XVII domingo después de Pentecostés

El Santo Sacrificio de la Misa

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

INTROITO  Salmo 143, 137. 124. 1

JUSTO SOIS, Señor, y rectos vuestros juicios: mostrad con vuestro siervo vuestra gran misericordia. V/. Dichosos los que viven sin pecado; los que observan la ley del Señor. V/.  Gloria al Padre.  

COLECTA

DA, SEÑOR, a tu pueblo, evitar las asechanzas del demonio, y seguirte a ti, único Dios, con puro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo…

EPISTOLA  Ef 4, 1-6.

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS.

Hermanos: Yo, el prisionero por Cristo, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos; sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. Bendito sea por los siglos de los siglos. Amén.

GRADUAL Sal 32, 12. 6. 101, 2

DICHOSA LA NACIÓN cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él escogió por heredad. V/.La palabra del Señor hizo los cielos, el aliento de su boca, sus ejércitos.

ALELUYA. ALELUYA. V/. Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti. Aleluya.

EVANGELIO  Mt 22, 34-46

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO.

En aquel tiempo los fariseos se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó, para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? Él le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. «Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas. Y mientras; estaban reunidos los fariseos, Jesús les preguntó: ¿Qué pensáis del Mesías? ¿De quién es hijo? Ellos contestaron: De David. El replicó: Pues, ¿cómo David, inspirado, le da el título de Señor, cuando dice: «Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos un escabel para tus pies”? Pues entonces, si David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo? Ninguno pudo responderle una palabra. Y desde aquel día nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

CREDO

OFERTORIO Dan 9, 17- 19

YO, DANIEL, rogué a mi Dios, diciendo: Escuchad, Señor, las oraciones de vuestro siervo; ilustrad con el resplandor de vuestro rostro el santuario; y atended propicio a vuestro pueblo, sobre el cual, Dios mío, ha sido invocado vuestro Nombre.

SECRETA

HUMILDEMENTE ROGAMOS, Señor, a vuestra Majestad, que estos santos  Misterios que celebramos nos libren de los pecados pasados y futuros. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PREFACIO DE SANTÍSIMA TRINIDAD

EN VERDAD es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN    Sal 75, 12-13

CUMPLID VUESTROS VOTOS y presentad los al Señor Dios vuestro, que todos en torno de Él traigan ofrendas al Dios terrible, que quita el aliento a los príncipes; al Dios terrible sobre todo rey terrenal.

ORACIÓN POSTCOMUNIÓN

CON ESTOS MEDIOS de santificación, oh Dios omnipotente, queden curados nuestros vicios y nos procuren los celestiales remedios. Por Nuestro Señor Jesucristo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

INTROITO  Salmo 143, 137. 124. 1

JUSTUS ES, Dómine, et rectum judícium tuum: fac cum servo tuo secúndum misericórdiam tuam. V/. Beáti immaculáti in via: qui ámbulant in lege Dómini. V/. Glória Patri.

COLECTA

DA, QUǼSUMUS, Dómine, pópulo tuo diabólica vitáre contágia: et te solum Deum pura mente sectári. Per Dóminum…

EPISTOLA  Ef 4, 1-6.

LÉCTIO EPÍSTOLÆ BEÁTI PAULI APÓSTOLI AD EPHÉSIOS.

Fratres: Obsecro vos ego vinctus in Dómino, ut digne ambulétis vocatióne qua vocáti estis, cum omni humilitáte, et mansuetúdine, cum patiéntia subportántes ínvicem in caritáte, sollíciti serváre unitátem spíritus in vínculo pacis. Unum corpus, et unus spíritus, sicut vocáti estis in una spe vocatiónis vestræ. Unus Dóminus, una fides, unum baptisma. Unus Deus, et Pater ómnium, qui est super omnes, et per ómnia, et in ómnibus nobis. Qui est benedíctus in sǽcula sæculórum. Amen.

R/. Deo gratias.

GRADUAL Sal 32, 12. 6. 101, 2

BEÁTA GENS, cujus est Dóminus Deus eórum: pópulus, quem elégit Dóminus in hereditátem sibi. V/.Verbo Dómini cæli firmáti sunt: et spíritu oris ejus omnis virtus eórum.

ALLELÚIA, ALLELUIA. V/. Dómine exáudi oratiónem meam, et clamor meus ad te véniat.  Allelúja.

EVANGELIO  Mt 22, 34-46

SEQUENTIA SANCTI EVANGELII SECUNDUM MATTHǼUM.

In illo témpore: Accessérunt ad Jesum pharisǽi: et interrogávit eum unus ex eis legis doctor, temptans eum: «Magíster quod est mandatum magnum in lege?» Ait illi Jesus: «Díliges Dóminum Deum tuum ex toto corde tuo, et in tota ánima tua, et in tota mente tua. Hoc est máximum et primum mandátum. Secúndum autem símile est huic: díliges próximum tuum sicut te ipsum. In his duóbus mandátis univérsa lex pendet, et prophétæ.» Congregátis autem pharisǽis, interrogávit eos Jesus, dicens: «Quid vobis vidétur de Christo? cujus fílius est?» Dicunt ei: «David.» Ait illis: «Quomodo ergo David in spíritu vocat eum Dóminum, dicens: ‘Dixit Dóminus Dómino meo, sede a dextris meis, donec ponam inimícos tuos scabéllum pedum tuórum’? Si ergo David vocat eum Dóminum, quómodo fílius ejus est?» Et nemo póterat respondére ei verbum: neque ausus fuit quisquam ex illa die eum ámplius interrogáre.

R/. Laus tibi, Christe.

CREDO

OFERTORIO Dan 9, 17- 19

ORÁVI DEUM meum ego Dániel, dicens: «Exáudi, Dómine, preces servi tui: illúmina fáciem tuam super sanctuárium tuum: et propítius inténde pópulum istum, super quem invocátum est nomen tuum, Deus.»

SECRETA

MAJESTÁTEM TUAM, Dómine, supplíciter deprecámur: ut hæc sancta, quæ gérimus, et a prætéritis nos delíctis éxuant, et futúris.  Per Dóminum.

PREFACIO DE SANTÍSIMA TRINIDAD

VERE DIGNUM et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

ANTÍFONA DE COMUNIÓN    Sal 75, 12-13

VOVÉTE, ET RÉDDITE Dómino Deo vestro omnes, qui in circúitu ejus affértis múnera: terríbili, et ei qui aufert spíritum príncipum: terríbili apud omnes reges terræ.

ORACIÓN POSTCOMUNIÓN

SANCTIFICATIÓNIBUS TUIS, omnípotens Deus, et vítia nostra curéntur, et remédia nobis ætérna provéniant. Per Dóminum

Santa Misa

Homilía de san Juan Crisóstomo

Homilia nº  72 sobre san Mateo

Confundidos los saduceos, volvieron los fariseos a la carga, y aunque les habría convenido mas mantenerse quietos, prefirieron continuar la lucha; y enviaron por delante a un especialista en la interpretación de la Ley, a que preguntara a Jesús, no para instruirse, sino para tentarle, cual era el primer mandamiento de la Ley. Porque siendo el primer mandamiento: “Amarás al Señor  tu Dios”, pensaban ellos que Jesús, que se hacia Dios, alegaría razones para reformar este mandamiento, añadiéndole algo. ¿Qué hizo, pues, el Señor? Queriendo poner de manifiesto que el móvil que les había llevado a tentarle era su falta absoluta de caridad, hija de la envidia que les consumía, díjoles: “Amaras al Señor, Dios tuyo; este es el máximo y primer mandamiento. El segundo es semejante a este: Amaras a tu prójimo como a ti mismo”.

¿Por qué le es semejante? Porque el segundo conduce al primero, y de este recibe su fuerza. “Pues quien obra mal, odia la luz, y no se acerca a ella”. Y además; “Dijo el insensato en su corazón: No hay Dios”. Y mas aun: “Se corrompieron, y se hicieron en sus abominables en sus afanes”. Y también: “La avaricia es la reina de todos los males, de la cual, arrastrados algunos, se desviaron de la fe”. Y por ultimo: “Quien me ama guardara mis preceptos”, de los cuales es raíz y principio este: “Amaras al Señor, Dios tuyo, y a tu prójimo como a ti mismo”.

Si, pues, amar a Dios es también amar al prójimo (porque el Salvador dijo: “Si me amas, Pedro, apacienta mis ovejas”), y si el amor del prójimo hace que observemos los mandamientos, con razón anima el Señor que este doble amor contiene toda la Ley y los Profetas. Y así como hemos visto antes que, interrogado Jesucristo a propósito de la resurrección, dio una respuesta mas completa de lo que pedían los tentadores, así también, interrogado en la ocasión presente sobre si primer mandamiento, se refirió por su cuenta al segundo, que no dista mucho del primero, pues es semejante al mismo. Respondiendo así, dio a entender disimuladamente que los fariseos obraban al hacer estas preguntas instigados por el odio. “Pues la caridad, se ha dicho, no es envidiosa”.

29 de septiembre: San Miguel Arcángel

FIESTA DE Iª.

CONMEMORACIÓN DEL XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.

INTROITO Sal 102, 20. 101, 1.

Bendecid al Señor todo vosotros sus ángeles, poderosos guerreros que ejecutáis sus órdenes y dóciles a la voz de su palabra. V/.  Bendice, alma mía: al Señor; y todo mi ser bendiga su santo nombre. V/. Gloria.

COLECTA

OH DIOS, que, con admirable orden distribuyes los ministerios de los ángeles y de los hombres; concede propicio que nos protejan en la tierra los que sin cesar te asisten en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Conmemoración del XVI domingo después de Pentecostés:

Te suplicamos, Señor, que nos prevenga siempre y acompañe tu gracia, y nos haga solícitos y constantes en la práctica de las buenas obras. Por nuestro Señor.

EPISTOLA  Ap 1, 1-5

LECTURA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS DEL APOSTOL JUAN.

En aquellos días: Dios confió manifestar a sus siervos lo que ha de ocurrir en breve, enviando su ángel a su siervo Juan, el cual testifica, como palabra de Dios y testimonio de Jesucristo, todo lo que ha visto. Dichoso el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía y guardan las cosas en ella escritas, porque cerca está el tiempo: Juan a las siete Iglesias de Asia: gracia a vosotros y paz de parte del que es, que era y .que viene, de los siete espíritus .que están delante de su trono, y de Jesucristo, el testigo fiel, y primogénito de entre los muertos, el soberano de los reyes de la tierra, que nos ha amado y nos ha lavado nuestros pecados con su sangre.

GRADUAL Sal 102, 20. 1

Bendecid al Señor, todos vosotros sus ángeles, poderosos guerreros que ejecutáis sus órdenes. V/. Bendice alma mía al Señor y todo mi ser bendiga su santo nombre.

Aleluya. Aleluya. V/. Defiéndenos en la lucha, arcángel san Miguel, para que no perezcamos en el tremendo juicio Aleluya.

EVANGELIO Mt 18, 1-10

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le dijeron: ¿Quién es, pues, el mayor en el reino de los cielos? y llamando a un niño lo puso en medio de ellos y dijo: En verdad os digo, si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así, pues, el que se hace pequeño como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y el que recibe a uno de estos niños en mi nombre, a mí me recibe. Pero quien escandaliza a uno de estos niños que creen en mí, más le valiera que le colgaran alrededor del cuello una muela de molino y lo arrojaran a lo profundo del mar. ¡Ay del mundo a causa de sus escándalos! Fuerza es que ocurran escándalos; mas, ¡ay del hombre por quien viene el escándalo! Sí, pues, tu mano o pie te escandaliza, córtatelo y échalo lejos de ti; más te vale entrar en la vida manco o cojo, que ser arrojado con tus dos manos o tus dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo te escandaliza, arráncatelo y échalo lejos de ti: más te vale entrar con un solo ojo en la vida, que ser arrojado con tus dos ojos en la gehena del fuego. Cuidado con menospreciar a uno de estos niños, porque os digo que sus ángeles en los cielos, ven sin cesar el rostro de mi Padre que está en los cielos.

OFERTORIO  Ap 8, 3-4

PÚSOSE UN ÁNGEL cerca del altar del templo con un incensario de oro en la mano; y le dieron muchos perfumes y el humo de los aromas subió al acatamiento de Dios, aleluya.

SECRETA

TE OFRECEMOS, Señor, este sacrificio de alabanza, suplicándote humildemente lo admitas propicio por la intercesión de los ángeles, y nos concedas que favorezca nuestra salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

Conmemoración del Domingo XVI después de Pentecostés:

Te rogamos, Señor, nos purifiques en virtud del presente sacrificio; y hagas, por tu misericordia, que merezcamos participar de él. Por nuestro Señor Jesucristo.

