El Credo

El Credo.—

El Credo lo dijeron, es decir, lo formularon o compusieron los Apóstoles, para informarnos en la fe cristiana. Llamase Credo la formula de la profesión de la fe cristiana. Se llama así, vulgarmente, por ser esta a primera palabra con que empieza la formula en latín; aunque antes que en latín estuvo en griego; pero mas científicamente se llama símbolo, que en griego significa resumen y contraseña; porque el Credo es un resumen de las verdades principales que profesamos los cristianos, y porque es además el distintivo de nuestra religión en frente de cualquiera otra.

Símbolo apostólico.—

Se llama al Credo símbolo apostólico, porque, según antigua tradición, se remonta a los Apóstoles, no solo por la materia, en lo cual no hay duda ninguna, sino acaso también por la misma forma, por lo. menos en lo sustancial. No hay duda de que el texto que ahora tenemos en latín se tradujo del griego. En la forma primitiva acaso faltaban algunas palabras que muy pronto se pusieron para completar el símbolo. La forma que tiene hoy parece empleada por primera vez en el año 450, sustituyendo a otra formula mas antigua y muy semejante, a la cual se le añadieron las palabras descendió a los infiernos, la comunión de los Santos, la vida eterna y católica. Rufino indica que los Apóstoles, antes de su separación, compusieron el símbolo, aunque sin escribirlo, y determinando que se extendiese de una vez.

Símbolo bautismal.—

Se llama símbolo bautismal porque desde muy antiguo en la Iglesia de Roma se usaba en el bautismo, en el cual era y sigue siendo la formula de profesión de fe. Y por eso la Iglesia lo ha conservado desde muy antiguo en su forma sencilla, lapidaria, breve y marcada, como cosa ritual, sagrada e inmutable. Desde los principios de la Iglesia se conoció la necesidad de una formula común, y de un símbolo bautismal en que el

neófito manifestase la fe que tenia en las verdades fundamentales del cristianismo. Es muy natural que la Iglesia pusiese en esta formula especial cuidado, como lo ha puesto; y que si, como es muy creíble y fundado, la recibió en todo o casi en todo hecha por los Apóstoles, la conservase integra, y, cuando mas, añadiese algún complemento leve, como hemos dicho, hasta llegar a la forma actual que en toda la Iglesia se recita.

Otros símbolos.—

Otros símbolos se hicieron en otros tiempos, por especiales circunstancias, como por ejemplo, el símbolo Niceno, compuesto en el Concilio de Nicea, para profesar la fe contra la herejía de Arrio especialmente: este se dice en la Misa y tiene muy expresa la divinidad de Jesucristo: Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios; y nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero. Engendrado, no hecho; consustancial con el Padre; por quien todas las cosas han sido hechas. Y en el Concilio de Constantinopla, en 381, se añadieron al Niceno las palabras acerca del Espíritu Santo: Señor y vivificador; que del Padre y del Hijo procede; que con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y con glorificado.

El símbolo llamado Atanasiano es una hermosa exposición de la doctrina de San Atanasio, no hecha por el, sino por algún otro Padre antiguo sobre sus doctrinas y luego aceptado por la Iglesia romana para la liturgia y para base de enseñanza del pueblo y regla de la fe eclesiástica.

El Credo es para informarnos en la Santa Fe.—

El Credo nos sirve para que sepamos bien el sumario de lo que debemos creer. Por eso deberíamos saberlo de memoria y a ser posible a la letra. A este fin es tan breve y conciso y tiene esa forma lapidaria y escueta. Debemos rezarlo no como oración, pues no es oración; pero si como acto de fe, para mas y mas fortalecernos en esta virtud: hoy, sobre todo, que tanto nos es necesaria, por ser tan combatida de todos. En el se encierran las bases de toda la doctrina cristiana. Primero la fe en Dios Trino y Uno, en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. Segundo, la fe en Jesucristo Dios y Hombre verdadero, Hijo de Dios, según la carne hijo de María Virgen y Madre, Señor nuestro, Redentor por su pasión y muerte, resucitado, que subió a los cielos, Rey de la gloria y Juez del mundo. Tercero, en fin, la fe en la Iglesia. Por eso estamos obligados a saberlo, al menos, en cuanto a la sustancia. Y Santo Tomas dice que ignorarlo culpablemente es falta grave. Es muy conveniente enseñarlo a los niños; y rezarlo cada noche, y cuando tengamos tentaciones contra la fe.

