ministrándo, sive qui docet in doctrína, qui exhortátur in exhortándo, qui tríbuit in simplicitáte qui præest in sollicitúdine qui miserétur in hilaritáte. Diléctio sine simulatióne. Odiéntes malum, adheréntes bono: Caritátem fraternitátis ínvicem diligéntes: Honóre ínvicem præveniéntes: Sollicitúdine non pigri: Spíritu fervéntes: Dómino serviéntes: Spe gaudéntes: In tribulatióne patiéntes: Oratióni instántes: Necessitátibus sanctórum communicántes: Hospitalitátem sectántes. Benedícite persequéntibus vos: benedícite et nolíte maledícere. Gaudére cum gaudéntibus, flere cum fléntibus: Idípsum ínvicem sentiéntes: Non alta sapiéntes, sed humílibus consentiéntes.

Graduale Ps. cvi: 20-21

Misit Dóminus verbum suum, et sanávit eos: et erípuit eos de intéritu eórum. V. Confiteántur Dómino misericórdiæ ejus: et mirabília ejus fíliis hóminum.
Allelúja, allelúja. [Ps. cxlviii: 2] Laudáte Dóminum omnes Angeli ejus: laudáte eum, omnes virtútes ejus. Allelúja.

Sic dicitur «Allelúja» cum suo Versu post Graduale in omnibus Dóminicis minoribus post Epiphaniam, etiam si Missa Dominicæ in Feriis resumatur.

 Joann. ii: 1-11

    †  Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.


In illo témpore: Núptiæ factæ sunt in Cana Galilǽæ: et erat mater Jesu ibi. Vocátus est autem et Jesus, et discípuli ejus ad núptias. Et deficiénte vino, dicit mater Jesu ad eum: «Vinum non habent.» Et dicit ei Jesus: «Quid mihi et tibi est, múlier? nondum venit hora mea.» Dicit mater ejus minístris: «Quodcúmque díxerit vobis, fácite.» Erant autem ibi lapídeæ hýdriae sex pósitæ secúndum purificatiónem Judæórum, capiéntes síngulae metrétas binas vel ternas. Dicit eis Jesus: «Impléte hýdrias aqua.» Et implevérunt eas usque ad summum. Et dicit eis Jesus: «Hauríte nunc, et ferte architriclíno.» Et tulerunt. Ut autem gustávit architriclínus aquam vinum factam, et non sciébat unde esset, ministri autem sciébant, qui háuserant aquam: vocat sponsum architriclínus, et dicit ei: «Omnis homo primum bonum vinum ponit: et cum inebriáti fúerint, tunc id quod detérius est. Tu autem servásti bonum vinum usque adhuc.» Hoc fecit inítium signórum Jesus in Cana Galilǽæ et manifestávit glóriam suam, et credidérunt in eum discípuli ejus.

Offertorium: Ps. cxv: 1-2 et 16.

Jubiláte Deo, univérsa terra: Psalmum dícite nómini ejus: veníte, et audíte, et narrábo vobis, omnes qui timétis Deum, quanta fecit Dóminus ánimæ meæ, allelúja.

Secreta:

Oblata, Dómine, múnera sanctífica: nosque a peccatórum nostrórum máculis emúnda. Per Dóminum.

Præfátio de Sanctíssima Trinitáte

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:  Sanctus, …

Communio: Joann. ii: 7, 8, 9, et 10-11.

Dicit Dóminus: «Impléte hýdrias aqua, et ferte architriclíno.» Cum gustásset architriclínus aquam vinum factam, dicit sponso: «Servásti bonum vinum usque adhuc.» Hoc signum fecit Jesus primum coram discípulis suis.

Postcommunio:

Augeátur in nobis, quǽsumus, Dómine, tuæ virtútis operátio: ut divínis vegetáti sacraméntis, ad eórum promíssa capiénda, tuo múnera præparémur. Per Dominum.