PREFACIO DE LA SANTISIMA TRINIDAD

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distin­ción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. Santo…

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Dan 3, 58

ÁNGELES DEL SEÑOR, bendecid todos al Señor; alabadle, ensalzadle por todos los siglos.

ORACIÓN POSTCOMUNIÓN

Apoyados, Señor, en la intercesión de tu bienaventurado arcángel san Miguel, humildemente te suplicamos que lo que ha gustado nuestra boca penetre también en nuestra alma. Por nuestro Señor Jesucristo.

Conmemoración del Domingo XVI después de Pentecostés:

Te rogamos, Señor, purifiques benigno nuestras almas y las renueves con los sacramentos celestiales, a fin de recibir para nuestros cuerpos asistencia al presente y en el futuro. Por N. S.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

INTROITO Sal 102, 20. 101, 1.

BENEDÍCITE DÓMINUM, omnes Angeli ejus: poténtes virtúte, qui fácitis verbum ejus, ad audiéndam vocem sermónem ejus. V/.Bénedic, ánima mea, Dómino: et ómnia, quæ intra me sunt, nómini sancto ejus. V/.Glória Patri.

COLECTA

DEUS qui miro órdine, Angelórum ministéria hominúmque dispénsas: concéde propítius; ut, a quibus tibi ministrántibus in cælo semper assistitur, ab his in terra vita nostra muniatur. Per eúmdem Dóminum.

Commemoratio Dominica XVI Post Pentecosten V. Septembris

Tua nos, quǽsumus, Dómine, grátia semper et prævéniat et sequátur: ac bonis opéribus iúgiter præstet esse inténtos.
Per Dominum nostrum Iesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.

EPISTOLA  Ap 1, 1-5

LÉCTIO LIBRI APOCALÝPSIS BEÁTI JOÁNNIS APÓSTOLI.

In diébus iliis: Significávit Deus quæ opórtet fíeri cito, mittens per Angelum suum servo suo Joánni, qui testimónium perhíbuit verbo Dei, et testimónium Jesu Christi, quæcúmque vidit. Beátus qui legit, et audit verba prophetíæ hujus: et servat ea, quæ in ea scripta sunt: tempus enim prope est. Joánnes septem ecclésiis, quæ sunt in Asia. Grátia vobis, et pax ab eo, qui est, et qui erat, et qui ventúrus est: et a septem spirítibus, qui in conspéctu throni ejus sunt: et a Jesu Christo, qui est testis fidélis, primogénitus mortuórum, et princeps regum terræ, qui diléxit nos, et lavit nos a peccátis nostris in sanguine suo.

GRADUAL Sal 102, 20. 1

Benedícite Dóminum, omnes Angeli ejus: poténtes virtúte, qui fácitis verbum ejus. V/. Bénedic, ánima mea, Dóminum, et ómnia interióra mea nomen sanctum ejus.

Alleluia, alleluia. V/.- Sancte Míchæl Archángele, defénde nos in prælio: ut non pereámus in treméndo judício. Alleluia.

EVANGELIO Mt 18, 1-10

SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM MATTHÆUM.

In illo témpore: Accessérunt discípuli ad Jesum, dicéntes: «Quis, putas, major est in regno cælórum?» Et ádvocans Jesus párvulum, státuit eum in médio eórum, et dixit: «Amen, dico vobis, nisi convérsi fuéritis, et efficiámini sicut párvuli, non intrábitis in regnum cælórum. Quicúmque ergo humiliáverit se sicut párvulus iste, hic est major in regno cælórum. Et qui suscéperit unum párvulum talem in nómine meo, me súscipit. Qui autem scandalizáverit unum de pusíllis istis, qui in me credunt, expedit ei, ut suspendátur mola asinária in collo ejus, et demergátur in profúndum maris. Væ mundo a scándalis. Necésse est enim ut véniant scándala: verúmtamen væ hómini illi, per quem scándalum venit. Si autem manus tua, vel pes tuus scandalízat te, abscíde eum, et prójice abs te: bonum tibi est ad vitam ingredi débilem, vel claudum, quam duas manus, vel duos pedes habéntem mitti in ignem ætérnum. Et si óculus tuus scandalízat te, érue eum, et prójice abs te: bonum tibi est cum uno óculo in vitam intráre, quam duos óculos habéntem mitti in gehénnam ignis. Vidéte ne contemnátis unum ex his pusíllis: dico enim vobis, quia Angeli eórum in cælis semper vident fáciem Patris mei, qui in cælis est.»

OFERTORIO  Ap 8, 3-4

STETIT ANGELUS juxta aram templi, habens thuríbulum áureum in manu sua, et data sunt ei incénsa multa: et ascéndit fumus arómatum in conspéctu Dei, allelúja.

SECRETA

HÓSTIAS TIBI, Dómine, laudis offérimus, supplíciter deprecántes: ut eásdem, angélico pro nobis interveniénte suffrágio, et placátus accípias, et ad salútem nostram provenire concédas. Per Dóminum.

Commemoratio Dominica XVI Post Pentecosten V. Septembris

Munda nos, quǽsumus, Dómine, sacrifícii præséntis efféctu: et pérfice miserátus in nobis; ut eius mereámur esse partícipes.
Per Dominum nostrum Iesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.

PREFACIO DE LA SANTISIMA TRINIDAD

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo et Spíritu Sancto unus es Deus, unus es Dóminus: non in unius singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua glória, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto sine differéntia discretiónis sentímus. Ut in confessióne veræ sempiternǽque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in maiestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre cotídie, una voce dicéntes:

Sanctus, Sanctus, Sanctus Dóminus, Deus Sábaoth. Pleni sunt coeli et terra glória tua. Hosánna in excélsis. Benedíctus, qui venit in nómine Dómini. Hosánna in excélsis.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Dan 3, 58

BENEDÍCITE, omnes Angeli Dómini, Dóminum: hymnum dícite, et superexaltáte eum in sǽcula.

ORACIÓN POSTCOMUNIÓN

BEÁTI ARCHÁNGELI tui Michǽlis intercessióne suffúlti: súpplices te, Dómine, deprecámur; ut, quod ore proséquimur, contingámus et mente. Per Dóminum.

Commemoratio Dominica XVI Post Pentecosten V. Septembris:

Purífica, quǽsumus, Dómine, mentes nostras benígnus, et rénova cœléstibus sacraméntis: ut consequénter et córporum præsens páriter et futúrum capiámus auxílium.
Per Dominum nostrum Iesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.

Icono de San Miguel Arcángel

Sermón de San Gregorio, Papa.

Sermón 34 sobre el Evangelio.

Decimos que existen nueve ordenes de Angeles, porque la Sagrada Escritura menciona a los Angeles, Arcángeles, Virtudes, Potestades Principados, Dominaciones, Tronos, Querubines y Serafines. La existencia de los Angeles y de los Arcángeles la atestiguan casi todas las paginas de los libros sagrados. De los Querubines y Serafines hablan muchas veces, como sabemos, los libros de los Profetas. Además, el Apóstol san Pablo enumera cuatro ordenes cuando dice en su epístola a los efesios: “Sobre todo Principado, y Potestad, y Virtud, y Dominación”. Dice también escribiendo a los colosenses: “Ya sean Tronos, ya Potestades, ya Principados o Dominaciones”. Agregando, pues, los Tronos a las cuatro ordenes de que ha hablado a los efesios, tenemos cinco ordenes; y si les añadimos los Angeles, Arcangeles, Querubines y Serafines, vemos que existen realmente nueve ordenes de Angeles.

Con todo, conviene que sepamos que nombre de Angel es nombre de oficio y no de naturaleza. Ya que si aquellos espíritus de la patria celestial siempre son espíritus, no siempre pueden llamarse Angeles, puesto que lo son únicamente cuando anuncian alguna cosa. Por lo cual dice el Salmista hablando de Dios: “Que hace Angeles a sus espíritus”, como si dijera explícitamente: A aquellos a quienes tiene siempre como espíritus, los hace Angeles cuando le place. Ahora bien: los que anuncian las cosas menos importantes se llaman simplemente Angeles; pero los que anuncian los mas grandes misterios se llaman Arcangeles. De ahí es que a la Virgen María se le envío, no un Angel cualquiera, sino el Arcangel Gabriel, ya que tratándose del mas importante de los mensajes, convenía que desempeñara este ministerio uno de los mas grandes Angeles. Además, estos Arcangeles llevan nombres particulares que expresan los efectos de su operación. Así Miguel significa: ¿Quién como Dios?; Gabriel, fuerza de Dios; y Rafael, medicina de Dios.

Siempre que se trata de una cosa de las que requieren un poder extraordinario, la Escritura cita como enviado a Miguel, a fin de que tanto su nombre como el acto en si mismo manifiesten que nadie puede hacer lo que Dios hace con su poder incomparable. Así, hablando de aquel antiguo enemigo, que en su orgullosa ambición de igualar a Dios decía: “Yo subiré a los cielos, levantare mi trono sobre los astros del firmamento y seré semejante al Altísimo», y refiriéndose a la plenitud de su poder que le será dejada al llegar al fin del mundo antes de arrojarle definitivamente al suplicio eterno, se dice que luchara con el Arcángel Miguel. Así lo escribe san Juan: “Tuvo lugar un combate con el Arcángel Miguel”. También vemos que a María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: Fuerza de Dios. Venia efectivamente a anunciar a aquel que para vencer a las potestades aéreas se digno hacerse humilde. Por ultimo, como se ha dicho mas arriba, Rafael significa: Medicina de Dios. Y ciertamente cuando para desempeñar su misión curativa toco los ojos de Tobías, le libró de las tinieblas de su ceguera.

XV domingo después de Pentecostes

TEXTOS DE LA SANTA MISA EN ESPAÑOL

Introito. Salm. 85.1-4.-

Inclina Señor, tu oído a mis súplicas, y escúchame; salva, Dios mío, a tu siervo, que espera en ti; ten piedad de mi, .Señor, porque a ti clamo todo el día. Salmo.- Alegra el alma de tu siervo, porque a ti, Señor, tengo ele­vada mi alma. V/. Gloria al Padre.

Colecta.- 

Purifica, Señor, y fortalece a tu iglesia con una continua misericordia; y ya que sin ti no puede mantenerse salva, haz que sea siempre gobernada por tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

Epístola. Gál. 5.25-26; 6.1-10.- 

Hermanos: Si vivimos del Espíritu, sigamos también al Espíritu. No seamos ávidos de vanagloria, hostigándonos y envidiándonos mutuamente. Hermanos, si alguno incurriere en algún delito, vosotros, que sois espirituales, amonestadle con espíritu de mansedumbre. Y cuídate tú, que también tú puedes ser tentado. Sobrellevaos mutuamente, y así cumpliréis la ley de Cristo. Porque si alguno cree ser algo, no siendo nada, él mismo se engaña. Mas pruebe cada cual su obra, y así tendrá gloria sólo en sí mismo, y no en otro; porque cada cual llevará su propia carga. Y el que es enseñado en la palabra asista con todos sus bienes al que le enseña. No os engañéis: a Dios no se le puede burlar. Lo que siembre el hombre, eso cosechará. Y así, el que siembra en su carne, de la carne cosechará corrupción; mas el que siembra en el espíritu, del espíritu cosechará la vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo recoge­remos el fruto, si no desfallecemos. y así, mientras tenemos tiempo, hagamos bien a todos, y mayormente a nuestros hermanos en la fe.

Gradual. Salm. 91 2-3.-Bueno es alabar al Señor y cantar a tu nombre, ¡oh Altísimo! V/ Anunciar desde la mañana tu misericordia, y tu fidelidad hasta por la noche.

Aleluya. Salm. 94.3.-  Aleluya, aleluya. V/. Porque el Señor es Dios grande, y Rey grande sobre toda la tierra. Aleluya.

Evangelio. Luc. .7.11-16.- 

En aquel tiempo iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo: «No llores». Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!». El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo».

Ofertorio. Salm. 39.2-4.- 

Con paciencia aguardé al Señor, y volvió a mi su mirada y oyó mi ruego; y puso en mi boca un cántico nuevo, un himno en loor de nuestro Dios.

Secreta.-

¡Señor! que tus sacramen­tos nos guarden, y defiendan siempre contra las asechanzas del demonio. Por nuestro Señor.

Prefacio de- la Santísima Trinidad.- 

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu  Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz: Santo…

Comunión. Juan 6.52 .-

El pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo.

Poscomunión.- 

Que la virtud de este don celestial, Señor, penetre nuestras almas y cuerpos, para que no sea nuestro modo de ver, sino su efecto el que prevalezca siempre en nosotros. Por nuestro Señor.