Artículos de la fe.—

Los Artículos de la fe son los misterios principales de la fe. Ya se sabe que Artículos significa lo mismo que miembros. Los Artículos vienen a ser lo mismo que el Credo; solo que este esta dispuesto en forma de recitado, pues esta hecho para rezarlo los fieles; y los Artículos en forma didáctica y de serie para servir de capítulos en la explicación de la fe. No son ellos toda la fe, sino los misterios y verdades principales de la fe. Pero además del Credo y los Artículos, hay otras muchas verdades y misterios, unos muy importantes, otros menos importantes por su materia, que no están en el Credo ni en los Artículos, pero se deben creer lo mismo que ellos; por ejemplo: es de fe la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, la existencia e institución divina de los Sacramentos, la Concepción Inmaculada de María y otras innumerables verdades, que Dios nos ha revelado, y, en general, todo lo que esta en la Sagrada Escritura. Pero estos Artículos son los misterios principales. Los debe saber todo cristiano y aunque no es necesario que los sepa recitar de memoria; pero seria eso muy bueno. Y se les debe ensenar a los niños.

Cuantos son los Artículos.—

Los Artículos se pueden señalar mas o menos en numero: aunque, en general, solo son los incluidos en el Credo, que se descompone en ellos. Nuestro Catecismo señala catorce, y con mucha claridad los divide en dos partes: los siete primeros se refieren solo a Dios en cuanto a Dios, los otros siete se refieren a la Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo.

Y están muy bien ordenados. Se los puede comparar ante los niños con el Credo, en el cual están todos los Artículos: l.° y 2 ° Creo en Dios Padre Todopoderoso. 5.° Criador del cielo y de la tierra. 3.° Y en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor. 8.° que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. 9.° Y nació de la Virgen Madre. 10.° Padeció debajo del poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado. 11.° Descendió a los infiernos. 12.° Al tercer día resucito de entre los muertos 13.° Subió a los cielos y esta sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso. 14º Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. 4.° Creo en el Espíritu Santo. 6.° En la Santa Iglesia católica, en el perdón de los pecados. 7.° En la resurrección de la carne y la vida perdurable.

Por eso, con razón, dice el Catecismo que los Artículos (lo mismo que el Credo, y aun mas que el), sirven para dar noticia distinta, aunque sumaria, de Dios Nuestro Señor.

                                                        Puntos del Catecismo, Vilariño S.J.

Pecados contra la fe

Diversas clases de incredulidad.—

Con respecto a la fe, unos son infieles, otros incrédulos, otros herejes, otros apostatas, otros indiferentes. Hay diversos grados de negar la fe o de estar apartados de ella; y conviene saberlos, para apreciar su culpabilidad y su estado respecto de la salvación.

Quienes son infieles.

Infieles son los que nunca han tenido fe, ni están bautizados y por consiguiente jamás han sido miembros de la Iglesia. Estos, si están de buena fe y guardan lo que su conciencia les dicta, lograran de Dios que por medios ordinarios, o si es preciso milagrosos, les manifieste la fe verdadera, por lo menos lo necesario de ella, y que de alguna manera puedan recibir el bautismo, siquiera de deseo como ya lo explicaremos mas en su lugar. Porque Dios, a quien de su parte hace lo que puede, no le niega nunca la gracia.

Quienes son incrédulos.

Incrédulos son los que conociendo la fe la rechazan. Incrédulo fue Santo Tomas (J., 20). La incredulidad proviene, las mas de las veces, o de ignorancia, pereza, falta de instrucción, o de soberbia o de mala vida. De ignorancia: como las personas rudas se ríen de las ciencias, del pararrayos, de los rayos X, de los abonos químicos, etc., así algunos incrédulos se ríen de los misterios; quisieran palpar, oler, oír y casi comer lo que han de creer. !Yo no creo sino lo que veo!, suelen decir. Y a lo mejor estos son los mas crédulos para paparruchas, consejas y filfas; y, de ordinario, nunca estudian la religión. De soberbia: esto es muy frecuente; la soberbia interior y secreta con apariencias de tolerancia, de buen tono, de respeto, de desden sabio…, suele ser la raíz de muchísimas incredulidades. Y estos suelen ser los mas difíciles de convertir, sobre todo si a esa soberbia secreta unen una vida correcta por lo demás. De mala vida:el que vive mal, encuentra estorbo en creer, y remordimiento en reflexionar en la fe Y de ordinario se halla muy inclinado a reírse de la verdad, aun de la verdad natural, y por lo menos a no pensar ni instruirse en doctrinas que le inquietan y atormentan.

Quienes son herejes.—

Herejes son los que rechazan algunas verdades de fe que enseña la Iglesia ser reveladas. Herejía, viene de la palabra griega airesis, que significa secta, separación; es una fe incompleta; cree poco o mucho, pero niega algo revelado. Por ejemplo, uno niega la divinidad de Jesucristo, otro la existencia del Espíritu Santo, o que Jesucristo fue hombre, o que la Virgen fue Virgen, o que fue Inmaculada, aun cuando cree todo lo demás; Heresiarca es el que se hace cabeza de alguna herejía, y la funda o la propaga. Tales fueron Arrio, Nestorio, Macedonio, Eutiquio, Huss. Lutero, Calvino, Enrique VIII, y otros como estos. La mayor parte de las herejías han nacido de la soberbia, o de la corrupción, o de las dos cosas juntas.