TEXTOS DE LA MISA EN LATIN

Dominica Decima Quinta Post Penteconsten

II Classis

Introitus: Ps. lxxxv: 1 et 2-3

Inclína, Dómine, aurem tuam ad me, et exáudi me: salvum fac servum tuum, Deus meus, sperántem in te: miserére mihi, Dómine, quóniam ad te clamávi tota die .[Ps. ibid., 4]. Lætífica ánimam servi tui: quia ad te Dómine, ánimam meam levávi. Glória Patri…. Inclina….

Collect:

Ecclésiam tuam, Dómine, miserátio continuáta mundet et múniat: et quia sine te non potest salva consístere: tup semper únere bernétur. Per Dóminum.

Gal. v: 25-26; vi: 1-10

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Galatas.


Fratres: Si spíritu vívimus, spíritu et ambulémus. Non efficiámur inánis glóriæ cupidi, ínvicem provocántes, ínvicem invidéntes. Fratres, et si præoccupátus fúerit homo in áliquo delícto, vos, qui spiritáles estis hujúsmodi instrúite in spíritu lenitátis, consíderans te ipsum, ne et tu tentéris. Alter altérius ónera portáte et sic adimplébitis legem Christi. Nam si quis exístimat se áliquid esse, cum nihil sit, ipse se sedúcit. Opus autem suum probet unusquísque, et sic in semetípso tantum glóriam habébit, et non in áltero. Unusquísque enim onus suum portábit. Commúnicet autem is, qui catechizátur verbo, ei, qui se catechízat in ómnibus bonis. Nolíte erráre: Deus non inridétur. Quæ enim semináverit homo, hæc et metet. Quóniam qui séminat in carne sua, de carne et metet corruptiónem: qui autem séminat in spíritu, de spíritu metet vitam æternam. Bonum autem faciéntes, non deficiámus: témpore enim suo metémus, non deficientes. Ergo dum tempus habémus, operémur bonum ad omnes, máxime autem ad domésticos fidei.

Graduale Ps. Xci

Bonum est confitéri Dómino: et psállere nómine tuo, Altíssime. V. Ad anuntiándum mane misericórdiam tuam, et veritátem tuam per noctem.

Allelúja, allelúja. [Ps. xciv] Quóniam Deus magnus Dóminus, et Rex magnus super omnem terram. Allelúja.

Luc. xviii: 9-14

 +    Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam.


In illo témpore: Ibat Jesus in civitátem quæ vocátur Naim: et ibant cum illo discípuli eius, et turba copiosa. Cum autem adpropinquáret portae civitátis, ecce defúnctus efferebátur fílius únicus matri suæ: et hæc vídua erat: et turba civitátis multa cum illa. Quam cum vidísset Dóminus misericórdia motus super eam, dixit illi: «Noli flere.» Et accessit, et tétigit lóculum. (Hi autem, qui portábant, stetérunt.) Et ait: «Adulescens, tibi dico, surge.» Et resédit qui erat mórtuus, et cœpit loqui. Et dedit illum matri suæ. Accépit autem omnes timor: et magnificábant Deum, dicentes: «Quia prophéta magnus surréxit in nobis: et quia Deus visitávit plebem suam.

Offertorium: Ps. xxxix: 2, 3 et 4.

Exspéctans exspectávi Dóminum, et respéxit me: et exaudívit deprecatiónem meam: et immísit in os meum cánticum novum, hymnum Deo nostro.

Secreta:

Tua nos, Dómine, sacraménta custódiant: et contra diabólios semper tueántur incúrsus. Per Dóminum.

Communio: Joann. vi.

Panis, quem ego dédero, caro meo est pro sǽculi vita.

Postcommunio:

Mentes nostras, et córpora possídeat, quǽsumus, Dómine, doni cæléstis operátio: ut non noster sensus in nobis, sed júgiter ejus præveniat efféctus. Per Dominum.

Las cuatro témporas

Las obras de penitencia

De todos los días de la semana, los más importantes han sido desde la más remota antigüedad, el miércoles, viernes y sábado de las Cuatro Témporas. Primeramente la liturgia celebraba las Témporas sólo tres veces al año: en junio, septiembre y diciembre, correspondiendo a los tiempos en que los paganos celebraban en Roma las fiestas de las Estaciones, para invocar sobre la tierra el auxilio de los dioses: la fiesta de la mies (feriae messis) en junio; las de la vendimia (feriae vendimíales) en agosto o septiembre, y las de la sementera feriae sementinae) en diciembre, por la semilla oculta en la tierra.

Es muy creíble que la liturgia trató de substituir estas fiestas gentílicas con otras fiestas cristianas  lo cual no era admitir elementos paganos en la Liturgia, sino aprovechar sabiamente la ocasión de ellos para infiltrar el espíritu cristiano. Del propio modo que las referidas fiestas paganas sólo estaban determinadas de un modo general, y eran fijadas con precisión por los sacerdotes gentiles, estas fiestas cristianas fueron al principio movibles, y por eso se anunciaban con solemnidad, como días de bendición para la Naturaleza. Estas solemnidades se fijaron más adelante en determinadas semanas, y a las tres antiguas se agregaron las de la primera semana de Cuaresma.

Poco a poco se fueron juntando con estas fiestas cristianas de la vida que de nuevo germina y creer en la Naturaleza, las fiestas de la propagación de aquéllos que habían de trabajar por el reinado de la vida de la gracia en las almas. Por medio de las nuevas ordenaciones de Obispos y sacerdotes, que son constituidos con el sacramento del orden, se reparte y asegura siempre de nuevo la vida sobrenatural de las generaciones venideras.

Sabida cosa es, que antiguamente tenían lugar las órdenes en general en el mes de diciembre; más a no tardar, se trasladaron a las cuatro Témporas del año. Para dar más relieve a la doble festividad, se juntaron con ella visitas solemnes o Estaciones en las más célebres Basílicas de Roma. Se comenzaba, como aún se practica ahora, el miércoles por la Basílica de Santa María la Mayor, porque, como segunda catedral pontificia, representaba al apartado palacio de Letrán, residencia de los Papas, con situación propia para la afluencia del pueblo. Seguía el viernes, la iglesia de los Apóstoles, edificada por el gobernador bizantino Narsés, a honra de los santos Felipe y Santiago y de los demás Apóstoles, según el modelo de la iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla.

La conclusión de estas solemnidades litúrgicas tenía lugar junto al sepulcro del apóstol san Pedro, el cual, con el símbolo de las llaves, había recibido de Cristo la plenitud de la potestad de orden y de jurisdicción. Por los conceptos hasta aquí expresados, los oficios de las Cuatro Témporas encierran las siguientes ideas principales:

Consagración de la vida de la Naturaleza

Es a saber: a) Oración para obtener, la bendición de Dios sobre la Naturaleza, b) Penitencia por el abuso de los dones naturales (ayuno), c) Consagración de la misma Naturaleza a Dios (ofrecimiento de las primicias prescritas en el Antiguo Testamento). Oblación de objetos naturales para la liturgia: materia, y cuasi materia de los Sacramentos y Sacramentales, símbolos naturales del culto divino: luz, cera, ramas de árboles. d) Bendición de Dios sobre la Naturaleza.

Consagración de la. vida sobrenatural

El sacramento del Orden conferido en las Cuatro Témporas es el que constituye a los nuevos sacerdotes; mas los sacerdotes, en cierto sentido, y los Obispos en toda la plenitud de la palabra, son los padres y engendradores de la vida sobrenatural, por el Sacrificio y los Sacramentos; son los que sustentan, protegen y renuevan esta vida para los espiritualmente vivos, y en favor de los que carecen de la vida sobrenatural (sacramentos de vivos y de muertos). Esta vida fluye por su medio, desde Cristo a nosotros, en el Espíritu Santo. Todo esto nos representa la liturgia de las Témporas, con sus Ordenaciones y Estaciones en Santa María la Mayor, los Santos Apóstoles y San Pedro del Vaticano. Sobre este fondo común, ofrecen las Témporas de Adviento, Cuaresma, Pentecostés y septiembre, pensamientos propios, conformes con el carácter peculiar de los diversos períodos del año litúrgico.

Actualmente por ley universal de la Iglesia (canon 1252 § 2), está mandado que los miércoles, viernes y sábados de las Cuatro Témporas se observe el ayuno y la abstinencia. Esta práctica, inspirada en la costumbre de los hebreos de ayunar en los meses cuarto, quinto, séptimo y décimo, es antiquísima en la Iglesia católica. Según Dom G. Morin, O. S. B., el triple ayuno después de Pascua, fijado en la semana de Pentecostés, y en los muses de septiembre y diciembre (el de la primavera coincide siempre con el ayuno de cuaresma), fue introducido en la Iglesia romana después del Papa san León Magno (440-461). Según L. Duchesne, las Cuatro Témporas no son más que un recuerdo de la antigua semana litúrgica de Roma, un Ayuno real substituido al medio ayuno de las estaciones ordinaria (miércoles y viernes). El historiador Fischer quiere que el ayuno de los días de las Cuatro Témporas, proceda de tradición apostólica, según lo que se lee en el Breviario Romano en el día 14 de octubre, fiesta de san Calixto, Pontífice y Mártir, en las palabras siguientes: «(…) Estableció las cuatro Témporas del año, ordenando que indos guardasen el ayuna recibido por tradición apostólica».

Alfonso M. Gubianas, Nociones elementales de liturgia, pag. 161 y ss.

XIV domingo después de Pentecostés

TEXTOS DE LA SANTA MISA EN ESPAÑOL

Introito.

Oh Dios! escudo nuestro, levanta los ojos y mira el rostro de tu Ungido; porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.  Salmo.- ¡Cuán amables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma suspira y desfallece por los atrios del Señor. V/ Gloria.

Colecta.-

Te rogamos, Señor, guardes siempre misericordiosa­mente a tu Iglesia; y pues sin ti no puede sostenerse la humana naturaleza mortal, haz que tus auxilios la preserven siempre de lo nocivo y la dirijan a lo salu­dable. Por nuestro Señor.

Epístola. Gal. 5.16-24.

Hermanos: Vivid según el espíritu y no satisfaréis los apetitos de la carne. Porque la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu, contrarios a los de la carne; son entre sí opuestos, por lo cual no hacéis lo que queréis. Mas si os conduce el Espíritu, no estáis bajo la Ley. Manifiestas son las obras de la carne: fornicación, deshonestidad, lujuria, idolatría, magia, enemistades, pleitos, enojos, celos, riñas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, embriagueces, orgías, y cosas parecidas. Os prevengo, como ya tengo dicho, que los que tales cosas hacen no alcanzarán el reino de Dios. Al contrario, los frutos del Espíritu son: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimi­dad, mansedumbre, fe, modestia, continencia, castidad. Contra tales cosas no hay Ley. Pero los que son de Cristo, han crucificado su carne con sus pasiones y concupiscencias.

Gradual. Salm.117.8-9.-

Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre. V/ Mejor es esperar en el Señor que esperar en los príncipes.

Aleluya. Salm. 94.1.- Aleluya, aleluya. V/. Venid, cantemos alegres al Señor; aclamemos a Dios nuestro Salvador. Aleluya.

Evangelio. Mat. 6.24-33.-

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Nadie puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o al uno sufrirá y al otro despreciará. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os inquietéis por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No es más el alma que la comida, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo cómo no siembran, ni siegan, ni tienen graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. Pues ¿no valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Quién de vosotros, a fuerza de discurrir, puede añadir un codo a su estatura? y ¿por qué inquietaros por el vestido? Obser­vad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan. Y, sin embargo, yo os digo que ni Salomón en toda su gloria llegó a vestirse como uno de estos lirios. Pues si al heno del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así viste, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? No os preocupéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos cubriremos? Por estas cosas se afanan los paganos. Mas sabe vuestro .Padre celestial que las necesitáis. Buscad, pues, primero el reino de Dios y su justicia; y todo lo demás se os dará por añadidura.

Ofertorio. Salm. 33.8-9.- 

Acampará el ángel del Señor alrededor de los que le temen, y los librará; gustad y ved cuán bueno es el Señor.

Secreta.- 

Te rogamos, Señor, nos concedas que esta hostia saludable nos purifique de nuestros pecados y atraiga sobre nosotros el favor de tu potestad. Por nuestro.

Prefacio de la Santísima Trinidad.- 

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino .en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. .Santo…

Comunión.- 

Buscad primero el reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura; -dice el Señor-.

Poscomunión.- 

Oh Dios!, que tus sacramentos nos purifiquen y defiendan siempre; y produzcan en nosotros como efecto  la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica Decima Quarta Post Pentecosten

II Classis

Introitus: Ps. lxxxiii: 10-11

Protéctor noster, áspice, Deus, et réspice in faciem Christi tui: quia mélior est dies una in átriis tuis super míllia. [Ps  ibid., 2-3]. Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum! Concupíscit, et déficit ánima mea in átria Dómini. Gloria Patri. Protéctor noster.

Collect:

Custódi, Dómine, quǽsumus, Ecclésiam tuam propitiatióne perpétua: et quia sine te lábitur humána mortálitas; tuis semper auxíllis et abstrahátur a nóxiis, et ad salutária dirigátur. Per Dominum.

ad Gal. v: 16-24

Lectio Epistolae beati Pauli Apostoli ad Galatas.

Fratres: Spíritu ambuláte, et desidéria carnis non perficiétis. Caro enim concupíscit advérsus spíritum, spíritus autem advérsus carnem: hæc enim sibi ínvicem adversántur, ut non quæcúmque vultis, illa faciátis. Quod si spíritu ducímini, non estis sub lege. Manifésta autem sunt ópera carnis, quæ sunt fornicátio, inmundítia, luxúria, idolórum sérvitus, venefícia, inimicítiæ, contentiónes, æmulatiónes, iræ, rixæ, dissensiónes, sectæ, invídiæ, homicídia, ebrietátes, comesatiónes, et his simília: quæ prǽdico vobis, sicut prædíxi: quóniam, qui tália agunt, regnum Dei non consequéntur. Fructus autem Spíritus est: cáritas, gáudium, pax, patiéntia, benignitas, bonitas, longanímitas, mansuetúdo, fides, modéstia, continéntia, cástitas. Advérsus huiúsmodi non est lex.
Qui autem sunt Christi, carnem crucifixérunt cum vitiis et concupiscéntiis.

Graduale

Bonum est confídere in Dómine, quam confídere in hómine. V. Bonum est speráre in Dómino, quam speráre in princípibus.

Allelúia, allelúia. [Ps. xciv: 1] Veníte exsultémus Dómino, jubilémus Deo salutári nostro. Allelúia.

Matth. vi: 24-33

+    Sequentia sancti Evangelii secundum Matthǽum.

In illo tempore: Dixit Jesus discípulis suis: «Nemo potest duóbus dóminis servíre: aut enim unum ódio habébit, et álterum diliget: aut unum sustinébit, et alterum contémnet. Non potéstis Deo servíre et mamónæ. Ideo dico vobis, ne sollíciti sitis ánimae vestræ quid manducétis, neque córpori vestro quid induámini. Nonne ánima plus est quam esca: et corpus plus est quam vestiméntum? Respícite volatília cæli, quóniam non serunt, neque metunt, neque cóngregant in hórrea: et Pater vester cæléstis pascit illa. Nonne vos magis pluris estis illis? Quis autem vestrum cógitans potest adjícere ad statúram suam cúbitum unum? Et de vestiménto quid sollíciti estis? Consideráte lilia agri, quómodo crescunt: non labórant, necque nent. Dico autem vobis, quóniam nec Sálomon in omni glória sua coopértus est sicut unum ex istis. Si autem fœnum agri, quod hódie est, et cras in clíbanum míttitur, Deus sic vestit: quanto magis vos módicæ fidei? Nolite ergo sollíciti esse, dicentes: ‘Quid manducábimus,’ aut ‘quid bibemus,’ aut ‘quo operiemur’? Hæc enim ómnia gentes inquírunt. Scit enim Pater vester, quia his ómnibus indigétis. Quǽrite ergo primum regnum Dei, et justítiam eius: et hæc ómnia adjiciéntur vobis.»

Offertorium: Ps. xxxiii: 8 et 9.

Immíttet Angelus Dómini in circúitu timéntium eum, et erípet eos: gustáte, et vidéte, quóniam suávis est Dóminus.

Secreta:

Concéde nobis, Dómine, quǽsumus, ut hæc hóstia salutáris, et nostrórum fiat purgátio delictórum, et tuæ propitátio potestátes. Per Dominum.

Præfátio de Sanctíssima Trinitáte

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

Communio: Matth. vi: 33

Primum quǽrite regnum Dei, et ómnia adjiciéntur vobis, dicit Dóminus.

Postcommunio:

Purificent semper et múniant tua sacraménta nos, Deus: et ad perpétuæ ducant salvatiónis efféctum. Per Dominum.

Santa Misa

Homilía de San Agustín, Obispo.

Del Sermón de la Montaña, lib. 2

“Nadie puede servir a dos señores”. A esta misma idea se refiere lo que nuestro Señor expone a continuación: “Porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o si se sujeta al primero, mirara con desden al segundo” . Hay que examinar atentamente este pasaje.

Nuestro Señor mismo indica quienes son estos dos señores cuando añade: “No podéis servir a Dios y a Mammon”. Los hebreos dan, según dicen, a las riquezas el nombre de Mammón. En lengua púnica, este nombre tiene el mismo sentido, porque mammon significa ganancia.

Pero servir a Mammon, es también ser esclavo de aquel cuya perversidad le ha puesto a la cabeza de las cosas terrenales, y al cual llama el Señor: “príncipe de este mundo”. Por consiguiente, “o el hombre le odiara y amara a otro” , esto es, a Dios, “ o se sujetara a aquel y mirara con desden a este”. En efecto, el que se hace esclavo de las riquezas, se sujeta a un dueño duro y a un señor cruel; pues encadenado por su codicia, soporta la tiranía del demonio, y ciertamente, no le ama, porque .quien puede amar al demonio? Ello no obstante, lo soporta.

Con razón de esto, os digo: no os acongojéis por el cuidado de hallar que comer para sustentar vuestra vida, o de donde sacareis vestidos para cubrir vuestro cuerpo”. No sea que, después de renunciar a las cosas superfluas, se divida el corazón al buscar las cosas necesarias, y para adquirirlas se tuerza nuestra intención en las mismas obras que creemos realizar por un motivo de misericordia. Es decir, que, cuando al parecer nos desvivimos por los intereses del prójimo, no procuremos procuremos mas nuestro provecho que su utilidad, y con todo nos consideremos exentos de faltas al pretender solo lo necesario, y no lo superfluo.

XIII Domingo después de Pentecostés

Jesus Healing the Leper, 1864 (oil on canvas) by Doze, Jean-Marie Melchior (1827-1913) oil on canvas 105×135 Musee des Beaux-Arts.

Conmemoración de la Natividad de la Virgen.

TEXTOS DE LA SANTA MISA EN ESPAÑOL

Introito. Salm. 73, 19-23,1.- 

Acuérdate, Señor, de tu pacto y no olvides por siempre la vida de tus pobres. Levántate, Señor, y defiende tu causa, no olvides las voces de los que te buscan. Salmo.- ¡Oh Dios!, ¿por qué nos has desechado para siempre, y se ha enojado tu furor contra las ovejas que apacientas? V/. Gloria al Padre, y al Hijo.

Colecta.-

Oh Dios todopoderoso y eterno!, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad; y para que merezcamos conseguir los bienes que nos prometes, haznos amar lo que nos mandas. Por nuestro Señor.

Conmemoración de la Natividad de la Virgen

Te pedimos, Señor, que des a tus siervos el don de la gracia celestial; a fin de que los que hemos recibido las primicias de la salvación en el parto de la Virgen Santa; merezcamos un aumento de paz en la solemnidad de su Natividad. Por Nuestro Señor Jesucristo.

Epistola. Gál. 3.16-22.-

Hermanos: Las promesas se hicieron a Abraham y a su descendencia. No se dice: «Y a los descendientes», cual si se tratase de muchos, sino «y a tu descendencia», como si no hubiese más que uno, el cual es Cristo. Esto significa que un contrato hecho por Dios en debida forma, no lo abroga la Ley, que fue hecha cuatrocientos treinta años después, ni anula la promesa. Porque si la herencia se nos da por la Ley, ya no es por la promesa. Pero Dios por medio de la promesa hizo la donación a Abraham. ¿Para qué, pues, la Ley? Púsose en vista de las transgresiones hasta que viniese el descendiente a quien se había hecho la promesa. Ella ha sido promulgada por ángeles por medio de un mediador. Mas el mediador no es de uno solo, y Dios es solo. ¿Luego la Ley es contra las promesas de Dios? No. Si la Ley pudiese dar la vida, la justificación vendría verdaderamente de la Ley. Mas la Escritura todo lo dejó sujeto el pecado, para que la pro­mesa fuese dada a los creyentes por la fe en Jesucristo.

Gradual. Salm.73.20,19,22.-

Recuerda, Señor, tu alianza y no olvides para siempre las vidas de tus pobres. V/ Levántate Señor, y defiende tu causa: acuérdate del ultraje que se ha hecho a tus siervos.

Aleluya. Salm. 89.1.- Aleluya, aleluya. V/ Señor, tu has sido nuestro refugio de generación en generación. Aleluya.

Evangelio. Luc. 17.11-19.-

En aquel tiempo: Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba por medio de Samaria y de Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron diez leprosos, los cuales se pararon lejos y alzaron la voz, diciendo: Jesús, Maestro, apiádate de nosotros. El, al verlos, dijo: Id y mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, quedaron sanos. Y uno de ellos, cuando vio que había quedado limpio, volvió glorificando a Dios a grandes voces, y se postró en tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Era samaritano. Dijo entonces Jesús: ¿Pero no son diez los curados? ¿y los otros nueve, dónde están ? No ha habido quien volviese a dar gloria a Dios, sino este extranjero. Y le dijo: Levántate, vete, porque tu fe te ha salvado.

Ofertorio. Salm. 30.15-16.-

En ti Señor, he puesto mi esperanza; dije: Mi Dios eres tú, en tus manos están mis días.

Secreta.- 

Mira, Señor, propicio a tu pueblo y acepta sus dones; para que, aplacado con esta oblación, nos concedas el perdón y cuanto te pedimos. Por nuestro Señor.

Conmemoración de la Natividad de la Virgen

Señor, que la humanidad de tu Unigénito nos socorra; y así como naciendo de la Virgen Madre no mermó su Virginidad; sino que la hizo más pura; de la misma manera, purificándonos de nuestras culpas en la solemnidad de su Natividad, te haga aceptable nuestra ofrenda, Jesucristo, Señor nuestro. Que contigo.

Prefacio de la Santísima Trinidad.-

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. Santo…

Comunión.- 

Nos diste, Señor, pan del cielo, que encierra en sí todo deleite y todo sabor de suavidad.

Poscomunión.-

Recibidos, Señor, los sacramentos celestiales, sír­vannos de auxilio para adelantar en el camino de la salvación. Por nuestro Señor.

Conmemoración de la Natividad de la Virgen.-

Habiendo recibido, los sacramentos en la celebración de esta solemnidad anual; haz, Señor, que sean remedio  para vida presente y futura. Por Nuestro Señor Jesucristo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Introitus: Ps.lxxiii: 20, 19, et 23

Respice, Dómine, in testaméntum tuum, et ánimas páuperum tuórum ne derelínquas in finem: exsúrge, Dómine, et júdica causum tuam, et ne obliviscáris voces quæréntium te. [Ps. ibid., 1] Ut quid, Deus, repulísti in finem: irátus est furor super oves páscuæ tuæ? Gloria Patri Respice.

Collect:

Omnípotens, sempitérne Deus, da nobis fidei, spei, et caritátis augméntum: et, ut mereámur ássequi quod promíttis, fac nos amáre quod prǽcipis. Per Dóm.

Commemoratio Nativitate Beatæ Mariæ Virginis

Fámulis tuis, quǽsumus, Dómine, coeléstis grátiæ munus impertíre: ut, quibus beátæ Vírginis partus éxstitit salútis exórdium; Nativitátis eius votíva sollémnitas pacis tríbuat increméntum.
Per Dominum

Ad Gal. iii: 16-23

Lectio Epístolæ beati Pauli Apóstoli ad Gálatas.

Fratres: Abrahæ dictæ sunt promissiónes, et sémini ejus. Non dicit: «et semínibus,» quasi in multis, sed quasi in uno: Et sémini tuo, qui est Christus. Hoc autem dico: testaméntum confirmátum a Deo, quæ post quadringéntos et trigínta annos facta est lex, non írritam facit ad evacuándam promissiónem. Nam si ex lege hereditas, iam non ex promissióne. Abrahæ autem per repromissiónem donavit Deus. Quid igitur lex? Propter transgressiones posita est donec veniret semen, cui promiserat ordináta per Angelos in manu mediatoris. Mediator autem unius non est: Deus autem unus est. Lex ergo adversus promissa Dei? Absit! Si enim data esset lex, quæ posset vivificáre, vere ex lege esset iustitia. Sed conclusit Scriptura ómnia sub peccato, ut promíssio ex fide Iesu Christi darétur credéntibus.