Quienes son heterodoxos.—

Heterodoxos (de diversa doctrina) se llaman aquellos que en algunos puntos de doctrina disienten de la Iglesia, y participan algo de la herejía, aunque no sean herejes, por no negar ningún dogma de fe. Tales son muchos católicos que profesan muchos errores modernos, condenados por la Iglesia.

Quienes son cismáticos.—

Cismáticos, o separados (cisma, es lo mismo en griego que cortadura o rasgón), es aquel que no reconoce la autoridad del Jefe de la Iglesia. Propiamente no es hereje; si bien de ordinario los cismáticos caen también en herejías; pero de suyo solo faltan a la obediencia debida al Jefe de la Iglesia, al Papa.

                                                        Puntos de Catecismo, Vilariño, S.J.

La cruz del cristiano

Maneras de usar el cristiano la cruz.—

El cristiano usa la cruz de muchas maneras. Por ejemplo: en la Misa sobre las especies, en las bendiciones, en las consagraciones de las iglesias marcándolas en el suelo, paredes, etc. Pero especialmente de dos maneras: que son signar y santiguar.

Que es signarse.—

Signarse o persignarse es señalarse con la cruz hecha por el dedo pulgar en la frente, en la boca y en los pechos. Esta es la manera española. No es usada en todas las naciones. El sacerdote hace las mismas señales al comenzar el Evangelio.

Los japoneses cristianos, convertidos por los españoles y portugueses, quedaron por la horrible persecucion de los paganos mucho tiempo sin misioneros ni ministros; pero conservaron su fe y sus tradiciones de un modo milagroso, puede decirse, y cuando algunos misioneros franceses pudieron introducirse en el Japón, creyendo que ya no quedaría rastro de cristianos, encontraron muchos ocultos, los cuales aun sabian persignarse a la manera española.

Por que nos signamos en la frente, en la boca, en el pecho.-

La boca es señal y símbolo de las palabras que por ella salen; la frente es símbolo de los pensamientos, que parecen tener su sede y fabrica además del alma en el cerebro; el pecho es símbolo de los deseos, que aunque tengan su sede también en el cerebro, además del alma, pero vulgarmente se atribuyen al corazón, que se siente por ellos agitado.

¿Qué es santiguarse?—

Santiguarse significa santificarse. Y en efecto, al hacer la cruz sobre una cosa y lo mismo sobre nosotros mismos, es como santificarla, bendecirla, ponerla bajo la protección y tutela de Dios, consagrarsela en cierto modo; en resumen, santificarla. Los alemanes se persignan como nosotros, pero diciendo: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo. Amen.

Como nos hemos de santiguar.—

Pues es de notar que, además de esas veces, los buenos cristianos se santiguan otras muchas, y entre las costumbres de nuestros abuelos estaba la de santiguarse en muchas ocasiones.

Eficacia de la cruz.—

Nos santiguamos porque creemos que la cruz tiene eficacia contra nuestros enemigos y por hacer profesión de cristianos. En efecto, el que se santigua, en el mero hecho de hacerlo, da a entender que es cristiano. Además, la cruz es eficacísima contra los enemigos espirituales y aun contra los peligros temporales muchas veces, no por la materialidad de la cruz, sino porque el usar de esta señal en cierta manera es un acto de glorificar a Nuestro Señor, confesándole nuestro Rey y Dios y confesándonos sus vasallos e hijos, es decir, cristianos; es, además, una oración tacita, pues por ella interponemos los meritos de nuestro Redentor y Señor e Hijo de Dios. Por eso se cree con verdad que la cruz sirve para arrojar a los demonios; para disipar las tentaciones; para atraer las bendiciones de Dios. Así nos los enseñan a cada paso los Santos Padres y lo ha creído siempre la Iglesia.

                                               Puntos de catecismo, Vilariño, S.J.

El nombre del Cristiano

Cristiano quiere decir hombre de Cristo.-

Hombre que de alguna manera está unido con Cristo y pertenece a Cristo. Asi como Franciscano es hombre que pertenece o está unido con San Francisco, porque es de su orden;  romano, el que ha nacido en Roma; aldeano, el que es de una aldea.

Por la gracia de Dios.—

Efectivamente el ser cristiano es pura gracia de Dios y no debido a nosotros de ningún modo. Primero, porque la venida de Cristo es pura gracia de Dios. Segundo, porque Jesucristo nos llamo a su Iglesia y su companía porque quiso. Y debemos estimar muchísimo esta gracia de Dios. No hay otra mayor en todo el mundo que el ser adoptados en la familia de este gran Padre. Nuestro primer padre fue Adán, pero este nos perdió.