Graduale Ps. lxx: 20, 19, et 23

Respice, Dómine, in testaméntum tuum, et ánimas páuperum tuórum ne obliviscáris in finem: v. Exsúrge, Dómine, et júdica causum tuam: memor esto oppróbrii servórum tuórum.
Alleluia, alleluia. [Ps. lxxxix] Dómine, refúgium factus es nobis a generatióne, et progénie. Alleluia.

 Luc. xvii: 11-19

+  Sequentia sancti Evangelii secundum Lucam.

In illo tempore: Dum iret Jesus in Jerúsalem, transíbat per médiam Samaríam et Galilǽam. Et cum ingrederétur quoddam castéllum occurrérunt ei decem viri leprósi, qui stetérunt a longe; et levavérunt vocem dicéntes: «Jesu, præcéptor, miserére nostri.» Quos ut vidit, dixit: «Ite, osténdite vos sacerdótibus.» Et factum est, dum irent, mundáti sunt. Unus autem ex illis, ut vidit quia mundátus est, regréssus est cum magna voce magníficans Deum, et cécidit in fáciem ante pedes eius, grátias agens: et hic erat Samaritánus. Respóndens autem Jesus, dixit: «Nonne decem mundáti sunt? et novem ubi sunt? Non est invéntus qui redíret, et daret glóriam Deo, nisi hic alienígena?» Et ait illi: «Surge, vade, quia fides tua te salvum fecit.»

Offertorium: Ps. xxx: 15-16.

In te sperávi, Dómine; dixi: Tu es Deus meus, in mánibus tuis témpora mea.

Secreta:

Propitáre Dómine, pópulo tuo, propitiáre munéribus: ut hac oblatióne placátus, et indulgéntiam nobis tríbuas, et postuláta concédas. Per Dóminum.

Commemoratio Nativitate Beatæ Mariæ Virginis

Unigéniti tui, Dómine, nobis succúrrat humánitas: ut, qui natus de Vírgine, matris integritátem non mínuit, sed sacrávit; in Nativitátis eius sollémniis, nostris nos piáculis éxuens, oblatiónem nostram tibi fáciat accéptam Iesus Christus, Dóminus noster:
Qui tecum.

Præfátio de Sanctíssima Trinitáte.

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

Communio: Sap. xvi: 20

Panem de cælo dedísti nobis, Dómine, habéntem omne delectaméntum, et omnem sapórem suavitátis.

Postcommunio:

Sumptis, Dómine, cæléstibus sacraméntis: ad redemptiónis ætérnæ, quǽsumus, proficiámus augméntum. Per Dóminum.

Commemoratio Nativitate Beatæ Mariæ Virginis

Súmpsimus, Dómine, celebritátis ánnuæ votiva sacraménta: præsta, quǽsumus; ut et temporális vitæ nobis remédia prǽbeant et ætérnæ. Per Dóminum.

HOMILIA DE SAN AGUSTIN, OBISPO.

Lib. 2, quest. sobre los Evang., cap. 40.

Acerca de los diez leprosos que el Señor curó, diciéndoles: “Id, mostraos a los sacerdotes”, puede uno preguntarse por que habiéndoles enviado el a los sacerdotes, quiso que quedasen curados en el camino. Con excepción de los leprosos, no vemos que enviase jamás a los sacerdotes a ninguno de los que le debieran la curación corporal. Porque también había limpiado de la lepra a aquel a quien dijo: “Anda, preséntate a los sacerdotes y ofrece por ti el sacrificio que ordeno Moisés, para que les sirva de testimonio”.

Preciso es, pues, investigar lo que significa en si la lepra. El Evangelio no dice de los que de ella fueron libertados, que fueran curados, sino purificados; es que, en efecto, la lepra altera el color de la piel sin privar ordinariamente de la salud o de la integridad de los sentidos y de los miembros.

A si pues, no sin razón pueden considerarse leprosos, aquellos que, privados de la ciencia de la verdadera fe, profesan las doctrinas variadas y cambiantes del error. Porque no ocultan su ignorancia, sino que la manifiestan a la luz del día, como si fuera una ciencia superior, y la exponen en discursos llenos de jactancia. Ahora bien, no hay falsa doctrina que no contenga alguna mezcla de verdad. Pues esa mezcla confusa de verdades y errores que se puede observar en una misma controversia o relación humana, como matices diversos en la coloración del mismo cuerpo, es representada por la lepra, que macula por modo desigual los cuerpos humanos como tintes de verdaderos y falsos colores. A Iglesia, de tal manera debe de apartar de si esta especie de leprosos que, a ser posible, al verse apartados por ella de los demás, se sientan movidos a llamar con grandes voces a Jesucristo, como aquellos diez leprosos “que manteniéndose alejados de el, le gritaron, diciendo: Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros”.

El mismo nombre de “Maestro”, que no consta lo hubiese dado al Señor ningún otro de los que le pidieron la salud corporal, demuestra suficientemente que la lepra es figura de la falsa doctrina, de cuya mancha corresponde solo a un buen maestro el purificarnos.

XII Domingo después de Pentecostés

II CLASE

TEXTOS DE LA SANTA MISA

Introito. Salm. 69.2-4.-

Oh Dios!, ven en mi socorro; Señor, corre a ayudarme. Confusos y avergonzados queden mis enemigos, los que me persiguen a muerte. Salmo. Arrédrense y sean confundidos los que meditan males contra mí.  V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Colecta.- Omnipotente y misericordioso Dios, que concedes a tus fieles poder servirte digna y laudablemente; haz, te suplicamos, que corramos sin tropiezo a la consecución de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Epístola. 2 Cor. 3.4-9.-

Hermanos: Tal es la confianza que tenemos en Dios por Cristo; no que podamos pensar algo bueno como propio nuestro, sino que nuestra suficiencia nos viene de Dios. Él nos ha hecho idóneos ministros de una nueva alianza; no de la letra, sino del espíritu, porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Pues si el ministerio de muerte, grabado con letras sobre piedras, fue tan glorioso que no podían los hijos de Israel fijar la vista en el rostro de Moisés, por la gloria pasajera de su cara, ¿cómo no había de tenerla mayor el ministerio del Espíritu? Si el ministerio de la condenación era glorioso, mucho más glorioso será el ministerio de la justicia.

Gradual. Salm.33.2-3.-

Alabaré al Señor en todo tiempo; no cesarán mis labios de alabarle. V/ En el Señor se gloriará mi alma; lo oirán los humildes y se alegrarán.

Aleluya. Salm. 87.2.-  Aleluya, aleluya. V/. Señor, Dios de mi salvación: día y noche clamo en tu presencia. Aleluya.

Evangelio. Luc. 10-23-37.-

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis. Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que  vosotros veis y no lo vieron, oír lo que vosotros oís y no lo oyeron. Levantóse en esto un doctor de la Ley y le dijo por tentarle: Maestro, ¿qué haré para poseer la vida eterna? y él le contestó:¿Qué es lo que se halla es­crito en la Ley? ¿Qué lees en ella? Respondió él: Amarás al Señor, tu Dios, con .todo tu corazón, y toda tu alma, con todas tus fuerzas; y todo tu entendimiento; y tu prójimo como a ti mismo. Bien has respondido, dijole Jesús: haz eso, y vivirás. Mas él, queriendo jus­tificarse, preguntó de nuevo: y ¿quién es mi prójimo? Entonces Jesús, tomando la palabra- dijo: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jeri­có y cayó en manos de unos ladrones, los cuales le despojaron y, después de herirle, se fueron, dejándole medio muerto. Llegó a pasar por el mismo camino un sacerdote; y, aunque le vio, pasó de largo. Asimismo, un levita, y llegando cerca de aquel lugar, le vio, y pasó también de largo. Mas llegó igualmente un viajero sama­ritano, y al verle, movióse a compasión. Y acercándose, le vendó las heridas, y echó en ellas aceite y vino; y montándole en su jumento, lo llevó a una venta y le cuidó. Y al día siguiente sacó dos denarios, y dióselos al posadero diciéndole: Cuídamelo, y cuanto gastares de más, te lo abonaré cuando vuelva. ¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Respondió el doctor: El que usó con él de misericordia. Dijole Jesús: Pues vete y haz tú otro tanto.

Ofertorio. Ex. 32.11,13,14.-

Oró Moisés al Señor, su Dios, y dijo: ¿Por qué, Señor, te irritas contra tu pue­blo? Apláquese tu ira; acuér­date de Abraham, de Isaac y de Jacob, a los que juraste da­rías tierra que fluyera leche y miel, y se aplacó el Señor, y no ejecutó el castigo con que había amenazado a su pueblo.

Secreta.-

Te rogamos, Señor, mires propicio los presentes que ofrecemos en los sagrados altares, para que, consiguiéndonos el perdón, rindan honor a tu santo nombre. Por nuestro Señor.

Prefacio de la Santísima Trinidad.- 

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino -en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la pro­piedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

Comunión. Salm. 103.13.14.-

Del fruto de tus obras, Señor, se sacia la tierra. Tú haces producir a la tierra el pan, el vino que alegra e] corazón del hombre, el aceite que ilumina los rostros. y el pan que fortalece el corazón del hombre.

Poscomunión.-

Te suplicamos, Señor, nos dé una nueva vida la participación de este santo misterio, y nos sirva de expia­ción al propio tiempo que de fortaleza. Por nuestro Se­ñor Jesucristo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica Duodecima post Pentecosten

II Classis

Introitus: Ps. lxix: 2-3

Deus in adjutórium meum inténde: Dómine ad adjuvándum me festína: confundántur et revereántur inimíci me, qui quærunt ánimam meam. [Ps. ibid., 4] Avertántur retrórsum et erubéscant : qui cógitant mihi mala. Glória Patri. Deus in adjutórium meum.

Collect:

Omnípotens et miséricors Deus, de cujus múnere venit, ut tibi a fidélibus tuis digne et laudabíliter serviátur: tríbue, quǽsumus, nobis; ut ad promissiónes tuas sine offensióne currámus. Per Dóminum.

2 ad Cor. iii: 4-9

Lectio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Corínthios.

Fratres: Fidúciam autem talem habémus per Christum ad Deum: non quod sufficiéntes simus cogitáre áliquid a nobis, quasi ex nobis: sed sufficiéntia nostra ex Deo est: qui et idóneos nos fecit minístros novi testaménti: non líttera sed Spíritu: líttera enim occídit Spíritus autem vivíficat. Quod si ministrátio mortis, lítteris deformáta in lapídibus, fuit in glória; ita ut non possent intendére fílii Israël in fáciem Móysi, propter glóriam vultus eius quæ evacuátur: quomodo non magis ministrátio Spíritus erit in glória? Nam si ministrátio damnatiónis glória est: multo magis abundat ministérium justítiæ in glória.

Graduale Ps. xxxiii: 2-3

Benedícam Dóminum in omni témpore: semper laus ejus in ore meo. v. In Dómino laudábitur ánima mea: áudiant mansuéti, et læténtur.

Allelúja, allelúja. [Ps. lxxxvii: 2] Dómine Deus, salútis meæ, in die clamávi et nocte coram te. Allelúja.

Luc. x: 23-37

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam.

In illo témpore: Dixit Jesus discípulos suis: «Beáti oculi qui vident quæ vidétis. Dico enim vobis, quod multi prophétæ et reges voluérunt vidére quæ vos vidétis, et non vidérunt: et audíre quæ audítis, et non audiérunt.» Et ecce quidam legisperétus surréxit, temptans illum, et dicens: «Magíster quid faciéndo vitam ætérnam possidébo?» At ille dixit ad eum: «In lege, quid scriptum est? quómodo legis?» Ille respóndens, dixit: «Díliges Dóminum Deum tuum ex toto corde tuo, et ex tota anima tua, et ex ómnibus víribus tuis, et ex omni mente tua: et próximum tuum sicut te ipsum.» Dixítque illi: «Recte respondísti: hoc fac et vives.» Ille autem volens justificáre seípsum, díxit ad Jesum: «Et quis est meus próximus?» Suscípiens autem Jesus, dixit: «Homo quidam descendébat ab Jerúsalem in Jéricho, et íncidit in latrónes, qui étiam despoliavérunt eum: et plagis impósitis abiérunt, semívivo relícto. Accídit autem, ut sacérdos quidam descendéret eadem via, et viso illo præterívit. Simíliter et levíta, cum esset secus locum, et vidéret eum pertránsiit. Samaritánus autem quidam iter fáciens, venit secus eum: et videns eum, misericórdia motus est. Et apprópians, alligávit vúlnera eius, infúndens óleum et vinum: et inpónens illum in juméntum suum, duxit in stábulum, et curam eius egit. Et áltera die prótulit duos denários, et dedit stabulário, et ait: ‘Curam illius habe: et quodcúmque supererogáveris, ego cum redíero, reddam tibi.’ Quis horum trium vidétur tibi próximus fuísse illi, qui íncidit in latrónes?» At ille dixit: «Qui fecit misericórdiam in illum.» Et ait illi Jesus: «Vade, et tu fac simíliter.»

Offertorium: Ps. xxiv: 1-3.

Præcátus est Móyses in conspéctu Dómini Dei sui, et dixit: «Quare, Dómine, irásceris in populo tuo? Parce iræ ánimæ tuæ: moménto Abraham, Isaac, et Jacob, quibus jurásti dare terram fluéntem lac et mel.» Et placátus factus est Dóminus de malignitáte, quam dixit fácere populo suo.

Secreta:

Hóstias, quǽsumus, Dómine, propítius inténde, quas sacras altáribus exhibémus: ut nobis indulgéntiam largiéndo, tuo nómine dent honórem. Per Dóminum.

Communio: Ps. ciii: 13 et 14-15

De fructu óperum tuorum, Dómine, satiábitur terra: ut edúcas panem de terra, et vinum lætíficet cor hóminis: ut exhílaret fáciem in óleo, et panis cor hóminis confírmet.

Postcommunio:

Vivíficet nos, quǽsumus, Dómine, hujus participátio sancta mystérii: et páriter nobis expiatiónem tríbuat, et munímen. Per Dóminum.

HOMILIA DE DOM GUERANGUER AÑO LITURGICO. XII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTES.

EL MINISTERIO NUEVO ESTÁ SOBRE EL ANTIGUO. —

Cuando San Pablo hizo la apología del ministerio cristiano, sus enemigos le acusaron en seguida de haber hecho orgullosamente su propia apología. El se defiende. No reivindica para sí otro mérito sino el de haber sido el dócil instrumento de Dios. Esto es lo que deberán ser siempre los predicadores y misioneros del Evangelio. Saben bien que el éxito de su apostolado depende de la humilde obediencia con que dejen a Dios obrar en ellos y por ellos. No van en busca de su propia gloria, sino de la de Dios.

El haber sido proclamada de este modo su humildad, no obsta absolutamente nada para que el ministerio con que Dios ha investido a los Apóstoles, sea tenido por ellos a grandísima honra. Pues este ministerio, a pesar de lo que digan ciertos fieles de Corinto muy impresionados por las argucias de los judíos, es mayor y más glorioso que el del mismo Moisés. El, en efecto, trae la nueva ley, completamente llena del Espíritu de Cristo, de este Espíritu Santo vivificador y santificador, que procura que cada fiel se adentre en la familia de las tres Personas divinas. El mensaje de Moisés, por el contrario, aunque trajo al mundo una grandísima esperanza, no era, con todo eso, sino letra muerta.

Moisés no promulgó sino ritos materiales, prohibiciones y condenaciones que no podían abrir a nadie el cielo. Sin duda alguna, Moisés fue asimismo un fiel instrumento de Dios. Y para dar crédito a la autoridad divina de su ministerio, Dios no le dejó nunca sin un signo visible: siempre que Moisés entraba en el tabernáculo para conversar cara a cara con Dios y recibir las órdenes de la ley antigua, salía con el semblante resplandeciente de luz, de suerte que después de haber transmitido el mensaje divino, debía cubrirse con el velo para no deslumbrar al pueblo.

Mas, fundándose en este milagro, no podría tomarse ningún argumento para ensalzar el ministerio de Moisés sobre el ministerio de los Apóstoles. Pues no se pueden medir estas dos Alianzas con la misma medida: la nueva Alianza sobrepasa infinitamente a la antigua, y, si bien es cierto que la gloria del ministerio apostólico es diferente de la del ministerio mosaico, con todo eso, necesariamente es mucho mayor.

LA GLORIA DE AMBOS MINISTERIOS. –

Por lo demás, la gloria que resplandecía en la faz de Moisés, era de tal naturaleza que, lejos de probar la superioridad de su ministerio sobre el de los Apóstoles, por el contrario demostraba su irremediable inferioridad. San Pablo tiene empeño en decirlo para no dejar asidero a ninguna objeción, y esto lo hace en los versículos que siguen inmediatamente a los de la Epístola de este Domingo doce.

Ciertamente que el ministerio de Moisés estaba aureolado con una luz divina tan poderosa, que debía cubrirse con un velo para no deslumbrar los ojos del pueblo. Mas este velo, recuerda San Pablo, tiene otro significado. Moisés cubriase el rostro con él, «¡para que los hijos de Israel no viesen desaparecer este resplandor pasajero!»

Así como la misma ley que promulgaba, era pasajera, del mismo modo lo era la gloria que tenía por fin darla crédito: este era un resplandor precario, momentáneo. No era sino una figura de la gloria, verdadera, durable, sustancial y eterna de aquellos que habían de anunciar una alianza que no terminará, una ley de caridad que nunca pasará. El ministerio cristiano no goza en este mundo de un resplandor visible; pero imita y prosigue el ministerio de Cristo en las pruebas, persecuciones y humillaciones, con el fin de conseguir la salvación del mundo. ¿No es suficiente esto, aun a pesar de las apariencias, para demostrar que es sobreabundante y eternamente glorioso?

He aquí una gran lección para los fieles, los cuales no deben olvidarse de rodear de respeto y de honor a quienes Dios ha escogido para que les anuncien, en su nombre, las palabras de salvación. Con frecuencia, son poco conocidos del mundo. Mas a los ojos de la fe están rodeados de resplandor mayor aún que el del rostro mismo de Moisés.

LA CONTEMPLACIÓN. —

Se podría sacar otra lección de esta bella Epístola. Moisés es, en el caso, imagen de la oración contemplativa y de sus maravillosos efectos. El privilegio de que sólo él fue dotado en la antigua alianza, de poder conversar con Dios cara a cara y de verse inundado de su resplandor, puede obtenerlo todos los días el simple fiel en la nueva alianza. Si queremos, seremos, en efecto, «como Moisés cuando conversaba con el Señor y vivía junto a El. Todos nosotros leemos con libertad, en el espejo del Evangelio, la gloria y perfecciones del Señor. Podemos mantener por completo nuestra alma en la asidua contemplación de esta belleza. ¡Oh dulce maravilla! Presupuesto nuestro consentimiento en las renuncias previas, esa belleza sobrenatural del Señor, ya de suyo atrayente, resulta también activa; y con la asiduidad de nuestras miradas interiores, llega a invadirnos y transfigurarnos. Dícese de ciertos mármoles, que con el tiempo, fijan en sí la luz y se hacen fosforescentes bajo la acción del sol. Nuestra alma no es tan dura como el mármol; y en efecto, mientras la ley es impotente, he aquí que a fuerza de mirar al Señor, nuestra vida se une a El más estrechamente; se baña en su resplandor y sufre su acción secreta; de día en día y de escalón en escalón, se acerca cada vez más a su belleza, como llevada hacia Cristo por el soplo del Espíritu de Cristo»

El género humano, sacado de su mutismo secular y colmado al mismo tiempo con los dones divinos, canta en el Gradual el agradecimiento que de su corazón rebosa.

EL MANDAMIENTO DEL AMOR. —

«Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo.» La Iglesia, en laHomilía que hoy presenta, como de costumbre, asus fieles, sobre el texto sagrado’, no extiendesu interpretación más allá de la pregunta deaquel doctor de la ley: basta con demostrar que,según su modo de pensar, la última parte delEvangelio, aunque más larga, no es sino una conclusiónpráctica de la primera, según esta expresión

del Apóstol: La fe obra por medio de la caridad. Y, efectivamente, la parábola del buenSamaritano, que por otro lado, tiene tantas aplicacionesdel más elevado simbolismo, no fue expuestapor los labios del Señor, en su sentido literal,sino para destruir perentoriamente las restriccionesque habían hecho los judíos en elgran precepto del amor.

Si toda perfección se halla condensada en el amor, si ninguna virtud produce sin él su fruto para la vida eterna, el amor mismo no es perfecto si no se extiende también al prójimo; y en este último sentido, sobre todo, dice San Pablo que el amor es el cumplimiento de la ley y que es la plenitud de toda ella. Porque la mayoría de los preceptos del Decálogo, se refieren directamente al prójimo, y la caridad debida a Dios, no es perfecta sino cuando se ama juntamente con Dios a lo que El ama, es decir, aquello que hizo a su imagen y semejanza’. De suerte que el Apóstol, no distingue, como lo hace el Evangelio, entre los dos preceptos del amor, pues osa decir: «Toda la ley está contenida en estas palabras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

EL PRÓJIMO. —

Pero cuanto mayor es la importancia de este amor, tanto mayor es también la necesidad de no equivocarse acerca del significado y extensión de la palabra prójimo. Los judíos no consideraban como tales sino a los de su raza, siguiendo en ello las costumbres de las naciones paganas, para quienes los extranjeros eran enemigos. Mas he aquí que interrogado por un representante de esta ley mutilada, el Verbo divino, autor de la ley, la restablece por entero.

Pone en escena a un hombre que sale de la ciudad santa, y a un Samaritano, el más despreciado de los extranjeros enemigos y el más odioso para un habitante jerosolimitano. Y, con todo eso, por la confesión del doctor que le interroga, como indudablemente de todos los que le escuchan, el prójimo, para el desdichado caído en manos de los ladrones, no lo es tanto en este caso el sacerdote o el levita de su raza, como el extranjero Samaritano, que, olvidando los resentimientos nacionales, ante su miseria, no ve en él sino a su semejante. Convenía decir que ninguna excepción podía prevalecer contra la ley suprema del amor, tanto aquí abajo como en el cielo; y que todo hombre es nuestro prójimo, a quien podemos hacer o desear el bien, y que es nuestro prójimo todo aquél que practica la misericordia, aunque sea Samaritano.

XI Domingo después de Pentecostés

Curación del ciego

II CLASE

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

Introito. Salm. 67.6-7,36,2.-

Dios mora en su santa casa; a los desvalidos da un hogar y a su pueblo, fuerza y poder.  Salmo.- Levántese Dios y desaparezcan sus enemigos; y huyan de su presencia los que le odian. V/. Gloria a Padre, y al Hijo.

Colecta.- 

Omnipotente y eterno Dios, cuya infinita bondad rebasa los méritos y aun los deseos de los suplicantes; derrama sobre nosotros tu mi­sericordia, y perdona lo que nuestra conciencia teme, dándonos aun lo que no osamos pedirte. Por nuestro Señor Jesucristo.

Epístola. 1 Cor. 15.1-10.- 

Hermanos: Os recuerdo el Evangelio que os he predicado, que vosotros habéis recibido, en el cual estáis firmes, y por el que os salváis, si lo conserváis cual os lo he anunciado, porque, de otra suerte, en vano habríais creído. En primer lugar, os he enseñado lo mismo que yo aprendí, a saber, que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, y que fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y después a los once. Luego se dejó ver de más de quinientos hermanos a la vez; muchos de los cuales viven aún, aunque otros ya murieron. Después se dejó ver de Santiago, luego de los apóstoles todos; finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un abortivo. Pues yo soy el menor de los apóstoles, que ni merezco ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Mas por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido estéril en mi.

Gradual. Salm. 27.7.1- 

En Dios esperó mi corazón, y fui socorrido, y refloreció mi carne, y con todo mi corazón le alabaré. V/ .A ti, Señor, clamo; Dios mío, no te hagas sordo a mis ruegos ni te alejes de mi.

Aleluya. Salm.80.2-3.- Aleluya, aleluya. V/ Alabad a Dios, que es nuestra ayuda, celebrad al Dios de Jacob; cantad con el arpa y la citara. Aleluya.

Evangelio. Marc. 7.31-37.-

En aquel tiempo: Saliendo Jesús de tierras de Tiro, se fue por Sidón hacia el mar de Galilea, atravesando por mitad de la Decápolis. Y le trajeron un sordomudo, suplicándole pusiese la mano sobre él para curarle. Y apartándole del tropel de la gente, metió los dedos en sus oídos y con la saliva le tocó la lengua; y alzando los ojos al cielo, suspiró y díjole: ¡Éfeta!, que quiere decir abríos. Y al punto se le abrieron los oídos y se le soltó el impedimento de su lengua, y hablaba correctamente. Y les mandó que a nadie lo dijesen. Pero cuanto más se lo mandaba, tanto más lo divulgaban, y más crecía su pasmo; y decían: Todo lo ha hecho bien: ha hecho oír a los sordos, y hablar a los mudos.