Nuestro nuevo Adán es Cristo, nuevo Padre que nos redimió en la Cruz con su sangre, y nos dio su nombre como apellido de familia, y el derecho de llamarnos cristianos. Dice San Pablo: Despojaos del hombre viejo y de sus actos (es decir, de lo que hay en vosotros de Adán, el viejo padre) y vestíos del nuevo (de Jesucristo) (Col., 3, 9).

Condiciones para ser verdaderamente cristiano.—

Hombre de Cristo, y por consiguiente cristiano, se entiende el que: 1.°, esta bautizado; 2.°, profesa toda la doctrina de Jesucristo, y 3.°, se considera obligado a su santo servicio.

Primera condición: Estar bautizado.—

Todos los bautizados tienen en su alma la marca y señal de Cristo, están regenerados en Cristo. Decía San Pablo: “Todos los que habéis sido bautizados, habéis quedado revestidos de Jesucristo” (Gal., 3, 27). Y en otra parte (Rom., 6, 3) compara el bautismo a la muerte de Cristo, para resucitar después en el en vida nueva, del alma: “Hemos sido sepultados juntamente con El por el bautismo para morir (el hombre viejo, lo que teníamos de Adán), para que, como Cristo resucito de los muertos, asi también nosotros andemos en vida nueva”.

Segunda condición: Profesar toda la doctrina de Jesucristo.

Que es toda la que nos enseña la Iglesia católica, sin negar ningún artículo o parte de ella. Porque los que niegan parte serán herejes, y aunque por ser bautizados se les llama cristianos; pero si después de llegar al uso de la razón no confiesan toda la doctrina de fe, no serán de veras cristianos.

Tercera condición; Considerarse obligado a su servicio.-

Hay algunos que profesan y admiten toda la doctrina del Maestro Cristo, pero no acomodan a ella sus obras; estos son cristianos de fe; pero no son cristianos de obra. El que cree como cristiano, debe vivir como cristiano, según la fe de su espíritu.

Decía Jesús una vez a los judíos: “Si sois hijos de Abraham, haced obras de Abraham” (Juan, 8, 39). Lo mismo puede decirnos a nosotros: si sois hijos de Cristo, haced obras de Cristo. Si sois cristianos, vivid como cristianos.

Conviene distinguir entre infieles, herejes y apostatas. Infielesson los que nunca han tenido fe ni recibieron el bautismo. Apóstatasson los que tuvieron fe, pero la abandonaron del todo y renunciarona la religión cristiana. Herejesson los que están bautizados,pero profesan algún error contra la fe verdadera.

La señal del cristiano.—

La señal del cristiano es la Santa Cruz, porque es figura de Cristo crucificado que en ella nos redimió.

La señal de la familia.—Asi como las familias, las naciones, los ejércitos tienen un escudo, una bandera, unas armas, así la familia cristiana tiene un signo o distintivo propio de ella. Y ninguno mas propio que la Santa Cruz. Aunque en todos sus actos nos redimió y pudo con cualquiera de ellos salvarnos, pero especialmente la muerte en cruz fue señalada para nuestra redención; en la cruz se realizo el acto de mayor amor de Jesucristo. Por eso la cruz es el emblema, el distintivo, la bandera, el escudo, la señal y contraseña del cristiano. Decia San Pablo: “Lejos de mi gloriarme de otra cosa que de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo” (Gal. 6, 14). Por eso usamos de la cruz en todas partes y la ponemos los cristianos en todos los sitios, en nuestras personas, en nuestras cosas, en nuestras habitaciones. La cruz, antes de la muerte de Jesucristo, fue la señal de los criminales condenados a muerte. Pero Cristo la santifico con su sangre. Decía San Pablo: “Nosotros predicamos a Jesucristo en la cruz, que es escándalo para los judíos, necedad para los gentiles, pero para nosotros, los llamados, sabiduría y fuerza de Dios” (1 Cor. 1,23). Donde hay cruz, señal de que hay cristianos. Si veis en las torres, en las puertas, en los caminos, en las cumbres, en las habitaciones, en los escritos, en los libros, en dondequiera, alguna cruz, es señal de que allí hay cristianos.—La Iglesia católica todo lo bendice y señala con la cruz: en el bautismo, en los Sacramentos todos, en las bendiciones, en las despedidas, en toda la liturgia; así como los nobles, o los soldados, o los de las sociedades llevan su contraseña o escudo en las banderas, en los vestidos, en los adornos, en las puertas, etc.

Puntos de Catecismo, Vilariño S.J.

Complementos del altar: El Caliz

Es el vaso sagrado en forma de copa, donde se pone el vino que se ha de consagrar. Ha de ser metálico, tan precioso como sea posible, con pie y nudo saliente entre éste y la copa propiamente dicha.