Ofertorio. Salm.29.2-3.- 

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado, y no has dejado se rían de mí mis enemigos; Señor, he clamado a ti y me has sanado.

Secreta.- 

Te suplicamos, Señor, mires propicio el sacrificio que nosotros, tus siervos, te ofrecemos, para que te sea grato y sostenga nuestra fragilidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

Prefacio de la Santísima Trinidad.

En verdad es digno y  justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente  y eterno Dios, que con tu  unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un sólo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino .en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

Comunión. Prov. 3.9-10.-

Honra al Señor con todo tu haber y con las primicias de tus frutos; y se llenarán tus trojes de grano y tus lagares rebosarán de vino.

Poscomunión.-

Te rogamos, Señor, que experimentemos en el alma y en el cuerpo el refuerzo de tu sacramento, para que, salvados ambos, nos gloriemos con la plenitud del remedio celestial. Por nuestro Señor Jesucristo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica Undecima Post Pentecosten

II Classis

Introitus: Ps. lxvii: 6,7, et 36

Deus in loco sancto suo: Deus qui inhabitáre facit unánimes in domo: ipse dabit virtútem, et fortitúdinem plebi suæ. [Ps. ibid.] Exsúrgat Deus et dissipéntur inimíci ejus: et fúgiant, qui odérunt eum, a fácie ejus. v. Glória Patri. Deus in loco.

Collect

Omnípotens, sempitérnæ Deus, qui abundántia pietátis tuæ, et merita súpplicum excédis et vota: effúnde super nos misericórdiam tuam: et dimíttas quæ consciéntia métuit, ut adjícias quod orátio non præsúmit. Per Dóminum.

Lectio Epistolæ beati Pauli Apostoli ad Corinthios.

Fratres: Notum vobis fácio Evangélium quod prædicávi vobis, quod et accepístis, in quo et statis, per quod et salvámini: qua ratióne prædicáverim vobis, si tenétis, nisi si frustra credidístis. Trádidi enim vobis in primis, quod et accépi: quóniam Christus mórtuus est pro peccátis nostris secúndum Scriptúras: et quia sepúltus est, et quia resurréxit tértia die secúndum Scriptúras: et quia visus est Cephæ, et post hoc úndecim. Deínde visus est plus quam quingéntis frátribus simul, ex quibus multi manent usque adhuc, quidam autem dormiérunt. Deínde visus est Jacóbo, deínde apóstolis ómnibus: novíssime autem ómnium tamquam abortívo, visus est et mihi. Ego enim sum mínimus Apostolórum, qui non sum dignus vocári Apóstolus, quóniam persecútus sum Ecclésiam Dei. Grátia autem Dei sum id quod sum, et grátia ejus in me vácua non fuit.

Graduale Ps. xxvii: 7 et 1

In Deo sperávit cor meum, et adjútus sum: et reflóruit caro mea, et ex voluntáte mea confitébor illi. v. Ad te, Dómine, clamávi, Deus meus, ne síleas, ne discédas a me.

Allelúja, allelúja. [Ps. lxxx: 2 et 3] Exultáte Deo adjutóri nostro, jubiláte Deo Jacob: súmite psalmum jucúndum cum cíthara. Allelúja.

Marc. vi: 31-37

+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Marcum. 

In illo témpore: Exiens Jesus de fínibus Tyri, venit per Sidónem ad mare Galilǽæ, inter medios fines Decapóleos. Et addúcunt ei surdum et mutum, et deprecabántur eum, ut inpónat illi manum. Et apprehéndens eum de turba seórsum, misit dígitos suos in aurículas ejus: et éxpuens, tetígit linguam ejus: et suspíciens in cælum, ingémuit, et ait illi: «Ephphetha,» quod est, «adaperíre.» Et statim apértæ sunt aures ejus, et solútum est vínculum linguæ ejus, et loquebátur recte. Et præcépit illis, ne cui dícerent. Quanto autem eis præcipiébat, tanto magis plus prædicábant: et eo ámplius admirabántur, dicéntes: «Bene ómnia fecit, et surdos facit audíre, et mutos loqui.»

Offertorium: Ps. xxix: 2 et 3

Exaltábo te, Dómine, quóniam suscepísti me, nec delectásti inimícos meos super me: Dómine, clamávi ad te, et sanásti me.

Secreta:

Réspice, Dómine, quǽsumus, nostram propítius servitútem: ut, quod offérimus, sit tibi munus accéptum, et sit nostræ fragilitátis subsídium. Per Dóminum.

Præfátio de Sanctíssima Trinitáte

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

Communio: Prov. iii: 9-10

Honóra Dóminum de tua substántia, et de primítiis frugum tuárum: et implebúntur hórrea tua saturitáte, et vino torculária redundábunt.

Postcommunio:

Sentiámus, quǽsumus, Dómine, tui perceptióne sacraménti, subsídium mentis et córporis: ut in utróque salváti, cæléstis remédii plenitúdine gloriémur. Per Dóminum.

Homilía de San Gregorio, Papa.

Homilía 10 sobre Ezequiel, lib. 1

Por que Dios, Creador de todas las cosas, queriendo curar a un sordomudo, le metió los dedos en los oídos, y tocó su lengua con saliva? .Que designan los dedos del Redentor sino los dones del Espíritu Santo? Por esto, en otra ocasión, al lanzar un demonio, dijo: “Si yo lanzo los demonios con el dedo de Dios, es evidente que ha llegado el reino de Dios a vosotros”. Otro Evangelista refiere, con relación a este mismo milagro, que el Salvador dijo: “Mas si yo lanzo los demonios en virtud del Espíritu de Dios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros”. Se colige de ambos pasajes que el meter el Señor los dedos en los oídos del sordomudo, equivale a abrir la inteligencia del mismo mediante los dones del Espíritu Santo, para que escuche dócilmente.

¿Y qué significa el hecho de tocar el Salvador la lengua de aquel mudo con saliva? La saliva que sale de la boca del Redentor es para nosotros la sabiduría que recibimos mediante su divina palabra. En efecto, la saliva desciende de la cabeza a la boca. Así pues, cuando esta Sabiduría, que es el mismo Jesucristo, toca nuestra lengua, al punto se hace apta para el ministerio de la predicación. “Alzando Jesús los ojos al cielo, exhalo un suspiro”. No significa esto que tuviera necesidad de suspirar, aquel que podía dar por si lo mismo que pedía; hízolo para enseñarnos a acudir con gemidos a aquel que reina en los cielos, a fin de que se abran nuestros oídos por el don del Espíritu Santo, y nuestra lengua se haga expedita para la predicación mediante la saliva de su boca, o sea, la ciencia de la palabra divina.

Jesús dijo a continuación: “Epheta”; o lo que es lo mismo: Abríos; y al punto se le abrieron los oídos y se le soltó el impedimento de la lengua”. Hay que notar con esto, que si el Salvador dijo “Abríos”, fue porque los oídos de aquel sordo estaban cerrados. Mas a quien le abren los oídos del corazón para escuchar dócilmente, se le suelta también, sin duda alguna, por una consecuencia necesaria, el impedimento de la lengua, para ensenar a los demás a hacer el bien que el mismo practica. Con razón, pues, se añadió: “Y hablaba correctamente”. En efecto, habla como conviene, aquel cuya obediencia comienza por participar lo que su palabra recomienda que hagan los demás.

X Domingo después de Pentecostés

El fariseo y el publicano

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

II CLASE

Introito. Salm. 54,17-23,2-3.-

Yo llamo al Señor, y él oye mi voz; me libra de los que marchan contra mí; él, que reina desde toda la eternidad, los humilla. Pon tu suerte en las manos del Señor; él te sustentará.  Salmo.- Da oídos, Señor, a mis ruegos y no te escondas ante mis plegarias; atiéndeme y escúchame. V/ Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Colecta.-

Oh Dios!, que haces brillar sobre todo tu omnipotencia por el perdón y la clemencia, multiplica sobre nosotros tu gracia; para que, corriendo tras de tus promesas, nos hagas participar de los bienes celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo.

Epístola. I Cor. 12.2-11.-


Hermanos: Bien sabéis que cuando erais paganos, marchabais sin reflexionar tras de los ídolos mudos. Ahora, pues, yo os declaro: nadie que hable inspirado de Dios maldice de Jesús y nadie puede decir que Jesús es el Señor, sino por moción del Espíritu Santo. Hay, sí, diversidad de dones espirituales, mas es el mismo Espíritu; diversidad de ministerios, pero un solo Señor; diversidad de opera­ciones, mas el mismo Dios obra todo en todos. La manifestación del Espíritu se da a cada cual con miras al bien común. Así uno recibe del Espíritu una palabra de sabiduría; otro recibe del mismo Espíritu una palabra de ciencia; a éste le da el mismo Espíritu fe; al otro, el don de curación por el mismo Espíritu; a quién, el don de hacer milagros; a quién, la profecía; a éste, discreción de espíritus; a uno, diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretación. Mas todo esto lo obra el mismo y único Espíritu, repartiéndolo a cada cual según le place.


Gradual. Salm. 16.8,2, Guárdame, Señor, como a la niña de tus ojos: al abrigo de tus alas ampárame. V/ Tu boca falle en mi favor y vean tus ojos mi rectitud.


Aleluya. Salm. 64.2.- Aleluya, aleluya. V/ A ti, ioh Dios!, se deben himnos de alabanza en Sión, y a ti se ofrecerán votos en Jerusalén. Aleluya.


Evangelio. Luc.18.9-14.-

En aquel tiempo: Dijo Jesús a ciertos hombres que presumían de justos y despreciaban a los demás esta parábola: Dos hombres subieron al templo para orar, uno fariseo y otro publicano. El fariseo, en pie, oraba en su interior de esta manera: ¡Dios!, gracias te doy porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; o como este publicano. Ayuno dos veces por semana; pago los diezmos de cuanto poseo. El publicano, puesto allá lejos, ni se atrevía a levantar los ojos al cielo; se golpeaba el pecho diciendo: ¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador! Os digo que éste volvió justificado a su casa, mas no el otro; porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.


Ofertorio. Salm. 24.1-3.-

A ti, Señor, levanto mi espíritu; en ti, Dios mío, busco mi refugio, no quede avergonzado, ni se burlen de mí mis enemigos; nadie que espere en ti será con­fundido.


Secreta.-

A ti, Señor, se debe rendir el tributo de estos sacrificios; tu eres también el que nos permites ofrecerlos en tu honor y también para nuestra propia curación, Por nuestro Señor.


Prefacio de la Santísima Trinidad.-

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Arcángeles, los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz. Santo…


Comunión. Salm. 50.21.-

Aceptarás, Señor, los sacrificios santos, el holocausto y la oblación perfecta sobre tu altar.


Poscomunión.-

Te rogamos, Señor y Dios nuestro, no prives de tus auxilios a los que te dignas, be­nigno, reparar con tus divinos sacramentos. Por nuestro.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

Dominica Decima Post Pentecosten

II Classis

Introitus: Ps. liv: 17, 18, 20, et 22

Cum clamárem ad Dóminum, exaudívit vocem meam, ab his, qui appropínquant mihi: et humiliávit eos qui est ante sǽcula, et manet in ætérnum: jacta cogitátum tuum in Dómino, et ipse te enútriet. [Ps. ibid., 2] Exaudi, Deus, oratiónem meam, et ne despéxeris deprecatiónem meam: inténde mihi, et exáudi me. Glória Patri. Cum clamárem.

Oratio:

Deus, qui omnipoténtiam tuam parcéndo máxime et miserándo maniféstas: multíplica super nos misericórdiam tuam; ut ad tua promíssa curréntes, cæléstium bonórum fácias esse consórtes Per Dóminum.

1 ad Cor. xii: 2-11

Lectio Epistolæ beati Pauli Apostoli ad Corinthios.

Fratres: Scitis quóniam cum gentes essétis, ad simulácra muta prout ducebámini eúntes. Ideo notum vobis fácio, quod nemo in Spíritu Dei loquens, dicit anathema Iesu. Et nemo potest dicere, Dóminus Iesus, nisi in Spíritu Sancto. Divisiónes vero gratiárum sunt, idem autem Spíritus. Et divisiónes ministratiónum sunt, idem autem Dóminus. Et divisiónes operatiónum sunt, idem vero Deus, qui operátur ómnia in ómnibus. Unicuíque autem datur manifestátio Spíritus ad utilitátem. Alii quidem per Spíritum datur sermo sapiéntiæ: álii autem sermo sciéntiæ secúndum eúndem Spíritum: álteri fides in eódem Spíritu: álii grátia sanitátum in uno Spíritu: álii operátio virtútum, álii prophetía, álii discrétio spírituum, álii génera linguárum, álii interpretátio sermónum. Hæc autem ómnia operátur unus atque idem Spíritus, dívidens síngulis prout vult.

Graduale Ps. xvi: 8 et 2

Custódi me, Dómine, ut pupíllam óculi: sub umbra alárum tuárum prótege me. V. De vultu tuo judícium meum pródeat: óculi tui vídeant æquitátem.

Allelúja, allelúja. [Ps. lxiv: 2] Te decet hymnus, Deus, in Sion: et tibi reddétur votum in Jerúsalem. Allelúja.

Luc. xviii: 9-14

+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam. 

In illo tempore: Dixit Jesus ad quosdam, qui in se confidébant tamquam iusti, et aspernabántur céteros parábolam istam: Duo hómines ascendérunt in templum ut orárent: unus Pharisǽus et alter publicánus. Pharisǽus stans, hæc apud se orábat: «Deus, grátias ago tibi, quia non sum sicut céteri hóminum: raptóres, injústi, adúlteri, velut étiam hic publicánus. Jejúno bis in sábbato, décimas do ómnium quæ possídeo.» Et publicánus a longe stans nolébat nec óculos ad cælum leváre, sed percutiébat pectus suum, dicens: «Deus propítius esto mihi peccatóri.» Dico vobis: descéndit hic iustificátus in domum suam ab illo: quia omnis qui se exáltat, humiliábitur: et qui se humíliat exaltábitur.

Offertorium: Ps. xxiv: 1-3.

Ad te, Dómine, levávi ánimam meam: Deus meus, in te confído, non erubéscam: neque irrídeant me inimíci mei: étenim univérsi, qui te exspéctant, non confundéntur.

Secreta:

Tibi, Dómine, sacrifícia dicáta reddántur: quæ sic ad honórem nóminis tui deferénda tribuísti, ut éadem remédia fieri nostra præstáres. Per Dóminum.

Præfátio de Sanctíssima Trinitáte

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus:

Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

Communio: Ps. l: 21

Acceptábis sacrifícium justítiæ, oblatiónes, et holocáusta, super altáre tuum, Dómine.

Postcommunio:

Quǽsumus, Dómine Deus noster: ut quos divínis reparáre non désinis sacraméntis, tuis non destítuas benígnus auxíllis. Per Dóminum.

Homilía de San Agustín Obispo

Sermón 36 sobre las Palabras del Señor

¿Podía el fariseo haberse contentado con decir “Yo no soy como muchos hombres». Mas con estas palabras: “Como los demás hombres”, .no se refiere a todos, excepto a si mismo? Pero he ahí un publicano; ¡buena ocasión, semejante vecindad, para engreirse  todavía mas y mas! Y efectivamente, el fariseo añade: “No soy tampoco como este publicano”. Como si dijera: Yo soy un hombre aparte; este es un hombre como los demás. Yo me distingo de este hombre en virtud de mis propios meritos, gracias a lo cuales no soy un malvado.

Ayuno dos veces a la semana: pago los diezmos de cuanto poseo”. En estas palabras buscaríamos en vano lo que pide a Dios. Habiendo subido al templo a orar, en vez de pedir algo a Dios hace su propia apología. Y como si no fuera bastante alabarse a si mismo en vez de regar a Dios, insulta además al que esta rogando. “El publicano, por el contrario, se mantenía apartado”, y, no obstante, estaba cerca de Dios. El conocimiento de su conciencia le repelía, mas su piedad le aproximaba. Manteníase apartado, pero el Señor le contemplaba de cerca.

Porque siendo el Señor altísimo, pone los ojos en las criaturas humildes”. En cuanto a los que se elevan, como lo hacia aquel fariseo, conócelos de lejos. Dios mira de lejos a los soberbios, mas no los perdona. Considera de nuevo la humildad del publicano; no le basta permanecer apartado; sino que ni siquiera sus ojos osaba levantar al cielo; para atraerse las miradas del Señor, no se atrevía a mirarle; su conciencia lo amilanaba, pero la esperanza lo alentaba. Escucha todavía: “ Se daba golpes en el pecho” ; el mismo se castigaba; por eso el Señor perdono a aquel hombre que confesaba su miseria. “Golpeaba su pecho, diciendo: Dios mío, ten misericordia de mi que !soy un pecador” . He ahí un hombre que ora. .Por que asombrarte de que Dios le perdone, cuando el mismo se confiesa pecador?

Propio del día 15 de agosto

La Asunción de la Virgen María

TEXTOS DE LA MISA EN ESPAÑOL

INTROITO  Ap. 12, 1

Un gran prodigio apareció en el cielo: Una mujer vestida de sol, y la luna debajo de sus pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas. V/. Cantad al Señor un cántico nuevo: porque ha hecho maravillas. V/.Gloria al Padre.

COLECTA

OH DIOS todopoderoso y eterno, que llevaste a la gloria celestial a la Inmaculada Virgen María, la Madre de tu Hijo: te suplicamos, nos concedas que, siempre atentos a las cosas del cielo, merezcamos ser participantes de su gloria. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo.

EPISTOLA  Judith 13, 22-25; 15, 10.

LECTURA DEL LIBRO DE JUDIT.

El Señor te ha bendecido con su poder; pues por ti ha aniquilado a nuestros enemigos. Bendita eres del Señor Dios excelso tú, oh hija, sobre todas las mujeres de la tierra. Bendito sea el Señor, creador del cielo y la tierra, que dirigió tu mano para cortar la cabeza del príncipe de nuestros enemigos; pues ha hecho hoy tan célebre tu nombre, que no se alejará tu alabanza de labios de los hombres que recordaren por siempre los prodigios del Señor; pues no temiste exponer tu vida por tu pueblo, viendo las angustias y tribulación de tu linaje, sino que evitaste su ruina en la presencia de nuestro Dios. Tú eres la gloria de Jerusalén, tú la alegría de Israel, tú el honor de nuestro pueblo.

GRADUALE Sal 44, 11-12 et 14.

Escucha, hija, y mira, y presta oídos, y el rey se prendará de tu hermosura. V/.La hija del Rey entra toda agraciada, brocados de oro son sus vestidos.

ALELUYA. ALELUYA. V/. María ha sido llevada al cielo; y de ello se alegra el ejército de los Ángeles. Aleluya.

EVANGELIO  Luc.  1, 41-50

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

En aquel tiempo, quedó Isabel llena del Espíritu Santo, y exclamando en alta voz, dijo: ¡Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre! Y ¿de dónde a mí tanto bien que venga la Madre de mi Señor a mí? Pues lo mismo fue llegar la voz de tu saludo a mis oídos, que dar saltos de júbilo la criatura en mi seno. Y bienaventurada tú que has creído, porque se cumplirán las cosas que se te han dicho de parte del Señor. Y dijo María: Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu salta de gozo al pensar en Dios, Salvador mío; porque miró la bajeza de su esclava, he aquí que desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones. Porque ha hecho en mí grandes maravillas el que es poderoso; y su nombre es santo, y su misericordia se extiende de generación en generación sobre los que le temen.

OFERTORIO Gen. 3,15.

Pondré enemistad entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la descendencia de ella.

SECRETA

Ascienda a Ti, Señor, la ofrenda de nuestra devoción, y, por  la intercesión de la Santísima Virgen María, transportada a los cielos, haz que nuestros corazones encendidos en el fuego de la caridad, se dirijan incesantemente a Ti. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PREFACIO DE LA VIRGEN

EN VERDAD es digno y justo, equitativo y saludable que en todo tiempo y lugar demos gracias, Señor Santo, Padre omnipotente, Dios eterno y alabarte y bendecirte y glorificarte en la Asunción de la bienaventurada siempre Virgen María que concibió a tu Unigénito Hijo por obra del Espíritu Santo y permaneciendo intacta la gloria de su virginidad dio al mundo la luz eterna, Jesucristo Nuestro Señor. Por quien los Ángeles alaban a tu majestad, las dominaciones la adoran, tiemblan las potestades, los cielos y las virtudes de los cielos,  y los bienaventurados serafines la celebran con igual júbilo. Te rogamos que con sus alabanzas recibas también las nuestras cuando te decimos con humilde confesión.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN    Luc. 1, 48-49

Todas las generaciones me llamarán bienaventurada porque ha hecho en mí grandes maravillas el todopoderoso.

ORACIÓN POSTCOMUNIÓN

Habiendo recibido, Señor, los sacramentos saludables, haz, te rogamos, que, por los méritos e intercesión de la bienaventurada Virgen María, asunta al cielo, seamos llevados a la gloria de la resurrección. Por Nuestro Señor Jesucristo.

TEXTOS DE LA MISA EN LATÍN

INTROITO  Ap. 12, 1

Signum magnum appáruit in cœlo: múlier amícta sole, et luna sub pédibus ejus, et in capite ejus coróna stellárum duódecim. V/. Cantáte Dómino cánticum novum: quia mirabília fecit. V/. Glória Patri.

COLECTA

Omnípotens sempitérne Deus, qui immaculátam Vírginem Maríam, Fílii tui genetrícem, córpore et ánima ad cæléstem glóriam assumpsísti, concéde, quǽsumus, ut, ad supérna semper inténti, ipsíus glóriæ mereámur esse consórtes. Per Dóminum.

EPISTOLA  Judith 13, 22-25; 15, 10.

LÉCTIO LIBRI JUDITH.

Benedíxit te Dóminus in virtúte sua quia per te ad nihilum redégit inimícos nostros. Benedícta es tu, fília, a Dómino Deo excélso, præ ómnibus muliéribus super terram. Benedíctus Dóminus qui creávit cælum et terram, qui te diréxit in vúlnera cápitis príncipis inimicórum nostrórum; quia hódie nomen tuum ita magnificávit, ut non recédat laus tua de ore hóminum, qui mémores fúerint virtútis Dómini in ætérnum, pro quibus non pepercísti ánimæ tuæ propter angústias et tribulatiónem géneris tui sed subvenísti ruínæ ante conspéctum Dei nostri. Tu glória Jerúsalem, tu lætítia Israël, tu honorificéntia pópuli nostri.

GRADUALE Sal 44, 11-12 et 14.

Audi fília, et vide, et inclína aurem tuam et concupíscet rex pulchritúdinem tuam. V/. Tota decóra ingréditur fília regis, textúræ áureæ sunt amíctus ejus.

ALLELÚIA,ALLELUIA.V/.Assúmpta est María in cœlum: gaudet exércitus Angelórum.  Allelúja.

EVANGELIO  Luc.  1, 41-50

SEQUENTIA SANCTI EVANGELII SECUNDUM LUCAM

In illo témpore: Repleta est Spíritu Sancto Elíabeth et exclamávit voce magna, et dixit: «Benedícta tu inter mulíeres et benedíctus fructus ventris tui. Et unde hoc mihi ut véniat mater Dómini mei ad me? Ecce enim ut facta est vox salutatiónis tuæ in áuribus meis exultávit in gáudio infans in útero meo. Et beáta, quæ credidísti, quóniam perficiéntur ea quæ dicta sunt tibi a Dómino.» Et ait María: «Magníficat ánima mea Dóminum; et exultávit spíritus meus in Deo salutári meo; quia respéxit humilitátem ancíllæ suæ, ecce enim ex hoc beátam me dicent omnes generatiónes. Quia fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen ejus, et misericórdia ejus a progénie in progénies timéntibus eum.»

OFERTORIO Gen. 3,15.

Inimicítias ponam inter te et Mulíerem, et semen tuum et Semen illíus.

SECRETA

Ascéndat ad te, Dómine, nostræ devotiónis oblátio, et, Beatíssima Vírgine María in cælum assúmpta intercedénte, corda nostra, caritátis igne succénsa, ad te júgiter adspírent. Per Dóminum.

PREFACIO DE LA VIRGEN

VERE DIGNUM et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Et te in Assumptióne beátæ Maríæ semper Vírginis collaudáre, benedícere, et predicáre. Quæ et Unigénitum tuum Sancti Spíritus obumbratióne concépit: et virginitátis glória permanénte lumen ætérnum mundo effúdit, Jesum Christum Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cæli cælorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant.Cum quibus et nostras voces, ut admítti júbeas deprecámur, súpplici confessióne dicéntes

ANTÍFONA DE COMUNIÓN    Luc. 1, 48-49

Beátam me dicent omnes generatiónes, quia fecit mihi magna qui potens est.

ORACIÓN POSTCOMUNIÓN

Sumptis, Dómine, salutáribus sacraméntis, da quǽsumus, ut, méritis et intercessióne Beátæ Vírginis Maríæ in cælum assúmptæ, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per Dóminum.