El cáliz sirve en la Santa Misa para poner el vino y unas gotas de agua, que, después de ofrecido y mediante la consagración, se convierte en la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

Antes los cálices tenían dimensiones mayores que los actuales.  Hay cálices valiosísimos, algunos son verdaderas obras de arte. Si no pueden ser de oro o de plata, por lo menos la copia ha de ser interiormente dorada.

Todo cuando pueda decirse de la riqueza de los cálices debe animarnos a embellecer nuestra alma en pureza y fervor para que al comulgar, Dios la encuentre pura y limpia como el cáliz. 

V Domingo después de Epifanía

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

Introito. Salm. 96.7-8.1-

Adorad a Dios sus ángeles todos; oyólo y alborozóse Sión, y regocijáronse las hijas de Judá.  V/.- Reina el Señor, rego­cíjese la tierra; alégrense todas las islas. Gloria al Padre,

Colecta.- Te rogamos, Señor, guardes a tu familia con una con­tinua piedad, para que sea siempre por ti defendida, pues se apoya en la sola esperanza de la gracia celestial. Por nuestro Señor.

Epístola. Col. 3.12-17.- 

Hermanos: Como escogidos que sois de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas de misericordia, de benignidad, humildad, modestia, paciencia: sufríos unos a otros y perdonaos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor os ha perdonado, así también hacedlo vosotros. Mas, sobre todo esto, tened caridad, que es el vínculo de perfec­ta perfección. Y triunfe vuestros corazones la paz de Cristo, a la que fuisteis llamados para formar un solo cuerpo. Sed agradecidos. La palabra de Cristo, more en vosotros abundantemente con toda sabiduría; enseñaos y amonestaos unos a otros, con salmos, himnos y cánticos espirituales, y cantad de corazón a Dios dándole gracias. Cualquier cosa que hagáis, sea de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, dando gracias a Dios Padre por medio de Jesucristo Señor nuestro.

Gradual. Salm. 101.16-17.-

Los pueblos venerarán tu nombre, Señor, y todos los reyes de la tierra tu gloria. Porque el Señor reedificará Sión y en ella será visto en su majestad. 

Aleluya.

Salm 96.1.- Aleluya, aleluya, V/. Reina el Señor; regocíjese la tierra, alégrense todas las islas. Aleluya.

Evangelio. Mat. 13.24-30.- 

En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas esta parábola: Es semejante el reino de los cielos a un hombre que sembró buena simiente en su campo. Y mientras dormían los hombres, vino cierto enemigo suyo y sembró cizaña en medio del trigo Y llegándose los criados del padre, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? Pues ¿Cómo tiene cizaña? Contestóles: Algún enemigo mío ha hecho esto. Replicaron los criados. Replicaron los criados: ¿Quieres que vayamos a recogerla? No, les respondió, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis con ella el trigo, Dejad crecer uno y otra hasta la siega; que al tiempo de siega diré a los segadores: Coged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla; mas el trigo guardadlo en mi granero.

Ofertorio. Salm. 117.16-17.- 

La diestra  del  Señor  ha obrado proezas, la diestra del Señor me ha ensalzado; no moriré, sino viviré, y pregonaré las obras del Señor.

Secreta.-

Te ofrecemos, Señor, hostias de propiciación, para que perdones misericordioso nuestras culpas, y dirijas tú mismo   nuestros   vacilantes corazones. Por nuestro Señor.

Prefacio de la Santísima Trinidad.-

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Señor, no en ­la individualidad de una persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos tam­bién de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distin­ción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la pro­piedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a  una voz. Santo…

Comunión. Luc.4.22.- 

Maravillávanse todos de las palabras que salían de la  boca  de Dios.

Poscomunión.-

Te rogamos, ¡oh Dios omni­potente!, nos concedas la gracia de conseguir el efecto de aquel don saludable, cuya prenda hemos recibido por estos misterios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATIN

Dóminica V Post Epiphaniam

II Classis

Introitus: Ps. xcvi: 7-8

Adoráte Deum omnes Angeli ejus: audívit, et lætáta est Sion: et exsultavérunt fíliæ Judæ. [Ps. ibid., 1]. Dóminus regnávit, exsúltet terra: læténtur ínsulæ multæ. Glória Patri. Adoráte Deum.

Oratio:

Famíliam tuam, quǽsumus, Dómine, contínua pietáte custódi: ut quæ in sola spe grátiæ cæléstis innítitur, tua semper protectióne muniátur. Per Dóminum.

Ad Colossenses iii: 12-17

    Léctio Epistolæ beáti Pauli Apóstoli ad Colossenses:


Fratres: Indúite vos ergo sicut elécti Dei sancti et dilécti víscera misericórdiæ, benignitátem, humilitátem, modéstiam, patiéntiam: subportántes ínvicem, et donántes vobismetípsis si quis advérsus áliquem habet queréllam: sicut et Dóminus donávit vobis, ita et vos. Super ómnia autem hæc, caritátem habéte, quod est vínculum perfectiónis: et pax Christi exúltet in córdibus vestris, in qua et vocati estis in uno córpore: et grati estóte. Verbum Christi hábitet in vobis abundánter, in omni sapiéntia, docéntes, et commonéntes vosmetípsos psalmis, hymnis, et cánticis spiritálibus, in grátia cantántes in córdibus vestris Deo. Omne quodcúmque fácitis in verbo aut in ópere, ómnia in nómine Dómini Jesu Christi, grátias agéntes Deo et Patri per Jesum Christum Dóminum nostrum.

Graduale Ps. ci: 16-17

Timébunt gentes nomen tuum, Dómine, et omnes reges terræ glóriam tuam. V. Quóniam ædificávit Dóminus Sion, et vidébitur in majestáte sua.
Allelúja, allelúja. [Ps. xcvi: 1] Dóminus regnávit, exsúltet terra: læténtur ínsulæ multæ. Allelúja.

Matthew xiii: 24-30 

    †     Sequéntia sancti Evangélii secúundum Matthæum.


In illo tempore: Dixit Jesus turbis parábolam hanc: Símile factum est regnum cælórum hómini, qui seminávit bonum semen in agro suo. Cum autem dormírent hómines, venit inimícus eius, et superseminávit zizánia in médio trítici, et ábiit. Cum autem crevísset herba, et fructum fecísset, tunc apparuérunt et zizánia. Accedéntes autem servi patris familias, dixérunt ei: » Dómine nonne bonum semen seminásti in agro tuo? Unde ergo habet zizánia?» Et ait illis: » Inimícus homo hoc fecit.» Servi autem dixérunt ei: «Vis, imus, et collígimus ea?» Et ait «Non: ne forte colligéntes zizánia, eradicétis simul cum eis et tríticum. Sínite útraque créscere usque ad messem, et in témpore messis dicam messóribus: ‘Collígite primum zizánia, et alligáte ea fascículos ad comburéndum, tríticum autem congregáte in hórreum meum.'»

Offertorium: Ps. cxvii: 16 et 17.

Déxtera Dómini fecit virtútem, déxtera Dómini exaltávit me: non móriar, se vivam, et narrábo ópera Dómini.

Secreta:

Hóstias tibi, Dómine, placatiónis offérimus: ut et delicta nostra miserátus absólvas, et nutántia corda tu dírigas. Per Dóminum.

Communio: Luc. iv: 22

Mirabántur omnes de his, quæ procedébant de ore Dei.

Postommunio: 

Quǽsumus, omnípotens Deus: ut illius salutáris capiámus efféctum, cujus per hæc mystéria pignus accépimus. Per Dóminum.

Festividad de Cristo Rey

INTROITO Apocalipsis 5,12; 1.6; Salmo 71,1

Digno es el Cordero, que ha sido degollado de recibir la potencia, la divinidad, la sabiduría la fortaleza y el honor. A él gloria y poder por los siglos de los siglos. V/.  Oh Dios, da tu equidad al Rey; y tu justicia al Hijo del Rey. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA

Omnipotente y sempiterno Dios, que has querido reunirlo todo en tu amado Hijo, Rey del universo; concédenos propicio que todos los pueblos, disgregados por la herida del pecado, se sometan a su suavísimo imperio. El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA Colosenses 1,12-20

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses

Hermanos: Damos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,  y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres,  visibles e invisibles. Tronos y Dominaciones,  Principados y Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

GRADUAL Salmo 71, 8.11

Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra. V/. Todos los reyes se prosternarán ante él, y le servirán todas las naciones.

ALELUYA Daniel 7, 14

Aleluya, aleluya. V/.  Su dominación es una dominación eterna, que no pasará; y su reino, un reino que jamás será destruido. Aleluya.

EVANGELIO Juan 18, 33-37

Continuación del santo Evangelio según San Juan.

En aquel tiempo: Dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?». Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?». Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». Pilato le dijo: «Entonces, ¿tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

OFERTORIO Salmo 2,8

Pídeme, y te daré las naciones por herencia y en posesión los confines de la tierra.

SECRETA

n verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias siempre y en todas partes, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que ungiste a tu unigénito Hijo y Señor nuestro Jesucristo, sacerdote eterno y rey de todos, con óleo de alegría, para que, ofreciéndose a sí mismo en el ara de la cruz, como víctima pacífica y sin tacha, obrase el misterio de la humana redención, y, una vez sometidas a su imperio todas las criaturas, entregase a tu infinita majestad un reino eterno y universal, reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz. Y por eso, con los Ángeles y .los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar.

COMUNIÓN Salmo 28,10-11

El Señor se sienta rey por siempre; el Señor bendecirá a su pueblo en la paz.

POSCOMUNIÓN

Alimentados con el pan que da la inmortalidad, te pedimos. Señor, que cuantos nos gloriamos de militar bajo las banderas de Cristo Rey, podamos con él mismo reinar por siempre en el cielo. El que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Complementos del altar: La Capa Pluvial

Parece que  antes, en las frecuentes procesiones que se hacían por los alrededores de los pueblos, los clérigos llevaban previsoramente para guardarse de posibles lluvias esta capa que, además de cubrirles el cuerpo, tenía entre los hombros una capucha para poder cubrirse la cabeza si empezaba a llover, por esto, pues hoy en día, por tal recuerdo a esta capa se la llama  pluvial, o sea para la lluvia.

Detalle de una Capa Pluvial

Conviene saber que es obligatoria cuando se tiene, para ciertas ceremonias o bendiciones más solemnes, por ejemplo, la bendición anual de las candelas; de las cenizas; de los ramos  de olivos y del fuego nuevo; también debe llevarse en la  bendición con la custodia durante la exposición  del Santísimo así como en la procesión eucarística.

No es de uso exclusivo de los sacerdotes; pero no pueden usarla los seglares.

Texto para meditar: XXI Domingo después de Pentecostés

Del Libro de los Deberes de S. Ambrosio, Obispo.


Lib. 1, cap. 41.


El valor resplandece en los reveses como en los triunfos: consideremos el fin de Judas Macabeo. Tras derrotar a Nicanor, lugarteniente del rey Demetrio, dirigiose contra el ejército del rey, de veinte mil hombres, frente a sus ochocientos; como éstos quisieran retirarse por temor a la multitud aplastante de enemigos, decidiolos a preferir una muerte gloriosa a una huida vergonzosa: “No echemos un borrón a nuestra gloria”. Duró el combate desde la mañana hasta la caída de la tarde. Sabiendo que el ala derecha del enemigo era la más fuerte, la atacó y la rompió fácilmente; mas persiguiendo a los fugitivos, el ala izquierda le atacó por detrás hallando así una muerte más gloriosa que los mismos triunfos.

Jonatas, combatiendo a los ejércitos reales con un puñado de hombres, viose abandonado de los suyos, y, sólo con dos guerreros, reanudó el combate, rechazó al enemigo, y reanimó a su gente fugitiva para que participaran del triunfo. Es un ejemplo insigne del valor guerrero en su aspecto más noble y hermoso: preferir la muerte a la servidumbre y a la deshonra. ¿Y los Mártires? Fijémonos en los jóvenes Macabeos. ¿No obtuvieron sobre el soberbio rey Antíoco una victoria no inferior a la de sus propios padres? Estos habían vencido por la fuerza de las armas; mas aquéllos vencieron desarmados.

Los siete hermanos, asediados por las legiones reales, se mantuvieron invencibles. Agotáronse todos los suplicios, fatigáronse los verdugos; mas los mártires no desfallecieron. A uno le arrancaron la piel de la cabeza, pero no decayó su valor; otro, al mandarle sacar la lengua para cortársela, exclamó: No sólo oye a los que hablan aquel Señor que oía a Moisés mientras callaba: llegan mejor a sus oídos los pensamientos secretos de los suyos que las voces de los demás. ¿Cómo temes los reproches de mi lengua y no temes los de mi sangre? También la sangre tiene su voz, y con esta voz clama a Dios, como lo hizo la sangre de Abel.

Vísperas del XXI Domingo después de Pentecostés

Rito de entrada

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, al Hijo, * y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, * por los siglos de los siglos. Amén.
Aleluya.

Salmos


Ant. Dijo el Señor a mi Señor: * Siéntate a mi diestra.


Salmo 109


Oráculo del Señor a mi Señor: * «Siéntate a mi derecha,
Y haré de tus enemigos * estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: * somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; * yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: * «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha, el día de su ira, * quebrantará a los reyes.
Dará sentencia contra los pueblos, amontonará cadáveres, * quebrantará cráneos sobre la ancha tierra.
En su camino beberá del torrente, * por eso levantará la cabeza.
V. Gloria al Padre, al Hijo, * y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, * por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra.

Ant. Grandes son las obras del Señor, * dignas de estudio para los que las aman.


Salmo 110


Doy gracias al Señor de todo corazón, * en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor, * dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra, * su generosidad dura por siempre;
Ha hecho maravillas memorables, * el Señor es piadoso y clemente. Él da alimento a sus fieles,
Recordando siempre su alianza; * mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
Dándoles la heredad de los gentiles. * Justicia y verdad son las obras de sus manos,
Todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, * se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo, * ratificó para siempre su alianza,
Su nombre es sagrado y temible. * Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
Tienen buen juicio los que lo practican; * la alabanza del Señor dura por siempre.
V. Gloria al Padre, al Hijo, * y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, * por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman.

Ant. El que teme al Señor * muy exacto es en cumplir sus mandamientos.


Salmo 111


Dichoso quien teme al Señor * y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra, * la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia, * su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, * clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. * El justo jamás vacilará,
Su recuerdo será perpetuo. * No temerá las malas noticias,
Su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, * sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, * y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará, rechinará los dientes hasta consumirse. * La ambición del malvado fracasará.
V. Gloria al Padre, al Hijo, * y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, * por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El que teme al Señor muy exacto es en cumplir sus mandamientos.

Ant. Sea el nombre del Señor * bendito por los siglos.


Salmo 112


Alabad, siervos del Señor, * alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor, * ahora y por siempre:
De la salida del sol hasta su ocaso, * alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos, * su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono * y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido, * alza de la basura al pobre,
Para sentarlo con los príncipes, * los príncipes de su pueblo;
A la estéril le da un puesto en la casa, * como madre feliz de hijos.
V. Gloria al Padre, al Hijo, * y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, * por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sea el nombre del Señor bendito por los siglos.

Ant. Nuestro Dios está en los cielos; * Él ha hecho todo cuanto quiso.


Salmo 113


Cuando Israel salió de Egipto, * los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario, * Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó, * el Jordán se echó atrás;
Los montes saltaron como carneros; * las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes, * y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; * colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra, * en presencia del Dios de Jacob;
Que transforma las peñas en estanques, * el pedernal en manantiales de agua.
No a nosotros, Señor, no a nosotros, * sino a tu nombre da la gloria;
Por tu bondad, por tu lealtad. * ¿Por qué han de decir las naciones: «Dónde está su Dios»?
Nuestro Dios está en el cielo, * lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, * hechura de manos humanas:
Tienen boca, y no hablan; * tienen ojos, y no ven;
Tienen orejas, y no oyen; * tienen nariz, y no huelen;
Tienen manos, y no tocan; tienen pies, y no andan; * no tiene voz su garganta:
Que sean igual los que los hacen, * cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor: * Él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor: * Él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor: * Él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de nosotros * y nos bendiga,
Bendiga a la casa de Israel, * bendiga a la casa de Aarón;
Bendiga a los fieles del Señor, * pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente, * a vosotros y a vuestros hijos;
Benditos seáis del Señor, * que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor, * la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor, * ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor * ahora y por siempre.
V. Gloria al Padre, al Hijo, * y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, * por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Nuestro Dios está en los cielos; Él ha hecho todo cuanto quiso.

Capítulo Himno Verso


2 Cor 1:3-4


Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias, y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras aflicciones.
R. Demos gracias a Dios.

Himno

Oh Dios de bondad, creador de la luz,
de quien procede la que ilumina nuestros días,
que, al disponer el origen del mundo,
creaste ante todo una luz nueva;

Tú que das el nombre de día al tiempo que transcurre
entre la aurora y el ocaso,
escucha nuestras preces y nuestras lágrimas,
ahora que viene la noche recordándonos las tinieblas del caos.

Que el alma abrumada por el peso de sus pecados,
mientras no piensa en las cosas eternas
y se halla prisionera de los vínculos de la culpa,
no sea desterrada del beneficio de la vida.

Haz que llamemos a la puerta del cielo;
que ganemos el premio de la verdadera vida;
que evitemos todo cuanto puede dañarnos;
que nos purifiquemos de todo mal.

Concédenoslo, oh Padre misericordiosísimo,
y Tú, el Unigénito igual al Padre,
que, con el Espíritu consolador,
reinas por todos los siglos.
Amén.

V. Ascienda, Señor, mi oración hacia ti.
R. Como el olor del incienso ante tu presencia.

Canticum: Magnificat


Ant.  ¡Siervo malvado! * Toda aquella deuda te la perdoné, porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? Aleluya.


(Cántico de la B. Virgen María * Lc 1, 46-55)


Proclama * mi alma la grandeza del Señor,
Se alegra mi espíritu * en Dios, mi salvador;
Porque ha mirado la humillación de su esclava. * Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: * su nombre es santo,
Y su misericordia llega a sus fieles * de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: * dispersa a los soberbios de corazón,
Derriba del trono a los poderosos * y enaltece a los humildes,
A los hambrientos los colma de bienes * y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, * acordándose de la misericordia,
Como lo había prometido a nuestros padres, * en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
V. Gloria al Padre, al Hijo, * y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, * por los siglos de los siglos. Amén.


Ant. ¡Siervo malvado! * Toda aquella deuda te la perdoné, porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? Aleluya.

Oración


V. Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a ti nuestro clamor.


Oremos.

Guarda, Señor, a tu familia con amor incansable, para que con tu protección se vea libre de toda adversidad y se consagre a tu nombre con la práctica del bien.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.

 
R. Amén.

Conclusión


V. Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a ti nuestro clamor.
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
V. Las almas de los fieles, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
R. Amén.